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Por los mitos del matrimonio

Llevábamos tiempo teniendo unas relaciones cada vez más frías. No me malentiendan, nuestro matrimonio era hasta cierto grado un lugar cómodo para nuestra relación. Hacíamos el amor con alta frecuencia (2 a 3 veces al día). Quiero decir, no por mi interés, sino por el de él que siempre me veía atractiva, sensual y deseable.

Esta historia es hasta cierto punto una crítica a los preceptos que nos enseñan desde chicos. Los principios de las personas siempre los remiten a lugares comunes como los siguientes: que la rutina transforma el deseo y lo decrementa. Que si se busca algo, es porque no lo tiene en su casa. Que si tiene amor en su casa, no tiene porque ir a buscar nada en otro lugar. Que el matrimonio exige que se mantenga la fidelidad a toda costa. Que una buena relación de matrimonio asegura la fidelidad eterna. ¡Méntiras!

Pues esas son palabras que la vida confronta a cada momento. Y para mostrar mi afirmación contaré mi experiencia propia.

Tuve que hacer unos cursos de actualización y en ellos conocí a un profesor de nombre Alejandro. Para ellos fui con mi marido a recibir por 6 meses clases tres veces a la semana. Ese hecho me puso a contrastar todas las creencias absurdas de esta sociedad con la vida misma.

El hombre era todo perfecto, mientras pasaba dos horas explicando cada uno de los temas, yo recreaba mi vista con cada parte de él. Miraba su trasero, miraba sus manos, miraba sus labios, miraba su cara. Pero también me imaginaba cómo sería un beso suyo, cómo sería el tamaño y el grosor de su pene, cómo sería restregar mis pechos en su cara, en su cuerpo, cómo sería encerrar ese imaginario pene entre mis pechos hasta que él terminara en medio. Cómo sería tener atrapadas mis nalgas o mis pechos por las manos de este caballero, cómo sería ser masturbada hasta el éxtasis con esos bellos dedos de macho.

Todo esto mientras mi esposo y los demás asistentes se distraían con cada palabra de este profesor. Tanta imaginación me dejaba levemente húmeda mi entrepierna y un poco obnubilada mí conciencia. Ello me obligo de manera irracional a buscar llamar su atención. Primero con mi vestido, cada vez más sugerente aunque serio. Luego, con la atención a la forma de mi cuerpo: que los masajes, que no subirme de peso (aunque soy delgada, me aterraba que me pasara un gramo y que él pudiera notarlo), que el color de mi cabello, que el tamaño y la forma de mis tetas, que el cuidado de mis manos, que el color de mi piel y la forma de mis piernas. Hasta me depilé toda mi vagina por que en mis sueños pensaba que si se diera la oportunidad de copular, él no viera ni el mínimo pelillo y pudiera degustarla toda.

Ingenuamente mi marido no se daba en cuenta de mis cambios. Aunque debo reconocerlo, yo tampoco. Incluso llegué a rechazarlo con agresividad en las noches en las que me pedía mis favores sexuales. Yo tenía mi pensamiento en otro lugar.

Llevaba días en los que cada vez que terminaba la clase yo buscaba cualquier pretexto para estar a su lago. Un día, al terminar una clase me dijo que lo acompañara a otro edificio para tramitar un procedimiento. Yo muy halagada por decidir ir conmigo, me alcance a ruborizar un poco, pero fui. Rápidamente le di una disculpa a mi esposo y me marché con él.

Llegamos al edificio y entramos al ascensor. Pulsó el botón 7 para llegar a la oficina deseada. Cuando se cerró la puerta, sus intensos ojos me miraron y casi me doblegaron por completo. Acto seguido se acercó a mí y me beso. Fue un beso sensual, lento, tranquilo, seguro, delicioso. Quede a sus pies. Sólo atine a decirle "... Y eso?"

Nunca esperé una respuesta. Pero esto cambió mi vida.

Desde ese momento ya no era ese gustillo por este hombre: Era la razón de mi vida. Era la razón de terminación con mi esposo, con mi familia. Era la razón para mantenerme linda, para comprar la ropa, para cambiar mi peinado. Soñaba como sería hacer el amor con él. Me tenía seducida este personaje. Mientras mi marido me utilizaba sexualmente, mi mente volaba a un mundo imaginario dónde le entregada todo mi amor, mi sexo, mis más bajas pasiones.

Con mi marido al tener sexo, armamos escenarios imaginarios dónde todo es posible. Ahora yo tenía el mío propio y mentía cuando estaba penetrada por él para lograr sentirme clavada en una verga deliciosa, dura y digna de ser recibida por cualquier parte de mi cuerpo, la de Alejandro.

Recuerdo que hacíamos citas "normales" para tomar un café, para almorzar y aunque nada sucedía, yo llevaba rigurosamente depilada toda mi vagina, perfumados mis senos, escrupulosamente limpio mi ano, mi boca. No quería que él llegue a tener la mínima duda en caso de terminar en la cama. El día anterior a esas citas yo estaba nerviosa, no deseaba a mi marido (aunque lo sigo amando intensamente), pero quería guardar esas hormonas de manera secreta para cuando estuviera cerca a él.

Bastaba que él me lo propusiera y sería su puta privada.

Le mentía a mi marido. Y en la medida que mi obsesión se hacía más grande, mi vida giraba sobre mis infieles fantasías. Esto significó que cada vez fuera más atrevida: llevaba más alta la minifalda, más pequeños los panties, más sugerente el brasier, todo dentro de la atmósfera de la intimidad, porque al salir a la calle, todos verían un abrigo que cubría mi deseoso y esclavo cuerpo. En los momentos previos a nuestras citas yo hasta buscaba cualquier lugar para masajearme lentamente el clítoris, entraba mis dedos sabiendo que cuando le diera la mano le pasaría mis jugos secretamente. Llegué a hacer esto en un cambiador de ropa de un almacén mientras mi marido me llamaba para cualquier frivolidad.

Días después de llevar esta vida de impaciencia y centrada en mi amante, estábamos caminando por rutas conocidas cuando se me acercó y me arrimó a la pared de un edificio. Me tomo la cara y me beso intensamente. Fue el inicio de una noche de maravilloso sexo.

Me dijo que no podía pasar un momento sin estar dentro de mí. Que sabía que era casada pero que si no me cogía tendría que armar el himno a los inmensos volúmenes de semen que ha derramado por mí.

Que no me lo pedía porque igual él sentía muchos temores por su religión, por ser más joven que yo, por traicionar a mi marido, por meterme en medio de una familia, etc, etc. La verdad a mi todo eso me parecía una insignificancia, ni siquiera era un motivo para no recibirlo en mi entrepierna.

Paso siguiente nos fuimos a su apartamento, que estaba desocupado. Intentando mostrarle cierta sincronización con sus temores, le propuse que lo lleváramos con calma. Le dije:

- si quieres sólo nos besamos un poco. Y no vamos más allá

Él vio esto como un mal menor y aceptó

¡Que besos por dios! me abrió la boca con la suya, me metió la lengua, me hurgó durante todo el tiempo. Su saliva me sabía delicioso. Yo hacía lo propio con mi lengua. Estaba para recibirlo allí, todo lo que quisiera. No hubo rincón que no compartiéramos

Luego nuestras manos se unieron, ambas estaban sudando. Compartir esos líquidos me pareció erótico.

Llevábamos mucho tiempo en este paraíso y cada beso me halaba hacía él. Sólo parábamos para mirarnos, contemplarnos.

Luego me contemplo las piernas y me dijo

- Siéntate sobre mí para sentirme rodeado de tus maravillosas piernas

Subí un poco mi falda y me puse a horcajadas sobre sus piernas, secretamente me abrí todo lo que pude para quedar más cerca a él.

Cuando esto pasó, seguimos besándonos lenta pero apasionadamente.

Inconscientemente mi cuerpo comenzó a ondularse buscando su verga. De pronto sentí como se crecía en tamaño y forma. Eso me obligó a entrar más mi lengua en su boca. No podía ni respirar.

Él me estaba tomando por la cintura y en un movimiento coordinado entre su verga y sus manos me subió y acercó hacia sí. Como quede más alta, mis senos quedaron a la altura de su cara. No perdió momento de besarme la garganta, las orejas, el canalillo de las tetas. Sin decirme nada seguía presionando en ellas con ese afán de macho alborotado que quería saborearme. De pronto, mi blusa cedió y dejó desabotonados los botones superiores. Me alegré de tener todos los cuidados en mi cuerpo para este momento.

Comenzó a besarme el valle de mis senos y los degusto todo lo que quiso. Yo estaba con los ojos cerrados y disfrutaba a mi amante.

Cuando estaba en mi máximo nivel de deseo, le dije:

- Supongo que no habrá problema si me besas mis pezones, con esto no quiero decirte que tengamos sexo, sino que calmemos nuestros deseos. Yo por sentir como me mamas y tu por saborear mi pecho.

- ¿No te da miedo? Me dijo

- Cómo puedes pensar que me da miedo si estoy siendo feliz de que saborees mi pecho como si fuera tu mamá. toma Chupa. Saque mis pezones del brasier y le ofrecí ambos pechos mientras los apretaba para que resaltara la erección de ellos.

- sólo júrame que nos detendremos para no tener el sexo. Me dijo asustado

Le mentí

-Sí

Comenzó una inmensa sinfonía de sensaciones que partían de las puntas de mis pezones se difuminaban en todo mi cuerpo. A veces abría mis ojos para reconocer como esa preciosa boca devoraba todos mis pechos, luego lo llevaba más cerca a mí para intentar metérselo para que me lo succionara. Veía salir su lengua y jugar con ellos de una forma que me enloquecía, quería darle todos mis jugos mamarios para que sea más mío.

Tanto toqueteo se detuvo de momento cuando sentí que su pene estaba más duro que una roca y perfectamente colocado. Iniciaba entre mis nalgas y llegaba a masajear toda mi vagina.

Le dije que podía sacarse tranquilamente sus pantalones y sus calzoncillos porque yo no me quitaría los míos. Era solo para estar más juntos, con mejor contacto.

-Le dije, podemos movernos sincronizados mientras me chupas la boca y mis senos, hasta que terminemos. Tu pecado será dejarme mojados mis panties y lambida mi boca y mi cuerpo y el mío permitir que un hombre diferente a mi marido se me revuelque y me deje marcada con su leche. Ahí pararemos.

-Él con los ojos llenos de deseo, sólo atinó a decir: Estamos pecando. Pero no se detuvo. Me retiré y no me importó que en el proceso viera el tamaño, el color de mis panties y lo húmedo que los llevaba

Se quitó toda su ropa. Al fin pude conocer ese maravilloso cuerpo de hombre, que me deseaba.

Se volvió a colocar en el sillón y yo me apresuré a montarlo nuevamente. Me atrajo hacia él y me beso como quiso: la lengua sobre mis dientes, dentro se revolcaba por toda mi cavidad. Cada vez que entraba su boca en la mía, mejor me sentaba yo en su linda verga que emanaba olor a macho en celo.

Cuando decidió tomar con su mano una teta mía para chuparla mejor, aproveché para correr un poco mis calzones y de esa forma sentí en mis labios por primera vez tocaban la piel de otra verga que estaba lista para gozarme.

No le dije nada y en cada rítmico movimiento abría más mis piernas y mis panties y ahora mi esfuerzo era encontrar la punta de su falo con el agujero de mi vagina. Vi que lo lograría si lo empujaba con mi cuerpo hacia atrás mientras me chupaba los pezones. En ese momento lo hice y de esta forma quedaron enfrentados ambos deseosos órganos copuladores.

La primera vez lo dude, pero bastó con un movimiento de mi cadera para lograr meter su precioso miembro viril en mi interior. Para que no dudará, me apresuré a besarlo y a abrazarlo con deseo.

- Papíto, tranquilo, nada pasará.

-Me quede quieta y esperé varios minutos gozando cada centímetro de su falo en mi interior. Cada pensamiento mío humedecía más esa linda obsesión y eso me daba mucho placer.

- Lo noté preocupado y eso me hizo despertar un instinto maternal, y al tiempo me daba la seguridad de tener el control de la situación.

-Le dije: Ahora muévete lentamente y si lo haces así, podrás tenerme para ti.

-Comenzamos un movimiento sincronizado y lento que cada vez era más fuerte. Sus embestidas eran decididas y profundas, deliciosas.

-Yo tenía unos deseos inmensos disfrutaba un paraíso centrado en nuestra copulación, me parecía que entre más se lo diera más sería de él:

- Me gozas mejor que mi marido

- Esta verga que me tienes dentro, es más rica que la que tengo en casa. Te suplico que me la des toda la vida

- quiero ser tu puta. Pídemelo y me tendrás todas las veces que quieras.

- Quiero que me explores por donde desees.

- más, dame más

- Métemela más por favor, te lo suplico

- No me la saques, ahhh, ahh

- Oh por dios!, no me imagine tener semejante tronco para mí

- Más, más duro y más profundo, más, más, ahh

- Quiero toda tu leche, la quiero adentro

- Préñame, gózame y no te salgas

Dicho esto me mande a pegarme más a todo su cuerpo hasta que él no resistió y comenzó un explosivo movimiento mientras me sostenía con sus manos en mis nalgas y un par de dedos dentro de mi ano de mujer casada.

Sentí un maravilloso y alucinante río de esperma, que me invadió y rápido hice dos movimientos más para iniciar un orgasmo sobre su verga que me enloqueció. Grite, chille, lo abracé, lo besé y me le entregué a ese precioso macho.

Nos miramos con ojos de deseo y amor y mientras nos besábamos y teníamos entrelazadas nuestras lenguas, oí el teléfono.

Mire. Era mi esposo.

Me acomodé sin sacarlo de mí y hablé con él:

-Hola amor. Si dime.... claro estoy sentada, puedo escucharte.

-Ohh. No puede ser y yo estoy OCUPADA totalmente, no podré ir allí

- Si esperas, todavía tengo que terminar esto porque sabes que me gusta terminar completamente.

Decía esto y mi amante endurecía nuevamente su miembro dentro de mí. Yo se lo acariciaba con mis labios vaginales y el comenzó un movimiento rápido que me tocaba de una manera distinta y deliciosa.

Tape el teléfono y me acerque al oído y le dije:

- te suplico que te vengas otra vez dentro de mí, mientras hablo con mi marido. Quiero que me preñes

Mi marido no sospechaba y yo preguntaba para permitir que siguiera hablando mientras el ritmo de Alejandro me llevaba al climax nuevamente

Viendo como su boca se pegaba a mis pechos, cómo sus dedos buscaban mi ano y cómo los rozamientos dentro mi vagina me llevaban al cielo. Mientras mi marido me hablaba, yo lo besé a él y esperé pausadamente a que terminará nuevamente dentro de mí.

Lo hizo y cuando comencé a sentir su líquido caliente saliendo, abrí más mis piernas y me aseguré que todo entrara para llegar a la cúspide de nuestros sentidos.

Mientras terminamos y separamos nuestras bocas lentamente, mi marido me preguntó:

- ¿Me amas?, te siento lejana.

Yo, mirando a mi amante. Le dije:

- Te amo. Nada podrá hacer que esto cambie.

Ambos creyeron que esto era para ellos y ambos se sintieron complacidos.

Luego separamos nuestros sexos, nos besamos. Me apresuré a acomodar mis panties y entrecerrar mis piernas para que nada se saliera de allí.

Cerré mi blusa y le dije. Adiós amor. Llámame. Te necesito y te deseo.

Carolina

150 euros

Hace algunas noches que no hacemos el amor y recuerdo que era la tercera vez que le preguntaba a mi mujer si ella sería capaz de acostarse con otro hombre. Por tercera vez también me contestó un rotundo NO. Belén a sido reacia siempre a excentricidades en cuestiones de sexo, de novios era bastante mojigata pero con el paso del tiempo y puede que por insistencia mía ha ido adaptándose a mi forma de ver el sexo, impersonal y algo guarro, compartido a poder ser pero siempre con discreción, apartando la lujuria de la vida personal de cada uno.

Ella jura no tener ninguna fantasía sexual, dice no entender que és eso pero realmente pienso que si no se atreve a contarlas no es por que carezcas de ellas, sino por que son tan sucias o extrañas que jamás las confesaría y menos a su marido. El caso es que ella sabe mi fantasía y yo no tengo ni idea de las suyas. A todo esto Belén tiene una peculiaridad que a mi parecer tenemos todos los seres humanos, cuando estamos muy calientes dejamos de pensar con frialdad, es decir que si en pleno éxtasis de lujuria es otro el que ocupa mi lugar, eso deja de tener importancia y pasa a un segundo plano.

La otra noche después de hacer el amor, mientras se recuperaba desnuda ocupando toda la cama y respirando entrecortadamente, mientras la miraba, me vino a la cabeza por fín la idea que llevaba años esperando.

Pronto sería nuestro quinto aniversario de casados y aprovecharía esto para llevarla a cenar, dejaríamos a la niña con los abuelos y para los postres pondría mi maquiavélico plan en marcha. Estaba decidido y solo tenía que buscar a un desconocido en internet para llevar a cabo mi plan.

A la mañana siguiente ya tenía más de ocho voluntarios, la idea era llevarla a un hotel después de cenar y comentarle que un desconocido me había ofrecido a través de la red 150 euros por que una mujer le masturbase, con discreción, sin ser visto el y sin verla a ella. Creí que sería una oferta que no rechazaría y una vez metidos en faena, conociendo a Belén en estado de excitación, por fín podría comprobar si realmente el ser cornudo consentido era fantasía o una condición.

No tenía nada que perder y mucho que ganar y así lo hice, concerté con alguno de los chavales varias citas por internet, en las cuales les explicaba el plan y las condiciones. El que me convenció finalmente se llamaba Chema, un tipo para nada sensual, gordote, algo calvete y poco atractivo, pero tenía un miembro ancho y decía que en erección rozaba los casi veinte centímetros. Le explique que esa noche debía esperar a que llegásemos al hotel después de cenar, la habitación la tendría pagada y reservada previamente. Entraría yo primero, le daría el dinero y comprobaría el atrezo, la idea era que en un principio no le viese la cara y el a ella tampoco. Chema me propuso la idea de colocarse sobre la cabeza un pasamontañas dado la vuelta y en el caso de que fuese fructífera la operación, se daría la vuelta y así podría ver o en el mejor de los casos se lo quitaría. A mi no me parecía mal y acepté.

Quedaban varios días para esa noche y avisé a Belén de que iríamos a cenar para celebrar el aniversario, las noches siguientes fueron duras para mí, ella me pedía guerra pero yo me hacía el agotado y llegaba tarde de trabajar a sabiendas de que ella estaría ya dormida, solo eran tres noches pero me la pelaba diariamente como un mono . El fín era que no se desgastase y llegase con ganas de follar a su encuentro con Chema.

Por fín llego la noche de marras y antes de salir a cenar había reservado una habitación doble lejos de la ciudad y había llamado a Chema para decirle el número de habitación y de la reserva. Estaba casi todo preparado, solo faltaba que la protagonista de la historia se pusiese sus mejores galas y después de ducharse, comenzó a acicalarse. Se pintó y se colocó un conjunto de ropa interior de punto precioso de color granate que le había regalado con anterioridad, a petición mía también se puso un vestido color rojo, con falda corta y un palabra de honor de tercio pelo también granate, además de pendientes largos y un largo collar a juego.

La cena transcurrió sin más y después de los postres yo me tomé una copa, ella que no acostumbra a beber no iba a tomar nada pero casi la obligué a probar algo y se bebió una pequeña botella de Benjamín, suficiente para desinhibirla un poco. Después subimos al coche camino del hotel, cuando llegamos a la puerta dimos las buenas noches al personal de recepción y subimos directamente hasta la puerta de la habitación. Ella supongo que imaginaba que íbamos a pasar la noche como cuando éramos novios, entré yo primero y ella esperó a requerimiento mío en el pasillo.

Chema se colocó el pasamontañas y se escondió en un hueco de la habitación, posteriormente entró Belén, fue al baño y a su regreso nos tumbamos en la cama a besarnos como dos tortolitos, me dijo que estaba muy feliz y que hacía mucho tiempo que no nos besábamos así. Yo le dije tan solo que estaba preciosa.

Mi mano comenzó a jugar sobre su palabra de honor y en pocos segundos tenía sobre mi verga una de sus manos, comprobé de forma directa que su entre pierna estaba chorreando y fue cuando le comenté:

Belén ¿ que opinas si te digo que te dan150 euros por hacerle un pajote a un tío?-

Ella se separó de mí y puso cara de desagrado- Ya estas con tus historias otra vez.

Sin que el te vea y sin verle la cara a él... 150 euros por una pajilla.- le dije con cara de insignificancia.

150 euro...repitió al rato después de un silencio aterrador y sin decir sí ni tampoco nó puso cara de aprobación.

¿ Le digo que pase?- Le pregunté con poca voz.

Ella sin abrir la boca hizo gesto de que no le importaba pero en la cara se la notaba molesta, la senté en la cama y saqué a Chema de su escondite, éste llevaba una camisa y unos calzoncillos algo feos, el pasamontañas del revés con lo cual no veía nada, el tipo medía un metro ochenta y era enorme a nuestra altura. Coloqué a Chema frente a ella y mirándola a la cara le dije:

Esta persona te ofrece 150 euros por que la masturbes.- Y acto seguido le bajé yo mismo los calzoncillos hasta los tobillos, colocando junto a ella 150 euros de mis ahorros.

Frente a mi esposa quedó colgado un miembro semierecto, gordo, de enormes venas y ella para mi sorpresa tardó poco en centrarse en él. Mi mujer es una experta en cascarla, que me lo digan a mí. Comenzó suavemente acariciar el trasto de Chema hasta que este tomó forma en pocos minutos, yo merodeaba cerca y Belén empezaba a quedarse algo estupefacta por las dimensiones de las tranca de éste.

Al poco rato y mientras subía y bajaba aquel amasijo de pieles, me senté junto a ella y comencé a besarla. Al oído le comenté lo guapa que estaba y lo bien que se la veía liada trabajando esa verga pero no quise insistir más. Ella me sonrió y continuó besándome mientras que su mano derecha agilizaba el trabajo que estaba realizándole a Chema.

El masturbado parecía tener problemas para mantener la verticalidad y tuvo que tumbarse en la cama ya que sus piernas fuertes y robustas comenzaban a flaquear. Belén se colocó mas cómoda a su lado y continuó la paja.

Al poco tiempo los dos protagonistas estaban tumbados como una parejita, mi plan parecía funcionar y yo cada vez estaba más caliente. Chema entonces sacó su enorme mano izquierda de la nada y comenzó a acariciar la pequeña cara de mi mujer, la reacción de ésta era vital para la consecución de los acontecimientos y lejos de aparatarse parecía estar agradada por sus caricias y Chema lo notó en las acometidas que comenzó a infligir en su más que tiesa verga.

Chema se acercó al oído de mi mujer y le comentó algo, ella con la mano que le quedaba libre tiró de su palabra de honor hacia abajo y dejo su pecho izquierdo a merced de Chema y este se giró el pasamontañas, sacando su ávida lengua por el agujerillo y apoderándose con gran maestría se su pezón. Mi esposa tiene unos pechos naturales de envidia, una talla 105 copa c que hacen las delicias de todos los hombres que la ven.

Yo colaboré minutos más tarde y le quité el palabra de honor, mi esposa no me dijo nada en absoluto y el plan marchaba a la perfección, imaginé que a Chema le gustaría que Belén le comiera la tranca pero yo tenía mis dudas ya que a mi me la chupó una vez y me dijo que no le gustaba y hasta hoy ninguna vez más.

El enorme desconocido se colocó de rodillas en la cama y mientras mi esposa parecía tener un imán en la mano de su nabo, continuó tumbada con sus dos enormes pechos al aire. Chema cogió a Belén por detrás de su cabellera dorada y levantándola la cabeza colocó la punta de su amoratado glande en sus labios.

Ella abrió la boca sin mas y comenzó a introducirse aquella tranca hasta su campanilla, ahogada parecía gemir y dos veces que se la sacó dos veces que ella de manera voluntaria volvió a tragársela. Yo empecé a alucinar y el corazón me iba a mil, coloque mi modesto nabo también para que me diera una pasadita pero la muy perra me rechazó diciéndome:- Esta está más rica...cielo la tuya no me gusta.

Resignado a la par que excitado me aparte definitivamente de la escena y fue cuando mientras mi mujer le hacía la mamada de su vida a aquel tipo, el introducía su mano izquierda por debajo de la falda de Belén.

Ella solita se desnudó por completo y Chema se quitó el pasamontañas, continuó chupándola polla de éste hasta que sin aviso previo se corrió en las mejillas de mi esposa, mientras ella a la par se corría en la mano de Chema.

La tranca del tipo cayó de repente y mi mujer deseosa de polla comenzó a pedir que se la follasen. Yo me coloque sobre ella y comencé a bombearla, a lo que ella no dijo nada, mientras yo me la follaba ella no paraba de menearle el nabo a Chema. En sus ojos se leía que estaba deseosa de ver de nuevo la tranca de éste en pleno rendimiento, meneaba su trasto de arriba abajo con cierta violencia, la chupaba, la escupía y yo tenía muy claro que cuando Chema estuviese recuperado iba ser el que me sustituyera sobre mi esposa.

A los pocos minutos mi mujer me empujó hacia un lado esgrimiendo un enérgico y seco – ¡Quita! y colocó a Chema tendido sobre la cama y poco a poco entre gemidos de molestia y placer se introdujo la monstruosa verga del tipo, que sin más se dejó hacer y sorprendentemente, como en las grandes noches de placer, pocas, ella comenzó a mover aquel enorme pero apetecible culo, cada vez de con más rapidez, al contrario que en nuestras noches de pasión, algo de aquella polla tocaba muy dentro de ella que no paraba de gemir y comenzaba a gritar.

Se corrió varias veces antes de que él lo hiciese y descansaba de vez en cuando la cabecita sobre el enorme pecho de su follador. Yo parecía no existir en aquella habitación, el se fajo de ella y con un alarde de fuerza se colocó de pie con mi esposa a horcajadas, dando fuertes empujones y saltitos en el suelo continuó casi más de diez minutos follándosela de pié. Esta no paraba de grita como nunca, ríos de flujo parecían caer de la entrepierna de ambos, el sudor del frote y las continuas corridas de mi fiel esposa y madre modelo, surcaban las piernas de Chema hasta llegar casi a sus tobillos.

Descabalgó un instante para tomar aire, dueña de la situación llegó hasta mí y me dio un pico, me dio las gracias por el regalo y después de recuperarse se colocó la muy zorra solita boca abajo en la cama mostrando a su violador todo lo que era penetrable.

Apartó los dos carrillos de su culo y mostró un dilatadísimo esfínter y una almeja hinchada como nunca. Chema se colocó detrás e introdujo su trasto lentamente en el coñito de mi mujer, esta con cara de placer me hizo un gesto de complicidad y yo me acerque.- Un poquito por abajo y un poquito por arriba- me dijo,- métela tú. Hice el ademán de apartar a Chema pero rapido me corrigió. -NO cielo la tuya no , meteme la de él.

Obediente actué de mamporrero y coloque un rato el nabo de Chema abajo y cuando la ví excitada puse la tranca de este rozando levemente su agujerito negro y este comenzó a empujar lentamente. Toda una relación sexual de años intentando introducir mi nabo de dimensiones pequeñas por su trasero, recibiendo reproches e iba a ser yo mismo el que pusiera el nabo de otro listo para encular a mi chica. Aquello si me dio rabia pero como estaba tan excitado obedecí, en pocos segundo Chema había conseguido delante de mis ojos introducir su glande, ella ponía cara de dolor pero a diferencia de mis intentonas no le retiraba, abría más si cabe los dos lados de su culo.

Chema comenzó a follársela por el culo y ella a gritar, de dolor primero y de placer después. Me agarró una mano y mientras le pedía al otro que por Diós no parase nunca.

Finalmente el excitante circo del cornudeo se acabó, su violador se corrió con fuerza dentro de su ano y ella dejó un increíble charco en las sábanas de aquella habitación de hotel.

Chema se marchó y yo, mientras ella se bestia en silencio después del calentón, me masturbe hasta correrme. No me volvió a hablar en unos días, aún no hemos hecho el amor pero en mi cabeza ya tengo el siguiente plan. Le pregunté que tal y no me contestó, pero a la vista saltaba que no había sido agobiante para ella. Posiblemente también este se su deseo mas oculto pero tengo preparada una cita con un tres tios para ella sola. Supongo que funcionará... ya os contaré.

La chica del chat.

Hola, este relato me ocurrió hace poco, me describo tengo 27 años, mido 170cm y peso 75 kilos, castaño claro y no tengo una polla de 22 cm la tengo normal, gorda y de unos 17cm, paso a describir lo q ocurrió.

Yo chateaba en un chat para conocer gente, tenia mi pareja, la verdad no me iba muy bien con ella, pero no quería complicarme la vida con ninguna, pero un día chateando me abrieron un privado y ahí empezó todo, era una chica misteriosa, y muy sugerente, vivía en otra ciudad, enseguida intimamos por msn y nos calentábamos diciéndonos como nos follaríamos, incluso nos poníamos las cámaras para vernos el uno al otro y masturbarnos viendo al otro, era muy sugerente, ella me decía que quería que la rompiese el culo, que la atase a la cama y la follase por todos sus agujeros, yo nada mas oír esas cosas casi me corría de gusto, hasta q me dijo que no aguantaba más y quería quedar conmigo.

Quedamos en un bar concurrido de mi ciudad a la hora de comer, entré al bar y allí la vi sentada tal y como era por la cam, era una chica normal, no era un súper bombón, pero era la chica que mas morbo me daba del mundo, tenia 30 años, era de 160cm, castaña, labios gruesos y rellenita ummm que buena estaba. Le dije un hola que tal y me senté con ella y empezamos a hablar, y acordarnos de nuestras charlas calientes del msn, y ella empezaba a tocarme con la pierna por debajo de la mesa, menos mal que estábamos en un rincón y no nos veía demasiada gente, cuando ya no aguantaba más pedí la cuenta y pagué, me levante me acerqué a ella y le dije al oído:

-Estoy excitado a más no poder por tu culpa, voy al baño a masturbarme, si quieres venir te estaré esperando…

Ella no dijo nada, me fui al baño de hombres, era individual, y allí me baje los pantalones y empecé a masturbarme, a los pocos segundos tocaron a la puerta, y oí su voz diciendo que quería entrar y le abrí, nada mas verme y cerrando la puerta con urgencia se agachó delante de mí y empezó a pasar su lengua por mi polla, que bien lo hacia ummmm, y masturbándome con la mano el tronco de la polla, se quedó mirándome fijamente a los ojos, sonrió y empezó a tragarse mi polla entera, que delicia.

-¿Te gusta papi?

-Me encanta nena, que bien la chupas joder…

-Que bien me sabe tu polla cielo umm, está deliciosa…

Continuó chupándola mientras empezaba a tocarse el coño por encima del pantalón que ya llevaba medio desabrochado, me hizo sentarme en la taza del wáter y continuó chupándomela, pero ahora llegaba a tocar su coñito y su culo con mi mano derecha, que mojada estaba la muy puta, y tenia el coño sin pelitos, ummm que delicia seria comérmelo.

Se bajó los pantalones y empezó a sentarse encima de mi polla lentamente.

-Que buena tu polla papi, me entra toda cabrón, ummm ohhh que buena.

-Ahhh putita que buenooo, estas mojadita y estrechita ummm que placer muévete zorra, muévete para mi, oohhh.

Seguía moviéndose arriba y abajo mientras nos besábamos con pasión y juntando las caras nos decíamos guarradas y pasábamos nuestras lenguas por los labios del otro, en eso estábamos cuando llamaron a la puerta, pero no le hicimos caso y seguimos follando salvajemente.

Ella se corría una y otra vez, según me dijo por msn era multiorgásmica, y ahora lo estaba comprobando, ummm que delicia, y yo estaba apunto de correrme y se lo dije:

-Nena me voy a correr ooohhh…

-Córrete en mi boca amor, en mi bocaaa…

Se quitó de encima mia, y se metió mi polla en la boca y me corrí con una cantidad de leche impresionante que se le salía de la boca, y como una actriz porno cogía lo q le salía de la boca y se lo volvía a meter en ella, ummmm, ella seguía chupándomela, me volvió a mirar y me dijo:

-No creas que esto se ha acabado, quiero que me rompas el culo, quiero sentir como me la metes bruscamente…

Me puso el coño en la boca y empecé a comérselo, que sabor tan suave tenia, y tan delicioso, y la cantidad de flujos que soltaba, a los pocos minutos de comérselo y pasar mi lengua por su clítoris, empecé a excitarme de nuevo y ya la tenia como una piedra cuando la miré y le dije:

-Quiero tu culo, quiero rompértelo.

Se puso de espaldas a mi, y bajó hasta poner su agujero en la punta de mi polla, y parecía q iba a ir despacio y se la metió de golpe, fue tan brusca que me dolió hasta mi, pero que placer también, la muy guarra me exprimía con el culo, y volvieron a llamar a la puerta, y ella gritó:

-Me estoy follando a este, asi que vete y espera que acabemos, gilipollasss…

Yo sin dejar de metérsela fuertemente la cogía de las tetas y se las estrujaba, y ella gemía casi gritando, bajé a masturbarle el clítoris, y ella se volvía a correr una y otra vez, mientras saltaba en mi polla.

-Cabrón que bien me follas….

-No putita mía, eres tu la que me estas follando muy bien, ooohhh.

Al poco tiempo de estar bombeando en su culo, le dije que me corría y me dijo que me corriera en su culo, que quería tener mi leche dentro de ella.

-Me corroooo, aaahhh…

-Yo también me corro amorrrr, ahhhhh siento tu leche en mi culo oohhh…

Gritábamos nuestro placer, y cuando acabamos ella se subió las bragas y dijo que así notaria mi leche más tiempo…

Cuando salíamos del baño, nos cruzamos con un hombre mayor que no dejaba de mirarnos, y los camareros del bar también, pero nos fuimos a toda prisa y riéndonos, ya en mi coche me dijo que la llevara al hotel, que su amiga que había venido con ella quería conocerme, porque ella le había hablado mucho de mi, le dije que tenía que irme, pero quede en verlas en su hotel al día siguiente, pero eso os lo contaré en otro relato…

Para contactar conmigo podéis hacerlo en sirgawain@hotmail.es

ELLA TOMA EL MANDO… YA NO HAY MARCHA ATRÁS

Nuestra relación era normal, pero yo cada vez quería cosas nuevas en materia sexual. Películas porno, juguetes, fantasías, etc. Pero lo que de verdad me ponía, era ser su esclavo lamepies, y obedecerla en todo lo que ella deseara en el sexo, aunque eso supusiera que ella se acostara con otros hombres.

Llegó un momento en el que no pensaba en otra cosa que en ella chupando y follando con desconocidos. Cada vez que follabamos, le decía que deseaba que lo hiciera, que quería verla a toda costa con otra rabo en su boca y si se calentaba mucho con la mamada y quería follarse a algún tío no me importaba, que lo habíamos hablado tantas veces y había disfrutado tanto, que quería verla haciéndolo y disfrutando con ello.

Fui tan insistente, que también para ella se convirtió en un deseo muy fuerte. Una noche fuimos con el coche hasta la puerta de un club de intercambio y no nos atrevimos a entrar, la verdad es que creo que fui yo el que no se atrevió y me parece que a ella le dio la misma sensación porque la verdad es que yo la vi bastante decidida, pero finalmente nos marchamos sin entrar.

A partir de ahí todo cambio, a raíz de esa situación decidió dar un paso en nuestra relación y tomar el mando. Me dijo que no podíamos seguir así, que o bien aceptaba que ella dirigiera nuestra vida sexual o bien tendríamos que dejar las fantasías para siempre. Pero que después de haberle insistido tanto y llegar con el coche hasta allí la había dejado con el coño húmedo y con las ganas de probar esa nueva experiencia. Sus palabras me llegaron al fondo de mi cabeza (su coño estuvo húmedo por entrar allí), ya no tenia que convencerla mas, ahora era ella la que había decidido coger las riendas de nuestra relación y parece que iba en serio.

Yo por supuesto, no lo dudé y acepté su propuesta y le dije que haría lo que ella quisiera cuando, como y donde ella quisiera, que estaría siempre a sus órdenes. ¡En que hora me puse en sus manos! Decidió dar un vuelco a nuestra vida sexual y dar un paso adelante, cambiando fantasías por crudas realidades.

Lo primero que me dijo, es que yo aceptaba porque quería, pero que nunca podría desobedecerla y a partir de ese momento sería su esclavo lamepies. Para empezar, no vas a volver a tocarte la polla sin mi permiso, para que no olvides que eres mi esclavo. Nunca mas volverás a masturbarte, y no creo que vuelva a follar contigo, follaré con otros, te queda claro cariño, me dijo con una sonrisa y una expresión malvada en su rostro.

¿Entonces que opinas esclavo? Me pregunto, pero en esta ocasión no esperó a que le respondiera porque no necesito oírme decir nada. Mi polla dura, muy dura en ese preciso momento, hablaba por mí, lo contaba todo, confesaba mi secreto. Y ella sonrío y se levantó.

Eres un cornudo de verdad –me explicaba-, me das pena……… voy a hacer que sufras, porque te quiero y se que es lo que mas deseas, sufrir y ser humillado. Así que de eso del intercambio, de las parejas olvídate. A ti lo que te va es la humillación de sentirse cornudo, de saber que otro macho ocupa tu lugar y me penetra y me hacen gozar como tu no sabes hacerlo y me satisface en tus mismos morros. Así que, si vamos a esos clubs no es para que tu tengas oportunidad de hacer algo con otra mujer sino para que yo pueda elegir la polla que mas me guste y espero no tener que repetírtelo nunca mas o renuncio a tenerte como mi esclavo cornudo, ¿de acuerdo?
Te lo digo para que no te hagas ilusiones por si te pensabas que tu tienes algún derecho de estar con otra mujer por que yo me tire a otro tío, o mejor aun, lo haré igualmente pero no te dejare estar presente, así que eso de intercambiar nada y si no te queda claro ………… olvídate de estar delante cuando te haga cornudo porque ahora estoy decidida a hacerlo con tu consentimiento o sin el, y yo creo que a ti te gustaría verlo, ¿no?. Lo siento perrito pero solo te queda un camino: hacer todo como yo quiera. Mira el lado bueno si me obedeces podrás lamer mi coño después de que otro me folle, podrás participar a veces lamiendo mis tetas o de cualquier otra forma humillante que se me ocurra y lo mejor de todo podrás lamer mis pies, además permitiré que tú te corras cuando yo haya terminado con mi amante de turno y te ayudare a hacerlo pero si te niegas………….. uuummmm……… pobrecito, si te niegas voy a hacerlo igualmente pero te lo vas a perder todo, ya te lo he dicho estoy decidida, contigo o sin ti.

Todas estas advertencias, me pusieron como una moto, lo tenia claro quería seguirla en su juego hasta donde ella quisiera llegar, le suplique que perdonara que nunca mas iba a decirle nada mas de otra mujer, que ella tenia razón en todo y me eche encima suya a besarla en la boca, ella me paró en seco y me recordó que tendría que esperar a que a ella le apeteciese follar que mientras la dejara tranquila que tenía que planear el día que se iba a estrenarse como mujer liberada y dominante.

Ahora solo me queda esperar a que me diga una fecha y yo solo podré consentir y darle las gracias por permitirme acompañarla.

Todo asombroso