Video Relato

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No se puede ser más put

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La historia que a continuación les voy a contar es totalmente cierta. Por suerte (otros dirían que por desgracia) yo no soy el protagonista de este increíble relato. Se trata de cuernos, bueno, para ser exactos, de un cornudo y su pareja, Maite, una vieja amiga mía, de esas que no abundan, con la cual además de mantener relaciones sexuales esporádicas, me relata todo cuanto puede incluyendo el más mínimo detalle de la cornamenta que, desde hace años, hace soportar a su "pobre" novio. Pese a todo ella me confiesa siempre que está completamente enamorada, y que no lo dejaría por nada del mundo. Algo que a mí sinceramente me sorprende, más aún sabiendo como le gusta humillarlo con todos sus amantes, no sólo conmigo.

Maite no es ninguna modelo, pero tiene su encanto. Es bastante delgada, pero bien proporcionada, pechos pequeños pero firmes, morena, bastante alta, y muy, muy viciosa. Yo la conozco del trabajo, que no voy a decir cual es para no dar más pistas, pero en los muchos ratos que pasé con ella, tanto en el trabajo como en la cama, llegué a enterarme de su historia con su pareja, que llamaremos Alex y por respeto no mencionaremos su nombre… Le llamaba de todo, desde cornudo, tonto, gilipollas, impotente, y toda una suerte de frescas que daban una imagen poco masculina de él. Aun así, como ya he dicho antes, me contaba Maite que así era perfecto, ya que la dejaba plena libertad para hacer cuanto quería, sin sospechas, sin celos, lo que para ella era bastante cómodo, aunque en muchos casos se convirtiera en una evidencia, ella siempre lograba darle la vuelta de tal forma para que él tuviera que ir llorando y suplicando que no le dejase. Vamos, que lo tenía en la palma de su mano, y hacía todo lo que quería con él, y este aceptaba sin más, sin querer ver la realidad, totalmente entregado a su amor por Maite.

Pues bien, de todos los relatos que llegó a contarme, he creído conveniente dejaros constancia de uno, para que os hagáis una idea de cómo puede llegar a ser una mujer, cuando tiene a su pareja totalmente a su merced.

A Maite le encanta salir de fiesta cada fin de semana. Normalmente lo hace con amigas, bueno, tampoco tiene muchas, más bien con una amiga, que viene a ser un clon de ella, ya sabéis lo que se dice "dios los cría y ellas se juntan"… pues eso. Podéis imaginar, viviendo su amiga sola, como pasan los fines de semana, salir de fiesta es salir a cazar según ella, y no hay día que no salga sin cazar "un buen ejemplar" como ella dice. Luego llega el Domingo a casa donde Alex le espera con los brazos abiertos, mientras esta le relata cómo ha pasado la noche sacándose los moscones de encima y como ha dormido tranquilamente en casa de su amiga. Ningún reproche, faltaría más.

Un Sábado por la noche, decidió Maite salir con su novio, ya que su amiga se encontraba de vacaciones en el pueblo de sus padres. Para ella resultaría algo más difícil cazar, lógicamente, pero esto no iba a ser un impedimento. Fueron a cenar, una copiosa cena acompañada de su correspondiente vino, hizo subir más si cabe la ya enorme calentura física y mental de Maite.

-Paga la cuenta que voy al baño cariño, ¿te apetece ir al Dancen esta noche? –espetó Maite.

-Por supuesto mi amor, donde quieras –respondió Alex.

El "Dancen" era un antro bastante de moda. Situado cerca del Puerto, dónde se reunían todo tipo de nacionalidades así como gente de todas las edades, que Maite conocía bastante bien, y que esperaba ir "a pasarlo bien" e interiormente buscar algún ejemplar, y montárselo de tal forma que Alex no se enterara de nada. No iba a ser muy difícil.

Maite pese a ser como era, ese día no iba en exceso provocadora. Llevaba un vestido que le llegaba un poco por encima de la rodilla, de flores medio rosa, medio verde, y unos zapatos de punta que tanto le agradaban. Tampoco se maquilló mucho, pero aun así es una de estas chicas que ves un sábado por la noche, y te entran ganas de calzártela.

Pues bien, una vez dentro del local, Maite reconoció a un grupo de amigos conocidos suyos, le dijo a Alex que se esperara en la barra pidiéndole una copa, Licor 43 con cola, que ella siempre bebía, mientras iba a saludar viejos amigos, como ella decía.

Realmente del grupo que fue a saludar, de unos siete tíos, solo conocía a dos. Uno , Rafa, con el que ya había tenido algún roce la semana anterior, y el otro, Miguel, que había tenido igual roce con su amiga. Esta vez venían acompañados. A saber, los dos ya conocidos, estaban acompañados por tres chicos más, de unos 19 o 20 años, todos ellos skinheads, y dos marroquíes bastante grandotes. Uno de ellos me contó Maite que debía medir casi dos metros. Bastante feos y desagradables. Por lo que parecía Rafa no había perdido el tiempo y había relatado con el más minucioso detalle la experiencia vivida la semana anterior con Maite, que notó las miradas lascivas de los allí presentes, además de algunos comentarios por bajo del tipo: mira, la cerda ya está aquí buscando más polla, vaya cara de putorra que gasta, y lindezas del estilo.

-Oye Maite –comentó Rafa- te apetece una rayita en el baño, la semana pasada te pusiste ciega…

-Joder, claro, pero es que está mi novio por aquí, así que tendrá que ser rápido, ¿vale? – contestó Maite.

Otro apunte decir que Maite no es una drogadicta, pero cuando sale, con unas copas de más, y le ofrecen algo de polvo blanco, se vuelve loca, ya que entonces si que desparecen cualquier rastro de tabú o impedimento que aun pueda tener.

Maite le digo a Rafa que en cinco minutos se encontrarían en la puerta del baño, y se fue en busca de novio, que había dejado en la barra pidiendo su copa, que a estas alturas ya debería haberse deshecho el hielo.

-Hola cariño –le dijo mientras le besaba efusivamente, y luego bebía del cubata- Voy a ir al baño que no me aguanto con tanto vino, pero hay mucha cola así que tardaré un rarito, así que no te me vayas ¿eh? Pídeme otra copa que esta sin hielo no la quiero Ah! Y ni se te ocurra mirar a otra! – le espetó con una mirada maliciosa mientras iniciaba su camino a los baños.

Una vez allí, se encontró con Rafa y este rápidamente le explicó que mejor estarían en un almacén de la discoteca, que tenia las llaves que le había dejado uno de seguridad del local, muy amigo suyo.

Una vez dentro del almacén, Rafa preparó dos rayas, una bastante grande para Maite que esnifó sin ningún problema. Acto seguido Maite se lanzo a buscar la boca de Rafa, aunque este se apartó al poco.

-Los besitos dáselos a tu novio, no tenemos mucho tiempo así que mejor cómemela, que estoy que exploto.

Maite no perdió un segundo, de rodillas se puso, le desabrochó con impaciencia y no hubo ni precalentamiento ni nada, tal y como la sacó del pantalón se la metió en la boca, y succiono de tal forma, con tanta avidez y desesperación, que al poco Rafa estaba corriéndose en la boca de Maite y esta tragando con devoción.

-Joder Maite como la chupas, es increíble, a tu novio se la comes igual?

-Ni de coña, se la habré comido dos veces desde que salimos juntos, y hace ya más de ocho años – contesto Maite sin ningún tapujo- Por cierto, me vas a invitar a alguna rayita más, no?

-Yo no tengo nada, pero si quieres le digo a Jadilh, así se llamaba el marroquí, que te invite, el tiene bastante…

Maite no le dejó terminar la frase

-Pues claro! Ya se lo estás diciendo, iré a beber algo y en diez minutos estoy aquí de nuevo, el que quiera mamada, que me invite a una raya.

Maite fue apresuradamente a ver a su novio, que seguía impasible esperando en la barra

-Oye Alex eres imbécil o que? No te dije que me pidieras una copa!

-Si cariño, pero preferí esperar a que llegaras para que no se te volviera a deshacer el hielo… -contesto Alex sumisamente-

Maite se acerco a Alex y le besó tiernamente, pasándole todos los fluidos que Rafa había depositado anteriormente en su boca.

-Vale, pues me voy a ir otra vez al baño, que no me encuentro nada bien, pídeme otra copa y cuando vuelva quiero bebérmela, como no sea así esta noche te quedas sin, ya sabes.

-Sí cariño, pero no me tardes –respondió Alex.

-Tardaré lo que me salga del coño, ¿pero tú que te crees, acaso piensas que soy tu esclava o qué?

- Lo siento cariño yo no quería…

-Tú espera aquí hasta que yo venga, y ni te muevas o hoy duermes en el sofá. Tu mismo.

Maite se fue disparada al almacén, que estaba cerrado, pero tras picar a la puerta se abrió, y allí estaban los dos marroquís. Las rayas estaban preparadas y Maite llegó, esnifó de nuevo, y sin mediar palabra, se puso de rodillas a chupar aquellas (según me contó ella) monstruosas pollas por turnos.

Uno se corrió en menos de dos minutos en la boca de Maite, que se lo comió todo como si de un buen postre se tratase. Y mientras se la mamaba al otro, el que se había corrido en su cara empezó a levantarle el vestido y a meterle los dedos por el coño y por el culo. Marta se sacó la polla de la boca y se negó en rotundo.

-Ya le dije a tu amigo que solo la chupo, nada de follar…

No terminó la frase cuando el tipo que le metía mano la ensarto de golpe, metiéndole el tremendo aparato hasta las entrañas, tal facilidad se debió probablemente a lo ya bien lubricada que iba la niña…

-Calla zorra, este chochito me lo voy a follar si o si (algo asi dijo el moro)

Y empezó el mete-saca, desde el principio, de forma salvaje, mientras ambos la insultaban, y Maite cada vez se dejaba ir más… Hubo cambio de posición, el moro al que se la chupaba empezó a follarle el culo pese al intento de negación de Maite, la polla de este entró con mas facilidad de la que al principio esperaba. El otro volvió a la boca, y ambos, mas o menos se corrieron al mismo tiempo, uno por segunda vez en la boca, y el otro dentro del culo, mientras lanzaba las últimas envestidas con fuerza y rabia, al grito de zorra, puta blanca, es lo que te gusta, es lo que te gusta…

Acabados se largaron de allí rápido, dejando a Maite vistiéndose y recordando a la vez que si tienen más coca, habrá más juerga, por lo que antes de que hubiera conseguido vestirse, se presentaron en el almacén los 4 amigos que quedaba, Miguel, que se había cepillado a su amiga la semana anterior, y que por lo visto la tenía tan grande como decía, y los tres skin-heads.

Aquí Maite ya no entro tanto en detalles, solo me dijo que todos se la follaron por todos los sitios, se corrieron en su boca, culo y coño, tantas veces como pudieron en un marco de 20 o 25 minutos, mientras le decían continuamente lo zorra y guarra que era. Todo esto siempre previo pago de su dosis, aunque a estas alturas Maite reconoció que iba tan ciega, que no sabía que tomaba y ya poco más efecto le hacia la droga de tanta que había tomado y de tanto alcohol. Antes de irse todos, mientras Maite se vestía, oyó comentar algo entre los tíos

-Menuda cerda, ni siquiera se ha dado cuenta de que le hemos dado polvos de talco…

Por lo visto estos últimos cuatro, viendo la situación, la tremenda ceguera de Maite, y como no tenían cocaína que ofrecerle, pero tampoco querían perder la oportunidad de disfrutar con tal elemento, le ofrecieron rayas de polvos de talco, que esta se metió con sumo gusto, ya sin diferenciar nada de lo tremendamente puesta que iba.

Pese a todo lo guarra que era Maite según parece la chica tiene sus principios, aquello le mosqueó bastante y decidió pagarlo con su novio.

Volvió a la barra donde él le esperaba, evidentemente sin copa, y hablando con una chica, que al parecer era amiga suya desde hace mucho tiempo. La cara de Maite hizo que Alex rápidamente despidiera a su amiga

-¿Que tal cariño? Has tardado mucho empecé a preocuparme y….

ZAS!!! Maite le soltó un guantazo delante de todo el mundo. Alex se sonrojó y le pidió perdón.

-¿Pero donde esta mi copa? O sea, que yo pasándolo mal en el baño, llego y te encuentro flirteando con una tía y ni siquiera has pedido mi copa? –espetó rabiosa Maite

-Lo siento carió, de verdad que yo…

ZASS! ZASS! Esta vez fueron dos, la gente de alrededor miró bastante sorprendida y Maite salió hacia afuera donde estaba el coche. Alex la siguió suplicándole por detrás que le perdonara, que él no sabía cuánto iba a tardar…

Una vez en el coche, Alex volvió a pedir perdón y se puso a llorar, suplicando que no le deje, que sabía que se había comportado mal… Maite sonreía cínicamente..

-Vale, te perdono, pero hoy duermes en el sofá. Y lo de salir conmigo de fiesta, se acabó, ya veo que no puedo confiar en ti…

Se besaron un buen rato y al llegar a casa, como ya era costumbre cuando Maite se enfadaba, Alex le comió el coño con devoción, mientras esta se corría por última vez en la noche, no por las lamidas de su novio, sino más bien por el recuerdo de una agradable noche…

Bueno, otro día ya contaré alguna historia más de esta chica, que ya me ha contado unas cuantas, y que quiero compartir con vosotros. Si alguien tiene alguna duda, o quiere contactar mi mail: Toni1980_@hotmail.com

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Todo asombroso