Video Relato

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Diario de una virgencita

Mi historia era real. Tenia casi 22 años y continuaba siendo virgen. Os preguntareis lo mismo que yo, por que?

Había recibido una fuerte educación religiosa. Mi madre y mi abuela se habían encargado de lavarme el cerebro desde bien pequeña, besar es malo, tocar es malo, follar es malo, todo impuro y sucio, si te toca un hombre apártate, pegale un bofetón. Que tiempos aquellos en los que la mujer se hacia respetar!

Estaba harta de oir todas aquellas cosas, me habían metido un miedo en el cuerpo inexplicable. Tenia miedo del sexo, de disfrutar, de desinhibirme, incluso me sentía culpable en ocasiones por masturbarme. Dios me observaba cuando me acariciaba el clítoris o me chupaba a mi misma las tetas. Es que acaso yo era una monja? Estaba metida en un convento? No! Por que diablos tenia que sentirme mal? Lo detestaba. El placer que me producía la masturbación chocaba con mis fundamentos religiosos.

Maldita sea.. si todo me lo hubieran explicado de una forma natural no habría pasado por tantos problemas!

No estaba obsesionada con el sexo pero era algo que me apetecía mucho probar, tanto tiempo contenida, parecía que una pequeña parte de mi quería explotar como un volcán adormecido, iba a hacerlo como una verdadera puta, como aquellas a las que me dedicaba a criticar. Mira esa cada fin de semana se folla a uno, será zorra… mientras, en mi fuero interno deseaba tener el atrevimiento y el descaro de aquellas calientapollas , tenia sed de lujuria, mucha.

Se acercaba mi cumpleaños, ya había llegado la estacion que mas me gustaba, el verano. Vacaciones, playita, relax, helados, terrazas, conversaciones al fresco…

En primavera ya había notado que se me dispararon las hormonas… tenia muchas ganas de hacerme pajas y cantidad de sueños eroticos. Una vez, follando con un hombre maduro en una discoteca, sintiendo toda la polla dentro de mi coño. Hmmm…oh repasaba las imágenes de mi sueño mentalmente al despertar, una y otra vez intentando retener algo de aquello que me encantaba.

Ya no podía aguantarlo mas, siempre que podía me metía en la web de TODORELATOS para saciar de alguna forma la curiosidad de mis instintos mas primarios. leer los textos eróticos de otras personas me ayudaba a recrear situaciones imaginarias en mi mente, las disfrutaba pero luego venia el problema…me ponía cachonda perdida y no tenia una polla de carne caliente que me follara. No tenia el valor para tirarme a un tio cualquiera sin confianza y mucho menos sin amor. Que podía hacer? muchas de mis amigas ya sabían lo que era follar, tenían sus relaciones estables y yo ya había esperado demasiado. ..

Pense que podria llamar a alguno de los chicos con los que había salido, no tuve un gran noviazgo con ninguno de ellos pero al menos tendria un minimo de confianza. Me sentiría segura y sin complejos.

Me costo decidirme pero al final llame al que me pareció mas indicado. Tenia 7 años mas que yo, ya se había follado a unas cuantas, tenia experiencia, tenia coche, tenia una casa disponible y lo mas guay de todo es que tenia una polla bien gorda. Lo sabia porque se la había tocado un par de veces. Me daba morbo pensar en aquella polla y en tenerlo encima mio follandome…

-Diga…?

- Soy yo, Mónica. Que tal te va todo?

-Como siempre, bien, trabajando. Y tu?

-Pues normal, te llamaba para preguntarte si te apetecería quedar .

-He alucinado cuando me he dado cuenta de que eras tu…

-Y eso por que?

-No se, creía que yo ya no te interesaba, te guste alguna vez?

-Claro. Si no me hubieras gustado no habría salido contigo. Otra cosa es que luego no congeniáramos. Oye tengo poco saldo en el móvil, quedamos o no?

-Vale. Cogeré el coche y quedaremos donde solíamos hacerlo.

-Ok. Hasta luego.

-Besos guapa.

Nos vimos por la noche, me puse mona. -Tengo que reconocer que estaba nerviosísima y en el fondo tenia dudas, estaba actuando bien? Quiero decir, después de tanto esperar a alguien de quien realmente me enamorara, valia la pena perder la virginidad ahora con alguien a quien no amaba? -Tampoco es que físicamente el chico fuese un portento pero estaba fuerte, me gustaban sus ojos verdes y tenia buen miembro. Por lo menos si no follaba estaba decidida a chuparle la polla como si fuese un dulce de caramelo. Queria experimentar. Eso era todo.

Mientras iba de camino hacia su coche, note como si mi cuerpo no respondiera ante las acciones que mandaba mi cerebro, sigue caminando… sigue… pero algo me impedía avanzar, no podía respirar, que cojones estaba haciendo? Me iba a obligar a mi misma a hacer algo que no quería hacer?

Seguí hacia delante, no podía girarme y dar media vuelta porque el ya me había visto desde la ventanilla de su coche... Me decidi y me metí dentro del vehículo.

Sergio me sonrió con mucho entusiasmo nada más entrar, se notaba que estaba feliz de verme otra vez. Me planto dos besos en las mejillas rápidamente. Yo estaba como un flan, casi tiritando. Le sonreí tímidamente y le dije que fuéramos a un sitio más intimo.

No hablamos de muchas cosas mientras ibamos hacia su casa. El silencio era un pelin incomodo, después de dos años casi sin vernos era como raro estar otra vez a su lado. Bueno me dijo que estaba muy sexy, eso si.

Me había puesto cómoda, llevaba unas sandalias fresquitas, una minifalda vaquera que dejaba al descubierto sin reservas mis piernas largas. Para arriba opte por una camiseta semitransparente de color amarillo claro, contrastaba con mi piel morena y además se me marcaban mucho las tetas.

Cuando nos metimos en el ascensor para subir a su piso se acerco a mi sigilosamente, me cogió por la cintura con sus manos, sentí que me rodeaban con decisión como si fueran las manos mas poderosas del universo. Me apretó contra el. No tenía intención de dejarme escapar, estaba claro.

Yo estaba a punto de que me diera un ataque. Otra vez me volvió a invadir el temor, de verdad quería hacer aquello? Quería perder mi virginidad con Sergio? Me arrepentiría después toda mi vida? Me sentiría sucia? Todos aquellos pensamientos amartillaban dentro de mi mente, no me dejaban pensar con claridad.

Sergio me metió la mano por debajo de la minifalda y empezó a acariciarme las nalgas. Llegamos a la planta donde estaba su casa. Se abrió el ascensor. Todo paso en un corto espacio de tiempo a pesar de que a mi se me hizo eterno. Me cogió de la mano y me llevo hasta la puerta de la vivienda.

Ya dentro, me llevo directa al sofá, el se sento primero y luego yo encima de sus rodillas. Sergio empezó a acariciar mi pelo con la mano mientras me daba pequeños besitos por el cuello y la cara. La verdad es que logre tranquilizarme, eran besos muy dulces y notaba que el sentía algo bonito por mi.

Me deje caer y me recosté en su hombro, estaba muy a gusto, sentía su calorcito corporal y era como un bálsamo. Era obvio que pareciera como una niña pequeña, no tenia iniciativa, no estaba acostumbrada a dar el primer paso y él eso lo sabía. Debía de darle morbo.

(CONTINUARÁ…)

Paolita una novia impaciente

PAOLITA UNA NOVIA IMPACIENTE

Estoy escribiendo después de varios meses para continuar narrándote mi vida. Durante este tiempo me han pasado muchas cosas y espero contártelas en mis próximas entregas.

Como recordarás en el verano de 2006 tuve la suerte de tener entre mis brazos a Danielita, una preciosa vecinita con la que había hecho amistad y que tuvo la exquisita idea de regalarme su virginidad vaginal y también la anal; sin embargo, eso provocó que su madre me denunciase de seducción y terminé pasando algunos días en la cárcel; pero, afortunadamente pude salir libre del lío; sin embargo, el escándalo no pudo evitarse y los medios de información y las "brujas" de mis vecinas dijeron de mí lo cierto y lo falso exagerando hasta lo inimaginable.

Por ello, cuando quedé libre tenía la sospecha de que ningún padre en su sano juicio matricularía a sus hijos en mi colegio; además, temí que Angélica, mi esposa, con quien ya nos encontrábamos separados seguramente aceleraría los trámites de nuestro divorcio. Pero, la diosa fortuna, quien siempre me sonríe, esta vez tampoco me abandono.

El día que me reintegré a mis labores recibí con sorpresa el informe de que el índice de alumnos matriculados había superado las metas previstas. ¿Qué había pasado? Al parecer los padres no estaban enojados conmigo y por el contrario me veían con cierto admiración por haberme llevado a la cama a una muchachita tan rica como Danielita y por haberla "complacido" tan bien que la chica se había revelado inclusive contra su familia por defenderme; por otro lado, las madres –a pesar de haberme criticado, juzgado y hasta condenado- me miraban con cierto morbo; ya que en el escándalo se había especulado mucho sobre mis… digamos "DOTES amatorias".

La noticia me resultó sumamente grata y no pude menos que recuperar mi sonrisa. Más aún cuando al inaugurar el año escolar vi entrar a mi Angélica de la mano de mis dos hijos en un claro indicio por acercarse a mí. Entonces noté que aún la amaba, que lucía espléndida y que estaba más hermosa cada día. Sin embargo, el destino nos tendría otros planes reservados.

Pasaron los días y después del primer mes de clases, María, nuestra profesora del Nivel Inicial en los últimos tres años renunció a su puesto por razones familiares y eso provocó el malestar entre nuestros padres clientes; pero, Angélica, con su innato carisma nos ayudó a calmarlos. Primero, porque se hizo cargo del aula y segundo porque se ofreció a buscar a una Maestra sustituta.

Si su solución fue excelente; su elección de la nueva Maestra lo fue mucho más, pues, la profesora que contrató estaba buenísima, simplemente deliciosa. Una linda criatura de nombre Paola. Su edad 22 años y sus atributos físicos y profesionales eran de primera calidad a pesar de ser recién egresada.

Al conocerla no pude evitar admirar su esbeltez y la frescura propia de su juventud y ese aire intelectual tras el que creí advertir una sensualidad escondida. Sospecha que poco después comprobé.

Desde los primeros días descubrí su escrupulosa puntualidad y eso nos permitió desarrollar un cierto nivel de confianza; ya que como ambos llegábamos temprano siempre acabábamos conversando. Por supuesto, que al comienzo sólo tratábamos temas laborales; pero, poco a poco nos fuimos confesando y acabamos por tratar asuntos personales.

Así fue como me enteró que tenía un enamorado llamado Juan con el que sostenía un romance desde que ella estaba en secundaria; pero, con el que hasta ese momento no se había acostado. Por supuesto que no por decisión suya; sino, más bien porque él así lo quería. Al parecer Juan era parte de un grupo parroquial y creía que la virginidad debía conservarse hasta el día del matrimonio. La idea de Juan era muy buena, digna de un gran y sonoro aplauso y también digna de imitar; pero, había olvidado algo muy importante: las necesidades y apetencias de su chica, que al igual que la gran mayoría de jovencitas, hoy en día han sincerado su sexualidad y ya dejaron en el pasado la represión de antaño y ahora quieren disfrutar del sexo con la misma libertad con la que siempre lo hemos hecho nosotros. Por lo menos ese es mi punto de vista y así se lo hice saber.

Paola fue demostrándome poco a poco que sus ganas por disfrutar del sexo eran cada vez más urgentes y que por lo visto yo estaba en sus planes. Podía notarlo cada vez que caminaba alejándose de mí mientras bamboleaba sus preciosas caderas de un lado para el otro, cada vez que nuestros ojos se encontraban y dejaba caer sus párpados con suavidad, cada vez que jugueteaba con sus cabellos con esa innata coquetería suya y más aun porque cada vez que conversábamos los temas que tratábamos siempre terminaban en confesiones íntimas y calientes mas de parte suya que mías.

Por entonces no comprendía a que se debía que se hubiese fijado en mí; pero, más adelante ella misma me confesaría que más de una de las madres de sus alumnos le habían contado que durante el escándalo con Daniela se había dicho que mis "capacidades amatorias" eran poco más de lo convencional y que eso sumado a la manera en que yo le hablaba le había despertado el morbo con hacerlo conmigo; pero, que finalmente el destino jugó un papel preponderante.

Como ya te había mencionado nuestra cercanía se fue desarrollando a raíz de que empezamos a llegar temprano; pero, se fue fortaleciendo con detalles como por ejemplo, lo que ocurrió el viernes 28 de abril.

Ese día teníamos un almuerzo por el Día del Trabajador, que se celebraría lunes 01 de mayo y hasta entonces yo dudaba en si realmente yo le gustaría a Paola o sólo era mi equivocada percepción; pero, cuando durante la reunión Paola no dejaba de mirarme a pesar de que Angélica estaba presente y cuando se atrevió a acariciarme el cabello disimuladamente en el momento en el que me ofrecía un bocadillo; confirmé mis sospechas: Realmente Paola se sentía atraída por mí y yo no dejaría pasar esa deliciosa oportunidad de llevarme a la cama a esa rica muchachita.

Lamentablemente Angélica también lo notó y no tardó en demostrar sus celos vertiéndole un vaso de gaseosa en la falda al tiempo en que le decía "Ay, disculpa Paolita; pero, así se te bajará un poco el CALOR que al parecer tienes".

Después de éste incidente Angélica se marchó aprovechando que ya todos empezaban a despedirse; mientras que Paola salía al baño para limpiarse un poco. Yo me sentí un poco incómodo frente a los pocos que quedaban; así que dejé la sala de reuniones y me encerré en mi oficina de Director esperando que todos se marchasen.

Pasados algunos minutos salí y subí a mi auto con la idea de dar unas vueltas; pero, al hacerlo me di con la sorpresa de que Paola estaba a unos metros esperando un taxi. No dudé en acercármele y ofrecerme a llevarla y ella aceptó.

Al subir noté la humedad de su falda y no pude menos que comentárselo:

Tu… falda está húmeda –y ella sacudiéndola un poco dijo:

Sí, y está fría.

Uy, pobrecita.

Ni se crea don Martín aún sigo calentita (esta en alusión al comentario de Angélica), ambos reímos de su ocurrencia y continuamos la marcha.

En el camino no pude evitar verle las piernas hasta la altura de sus rodillas y así comprobé lo bien torneadas que las tenía.

Pasados algunos días, el viernes 12 de mayo, como de costumbre en la escuela teníamos la actuación en homenaje a las Madres y todo transcurría con normalidad hasta que de repente noté que Paola estaba un tanto intranquila; así que, cuando terminó todo fui a buscarla y me la encontré con un mozalbete de menos de 30 años correctamente vestido y al que me lo presentó como Juan. No como su novio; sino, simplemente como "Juan". Por supuesto que no iba a quedarme con la duda; así que al tiempo de darle la mano se lo aclaré:

Entonces, tú debes ser el famoso novio de Paolita. – al muchachito se le dibujo una amplia sonrisa y asintió-

Así es señor.

Después de los saludos de cortesía los dejé solos; pero, me dejaron la impresión de que las cosas no andaban del todo bien entre ellos; sin embargo, ese no era mi asunto y decidí alejarme de Paola, inclusive opté llegar temprano y encerrarme en el despacho.

Todo iba según mis planes hasta que llegó el jueves 25 de mayo, Día de los Jardines de Infancia, y Paola había organizado por la ocasión un Festival de Comidas Peruanas. El evento fue todo un éxito. Paola se lució con la organización y el desarrollo de la actividad; pero, yo me mantuve a distancia para alegría de Angélica.

Terminado todo regresé a mi despacho y, una vez que Angélica se había marchado, mi secretaria me avisó que la Profesora Paola me buscaba:

mmmmm me siento como una gata que atrapó a su ratón –empezó diciendo-.

¿Así…? pues, ten cuidado, no sea que el ratón acabe comiéndose a la gatita. –ambos reímos y continuamos.

Paola había reservado para mí una porción de Juane de Pollo y no perdió la oportunidad para darme la primera cucharada en la boca; mientras me miraba muy de cerca a los ojos. Yo deglutí rápidamente el bocado, me acerqué a ella y probé por primera vez la frescura de sus delgados labios.

Nuestro beso se prolongo unos minutos más aún después de que me puse de pié y la cogí por el talle. Paola no tardó en colgarse de mi cuello y fue entreabriéndome sus labios como respuesta a la intromisión de mi lengua hasta dejar que ésta hurgase en su boquita. Al principio Paola se mostró un poco inexperta; pero, luego fue soltándose y acabó correspondiendo a mi pasión.

Aquella mañana mi linda Paola había lucido el buzo de la escuela (que por cierto le quedaba precioso); así que no me fue difícil meter mis manos en su pantalón de elástico hasta alcanzar sus apretadas nalguitas cubiertas parcialmente por la tela de su tankini (que es un calzón pequeño muy famoso entre las jovencitas del Perú).

Al principio Paola reaccionó asustada e hizo el intento de zafarse; pero, yo intensifiqué mis besos y me aferré a sus nalgas y acabó por dejarse llevar por el placer; y, vaya si lo disfrutó, pues, empezó a menearme la cola y jadear con gran placer que tuve que soltarla para que se calmase.

La verdad que no me extrañó, pues, cuando a una muchacha se le reprime sexualmente acaba por "desbocarse" en cuanto se le presenta la oportunidad. Por ello, es que me reclamó:

¡Don Martín, no puede dejarme así!

Por supuesto que no Paolita; pero, aquí no podemos seguir.

Recogí mi saco y tomándola por el brazo la conduje hasta mi auto sin decir nada aprovechando que la secretaria no estaba en su escritorio.

Cuando subimos al auto noté que las mejillas de Paola estaban encendidas y pensé para mis adentros "Pobre palomita; pero, ya es hora de que te de tu alpiste".

Iniciamos la marcha y ella iba muy nerviosa. A mitad de camino tomé su mano y comprobé que las tenía heladas.

¿Te sientes nerviosa?

Si, un poco.

¿Quieres continuar?

Si, don Martín… quiero hacerlo.

Sin más comentarios continuamos la marcha y empecé a sentir que mi falo se erguía amenazante de tan sólo pensar en que en apenas unos minutos estaría atravesando nuevamente a una joven virgen, que en unos pocos instantes estaría rompiendo el himen de otra linda chica y que esa misma tarde lo tendría enrojecido y manchado gracias a la virginidad de Paolita.

Al poco rato estábamos en mi casa y gracias a la presencia de mi viejo jardinero José, quien muy solícito la saludó mientras cultivaba algunas rosas; Paola aceleró la marcha y pronto estuvimos dentro de la casa, aunque noté su nerviosismo al verla como apretaba con su mano la correa de la cartera.

No podía correr riesgos así que acercándome a ella, a pocos centímetros de la puerta de entrada, empecé a besarla mientras que con mi mano acariciaba su espalda y con cierta presión obligaba a sus pechos a apretarse a mi cuerpo procurando que sintiese mi calor.

No tarde en calentarla nuevamente y cuando la sentí a punto la cargué en mis brazos y sin dejar de besarla la conduje hasta mi alcoba, subiendo por las escaleras, en donde terminaría con su doncellez.

Cuando estuvimos allí la bajé en medio de mi recámara y ella rompió el silencio diciéndome:

Creo que me daré un duchazo –entonces, sin dejar de mirarla a los ojos; me quité el saco, desaté mi corbata y caminando hasta ella cogí su rostro entre mis manos y le respondí:

Tu duchazo… puede esperar…; pero, yo… no…

Claro que en cada intervalo iba dándole besos cortos y al terminar de hablar mi beso se prolongó.

Paola a esas alturas estaba a mi merced, yo sabían que aún sentía ciertas dudas; por ello, en todo momento procuré demostrarle que yo tenía el control de la situación.

Mis besos fueron intensificándose y no tarde en dejar que mi lengua explorase su boquita por segunda vez en esa tarde. Eso volvió a enloquecerla igual o más que cuando estábamos en mi oficina; pero, esta vez yo no estaba dispuesto a retroceder; así que, aprovechando su excitación levanté su polera por los bordes y dejé su torso cubierto tan sólo por su apretado sujetador por el que se desbordaban sus preciosas tetas.

Ante tal maravilla empecé a besar y lamer su cuello saltando de rato en rato a sus orejitas mientras con una de mis manos acariciaba sus senitos. Esta maniobra me permitió descubrir que esos eran algunos de sus puntos de excitación. Por ello, es que luego de aprovecharlos convenientemente empecé a descender haciendo zigzagueos con mi lengua; partiendo desde su cuello, pasando entre sus dos tetitas hasta quedar de rodillas frente a su vientre.

A esas alturas de la faena, las piernas de Paolita estaban temblorosas; así que, sin más perdida de tiempo jalé de su pantalón y el elástico, muy cómplice de mis intenciones, bajó algunos centímetros su tanquini colocándola a Paola en una… digamos… embarazosa situación, que ella resolvió subiéndose el calzón de prisa.

Aquella situación despertó más mi lívido y sentándola sobre el borde de mi cama me deshice de sus pantalones, de sus zapatillas y hasta de sus medias; dejándola únicamente cubierta por su lencería blanca que terminó por enloquecerme… Días después me dejaría fotografiarla con su misma ropita, digamos para el recuerdo.

Mientras aún la observaba me liberé de toda mi ropa hasta quedar únicamente en calzoncillos. Paola se veía nerviosa aunque expectante; así que me recliné por detrás de ella permitiendo que el paquete de mi falo (cubierto aún por la tela de mi calzoncillo) rosase con los cachetes de su culito. Entonces comencé a besarla con dulzura por su cuello y por sus hombros, sin demostrarle mi ansiedad. Ella giro su cabeza ofreciéndome sus labios y los besé intensamente mientras que mi mano recorría su pierna; primero desde su muslo hasta su nalga y luego sirviéndome para llegar a su vientre lizo, plano y virginal.

Toda esta estimulación no podía tardar en darme resultados; así que pronto se decidió a llevar su manito hacia atrás y comenzó a tantear a mi verga por encima de la tela de mi calzoncillo. Su jugueteo con mi polla nos encendió a ambos mucho más; ella empezó a estrujármela con más ganas y yo me decidí a desprender el broche de su sostén para poder "comerme a besos" esas riquísimas tetas de Paolita.

Sus pezones estaban erguidos al máximo y sus ganas por follar habían llegado a donde yo quería, a esas alturas sus jadeos eran inocultables y el vaivén de su vientre era de lo más calentorro. Entonces me puse frente a ella y la despojé de su última prenda: su delicado tanquini blanco.

Tal como lo esperaba, bajo esa delicada tela me aguardaba intacto un precioso coñito casi despoblado de vellosidad. El regalo que me aguardaba era fabuloso y no pude menos que agradecérselo con un tierno beso en sus labios; mientras que mi diestra cubría en su totalidad aquella tibia cavidad femenina que estaba presta a conocer el rigor de un palo bien erguido y caliente.

Paola respiraba profundamente; pero, con dificultad; mientras que mi mano percibía en sus labios vaginales una predecible humedad.

Creí innecesaria una caricia bucal a ese coñito que evidentemente estaba más que dispuesto para la cópula; sin embargo, fiel a mis hidalgas costumbres me incliné para honrar su doncellez dándole un profundo beso y un preciso lengüetazo que produjeron el orgasmo que yo andaba esperando para que la intromisión de mi miembro no le causase daños mayores o molestias innecesarias.

Mi chiquitina estaba aletargada, con sus piernas extendidas y lánguidas; así que se las besé y se las acaricié, para luego asírselas con mis manos por sus curvaturas y abrírselas lo suficiente hasta dejar a su pequeño agujerito a mi disposición.

Sus labios vaginales lucían en ese momento un rosado tentador y un brillo seductor que elevaron mi lívido y mi erección a su máxima expresión. Ella parecía un delicado e inocente angelito sumido en un profundo sueño y mi miembro resplandecía brilloso y con su cabeza amoratada, ansioso de entrar en acción y probar el placer de una buena desfloración.

Doble sus preciosas piernitas hasta que sus rodillas toparon con sus tetas y enfilando mi tieso aparato empecé ese delicioso viaje en el interior del cuerpo de esa virgen mujer.

Apenas había empezado a penetrarla comencé a sentir ese agradable calorcito que salía del interior de su fresca conchita. La cabeza hinchada de mi falo estaba entonces a punto de reventar con tan sólo de sentir como esos palpitantes labios de su coñito la apretaban, como si con cada apretoncito le pidiesen a mi verga que entrase con cuidado para no hacerle daño; pero, yo estaba consiente de que debía comportarme a la altura de las circunstancias y me supe controlar.

La adorable Paolita a esas alturas tenía sus hermosos ojitos apretados al igual que sus dientes; mientras que sus manitos estrujaban los extremos de mi almohada en un claro intento por soportar un dolor que aun mi herramienta no le estaba causando en el avance a su interior; por supuesto que allí estaban presentes dos factores: Primero, el tonto mito de que por su edad los tejidos de su himen estaban más resistentes haciendo imposible la penetración; y, en segundo lugar, los terribles conceptos infundados que condicionan a las mujeres que la desfloración es muy dolorosa.

Si bien es cierto a muchos de nosotros, los hombres, nos excita el que una virgen chille y bote su sangrecita; tampoco se trataba de convertir su primera vez en una violación. Así que decidí poner remedio al asunto y le dije:

Cálmate, mi Paolita, vamos a hacer de esto algo rico para los dos.

Ok, don Martín.

Así que la levanté (cópiense la técnica), me senté en el borde de la cama y la hice arrodillarse sobre a mí. De modo tal que su culito quedaba sobre mis muslos, sus rodillas descansan sobre la cama, sus piernitas estaban bien abiertas y su coñito desprotegido y abierto permanecía justo frente a mi verga.

Una vez acomodados la hice colgarse de mi cuello para besarnos; mientras que con mi mano guiaba a mi herramienta para que el glande juguetease con su clítoris. Eso indudablemente la calentó bien y cuando la sentí bien mojadita lo puse frente a su estrada, la sujeté de sus nalgas, las acaricie un poco y la envestí de un solo empujón. Mi verga se deslizó suavemente desgarrando sin mayor esfuerzo su himen y ella sólo emitió un "¡hyyyyyiii…!" muy quedo y nada más.

Por supuesto que no me apuré, dejé mi miembro bien adentro suyo y esperé a que las contracciones de su vulva cesasen para empezar a moverme; mientras tanto no dejé de basarla y de acariciarle el culito con una mano y con la otra sus tetitas, para que la estimulación de sus zonas erógenas disminuyese cualquier malestar.

Paolita se relajó y no tardó en empezar a menearme su colita facilitando a mi falo entrar y salir de su huequito. Ese delicioso movimiento no tardó en intensificarse y sin tener que explicárselo pronto la tuve saltando como una experta sobre mi falo y diciendo lo que sentía, que bajo otras circunstancias, jamás se hubiese atrevido a confesar:

¡Qué rica trolota tiene, don Martín, mire como se la como, mire, mire…!, ¡Qué rico que me entra!, ¡Muévamela así, muévamela así, así, asiiii….!

Paola cogía sus cabellos los estrujaba y saltaba sobre mí haciendo que sus tetas rebotarán frente de mi cara. La escena era exquisita y yo lo estaba pasando de lo mejor.

Después de algunos minutos la cogí por la cintura, la levanté, la puse sobre la cama y me fui sobre ella para metérsela a mi velocidad. A partir de allí el desenfreno fue total, Paola estaba gozando como se lo merecía por tantos años de espera al lado de un novio que no la sabía entender.

Las poses que siguieron a partir de allí fueron distintas; pero, en todas cuide de que sintiese un gran goce. Por supuesto que yo también la estaba pasando de maravillas y sentía que ya no aguantaría mucho más así que se lo hice saber; pero, ella me dijo que quería que se lo echase adentro y yo no estaba allí para defraudarla así que me corrí abundantemente dentro de su chuchita; mientras que ella me abrazaba con todas sus fuerzas atrayéndome hacia sí.

Ambos quedamos aletargados y no hubiésemos despertado tan pronto sino fuese porque su móvil nos despertó.

Paradójicamente era Juan, "su novio", quien la llamaba para saludarla por el Día de los Jardines de Infancia; ella se excusó pretextando que estaba en una reunión y le colgó.

Después de eso temí una escena de arrepentimiento; pero, no fue así. Paola me explicó que el día en que me lo presentó, él había ido a su casa para pedir su mano porque estaba a punto de irse de viaje por diez meses, y que ella le había pedido que antes de irse le hiciese el amor; pero, que él se había negado, ante lo que ella le había advertido que entonces lo haría con otro, a lo que él le había respondido muy suelto de huesos que si eso ocurría él la entendería. Más imbécil no se podía ser.

Mis encuentros con Paola se repitieron muchas veces y Angélica no tardó en enterarse de lo que existía entre los dos. Eso provocó que me presentase su carta de renuncia y no tardó en conseguir un trabajo en una ONG.

A los pocos meses se le presentase un viaje a Iquitos, viaje al que me pidió llevar a nuestros dos hijos. Por supuesto que yo acepté creyendo que era una buena oportunidad para que conociesen la selva; sin embargo, un horrible accidente acabó con sus vidas el lunes 11 de diciembre de 2006.

Aquellos fueron los peores momentos de mi vida. Tanto así que caí en una depresión de la que aún no logro reponerme del todo.

Paola me ayudó mucho en aquellos días; pero, su novio regresó antes de lo previsto y para el viernes 23 de febrero se estaban casando, no te equivocas VESTIDA DE BLANCO. Yo fui su testigo.

Después de la muerte de Angélica y de mis dos hijos pensé que la historia de este Caballero Azul se había terminado; pero, no fue así… la historia al igual que la vida continuaron.

Mi primera vez (Día de pinta)

Hola hace algún tiempo que encontré esta página y bueno, hasta ahora me atrevo a publicar mi primer relato. Como es costumbre paso a describirme, me llamo Iris, vivo en la Cd. de México, tengo 21 años, soy la menor de 3 hermanos, mi hermana Tania de 26 y mi hermano Antonio de 24 y actualmente curso una licenciatura en la UNAM. Físicamente soy de estatura media, 1.76 mts, piel blanca, ojos parduscos, facciones finas, cabello lacio castaño claro a los hombros, delgada, atlética, si bien no tengo cuerpo de supermodelo como muchas de las que aquí describen, si tengo lo mío, piernas medio torneadas por el ejercicio, pero a pesar de eso no soy de caderas anchas pero si tengo unas pompas redonditas que aunque no están paraditas si están en su lugar que ya trabajo en ponerlas en forma y lo que mas me gusta de mi físico son mis pechos, no muy grandes justos a mi complexión, redondos, firmes, con los pezones un poco puntiagudos y la aureola rosadita. El siguiente relato es sobre como fue la primera vez que estuve con un chico y me ocurrió cuando iba en segundo año de secundaria, hace ya casi 7 años.

Estudiaba en una escuela ubicada en el poniente del D.F. donde es obligatorio el uso de uniforme que consiste en las niñas de una falda tableada gris Oxford a la rodilla, aunque siempre andábamos doblándola de la cintura para ponerla más arriba, blusa blanca de manga corta, chaleco y suéter cerrado azul rey; mientras los chicos llevaban un pantalón gris Oxford, con camisa blanca de manga larga, corbata roja, chaleco y saco azul rey. Recién habíamos regresado de las vacaciones de verano y el año apenas iniciaba con el clásico calorcito de agosto, como es costumbre en esas fechas se asignaron los pupitres que usaríamos el resto del año siendo que a mi me tocó quedarme con el último asiento de los que estaban junto a los ventanales, una bendición por los calores y para mayor fortuna el puesto de adelante le fue dado a Jorge, uno de los chavos del grupillo de los populares y guapos del colegio, el es un chavo más alto que yo, de piel morena clara, ojos verdes medio rasgados, cabello lacio corto negro, facciones muy varoniles, espalda ancha, no tenía el cuerpo trabajado pero estaba en forma ya que pertenecía al equipo de basketball del colegio y los entrenamientos y el gimnasio le favorecían mucho; pronto empezamos a hacer buenas migas ya que antes casi no convivíamos y aprovechando nuestros lugares al final del salón que eran buenos para el relajo. A pocas semanas de haber iniciado clases, fui notando como Jorge era bastante despistado, ya que no había hora donde no se le cayera algo al piso y era obvio que buscaba ver mas allá de lo que permitía la falda de mi uniforme, al principio me molestaba un poco pero no le di mucha importancia ya que para evitar esas cosas acostumbraba usar unas lycras bajo la falda pero tampoco le hacía mucho caso porque Jorge era el amor platónico de mi mejor amiga, Edith.

En esa semana, me convenció de acompañarla a los entrenamientos para ver a Jorge, la verdad no me entusiasmaba en nada pero al verlo jugar y lucirse frente a nosotras empecé a cambiar de parecer, así nos hicimos público frecuente a los entrenamientos y partidos, hasta que Edith fue perdiendo interés en Jorge y empezó a salir con un chavo de prepa que también entrenaba en el equipo. Me fui interesando en Jorge y me di cuenta que era recíproco, por lo que con el tiempo le dejaba ver un poco más de mis piernas, incluso había veces que me atrevía a cruzar las piernas cuando el se agachaba, cosa que siempre agradecía con una sonrisa y guiñándome el ojo, lo que me ponía más que nerviosa. Las cosas empezaron a cambiar cuando un día con el uniforme de deportes (Un pants y short azul con franjas rojas y blancas a los lados, playera blanca con el escudo en el pecho y tenis) me puse un bra rosa de encaje, el cual sin darme cuenta se traslucía por el color y tela de mi playera; durante un cambio de clase Jorge se me acerco y en voz baja me dijo "bonito bra, ese no te lo había visto" y se fue, dejándome helada por su comentario. Desde ese día hubo más contacto entre nosotros, no perdía oportunidad para pasarme la mano por la espalda hasta llegar a la altura del broche de mi bra y me preguntaba "¿cual traes hoy?", a lo que solo me limitaba a sonreír y decirle "estas loco" y se despedía jalando un poco el broche que al principio me molestaba pero terminó por gustarme y la verdad hasta excitarme un poco, creo que el ya se había dado cuenta de ello porque cada vez lo hacía más seguido.

Un martes, durante la clase de historia, Jorge dejó caer algunas cosas de su mochila y cuando se agachó a recogerlas volteaba a verme las piernas, sabiendo que me veía fui abriéndolas para que pudiera ver bajo mi falda sin mucho esfuerzo; cuando la clase terminó e íbamos al descanso, me alcanzó y me dijo "gracias por la vista, pero que fresa con tu lycra", eso me dejó pensativa y durante el descanso fui al baño para quitarme la lycra que traía bajo la falda dejando solo un bikini tipo tanga negra. Volviendo al salón poco antes de la hora de la salida, Jorge volvió a agacharse pero vaya que se sorprendió al verme, cuando se levantaba me sonrió y terminamos las clases. El se fue a entrenar mientras yo me quedé platicando con unas amigas, llegué al entrenamiento casi cuando estaba por terminar y Jorge vino a decirme que lo esperara para irnos juntos. No tardó mucho tiempo en volver a salir y me acompaño a mi casa, en el camino empezamos a platicar de la escuela, los trabajos, los maestros y así hasta que salió el tema de mi lycra; yo me daba cuenta que eso lo prendía a pero también que se ponía muy nervioso, cosa que me divertía bastante. El se animó a preguntar "que tipo de ropa interior usas" "como la que viste hoy" le conteste, la conversación no podía ser como el deseaba por tanta gente que iba en el autobús con nosotros; a las pocas cuadras nos bajamos para transbordar, normalmente aquí Jorge caminaba una cuadra más para tomar el metro rumbo a su casa y yo esperaba en ese cruce un camión que me dejaba a cuatro cuadras de la mía, pero ese día él quería ver hasta donde podía llegar lo de la mañana, así que subió al camión conmigo, este no iba lleno y pudimos sentarnos juntos en un asiento justo antes de la puerta trasera. Jorge volvió a insistir en el tema, preguntando por las lycras, cuando le dije que las traía en la mochila, aprovechando que no veníamos más de 7 pasajeros y nadie detrás de nosotros las saque y se las mostré. El estaba fascinado con ellas, poco falto para que las llevase a su nariz. Por estar en eso casi se nos pasaba la parada de mi casa y nos bajamos corriendo, llegamos a mi casa y nos quedamos en la entrada platicando un rato más, ya más suelto decía cosas como "estas muy linda, no se porque no tienes novio" y así, cuando llegó mi hermana, Jorge se despidió.

El resto de la semana pasó igual, con Jorge acompañándome hasta la casa todos los días y finalmente el jueves me invitó a salir al cine para el día siguiente aprovechando que no tendría entrenamientos, le acepte la invitación y el resto del camino fue normal, el viernes después de clases quedamos que pasaría a mi casa a eso de las 5 de la tarde. Llegué antes a casa para cambiarme el uniforme, como era temprano no había nadie en casa con mis hermanos en la escuela y mis padres en el trabajo, me preparé algo rápido de comer y subí a ponerme guapa para mi cita con unos jeans deslavados, tenis converse azules y playera lisa blanca. Poco antes de las 4 tocaron el timbre, era Jorge que había llegado antes, lo pasé a la sala, dejando su chamarra en uno de los sillones, mientras terminaba de arreglarme; el estaba viendo la tv, vestido con unos jeans, camisa sport y una musculosa debajo. Le dije que estaba lista y apagó la tele, se levantó para irnos, yo estaba parada junto a los sillones, cuando se acercó para tomar su chamarra quedamos muy cerca y me plantó un beso en los labios, me quedé sin saber que hacer, me tomó de las manos haciendo que lo abrazara y volvió a besarme.

El se recargó en el brazo del sillón, sentado así nuestras caras quedaban casi a la misma altura, me rodeaba con sus brazos por la cintura, mientras las mías le pasaban por detrás de su cuello. Su lengua empezó a buscar la mía, masajeándola, como si quisiera comerme. Sus manos fueron subiendo por mi espalda hasta la nuca y volviendo, yo le acariciaba el pelo y los hombros, en un momento Jorge bajo una de sus manos acariciando mi trasero, sorprendiéndome cuando dio un fuerte apretón en la nalga, que he hizo saltar adelante empujándolo de espaldas al sillón y cayendo sobre él. En ese momento sentí su miembro aplastado por mi vientre, nos seguimos besando mientras yo buscaba una posición más cómoda iba sintiendo como crecía su amiguito; sentado él y yo en sus piernas de frente, ya se había desabrochado la camisa, mostrando su musculosa, puso sus manos sobre mis pechos sobre mi playera, los apretaba un poco, jugaba con ellos al tiempo que mis caderas se movían de atrás hacia adelante como si estuviéramos cogiendo, yo estaba caliente por sus besos y caricias, fue levantado mi blusa dejando mis senos cubiertos solo por mi bra blanco, jalé su cara para ponerla entre ellos sintiendo como mojaba mi canalillo con su saliva caliente, me tenía agarrada de las nalgas tratando de meter mano bajo mis jeans, cosa que no le permitía todavía. Estaba por bajarme el bra cuando sonó el teléfono, en ese momento creo tuve uno de los sustos más grandes de mi vida, era mi tía para avisar que llegaban como a las 8 a cenar con mis papás.

Suponiendo que mis padres ya no tardarían, nos arreglamos y salimos al cine. Jorge consiguió que su papá le prestara el carro, aprovechábamos cada semáforo para besarnos, llegamos y nos quedaba la peli hasta las 7:30. Cuando entramos a la sala, a pesar de ser viernes, no había mucha gente y la mayoría eran parejitas como nosotros, nos acomodamos al extremo de la penúltima fila, empezaron los cortos y nosotros ya estábamos besándonos no pasó mucho tiempo antes de volver a fajar, yo me dejaba hacer y Jorge tenía ya mis pechos entre sus manos bajo mi playera, mis manos acariciaban su espalda y su trasero cuando sentí una de sus manos tratando de abrir el botón de mis jeans le detuve y empezó a acariciarme la entrepierna sobre el jeans, la respiración se me paró porque era la primera vez que alguien me tocaba ahí; el estaba nervioso y tenía movimientos torpes, evidentemente también era su primera vez. Así estuvimos hasta el final de la película y parte del camino a mi casa fajando en su carro.

Pasó el fin de semana sin vernos y el lunes en el descanso nos seguimos besando como locos, hasta que el miércoles después de esperarlo luego de su entrenamiento, yo veía salir a todos los otros chicos y de Jorge ni sus luces, me acerqué al vestidor a preguntarle que onda, me grito que ya salía; no se que me pasó pero viendo que nadie estaba cerca me armé de valor para entrar, iba a medio pasillo cuando Jorge me tomo de los hombros y yo pegué el grito horrible, me jalo a donde están los lockers y me dio tremendo beso que me agarró desprevenida pero en vez de hacerlo a un lado, seguimos besándonos por un buen rato, me puso de espalda al locker y de mi boca se paso al cuello mientras sus manos trataban de subir mi falda y las mías luchando por mantenerla en su lugar, dejó de besarme y vi como se agachaba frente a mi, pidiéndome que le dejara ver bajo la falda, al principio no lo dejé pero era tanta su insistencia que accedí a levantarla yo misma, viendo como se quedaba de piedra mientras le mostraba mi bikini a tan solo unos centímetros, cuando quiso tocarme se lo impedí y el se levantó para besarme, mientras lo dejaba tocarme el pecho sobre la ropa yo hacía lo propio acariciándole el trasero. En eso estábamos cuando oímos que alguien venía, por lo que salimos del vestidor y de la escuela.

Decidida a repetir lo del día anterior, me vestí con la ropa más sexy que tenía, una tanga roja de hilo con motivos florales en el frente y un bra de media copa de encaje azul pastel, mi uniforme del diario y salí rumbo a la escuela, al llegar a la esquina vi que Jorge me esperaba, nos saludamos con un pequeño beso y me comentó que no tenía ganas de entrar a clases, esto me puso un poco molesta porque mi plan se iba por un tubo, pero propuso irnos a dar la vuelta, no lo pensé 2 veces ya que estar fuera de la escuela nos da mas libertad para estar juntos; antes de que algún maestro nos viera subimos a un taxi y Jorge le pidió nos llevara a un centro comercial de Avenida Universidad pero por lo temprano del día, eran las 8:30, todo estaba cerrado, así que fuimos a caminar a un jardín que esta cerca cuando Jorge me dijo que si rentamos unas películas y las veíamos en su casa, ahí me di cuenta de para donde iba todo, aún así acepté la invitación y nos fuimos. Antes de ir por las rentas, pasamos por su casa para ver que ya no estuvieran sus papás, regresamos con las pelis y mientras me ponía cómoda en la sala él preparaba la tele y el dvd, puso la película y se sentó junto a mi, nos empezamos a besar y acariciar, después puso su mano en mi pierna y la empezó a subir, al sentirla abrí las piernas y me dejé tocar, yo estaba con los ojos cerrados sintiendo sus dedos sobre mi tanga cuando de repente dejó de hacerlo, abrí mis ojos y lo vi abriéndose la camisa; antes de que siguiera lo senté en el sillón, me puse frente a él imitando los movimientos que alguna vez le había visto hacer a mi hermana con su novio, se sentía el calor que había entre los 2, desabroche 2 botones de mi blusa y deje que me masajeara las bubis, lo besaba mientras hacia esto, en un momento le jale la cabeza para pegar su cara entre mis senos y al sentir su respiración sobre mi piel me dejé llevar, empezó a lamerme y como desesperado a tratar de desabrochar mi blusa mientras yo movía la cadera para rozar mi sexo con el de él, que para ese momento ya estaba más que excitado, tanto que lo sentía aún sobre su pantalón.

Teniéndome solo con el bra, bajo una de las copas y empezó a chuparme el pezón, cosa que me puso a mil, entre mas gemía más rápido succionaba Jorge mi pezón. Estábamos más calientes que nunca, me paré, apague la tele y puse un cd que tenía en el estereo, empecé a hacerle un striptease y a bajar el cierre de mi falda, le di la espalda y la deje caer mostrándole mi trasero adornado por mi tanga, así de espaldas y las manos casi al piso, con las nalgas al aire, me quite los zapatos y al incorporarme volteo y lo veo con el pantalón abierto tocándose el pene sobre su boxer, esa imagen me prendió tanto que seguí bailándole pasando mis manos por mi espalda para desabrocharme el bra, cubriéndome las bubis con las manos, dejando caer el bra y quedando solo con la tanga puesta, el se puso de pie me tomo de la mano y me jalo al sillón, donde me acomodó y bajo entre mis piernas, metiendo su cara en mi coño, jugando con sus dedos con mi tanga y mis labios, me dijo "increíble lo mojada que estas, siempre te quise ver así" pero yo solo me dejaba hacer, sentir su respiración en mi entrepierna y sus labios y lengua recorrer mi coño fue suficiente excitación para hacerme tener mi primer orgasmo con un chico. Se puso de pie y se quedó solo en boxer, me fue llevando hasta su cama, se recostó y me fui encima de él, besándolo en la boca, mientras juntaba mi sexo con el suyo, fui bajando pasándole la lengua por su pecho, sus tetillas, el abdomen, le tome el boxer de los lados y se lo quite de un jalón, quedando libre su pene, no era una cosa espectacular, pero era el primero que yo veía en vivo, de unos 15 cms de largo por 6 cms de grueso, circuncidado, estaba depilado, dando la impresión de ser más grande y unos testículos morenos bastante grandes; el cerró los ojos, quedando yo frente a su miembro, empecé por pasarle la lengua de la punta hasta la base, rodeándola y besando sus testículos, lamiéndolos y regresando a la punta, se lo cubrí con la punta de los labios y poco a poco iba metiéndola en mi boca y empujándola con la lengua, mientras que con una mano le acariciaba sus testículos y con la otra el abdomen, llegando a la mitad del pene me la sacaba y volvía a empezar, pero la cuarta vez que lo hacía me tomo de la cabeza y me fue empujando poco a poco para evitarme el asco hasta que la tuve toda dentro, dejé de moverme mientras el subía y bajaba como si estuviera penetrándome la boca, empecé a chapársela con fuerza y a masturbarlo con las manos, después de media hora me dijo que se venía, pero yo seguía chapándosela hasta que sentí su chorro en mis labios, tenía un sabor salado y un poco amargo, pero no sabía mal, lo limpié con la lengua y me tiré a su lado.

Tenía los ojos cerrados cuando se incorpora a besarme las piernas y al tiempo que me bajaba la tanga iba separando mis piernas, luego se puso a jugar con el vello que traía recortado y comenzó a abrirme los labios con sus dedos, buscando torpemente mi clítoris, no lo encontraba pero deslizaba su dedo medio dentro de mi vagina, lo que me hacía arquear la espalda y no pudiendo soportar más lo guié al lugar exacto cuando empezó a presionarlo con sus dedos y a comerme el coño, yo gemía y retorcía de placer pero Jorge solo aumentaba la velocidad de sus lengüetazos ayudado por sus dedos hasta que ya no pude más y exploté en su cara.

Ya me tenía súper mojada, volvió lamiéndome el abdomen, besando mis bubis, cuello y boca, sentía su pene completamente parado presionando mi vientre y tratando de acomodarse entre mis piernas. Lo voltee y me puse sobre él, agachándome para chuparle otra vez su pene; se lo tomé con una mano mientras me fui incorporando y al verlo con los ojos cerrados, lo fui guiando hasta la entrada de mi vagina, dejándole caer poco a poco mi peso y sintiendo como iba penetrándome, al sentirlo hacer presión con mi himen, no lo pensé más y me dejé caer sobre su pene, pegué un grito que creo sonó por toda la casa; nos quedamos sin movernos hasta que Jorge empezó a moverse hacia abajo y arriba mientras apoyaba mis manos en su abdomen, él apretaba mis pechos jugando con mis pezones apretándolos, me tomo tiempo acomodarme a su ritmo moviendo la cadera en círculos, para después cambiar de posición poniéndome en cuatro sobre la cama, por lo que mientras me penetraba sentía chocar sus testículos calientes con mis nalgas, situación que me ponía más y más caliente me tenía loca gimiendo y toda sudada yo me mordía los labios tratando de no gritar pero era imposible con lo fuerte de sus embestidas que me hacían enterrar las uñas en las sábanas provocándome uno de los mejores orgasmos que he tenido. Mientras él me tenía agarrada de las caderas y pasaba su mano para apretarme el pecho recargando su cuerpo en mis nalgas; había momentos en que bajaba una mano para masturbarme cuando estaba por volver a venirme me dijo que iba a sacarla porque ya no podía y estaba por acabar, le pedí que no lo hiciera y terminara dentro de mi, así volvió a bombear mas rápido y fuerte que antes hasta que terminamos juntos, al tiempo que Jorge pegaba un grito sentí los chorros de semen invadir mi vagina y poco a poco la salida de su pene flácido.

Relajé las piernas y brazos para quedar boca abajo mientras Jorge hacía lo mismo, me abrazó, nos besamos y quedamos así durante un buen rato; me levanté para ir al baño a limpiarme y secarme el sudor, al volver Jorge estaba sentado en la cama me acercó a él, me pidió quedarme de pie para verme completa, me hizo darme vueltas mientras él se fue recostando y se masturbaba, yo fui a una silla que estaba en un esquina, para acomodarme y masturbarme con las piernas abiertas hacia él, Jorge no duró mucho antes de venirse pero yo seguía tocándome porque me excitaba sentirme observada, tenía una pierna en el piso y la otra levantada sobre un brazo de la silla, presionando mi clítoris con mis dedos, masajeándome el pecho jalando un pezón que los tenía paraditos y duros con las aureolas bastante enrojecidas y súper sensibles, cuando sentí una punzada en el vientre que me llevó a un rico orgasmo, torciéndome toda en la silla. Llegué rendida a la cama, Jorge me paso un pañuelo para limpiarme y poder ponerme la tanga y el su boxer; nos quedamos semidesnudos viendo la tele en su cama poco más de una hora, cuando vimos que era casi la hora de salida de clases, mientras nos vestíamos no dejaba de acariciarme y besarme, para después acompañarme a casa.

Hermana dejalo ya: eramos niños!

Ya estoy harto de cómo me tratas. Estoy harto de que me hagas responsable de todo. ¿Por qué te crees que he callado tanto tiempo, si no es por ti? Yo lo di por agua pasada, pero tú no. Sigues con los reproches, tus chantajes y tu cara de odio. Pues lo voy a contar todo. Tú lo has querido.

Habrá una parte de la historia en la que coincidirás. La otra, jamás querrías que viera la luz. Pero no me callaré nada. Ahí va. A todo el que lo lea:

Soy de Málaga, me llamo Miguel, y tengo 28 años, casualmente la misma edad que tenía Maite cuando se desencadenaron los hechos que voy a relatar. Hechos que ocurrieron ya hace 14 largos años. Ni vivo en el mismo barrio ya, ni mi relación contigo era tan nefasta como es hoy. Eso sí, mi madre ya era cocinera de un restaurante de barrio, eso no ha cambiado, aunque el restaurante no es el mismo.

"Cuando llegueis del cole, esperad en la puerta de Maite a que ella aparezca. No protesteis por la comida y portaros bien." Todos los dias nos decía prácticamente lo mismo, recuerdas Leti?

Maite en realidad era el apelativo de Marie Therese, profesora nativa de francés de un centro de secundaria. Conviviendo años atrás con un español de baja calaña, decidió dar un giro a su vida cuando nació la hijita de ambos, Martina, y lo echó de casa. A partir de ahí la relación cordial con mamá se estrechó bastante. Siempre se vió reflejada en Maite. Ambas se equivocaron a la hora de elegir pareja. Ahora se ayudaban en lo que podían. Mamá siempre hacía comida para todos, y Maite nos cobijaba en su casa mientras llegaba mamá de trabajar.

"Por favor Maite, no quiero que te den ningún problema. Eres libre de regañarles como si fueras yo misma. De castigarlos si hiciera falta. Y cualquier cosa que creas que deba saber, dimelo inmediatamente."

"No te preocupes Isabel. En realidad los niños son un cielo, y me ayudan mucho con Martina. Se manejarme con niños. Jajaja. De verdad, tranquila." La oímos decir muchas veces con ese característico acento francés. Era de gran ayuda para mamá, tener una vecina-amiga tan paciente como Maite, y dispuesta a tenernos en su casa, hasta su regreso del trabajo.

Eramos muy niños cuando empezamos a quedarnos en casa de Maite. Recuerdo que la pequeña Martina tenía pocos meses. Y es verdad, en cierta manera, ayudamos mucho a Maite jugando con su hija, dandole biberones, o balanceando su cuna para que no llorara a la hora de dormir. Los dos, aunque yo por edad, algo más que tú, Leti. Mientras Maite preparaba las clases, corregía exámenes, limpiaba la casa o simplemente descansaba frente al televisor. Martina crecía en realidad, con dos hermanos más, y nosotros, con un juguetito de carne y hueso de piel morena, pelo rubito y lindos ojos azules. Era tan preciosa, tan graciosa… La adorábamos realmente.

Llegó la primavera-verano de ese año en que Martina aún no había cumplido los tres años, y Maite ese día llegó con la cria de la guardería y con un paquete grande.

"Adivinais qué es esto? Bien, pues es para Martina pero también para vosotros. Nos vendrá muy bien refrescarse". Se refería a una de esas piscinas de plástico, para un patio o jardín que tan de moda se estaban poniendo. Casi no había día que no nos bañaramos. Te encantaba la piscinita, recuerdas Leti?

Reconozco que cuando nos dijo lo de la piscina, pensé que quizás yo ya era grande para una piscinita infantil. Había cumplido los 14 años en abril, y me ví fuera de la piscina mientras tú de 11 y Martina de casi 3, la disfrutaban. Que rabia me dio. Pero no. Aunque la piscina no medía mucho, 2 metros de diámetro a lo sumo, Maite nos animaba a bañarnos. Recuerdo el primer día que se llenó, un caluroso día de primeros de junio:

"Claro que cabemos todos. Yo también me meteré, cuando me apetezca. Solo no debeis ser salvajes para que no se rompa. Y por supuesto juegos, no peligrosos, pues Martina aún es muy pequeña."

"Pero Maite, es que no tenemos bañador…" Mientras ya Martina chapoteaba en el agua, asida a ella.

"Pero y quééé? -gesticulando exageradamente y divertida- En ropa interior hombre! Solamente no podreis el día que la tengais sucia. Jajaja". Como fuera que teniamos muchas ganas y que Martina nos imploraba bañarnos, eso hicimos. Tu en braguitas y yo en calzoncillos nos metimos en la piscina.

Posteriormente, y a pesar de que mamá, nos comprara incluso un bañador nuevo a cada uno, nos bañariamos en la piscina indistintamente en ropa interior o ropa de baño, en función de la disponibilidad del momento. Mamá lo sabía y no se oponía. Al revés se reía con Maite del hecho de bañarnos en slip o braguitas. Nunca supe si mamá llegó a enterarse que Maite también se bañaba en ropa interior cuando no tenía bikini disponible. Al menos yo nunca se lo dije, mas bien por…pudor y discreción. Me encantaba verla en bikini, mojada… Y en ropa interior, más. Por supuesto, que con anterioridad había reparado en su cuerpo; en sus pantaloncitos cortos comodos de andar por casa; en sus camisetas sin sujetador; en su figura bajo el albornoz siempre predispuesto a abrirse sobre y bajo el cinto cuando salía de la ducha…; pero estar pegado a ella en la piscina, o pasando semiflotando sobre ella, o tocarla sin reparos en el juego, o mirarla mientras se secaba el agua en el patio, o todo lo que la piscina aportó de nuevo era algo distinto. Notaba cosas nuevas. Mi primera masturbación con emisión de semen ocurrió en una calurosa noche de esos dias, en mi habitación, y teniendo como visión su cuerpo mojado y mi fantasía.

Hasta que no acabó sus clases, Maite no se bañaba a diario. Pero a partir de entonces, gustaba de remojarse con nosotros. Lo pasabamos de escándalo. No es de extrañar que le dijeramos a mamá que queríamos irnos a casa de Maite, cuando ella salía para el trabajo. Nos levantábamos tarde, desayunabamos los tres, y cuando ella se disponía a marchar al Restaurante, cogíamos la toalla y para casa de Maite. Mamá, le daba la comida preparada, hablaban 5 minutos sobres sus cosas, nos daba el aviso de buen comportamiento de rigor, y se iba. A veces Maite nos recibía envuelta en el albornoz, salida de la piscina para abrirnos, pues decía que a las 12 de la mañana, el calor del sur de España era ya insoportable. Sí, julio es terrible, antes y ahora, pero entonces nos daba igual. Esos días más pronto nos metíamos en la piscina. Un día de finales de julio, ocurrió, aunque tú tardaras unos pocos días mas en darte cuenta, Leti.

Serían las 13,30hs, ya llevando un buen rato en la piscina los cuatro, cuando Martina dijo que quería ver en el video una peli de dibujos nueva. Maite, con su bikini amarillo salió del agua. Le quitó a su hija las braguitas mojadas que llevaba, le puso unas nuevas tras secarla bien (Maite insistía en que era fundamental secarse bien, sobre todo en las zonas íntimas) y se dispuso a ayudar a secarte, Leti. No es que no estuviera acostumbrado a verte, pero no sé que pensé, cuando frente a mi te obligó a quitarte la braguita del bikini y te secó ella tus genitales para mostrarte como había de hacerse bien. Tu protestaste algo, porque yo estaba mirando todo, pero ella ni caso te hizo y siguió con lo que hacía. No me excité al verte Leti, sino al verla a ella abriendote de piernas y pasandote la toallita a conciencia por cada pliegue de tu sexo. Te alargó las braguitas, te las pusistes y os acompaño al comedor a poneros la película. A los pocos minutos volvió con un botellín de coca-cola del cual salía una pajita, y se metió en la piscina frente a mi. Yo sentado con las piernas estiradas y juntas, se sentó con las piernas separadas, dejando las mias en el centro. Era la unica manera de compartir el espacio sin chocar. Me ofreció coca-cola y al aceptar, alargó su brazo echandose algo para adelante y ofrecermela. Mis pies rozaron su entrepierna, que me pareció muy carnosa. Al devolversela, misma operación e idéntico roce. Todavía más cuando los ofrecimientos y devolución, se repitieron dos veces más al menos hasta que nos acabamos la coca-cola. Su indiferencia, opuesta a mi excitación, me excitaba aún más.

Maite fumaba poco, y ese día fue el primero que lo hizo en la piscina. Se puso a cuatro patas, se acercó a mi y alargó su brazo al pollete de la ventana que estaba justo detrás de mi, donde se encontraba el paquete de cigarrillos y el encendedor. Con su rodilla apoyada en el suelo entre las mias, al retirarse me puso la mano en el sexo con firmeza, pero descuidadamente. La retiró enseguida:

"Ey, chico ¿Qué es eso duro que tienes ahí? – me pregunto directa y burlonamente, mientras retrocedía hasta su sitio de la piscina- Vaya con Miguel! Eso tan grande no es cosa ya de niños". Miraba con sus ojos azulverdosos entornados, posando la vista en mi sexo y en mis ojos alternativamente.

"Que quieres que te diga Maite". Mierda!! Enrojecí. Últimamente me pajeaba hasta dos y tres veces diarias. La primera del día en mi cuarto antes de levantarme. También en el baño de la casa de Maite, justamente para evitar eso que no podía controlar cuando me rozaba con la francesa. Se incorporó levemente rozandome con todo para ponerse a mi lado. Me echó el brazo por el hombro, poniendome su seno sobre mi pecho y el hombro. Me habló mirandome:

"¿Necesitas hablar de algo con una amiga? –No- Ey Miguel, son cosas normales a tu edad! –Sí puede… no se- A ver, cuentame, ¿por qué estás así?" Y me dio un toque en el pene, que me dolió un poco. -Ay!!-

"Bueno… -no sabía que decir- me puse así al verte secar a la Leti –verdad a medias-. Pero no sé porqué, porque he visto a mi hermana muchas veces."

"Es chica todavia, pero pronto será una mujer. –Me hablaba en tono docente casi-. Tiene botoncito en los pezones ya, y el primer vello en el pubis, aunque aún su chochito es más parecido al de una niña que al de una mujer" Y tanto!! Menuda diferencia de cuerpos entre el de Leti y el de Maite.

"Sí… ya."

"¿Ya qué? ¿Tu ya has visto el sexo de una mujer?"

"Más o menos –mentí-. Las mujeres tienen más pelos ahí"

"Jajaja. No siempre. –Claro que sí, afirmandome en mis ´conocimientos`- No, pero ahora no te lo puedo demostrar". No sabía bien a qué se refería. Hubo unos segundos de silencio. Espachurró el resto de cigarro en el suelo del patio tras la piscina, me miró y me acarició el pecho y el vientre… "Bueno, tú verás como lo haces, pero esto – en el instante que me asió el pene sobre el slip y meneó dos o tres veces arriba y abajo a modo de paja-, lo tienes que bajar. No es bueno estar mucho tiempo así". Terminó diciendo mientras se apartaba de mi y salía de la piscina.

Me llevé la mano instintivamente a mi miembro, erecto como un marmolillo, y no paré de tocarme por encima del slip, mientras ella frente a mi, se secaba con la toalla. Lentamente, deleitandose, mirandome. Tras de un rato, dijo:

"Me voy a preparar la comida. Terminaré de secarme en el cuarto, y hoy, las chicas comeremos todas en braguitas. Jajaja", y se perdió por la puerta de acceso a la cocina desde el patio. Me dejó para que bajara mi estado, y eso hice. Desparramé no mucho, pero por entero sobre el agua de la piscina. Creo que hasta jadeé. Todo me pareció increíble!

Cumplió lo que dijo. Comieron en braguitas, pero no como creí, pues Maite además llevaba sujetador, eso sí, ambas prendas de un conjunto que se transparentaba bastante. Pese a que evitaba mirarla, misión imposible, me fijé bien en su pubis oscuro bajo las braguitas. Su rajita intergluteal. Sus pezones de aureola normal y botoncito visible. Almorcé excitado. Al día siguiente, en la piscina antes del almuerzo, ella se bañó en bragas y sujetador, y… la sombra oscura de su pubis no estaba!

"He traido una peli nueva. Luego la vereis juntas, vale Leticia?" –Vale-

A la misma hora del día anterior, Maite saco a su hija, la desnudo y la secó completamente como de costumbre, mientras Leti se secaba, creo que de forma concienzuda. Maite tras secar a Martina, se dirigió a ti.

- "No no no, Leti, braguita fuera y a secarse bien el bollete." Tú te desnudaste y tras unas pasadas de toalla por la entrepierna, se acerco a ti, te colocó nuevamente ante mi, y esta vez te inclino hacia el lateral subiendote una pierna de forma que tu sexo quedaba casi horizontal frente a mi vista, y ahí estuvo secandote mucho rato. Cada pliegue. Moviendote toda tu carne de los labios, tanto externos como internos. "Hala, ahora sí. Hoy sin braguitas, que estareis mas fresquitas. Venga vamos a poner la peli". Y entraron las tres en casa. Yo… otra vez estaba como el dia anterior. Erecto a más no poder.

- "Ya las dejé viendo la peli, -me dijo cuando volvió, mientras se introducia en la piscina. Te has fijado en el chochete de tu hermana? –Sí- Bien, tal vez mas tarde te deje comparar quién tiene mas pelos ahí, si ella, que apenas tiene, o yo. -¿Sí?- Sí, así comprobaras que ser mujer y tener pelos, no siempre se cumple."

Ese día Leti, te bromeó mucho sobre tu sexo durante la tarde, y te metió en el baño para enseñarte el suyo y comparar. Ambas os reiais, y os sentiais mujeres, mientras yo jugando con la niña, os miraba de reojo. Precisamente estando con la pequeña en el cuarto de Maite, durmiendola, y cuando ella entró sin hacer ruido para echar un vistazo, no sé si te acuerdas que cerró la puerta.

"Callandito Miguel, que no se despierte Martina. Recuerdas cuanto vello tiene Leti ahí? – Sí-. Pues mirame y compara." Se desnudo de la parte de abajo, como no veía bien en la semioscuridad, se arrodilló en la cama a una cuarta de mi con las piernas semiabiertas, su pubis frente a mi y claramente lo ví perfectamente depilado. "Mira bien" y se toco, abriendose los labios y mostrandome su clítoris y su vulva. Más tarde supe que algunos movimientos que hizo eran masturbatorios. Me tocó abajo, comprobó mi erección, me metio la mano bajo el short que tenía y me masturbó. Una adorable paja acompañada de besos y chupadas en mi glande. Si no hubiera sido porque me pajeé en el baño antes de comer, me hubiera corrido inmediatamente, pero no. Aún así, algo despues mi fluido viscoso salió delante de su cara. Se tumbó a mi lado, se abrio hacia un lado sus braguitas por las ingles, y con sus dedos mojados de mi fluido… se toco el clítoris en redondo. "Ahora me toca a mi Miguel, no tardaré mucho… mmm, aghh". Emitía callados quejidos, mientras no paraba de recoger con la yema de sus dedos mi lechada viscosa depositada en mi vientre, y llevarsela a su clítoris. Así hasta que cerró sus piernas, se revolvió algo, y apretaba los parpados cerrados, y respiraba con la boca abierta muy rapidamente. "Yo también tuve mi orgasmo, chico". Yo tumbado a su lado, la miraba y me deje besar en la boca. Luego ella se incorporó, se puso de nuevo su sujetador y salió diciendome: "Limpiate con la sabana. No importa".

A partir de ahí, Maite y yo, comenzamos nuestra relación secreta. Fue la pasión de los siguientes dias, lo que te puso en guardia. Los juegos, mis erecciones, que también tú notabas, y las causi pilladas en que nos sorprendías, las que te hicieron saber, que allí estaba ocurriendo algo distinto. Nuevo. Sexual. Sospechaste de algo, cuando cada día, para dormir a la niña en la siesta, ya no ibamos tú o yo solos, sino Maite y yo siempre. Tuviste que entrar, para vernos desnudos en la postura del misionero, follándome a Maite.

"Qué haceis?! Sois unos guarros!" – Leti calla!!- A la vez casi Maite y yo. "No, se lo voy a decir a mamá" – Leti veeen. Joderrrr se lo va a decir a mi madre-. Le dije a Maite.

Esperabas muy enfadada en el sofá del comedor, a que llegaramos. Lógicamente llegamos enseguida. Yo no sabía muy bien que hacer y solo te miré. Estaba asustadisimo por la amenaza de que se lo dijeras a mamá. Pero no. Maite demostró que sabía manejar a los niños y te ofreció a cambio de tu silencio, participar con nosotros en nuestro juego. ¿Por qué aceptaste? ¿Acaso me odias por eso?

A partir de entonces Maite no solo me acariciaba en presencia tuya, sino que pedía caricias mias delante de ti. Tu querías también de todo eso, pero al principio, no que te las hiciera yo. Creo que eran celos. Así que los besos, y las pajas de esos dias te las hizo Maite por tu testarudez. De todas formas, ella lo hacia sin reproches y concienzudamente. Con toda concentración posible. Sí, disfrutaba besandote, lamiendote el coñito y el ano, pajeando tu clítoris, pellizcandote los pezones, pero a la hora de sentir, prefería que el placer se lo diera yo. Su pollita de oro, como decía. Ahí, aun había posibilidad de echar marcha atrás, pero no. A ti, ya te encantaba el juego y querías más. Por eso no te oponías a que yo te tocara, a las indicaciones de Maite. De la forma que ella me decía. Tampoco tengo yo la culpa que un día dijeras:

"Yo también quiero sentir lo que es capaz de hacer una pollita de oro".

"¿Quieres? - te dijo Maite, y asentiste-. "Bueno, la polla de oro de Miguel puede servir para las dos, ahora bien, hay que preparar bien el camino." Yo debería de haberme negado en ese instante, pero esa mujer me tenía absorvido. Por otro lado, también me alegraba lo bien en que los últimos dias lo estabas pasando. La de veces que te corrías.

"Preparar el camino? ¿Cómo?" Y es así como empezaste a seguir las indicaciones de nuestra maestra para darme placer, durante los dos dias siguientes. Imagino que hacías con gusto el aprender a menearmela, a comermela, a sentir el roce de mi glande en tu vulva, a apreciar el sabor de mi semen, cada día mas hecho, más de adulto. En dos dias, Maite, ya trajo un aceite lubrificante especifico para las relaciones sexuales.

Que ella y yo nunca habiamos necesitado, pero para ti sí. ¿Aquí es donde quieres que me calle? ¿Qué no lo cuente? ¿Qué desaparezca? Con Martina en el dormitorio durmiendo, en esa tarde de finales de agosto, hicimos todo lo que nos indicó Maite. Tu sentada en el filillo del sofá con las piernas muy abiertas y echada hacia atrás. Yo arrodillado sobre unos cojines en el suelo. Maite nos lamió el sexo a ambos. Primero a ti, luego a mi, mientras me decía que te tocara el coño. Eso hice. Creo que no hacía falta que nos echara el lubricante, pero lo hizo. Primero a ti, extendiendolo por toda tu vulva. Luego a mi, pajeandome así y logrando que mi pene resbalara en toda su extensión. Para después ordenarnos:

"Ahora Miguel, dirige tu polla a su entrada…. Ves que abierta está? Así, … suave." Tú no mirabas ni aún cuando sentiste mi capullo abrir paso por la entrada. "Leti te va a doler un poco, pero es normal. Después de eso, sentirás el placer que esta polla de oro, me hace sentir a mi. Es lo que querías no? – Tú asentias mirandola solo a ella- Chupa mis dedos Leti y muerde si te ayuda. Ahora Miguel… sigue metiendola." No hacia falta ayuda, pero Maite me empujó el culo, de forma que mi polla se terminó abriendose paso definitivamente por tu vagina. La metí hasta el final. Me alegré de que solo hicieras gestos y apenas te quejaras. Sentía mi polla muy aprisionada en tu coño, pero era agradable. "Muy bien chicos, ahora vosotros solos" Mientras se echó a un lado y empezó a pellizcarse sus duros pezones y a masturbarse, mirandonos.

"Mmmm, te gusta Miguel?" –Siiiií- Afirmaba lleno de placer. "Te gusta Leti?" -Sí, ahora sí … aghhh – y jadeabas. "Eso es pequeños… Miguel, no te corras dentro, porque tu hermana aunque aun no ha tenido la regla, debes de ir acostumbrandote a no hacerlo. Te acostumbrarás a correrte en su boca, de momento." Y eso hice esa vez, y todas las que te follaba en los siguientes 4 años.

Te volviste tan puta como nosotros, Leti. Si me apuras, peor aún. Acuerdate la vez que te descubrí pajeando a Martina. Cuantos años tenía ella? Cinco? Sí cinco, y tú trece. Yo con el tiempo, mis corridas las fui espaciando, pero tú, no perdías el tiempo y ya conmigo, o con Maite te corrías durante todo el día. Acuerdate la vez que le pediste unas bolas chinas a Maite, y como las usabas incluso en casa. Mamá nunca se enteró de que la cara de gusto que ponías desayunando, era por causa de ese juguete que ya llevabas dentro desde por la mañana.

Yo no tengo la culpa de que mamá encontrara aquel chollo y nos mudáramos más cerca de su trabajo poco tiempo después. Aquella historia con Maite, no terminó por mi culpa. Mamá consideró la mudanza y tampoco me pidió opinión. Pero reconozco que me alivió en parte. Digo en parte, porque aunque mi historia con Maite terminó, contigo no. Me chantajeabas. Me buscabas cuando yo no quería. Hacias cualquier cosa para excitarme, o no te acuerdas ya, las mañanas que venías a mi dormitorio, yo aun dormido, y me la comías? Decias que te encantaba hacerla crecer en tu boca.

La vida tenía que seguir su curso, y no pudiste espantarme a Rosana. Con las otras sí pudiste porque no me terminaron de gustar mucho. Pero a Rosana la amaba, y no lo consentí. Si no lo aceptaste es tu problema. Estoy harto. Y más cuando, de nuevo celosa, pides lo mismo que le dí a Rosana: mi simiente. No Leti no. Maite nos enseñó bien. Me corrí sobre ti, en todos lados. En tu ano. En tu boca, hasta que te salía semen por la nariz, pero nunca en tu vagina. Y jamás lo haré. Eso, lo tenía reservado para mi mujer. Para Rosana, la mujer más maravillosa del mundo. No acepto que me amenaces como hiciste el otro día cuando te enteraste que la había dejado embarazada. Haz lo que quieras! Yo ya lo he contado aquí, y como sigas con tu sinrazón, se contará en donde tu quieras. No temo ya. Ya no.

Te quiero mucho Leti. Pero quiero recuperarte como esa hermana que una vez tuve. Rosana es ahora mi amante. Tu has tenido muchos en los últimos años, chicos y chicas. Encuentra el amor, y déjanos en paz.

Diferencia entre una puta y una hija de puta

Hay una diferenciación muy grande en ser puta y ser una hija de puta y me explico:

Yo, que si, reconozco tener relaciones sexuales, cobrando. Si, cobro pero no demasiado, más bien se trata de una cantidad cómoda de invertir pero esto me hace mantener un pequeño "rasero"

¿Que un hombre que paga, mucho o poco, no quiere decir que no sea de fiar, un chusma o algo así? Por supuesto. El hábito no hace al monje. He visto tíos en camisetas rotas, grandes caballeros y trajeados que son auténticos ladrones de guante blanco, de hecho, estos son los más, creo.

Sigamos que hoy estoy reflexiva. Como explico líneas arriba, cobro. Lo hago por muchas razones. Entre ellas, me gusta sentirme puta en un momento dado, me gusta follar con desconocidos, y, obviamente, si pongo MI casa, MI cama y los preservativos (entre otros enseres más o menos útiles en estos menesteres) no vas a venir por el amor al arte y mínimo, un regalito, tendrás que hacer, digo yo... porque uno no va por la calle y dice "HEY NENA, FOLLEMOS... GRATIS" . Podrían desde reirse de ti hasta darte un ostión que no olvides en tu vida.

Lo normal, por regla general, conoces una chica... te gusta más o menos, puede estar más o menos buena pero como te pilla caliente, te la vas a ligar y claro, del modo anterior, poco éxito le veo. Entonces, te vuelves caballero y la invitas siquiera a una caña y unas gambas (para pasar las cañas) y demostrar que no eres un tacañete y muestras interés por la pivita en cuestión.

Tras la caña, pon que igual surge, la idea romántica de tomaros un helado o... para ponerla "más a tono" una copichuela... El festín, tirando por lo bajo, te sale por algo más de 50 euros. Incluso si la llevas a una famosa cadena de burguers, donde por una bandeja de "basura" no te baja de lo mismo, o algo más...

Ahora es cuando vienen las diferencias: La puta, que cobra, razonablemente asequible, es leal consigo misma y contigo también. Será más guapa, más fea, estará más o menos buena, pero la follas, fijo (si se te empina, claro) porque sabes que el plan que lleva es ese y de un hombre, solo le importa una cosa: lo que le cuelga entre las piernas. ¿Acaso pensabas que iba a decir la cartera, so mal pensado? Pues mira tú por donde: craso error... la que mira más por la cartera, es la primera, que, dependiendo de como te lo hayas currado, mojas o no el churrito.... bueno, claro, que, cabe la posibilidad, más que posible, que te diga (eso si, muy coquetuelamente) "¡Ay, que tarde se ha hecho, mañana he de trabajar a las seis de la mañana, tengo que irme a casa ya"!

Tú te quedas con los huevos más duros que el cemento armado y a casita a cascártela porque ya no te queda más pasta para volver a intentarlo. Si hubieses sido listo, elegirías llamar a la putona, cachonda y asequible y por unos pavos que no te sacarán de pobre, habrías echado el polvo de tu vida....

La que se fué contigo "de marcha" ¿es o no una verdadera hija de puta? Si, señoras y señores, yo, seré puta, pero al menos, no lo disfrazo de hijaputez.

Me explique por favor, alguien la diferencia entre una u otra....

Un saludo y espero que os haga pensar mi reflexión.
MARINITA

Una situación embarazosa… en el restaurante

Hola, me llamo Susana, ante todo gracias a todos los que me habéis leído, sobre todo aun más agradecida a aquellos que me habéis escrito. Agradezco de corazón, que os haya gustado e incluso que os haya sido tan placentero, como a mí relatárosla. Ante todo me debo disculpar, pues no siempre puedo responder a todos los que me habéis mandado vuestro email, pero os aseguro que los leo con el mayor de las satisfacciones y os contestare, en la manera de lo posible.

Bueno me presentare soy una ardiente Sevillana de 24 años, os detallo mis rasgos mido 1.75m, de ojos castaños, morena y mis medidas aproximadas son 90/59/88. Soy delgada pues suelo cuidarme mucho, hago mucho "ejercicio" y suelo comer sano, de mi físico os comentare que tengo unos pechos firmes y unas nalgas duras pero firmes (opinan que es muy estrecho… pareciendo siempre como la primera vez, imaginároslo). Os debo comentar, que mis experiencias no son producto de mis fantasías sino todo lo contrario pues todas y cada una de ellas han sido llevadas a la práctica. Como os he dicho, me considero una mujer muy morbosa y caliente, me gusta probar cosas nuevas y sobre todo provocar a los hombres (obviamente sé que soy deseable…), os admito que me gusta vestir provocativa y siempre estoy dispuesta a todo… eso si siempre que yo lo desee.

Que puedo deciros más de mí, me considero una persona sencilla, simpática, abierta (a veces demasiado… ji, ji, ji), extrovertida, atractiva e inteligente, en otras palabras una sin vergüenza integral en ocasiones orgullosa, aunque a vez demasiado cariñosa (siempre intento esconder esa faceta mía). Aunque eso si muy buena gente y bastante loca... vamos una chica con la que se puede pasar un buen rato (espero que algo más de 15 minutos…), dicen que soy bastante tozuda, activa, desconfiada, responsable, sincera pues normalmente aunque las verdades ofenden… e incluso duelen, nunca me ando con rodeos y si tengo que decir algo a la cara… lo digo. Me gusta conocer gente, descubrir cosas nuevas, divertirme, lo típico de una chica de mi edad (tengo una manera especial de ver la vida). Me gusta salir, hacer locuras, aunque me sea difícil de reconocer que me gusta beber demasiado (joder, no soy alcohólica… pero debería controlarme).

Recuerdo que cuando me marche de casa para vivir por mi cuenta, el piso en realidad fue casi un regalo por parte de mi padrino el cual tiene una inmobiliaria, tras comentarle mi decisión de marcharme y poder vivir mi vida con libertad, le pedí que me buscara un piso barato, bueno y bonito… pero eso si a ser posible en un buen sitio de Sevilla. El muy cabron me ofreció uno en Felipe II de unos 70 metros cuadrados, con zona ajardinada, piscina y garaje, nada más verlo me enamore de él, pero claro esta le comente que con mi actual sueldo no podría pagarlo a no ser que deje de comer. Recuerdo que mi padrino me comento que me lo dejaba a precio reducido, pues me debía mucho más que lo que yo pido… eso lo dejaremos para otra ocasión. Por lo que cuando me instale, me pareció al menos en ese momento enorme, por lo que decidid poner un anuncio de manera de alquilar algunas de sus habitaciones y de esta manera sacar algo de dinerillo, para poder pagar algunas letras y estar más desahogada y poder evitar la ayuda de mi padre o algún familiar. Poniendo un anuncio a modo de alquilar una habitación, haciendo reseña que solo aceptaba chicas, entre algunas contestaciones acepte una, la cual para más tarde esta se convertiría en mi pareja de aquel entonces, pues nuestra relación duro al menos unos seis meses aproximadamente.

Nuestra ruptura no se debió por culpa mía sino más bien suya, pues desde que nos conocimos nuestra vida sexual fue en aumento siendo algunas de mis confidencias ideas suyas en realidad. Pues en cualquier momento y situación se le ocurría alguna perversión que deseaba que yo hiciera realidad, todo desde que le confesé la relación de mi padre hacia mí y los manoseos que he tenido que soportar. Pero en realidad ese no fue el motivo de nuestra ruptura sino… os confesare parte de ella, vale cierto día del mes de junio que como de costumbre después de almorzar me suelo echar la siesta, en un momento del sueño tuve la sensación de que el colchón se hundía, continuando por notar cómo me acarician, me besan… comenzando por mi vientre continuando hacia mis pechos al tiempo que echa hacia arriba mi camiseta y tras besar y lamer mis pechos, continúan por mis pezones. Tras detenerse continua pero descendiendo por bajar hacia mis braguitas, echando esta hacia abajo pero sin quitármela lo justo para que pueda sentir sus labios sobre mi clítoris y su lengua por mis labios vaginales, continuando por ascender nuevamente hacia mi boca… haciéndome sentir sus labios ardientes… haciéndome estremecer en cada centímetro de mi cuerpo.

Sus cálidos besos me transmite todo el calor de su cuerpo, al tiempo que un sabor a diferente de sus labios, que apenas me aparta de sus pretensiones, mientras dirijo mis manos a sus pechos masajeándolos, magreando sus pechos al tiempo que me voy incorporando. Dirigiendo mi boca a su vientre mientras mis manos cubren su cuerpo de caricias, mientras mi lengua saborea sus pechos y una de mis manos se dirige, hacia su entre pierna acabando por hundirse. Con sorpresa descubro a una chica sentada en el diván enfrente de nosotras semi desnuda pues solo lleva unos pantalones de color negro puesto, observo sus pechos desnudos los cuales tienen la forma de una perita… continuo que me pierdo, la muy guarra goza mientras nos observa de nuestra escena de sexo, observo cómo se masturba a pesar de llevar aun pantalones. Noto la mano de Laura en mi barbilla haciéndome girar mi rostro a modo que la mire a ella, mientras se deja hacer pues ahora soy yo quien lleva la batuta, comenzando por besar sus labios, desciendo por su cuello hasta sus pechos haciendo mío sus pezones duros y empitonados. Continúo hasta su vientre y su pubis al tiempo que voy quitándole sus braguitas y saboreando no solo sus labios vaginales sino sus hermosos muslos.

Volviendo a ascender hasta sus labios, besándonos con énfasis con agonía, me entrega su lengua la culpa chupo y absorbo mientras escucho a la otra chica gozar, sus gemidos llama mi atención que rápidamente hecho la vista hacia atrás, descubriendo como está ahora está con solo unas braguitas. Laura me pide que la deje de mirar y que la haga gozar, mientras se tumba en la cama, se abre de piernas separando sus muslos para mi, mientras ella se abre aun mas mostrándome su depilado coñito, yo poso mis labios sobre sus labios vaginales besándolos, recorriendo con mi lengua sus labios vaginales y con la ayuda de varios de mis dedos comienzo a penetrarla. Con vista de maliciosa, con picardía vuelvo la vista hacia atrás observando como la muy hija de puta… esta extraña de mierda esta sin braguitas, mostrando su pubis totalmente depilado también… totalmente desnuda, metiéndose tres de sus dedos dentro de su orificio vaginal mientras con su otra mano pellizca sus pechos. Sigo, volviendo mí vista hacia el coñito de Laura sigo con ella, haciéndola gozar besando y lamiendo su vulva sin dejar de penetrarla con mis dedos, escuchándola como gime y entre susurros me comenta que siga, mientras me insulta y gime de satisfacción.

Sorprendida escucho como la otra chica alcanzar su orgasmo entre alaridos al tiempo que Laura, mientras esta me comenta mientras me atrae hacia su boca que desea hacerme gozar ahora a mí, mientras continuamos besándonos. Mientras ella se incorpora yo me quito las braguitas pues se que pretende hacer, tendiéndome sobre la cama aparece Laura con su polla sujetada a la contra, tras humedecérsela con la mano con saliva va gateando sobre la cama hasta posarla sobre mi vagina, comenzando a penetrarme sin tapujos alguno tras escucharme gemir, se deja caer de manera que pueda sentirla hasta el fondeo de mi ser, tuve que sujetarme al cabecero de la cama mientras me penetra al compas de su cuerpo, en cada embestida siento sus pechos golpear los míos, le pido una y otra vez que no se detenga mientras me hace gozar, coloco mis manos en su cintura a modo de controlar las embestidas. Joder como recuerdo que cuando mas me había echo a su juguete, cojee la muy zorra y me la saca comentándome que me diera la vuelta, tras darme la vuelta de manera que mis nalgas las tenia delante de suya, siento como ese miembro presiona mi vagina comenzando a entrarme… hasta que de un solo empujón noto su vientre golpear mis nalgas. Ignoro ahora mismo cuantos orgasmo me hacia alcanzar pero os puedo asegurar que me dejaba totalmente satisfecha… pero en la cumbre del placer, Laura se separa entrando en juego su otra amiga la cual me cojee en mi momento más intimo… no pude echarla sino que me dejaba hacer. Laura no me lo hizo una vez sino varias, dejaba que esta y otras chicas entraran no solo en mi piso violando mi intimidad, sino que compartiera mi cama… mi cuerpo y mis orgasmos, por lo que tuve que decir basta… pero ya os lo contare en otra ocasión.

Comenzare a comentaros que desde que tengo memoria siempre se me ocurre el hacer el amor en un sitio u otro, teniendo la enorme necesidad de comprobarlo, si puedo conseguirlo o no y aun más saber que se siente, esa mezcla de miedo, excitación y morbo… no sé si me comprendéis. Bueno comienzo, como os he comentado desde hacia tiempo tenía la fantasía el poder hacerlo con una amiga en un aseo, pero no un aseo cualquiera sino que este fuera público, de restaurante o algún local bastante conocido donde el entrar y salir de la gente, que te tenga el corazón en un puño. Recuerdo que Laura y yo estábamos en un restaurante, ese día estábamos bastante caliente ignoro ahora el motivo. Pero durante el almuerzo, no dejábamos de decirnos borderías entre ellas… lo que deseábamos por acariciar nuestros cuerpos entre otras cosas, recuerdo que pegue un sobresalto más por no esperarlo, cuando note su pie desnudo introducirse entre mis muslos hasta chocar contra mi pubis, sentí como con gran maestría echo a un lado mis braguitas, para comenzar a masturbarme sobre todo con su dedo gordo… uuummm. Os aseguro que nada más sentir como ese dedo comenzó a enseñarme sus habilidades, apenas pude probar bocado y la cierta verdad es que no sé cómo pude contenerme, por no gritar hay mismo como estaba gozando al sentir me penetraba en mi orificio vaginal.

Se me acerco sin apenas retirar su pie de mi entre pierna, comentándome si me gustaba mientras colocaba una de sus sobre una de mis manos, os juro que es cierto la muy zorra aprovecho que la mesa tenía un mantel puesto, tan grande que este llegaba al suelo. Tuve que dirigir una de mis manos a mi entre pierna, más para facilitar que esta continuara satisfaciéndome al echar a un lado mis braguitas. No sabría cómo explicaros lo que sentía… para ser exacta lo que me hizo sentir, pues cuando dirigía el tenedor a la boca a modo de al menos probar la comida, notaba sus dedos juguetear con mi vulva… Dios. Mientras Laura almorzaba me miraba con una sonrisa maliciosa… más bien jocosa, yo de vez en cuando miraba hacia los lados más por temor a ser descubierta por alguien, en un momento me comento que deseaba meterse debajo de la mesa y continuar con su boca. Le comente que por Dios, no lo hiciera y eso que hubo momentos en los cuales nos percatamos que nadie estaba atento a nosotras, me recordó por una serie de películas las cuales hicieron tal hecho… con finales dispares. Recuerdo que aunque mi insistencia era de lo más pesada, no fue lo suficiente, pues esta mientras me comentaba una serie de cuestiones las cuales ninguna venían al caso, dejo caer una servilleta al suelo al tiempo que nos fijamos que ningún camarero se percato, esta aprovecho para meterse por debajo de la mesa.

Le proteste de forma aireada su acción, comentándole que se sentara que me estaba avergonzando, prosiguiendo en susurros que si era descubierta la humillación sería enorme, pues no era por ser yo conocida allí sino mas bien por ser un restaurante usual de mis padres. Prosigo, cuando sentí primero sus manos sujetándome por mis tobillos comenzando por abrirme mis piernas, continuando por ascenderla hasta llegar a mis muslos hasta mis braguitas y continuado por tirar de estas, hasta despojarme de ellas creí que me moría. Note tan enrojecimiento en mi rostro que temí que se me notara, pero mi vergüenza fue en aumento al notar como Laura al tiempo que introducía su rostro entre mis muslos, besaba tiernamente mi piel erizando mis vellos (joder, la situación era de los mas morbosa). Casi me caigo de la silla al pegar tal sobresalto al sentir como esa lengua que tiene, de un solo lengüetazo recorrió mis labios vaginales…Dios le pedí que cesara. Pero no creáis que yo intentaba rehuir sus acciones sino todo lo contrario, intentaba facilitar a modo de que ella me lo hiciera lo más cómoda posible, abría mis piernas todo lo posible. Me comento que en el momento que pudiera salir de la mesa se lo hiciera saber, nada más decírselo se sentó de nuevo en la mesa… obviamente fue descubierta, pero todo lo contrario de divulgar tal hecho estos se quedaron a la expectativa de que haríamos.

Recuerdo que Laura hasta me comento que necesitaba ir a al aseo, acabando por decirme que debía de acompañarle pues necesitaba de mi ayuda, por lo que fuimos ambas. Tras entrar en los servicios esta me empujo fuertemente contra la pared, sin tiempo para reaccionar se poso sobre mi comenzando a besarme, mientras una de sus manos me acariciaba desde el cuello hasta mi rostro y finalizando en mis cabellos. La otra la había dirigido hacia mi entre pierna continuando por mi muslo, subiendo mi vestido e introduciendo su pierna entre los míos, haciéndome notar el calor de su cuerpo. La verdad es que mi mirada estaba fija en la puerta, pues no quería ser sorprendida y aun mas en ese restaurante, pero no penséis que dejaba que ella hiciera todo, pues una de mis manos le acariciaba su espalda mientras la otra masajeaba sus nalgas. Apartándome con violencia, se agacho nuevamente dirigiendo no solo su boca a mi orificio vaginal sino sus hábiles dedos, recuerdo que me hizo alcanzar orgasmos inolvidables, tantos que sentí como mis propios orgasmos recorrían mis muslos. Tras hacerme rogar durante unos minutos me permitió devolverle el favor, pero no penséis que yo soy tan buena… pues suelo ser una hija de puta en toda regla.

Os cuento tras hacerle alcanzar varios orgasmos, la hice entrar en unos de los retretes vacíos y antes de entrar en el abrí el pestillo de los aseos (más por no abrir sospecha de que ocurre algo). Recuerdo que nada más entrar cerré la puerta tras de mí, la bese con brusquedad al tiempo que le dejaba caer las tirantas de su vestido, continué descendiendo hasta su cuello besándolo al tiempo que le mordisqueaba, mientras mis manos soltaba su sujetador y liberaba sus pechos, masajeándolo como ningún chico sabe hacerlo. Descendí mi mano hacia su pubis notando sus braguitas empapadas, por sus ojos sabía lo que ella quería, pero sabéis me gusta hacerla sufrir por lo que le hice dar la vuelta de manera que me diera la espalda, le comente que posara sus manos sobre los blancos azulejos, que flexionara su cuerpo hacia atrás al tiempo que separara sus piernas, Laura me hacía caso como una sumisa. Me excita sentir como solo con ordenarle se moja sola, mientras comienzo por besar su espalda mientras recorro su espalda con la yema de mis dedos, notar como se le eriza sus vellos y provoco escalofríos en su cuerpo.

De vez en cuando más que pedir me suplicara que le hiciera gozar ya, que dejara de hacerla sufrir, pero haciendo oídos sordos continué al tiempo que mis manos bajaba sus braguitas hasta despojársela completamente. Tras posar mis manos en su cintura hundí mi rostro en sus nalgas, comencé por mordisquear sus glúteos, besar y lamer sus nalgas hasta la unión de sus glúteos, besar e introducir mi lengua en su orificio anal escuchándola como gemía de satisfacción. Continué al tiempo que con la punta de mi lengua recorría su ingle hasta sus labios vaginales, como pude me gire de manera que entre sus piernas con la punta de mi lengua juguetee con su vulva, recorrí sus labios vaginales y se los mordisquee al tiempo que uno de mis dedos había comenzado ya a perforarla. Le produje dos orgasmos siendo el segundo más placentero por lo menos a lo visto por su rostro, pues mientras se mordía su labio inferior sus ojos los mantenía cerrados y sus manos enrojecidas por la fuerza que ejercía.

Recuerdo que se me ocurrió hacerle sufrir aun más, por lo que con la ayuda de la escobilla penetre su orificio vaginal (suerte tuvo que este era de los gruesos), para más tarde penetrarla por su orificio anal. Tras finalizar me arregle comentándole que ella hiciera lo mismo, marchándome a la mesa de manera que pudiera acabar bien al menos el postre, comentándole a Laura que una vez arreglada hiciera lo mismo. Sabéis una cosa, a día de hoy lo he repetido en varias ocasiones pero en ninguna de ellas el resultado ha sido igual, eso que siempre se dice que como la primera ninguna… que verdad es, pues es difícil de igualar.

Ante todo, debo deciros referente a los comentarios de mi forma de explicaros mis historias. Que si mi escritura, no está bien redactada, que apenas es legible, que tiene dificultad a la hora de leer o incluso que da mal sentido, a la hora de explicar los placeres obtenidos o sentidos. Lo siento enormemente, pero intentare redactaros lo mejor que pueda mis experiencias, me cuesta a veces escribir todos mis sensaciones, pues el plasmarlas creo que es lo más difícil. Espero que os haya gustado, si queréis que siga contaros me lo comentáis pues me gusta mucho recibir vuestros email. A aquellos que queráis contactar conmigo hacedlo a mí dirección de email susanabix@hotmail.com.

Todo asombroso