Video Relato

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MI HERMANA SANDRA

Mi nombre es José y tengo 24 años, tenía 23 cuando ocurrió lo que seguidamente expondré. Mi hermana Sandra tenía 20 años cuando sucedió.Es rubia, ligeramente más baja que yo, y casi siempre suele ser reservada y tímida. Aunque yo no soy precisamente un adonis, mi hermana (por fortuna) no ha heredado parecido alguno conmigo, pues se la puede clasificar como "guapa y atractiva" sin ninguna reserva. Paso sin más dilación a contar lo que sucedió la noche del martes, 3 de diciembre de 1996. Empezaré por cuando descubrí lo que estaba sucediendo, eliminando molestos preliminares. Aquí empieza mi "odisea":No podía creerlo, lo estaba haciendo. ! Mi propia hermana ! Toda mi atención se concentraba en sus gemidos, en sus jadeos explosivos, sin duda hacía bastante ruido al masturbarse.No podía separar el oído de la puerta, había pasado por el pasillo para acostarme, y pensaba que mi hermana (que había subido apenas media hora antes) ya estaría dormida, pero por lo visto debió pensar en aprovechar la oportunidad de que nuestros padres habían salido a visitar a un pariente enfermo para "hacerse un dedo" con toda tranquilidad. Sin quererlo, casi en contra de mi voluntad, mi entrepierna se fue endureciendo progresivamente. Casi podía imaginar su cuerpo desnudo, la forma en que se frotaba su vulva mojada. Me estaba excitando por momentos, y poco podía hacer para evitarlo. Nunca había pensado en el incesto, al menos no conscientemente. Jamás se me había pasado por la imaginación masturbarme pensando en mi hermana, o que ella lo hiciera pensando en mí. Pero ahora, mi imaginación espoleada por sus gemidos crecientes de desbocaba. Fantasías prohibidas asaltaron mi mente, y ya me dolía entre las piernas debido a la presión, pues llevaba unos pantalones vaqueros que no tenían demasiada holgura.Mi hermana cada vez gemía más fuerte, con voz más grave y profunda, incluso creo que hablaba en voz baja, diciendo cosas ininteligibles con voz temblorosa.- S...Siii, auuummmmm, si...sigue...Ya casi no podía más, tenía que verla masturbarse, contemplar como se estremecía con el orgasmo. Supuse que, concentrada como estaba en su placer, no se percataría si abría la puerta solo unos centímetros y la observaba. Con manos temblorosas, lo hice, entreabrí la puerta, rogando para que no produjera ningún ruido. La suerte me acompañó y todo salió a la perfección. Tuve una magnífica vista de forma inmediata: Mi hermana Sandra, tumbada boca arriba, frotándose frenéticamente, casi con desespero, tenía toda la entrepierna llena de jugos, pero aunque sus dedos estaban más lubricados de lo que jamás hubiera creído posible, de vez en cuando se los llevaba a la boca y los ensalivaba con su lengua, al mismo tiempo que chupaba sus propios jugos dando claras muestras de satisfacción, se diría que experimentaba un gran placer tragando su viscoso fluido.Sin ser ya dueño de mi propia voluntad, me desabroché la bragueta y saqué mi miembro, estaba en completa erección, mi glande se había puesto de un color casi púrpura, y se diría que vibraba por la excitación contenida. Empecé a masturbarme mientras miraba a mi hermana llegar a su orgasmo, viendo como se sacudía con espasmos rápidos, mientras soltaba pequeños gritos, incapaz al parecer de mantenerse en silencio. Mientras llegaba al final de su éxtasis, cerré la puerta de la habitación muy despacio y me fui a mi propio dormitorio. Me masturbé durante un rato pensando en lo que había visto, e incluso, pocos segundos antes de llegar al orgasmo, me imaginé a mí mismo eyaculando dentro de ella, mientras ella me atraía hacia sí, moviéndose sinuosamente, teniendo los dos un orgasmo simultáneo. Con mis pensamientos vagando entre lo que había visto realmente y lo que había imaginado, no tardé en llegar al clímax. Eyaculé abundantemente, lanzando varios chorros de semen caliente. No me preocupé de si manchaba algo, solamente ocupaba mi mente el orgasmo de mi hermana.Cuando el placer fue cediendo, pude comprobar que había manchado bastantes losas de la habitación, situadas frente a mí, formando grandes y espesos goterones de esperma por todo el suelo. Me apresuré a limpiarlo todo con pañuelos de papel, fui al cuarto de baño y me aseé convenientemente, luego fregué el suelo para que no quedara ni rastro, ninguna pista que pudiera delatar lo que había pasado. Pude comprobar que mi hermana estaba durmiendo plácidamente entreabriendo de nuevo la puerta de su dormitorio. Pensé qué hubiera pasado si verdaderamente hubiera entrado en su habitación mientras se estaba masturbando. Si le hubiera insinuado que podíamos compartir un orgasmo "como dos buenos hermanos". Procuré evitar seguir pensando en ello. Cerré la puerta de su habitación y seguidamente me preparé para acostarme. Esa noche, pese a que estaba totalmente saciado, tuve sueños húmedos. En ellos mi hermana y yo practicábamos todo tipo de posturas y actos sexuales... Me desperté y comprobé que mi pene estaba en completa erección. Probablemente había estado así toda la noche. Volví a masturbarme. Apenas hacía doce horas que había visto a mi hermana como una hembra ardiente y excitante, y ya estaba completamente obsesionado con ella. Desde ahora solo tendría un objetivo: Incesto. Debía hacer lo que había imaginado. Debía practicar el sexo con mi propia hermana para mi propia paz mental.Si, las cosas serían diferentes entre Sandra y yo.

MI PRIMO LUIS

Llegó la noche y todos los invitados ya se habían ido a su casa. Sin embargo Paola permaneció un momento más en el comedor, vigilando a la muchacha que retiraba los platos de la cena. Subió a su cuarto y tomó su baño habitual, prolongado y perezoso; pero esta vez le añadió unas cuantas gotas de aceite perfumado al agua caliente de la tina. Esa noche era diferente, ella esperaba tener el valor suficiente para darle una gran sorpresa a su primo Luís, que ese fin de semana, se quedaba a dormir en su casa. Desde hacía mucho tiempo, Paola estaba encaprichada con el hijo mayor de su tía. Cada vez que la visitaba en su casa, lo observaba furtivamente, haciéndose ideas apasionadas sobre sus fuertes brazos, sus cálidos y sensuales labios y el brillo de sus ojos. Su cabello negro y su cuerpo alto y atlético le atraían enormemente; pero Luís no le prestaba ninguna atención a ella, para él nada más era su "primita".Permaneció en el baño durante más tiempo que de costumbre, con una sensación deliciosa y temblando de ansiedad salió del agua, que ya se había enfriado. Se secó con la toalla su cuerpo firme y joven y se observó cuidadosamente en el espejo del baño. El simple hecho de mirarse la excitaba. Su cabello castaño y lustroso, le caía por debajo de los hombros, y le cambiaba a un tono más oscuro y rizado entre sus piernas, mientras pequeñas gotitas de agua se deslizaban por sus caderas y muslos. Hacía dos meses que había cumplido dieciséis años y esa noche había decidido realizar su plan.Pasaron dos horas y Paola seguía esperando en su habitación hasta que estuvo segura que todos se habían dormido.Tomó valor para salir de su habitación y se convenció de que era en ese momento o nunca.De puntillas, se dirigió a la habitación de huéspedes en la que estaba su primo Luís. Puso la oreja en la puerta y al no escuchar nada, giró el pomo y se deslizó lentamente al interior. La luz de la luna iluminaba la cama y Luís estaba dormido, cubierto sólo por una sábana. Paola deseaba abrazarlo y besarlo, y luchaba contra las ganas de regresar a su habitación. Se preguntaba qué haría si se enojaba, o peor aún, si gritaba. Entonces Luís abrió los ojos y sobresaltado le preguntó. ¿Qué haces aquí? Ella respondió con torpeza diciendo que no podía dormir.- Pasa, le dijo. Ella entró y se sentó en el borde de la cama.Comenzaron a hablar de cosas poco sensatas y los dos comenzaron a sonreír; la mano de Paola cayó inocentemente sobre el muslo derecho de Luís y después lentamente, la desplazó hacia arriba, hasta dejarla a pocos centímetros de la entrepierna de su primo; seguían hablando del calor que hacía en el verano, de la luna, las estrellas.... hasta que su delicada mano sujeto lo que parecía una inquieta serpiente que crecía y se hinchaba por segundos. ¡Hey!, exclamó Luís, pero antes de que pudiera lanzar otra exclamación, Paola retiró la sábana y tomó en sus manos aquella serpiente que se había endurecido y empezó a besarle la punta y a lamerla despacio; la serpiente palpitaba cada vez que entraba y salía de la boca de Paola. ¡Dios mío!, es lo único que pudo decir su primo. Ella se acomodó con suavidad sobre Luís, mientras le besaba el pecho y el cuello, hasta que se fusionaron en un prolongado beso en que sus lenguas parecían ser solo una. Paola tomo el cuerpo eréctil y muy despacio, se fue sentando sobre él; entró como un cuchillo en mantequilla ya que estaba demasiada húmeda; sintió una oleada de calor que le recorrió todo su cuerpo cuando tuvo dentro la firmeza de Luís hincada en su interior. Por instinto, los movimientos de Paola se fueron haciendo cada vez más bruscos y rápidos, parecía que estaba montada en un potro salvaje. Sabía que no podía gritar, sin embargo pequeños gemidos de placer, salían continuamente de su joven garganta. Luís oprimía los senos de Paola con fuerza y los acariciaba haciendo movimientos circulares. Después les dio pequeños mordiscos a cada uno de sus pezones. Al fin los dos estallaron en un profundo éxtasis. Permanecieron abrazados hasta que ambos recuperaron la fuerza para incorporarse de nuevo.Paola se retiró a su recámara. Dentro de su habitación sonrió satisfecha pensando que gracias a su valor y astucia había conseguido una experiencia que le gustaría repetir.

LA BODA


Hace unos meses, una buena clienta de mí madre se casaba y la invitó a su boda.La ceremonia era por la tarde, y mi mamá fue sola a la iglesia. Por la noche, era la celebración en un famoso restaurante. Mi madre no acostumbra a ir a cenas nocturnas, pero por razones comerciales (la novia es una de sus mejores clientes) se vio forzada a asistir y me rogó que la acompañara porque le daba vergüenza ir sola. Yo al principio me resistí, porque no me gustan estos acontecimientos, y mucho menos cuando no conocía a nadie. Pero tanto insistió mi madre, que al final tuve que ceder. Salimos sobre las nueve de la noche en la destartalada camioneta que usa mi madre para el reparto. Ella iba especialmente arreglada para la ocasión. Llevaba un vestido negro muy ajustado, con un escote un poco pronunciado y una gruesa gargantilla de oro que le había regalado mi padre hacia años, zapatos y medias negras y un pequeño bolso de piel, haciendo juego.El restaurante estaba en una colina rodeado de árboles, a unos cinco kilómetros de nuestra ciudad. Dejamos la camioneta aparcada en el jardín y en la puerta de entrada, en un pequeño tablón, había una lista con la distribución de los asientos. Miramos en la lista y a nosotros nos había correspondido la mesa número 23, y entramos buscándola. El salón era enorme, con muchísimas mesas redondas con ocho sillas cada una, con fundas blancas y un lazo rosa (un poco hortera) coronándolas. Buscamos nuestra mesa, y cuando dimos con ella, ya estaban sentados el resto de los comensales y solo quedaban dos sillas libres (las nuestras). Por el saludo de mi madre, noté que ella no conocía tampoco a ninguno de los que estaban sentados en la mesa. Estábamos todos un poco apretujados, porque la mesa debería ser para menos comensales, y costaba trabajo agarrar los cubiertos sin chocar con el brazo del comensal de al lado. A mi derecha estaba sentado un señor de mediana edad, calvo y regordete, que iba acompañado por su esposa y tres hijos pequeños. A la izquierda de mi madre, estaba sentado un amigo de los novios, que por lo que comentó después, era profesor en una autoescuela.De primero nos pusieron unos entremeses (lo típico) y de segundo un pescado grande al horno. Como era verano, pusieron jarras con sangría muy fría, que por lo caluroso de la noche, tenían que reponer constantemente los camareros. A mi madre le debió de encandilar, porque se tomaba un vaso tras otro.Al principio todos hablaban de lo guapa que iba la novia y de lo bonito que había estado el coro. Pero pronto la charla se animó cuando mi madre sacó su tema preferido sobre el programa televisivo "El Gran Hermano". Todos participamos en la discusión, salvo el profesor de autoescuela que no levantaba los ojos del plato. Pero la que llevaba la voz cantante era mi madre, forofa al límite de la serie y conocedora de todos sus vericuetos. En los postres, cuando la discusión estaba en su punto álgido, estuve discutiendo con la esposa del señor sobre la bondad de uno de los personajes. Me sorprendió que mi madre no dijera nada, cuando era uno de sus personajes preferidos y, extrañado la miré pidiéndole ayuda. Pero ella estaba ensimismada, mirando a la señora fijamente, con una sonrisa hueca, como hipnotizada. Cuando iba a tocarle el brazo para solicitarle su participación, observé, con sorpresa, que algo se movía debajo del mantel y que el fulano que estaba sentado a su izquierda, tenía su mano derecha escondida debajo de la mesa. Mi madre parecía ida. Disimuladamente, me eché un poco para atrás, y sin llamar la atención, miré de nuevo a mi derecha en busca de la mano, pero no se veía nada. Se me ocurrió levantarme con la excusa de coger un bote de palillos que había en una mesa auxiliar detrás de mí y simulando un descuido, dejé que se me cayera la servilleta que tenía entre mis piernas. Al volver a sentarme, me agaché con el pretexto de recoger la servilleta y vi perfectamente como el fulano estaba acariciando con su mano, el interior de uno de los muslos de mi madre. Me puse nervisiosimo. No sabía que hacer. Me hervía la sangre, porque no soportaba que el tipo estuviera toqueteando a mi madre a un metro escaso. Pero por otra parte, me molestaba aun mas (y me sorprendía) que ella no rechazara su atrevimiento, que no le cortara su osadía.Empezaron a servir las copas de champaña y todos nos levantamos para brindar por los novios. Volvimos a sentarnos y yo seguía sin perder punta del asunto. Me quedé fosilizado cuando al sentarse de nuevo, vi a mi madre como volvía a extender, cuidadosamente, el mantel para que le tapara el máximo posible. Estaba claro que ella aceptaba el toqueteo y no solo eso, sino que pedía más. El tipo metió de nuevo su mano bajo el mantel, hasta que al rato mi madre se levantó diciéndome que iba al baño. El fulano se bebió de un trago lo que le quedaba en la copa y sin comentar nada, se levantó y se fue tras los pasos de mi madre. Yo los seguí disimuladamente con la mirada y vi como en el trayecto el tipo abordaba a mi madre, la agarraba del brazo y juntos salían por una de las puertas que daba al jardín, perdiéndose de mi vista. Me levanté como una exhalación y salí al jardín por una puerta más próxima y casi me topo con ellos. Me escondí detrás de una columna, para que no me vieran y cuando se alejaron, salí sigilosamente detrás de ellos, escondido tras los coches aparcados.Siguieron caminando entre los coches, hasta que se pararon al final del jardín, junto a un muro de ladrillo rojo. Yo, agachándome totalmente, me acerqué lo máximo que pude hasta que llegue al coche que estaba aparcado delante de ellos, un Toyota Corola verde oscuro. Me tiré al suelo y metí debajo del auto. Desde aquí los veía perfectamente y los tenía a dos metros de distancia. Estaban besándose apasionadamente. El estaba apoyado en el capó de un coche y tenia a mi madre fuertemente abrazada con sus dos manos apretándole el culo. Mi madre estaba totalmente entregada, como si lo conociera de toda la vida. Me entraron ganas de dar un salto y pegarle dos tortas a mi madre. No comprendía su actitud. De pronto, el fulano le metió las manos entre el escote y las tirantas del vestido, hasta que consiguió abrirle el cierre del sujetador. Las tetas de mi madre saltaron como un muelle y el sujetador quedo medio caído, fuera del vestido. El comenzó a magrearle los pechos y luego a chuparle los pezones. Yo escuchaba los gemidos de mi madre, y como estaba totalmente entregada a el.De pronto, la agarró por los hombros y la empujó hacia abajo. Se abrió la cremallera y se sacó, no sin esfuerzo, su pija. Mi madre, nada mas verla, la agarro con una mano y comenzó a lamerla y a besarla con fricción. Pero el, bruscamente, la agarró de los pelos y tiró de su cabeza hacia atrás y cuando ella dio un pequeño grito por el tirón, se la metió de un golpe en su boca sin miramiento alguno, comenzando un mete y saca cada vez más rápido. Al poco tiempo la soltó, y mi madre, ya sin ayuda, continuó rítmicamente con el movimiento del mete y saca. Pasados unos minutos, la cogió de los brazos, y la levantó de nuevo. La apoyó contra la pared de ladrillos, le levantó totalmente la falda e intentó bajarle los pantys. Pero entonces escuché a mi madre decir un "no, no" muy bajito y un pequeño forcejeo para que no se los bajara y de nuevo se abrazó fuertemente a el, para impedírselo. El, que continuaba con la pija fuera, a pesar de que mi madre estaba fuertemente abrazada a él, consiguió levantarle la falda por delante y empezó a restregarle su pija por toda la vagina. Y al rato volvió de nuevo a intentar bajarle los pantys, esta vez por detrás. Mi madre al principio se dejó hacer, pero cuando ya tenía los panty a medio muslo, y yo veía perfectamente las curvas de su culo al aire, le dio un pequeño empujón, que hizo que él, que estaba en mala postura, se cayera al suelo y rodara varios metros. Mi madre, aprovechó para subirse los panty y el escote, escondiendo el sujetador entre el vestido, y se alejó a toda carrera, hacia la sala. Iba totalmente despeinada y los pantys por detrás, llevaban una inmensa carrera, desde el talón hasta perderse entre su falda. Vi como se alejaba, a toda prisa, y entraba de nuevo en la sala del restaurante. Yo salí corriendo hacia la otra puerta, para que al volver mi madre no se diera cuenta que yo no estaba y volví de nuevo a la mesa, que estaba totalmente vacía.Pero pasaban los minutos, que a mi se me hicieron siglos, y mi madre no volvía. Yo estaba preocupado. Temía que el tipo la hubiera abordado de nuevo o que ella se hubiera arrepentido de la huida y hubiera vuelto a las andanzas. Pero me equivoqué. Al rato vi como mi madre volvía. Debía haber estado en el baño, porque traía el pelo recogido en una cola. Le noté enseguida, que se había quitado los panty, seguramente porque se había dado cuenta de la inmensa carrera que tenia. Al llegar, cogió su bolso y sin siquiera mirarme, me dijo "Vamonos". Se bebió de un trago el resto que quedaba en mi copa y nos fuimos a recoger el auto. Nos subimos a la camioneta y en silencio, comenzamos la marcha. Mi madre, iba seria, mirando a la carretera como una estatua. Yo preferí no comentar nada y me estiré en mi asiento cerrando los ojos. En mi cabeza se revolvían las escenas que había visto momentos antes. Mi padre había muerto hacia más de cinco años y en ese tiempo no recordaba que mi madre hubiera tenido relación con ningún hombre. Era normal, que después de tanto tiempo, el simple roce con un desconocido la hubiera puesto como loca. Ella seguía conduciendo, ajena a mis pensamientos. Tenia ganas de abrazar a mi madre, de protegerla de otros hombres. Apoyé mi cabeza en su hombro derecho y después, como hacia antiguamente cuando era mas niño, me tumbé poniendo mi cabeza sobre sus piernas y las mías, acurrucadas, encima del asiento. Ella, no se inmutó y solo se limitó a decir "No te duermas, que luego no voy a poder subirte por las escaleras. No debías de haber bebido tanta sangría.". Yo no le contesté y ella continuó conduciendo. Cada vez que cambiaba de marcha, al subir y bajar su pierna izquierda para pisar el embrague, sentía, fugazmente, el calor de sus piernas en mi cara.De pronto, empezó a llegarme un olor fuerte, como a ocre, que rápidamente adiviné de donde provenía. Sin pensarlo, empecé a roncar haciéndome el dormido y me di la vuelta, girando mi cara hacia ella. Con el giro, la falda se subió totalmente. El olor ocre se hizo mas intenso y profundo, más cercano. Presentí, que como no llevaba los panty, tenia su vagina al aire y a unos centímetros de mi cara. Estaba celoso, tremendamente excitado y con enormes ganas de comerme su coño. Pero estaba temeroso de su reacción. En uno de los vaivenes de la vieja camioneta, sentí como mi nariz, rozó con algo peludo. Desde entonces, aprovechando cada una de las curvas, balanceaba mi cabeza varias veces. El olor era impresionante, intensísimo.Los pelos estaban muy húmedos, como meados. Mi nariz rozaba levemente su vagina, y a veces sentía, además de su parte peluda, el roce con algo carnoso, suave y húmedo. Ella, consciente o inconscientemente, seguía conduciendo como si nada. Tenía que sentirlo, pero quizás no reaccionó porque tenía unas copas de más y pensaba que yo estaba dormido. Pero también debió influir el calentamiento que llevaba encima. El tipo la había puesto a cien. Yo, a cada curva o cambio de marcha, aprovechaba para continuar con el pequeño balanceo. Cada vez mi nariz porrona, rozaba mas en su vagina, hasta que, de repente, ella abrió un poco sus piernas cayendo mi cabeza entre ellas y empezó a respirar profundamente y al ratito, lanzó un pequeño gemido y me apretó la cabeza fuertemente con sus muslos. Yo me quedé quieto sin saber que hacer, pero comprendiendo que estaba sucediendo... La camioneta aminoró su marcha hasta prácticamente pararse en medio de la carretera. Cuando pasaron unos minutos, me acarició el cabello con sus manos, me puso de nuevo la cabeza encima de las piernas, metió una velocidad y de nuevo inició la marcha... Yo seguía dormido.

FIESTA DE PIJAMAS

Sonia ya había comprado el vino, los bocados los traía Violeta, todo estaba listo para la pijamada.
Hola, mi nombre es catalina y voy a contarles lo que sucedió en una pijamada que hice con unas amigas.
Todas habían llegado ya a la casa, estábamos en mi cuarto en pijama, éramos 10 y empezamos a tomar vino, en 15 minutos ya estábamos completamente ebrias pero deliciosamente picantes contando las mejores historias.
Comenzamos con el famoso juego de la botella y claro, a mi me toco pagar penitencia, a lo cual mis amigas me pusieron a que me desnudara y bailara como Ricky Martín, eso hice, me desnudé, pero que sorpresa la mía cuando veo que al bailar mis amigas se comienzan a excitar con mi cuerpo, comienzan a tocarme y a besarme las piernas, yo trato de retirarlas pero ellas también se empiezan a desnudar, una a una, es entonces cuando siento los dedos de Sonia en mi vagina entrando. La verdad me gustaba y la deje, de pronto era Andrea la que mordisqueaba mis senos y Gina lamía el orificio de mi colita, todas me estaban manoseando, poco a poco y ya me estaban excitando también.
Fue ese día en el que me volví Bisexual.
Ninguna como Sofía para chupar el clítoris, esa mujer me hizo ver el cielo y la tierra en cada chupada mientras a ella se la chupaban también, era una tremenda orgía lésbica que todas gozábamos, muchas nos corríamos al mismo tiempo, juntábamos nuestras vaginas, nos hacíamos de todo, en fin, que rico que la pase con esas mujeres, ese es el placer mas grande que he sentido en mi vida, con decirles que esa noche perdí mi virginidad pero a manos de un consolador que había traído Gina especial para la ocasión.

UNA HISTORIA DE FAMILIA

Me llamo Miguel (no es mi nombre verdadero pero prefiero usar este seudónimo para evitar que alguien pueda reconocerme), tengo 20 años y mi historia tuvo lugar este verano. Nos habíamos ido de vacaciones a Atlántida donde mis padres tienen un chalet al que vamos todos los años. Con nosotros vino también mi primo Jorge y mi tío Bernardo ya que su mujer, hermana de mi madre, este año no tenia las vacaciones en verano y ella misma les animó a que vinieran con nosotros y así por lo menos él no perdería el verano. Estábamos todo el día fuera de casa; en la playa, dando paseos por ahí, nos íbamos a otros balnearios, en fin que nos movíamos bastante. Una tarde, después de almorzar, decidimos ir a Pirlápolis para comprar cerámicas. Mi tío Bernardo prefirió echarse una siesta y mi madre, como de costumbre, se quedó arreglando la cocina. Cuando ya llevábamos un rato viajando hacia Pirlápolis, mi padre se dio cuenta de que se había dejado la billetera en la casa y volvimos deprisa por ella. Mi primo y mi padre se quedaron en el auto y yo entré por la billetera. Habrían pasado unos 20 minutos desde que salimos. Yo entré sin hacer ruido para no despertar a mi tío Bernardo, pero al pasar por delante de su habitación oí unos gemidos muy fuertes y miré hacia dentro ya que la puerta estaba abierta. El cuadro que me encontré era espectacular. Mi madre estaba a cuatro patas sobre la cama, con la falda levantada y mi tío se la estaba cogiendo por detrás, a todo ritmo. Me quedé petrificado, sin saber qué hacer. Mi madre me vio por el espejo del armario y dio un grito. Mi tío pensó que gritaba porque le venía el gusto y le dijo "¡Acábate!, ¡acábate!" Pero ella se desenganchó rápidamente y toda apurada, se vino hacia mí llorando y pidiéndome que, por lo que más quisiera, no le dijera nada a mi padre. Me abrazó llotando y prometiéndome lo que quisiera a cambio de no decir nada y de olvidar lo que había visto.La escena me excitó enormemente, y como mi madre me estaba abrazando, se debió dar cuenta que me había empalmado. - Puedes estar tranquila que no contaré nada de esto - les dije serio -. Pero no creo que pueda olvidarlo. Y ahora será mejor que me vaya, que mi padre me está esperando en el coche y si no salgo pronto, entrarán a ver qué pasa. Agarre la billetera y apesumbrado, salí corriendo. Cuando llegué al coche, le dije a mi padre que me sentía un poco cansado y que prefería quedarme en casa. Cuando vi que se alejaban, volví a entrar con más sigilo que antes, a ver si mi madre y mi tío seguían con lo de antes o si mi intervención les había cortado. Al volver a la habitación vi a mi madre sentada en la cama. Mi tío estaba enfrente de ella, sentado en un sillón, cabizbajo y con cara de preocupado. - Me he quedado helado Carmen. - No te preocupes, le dijo mi madre, conozco a Miguel y se que no dirá nada. - ¿Y que pensara el ahora de su madre? -le preguntó mi tío. - Pues pensara que soy una puta. -El también parece que se ha puesto caliente - dijo mi tío - Ja,ja,ja, ya he notado cómo se le ha puesto -dijo mi madre- se le salía por encima la bermuda. La tiene grandísima. Cuanto más pienso en él y en que antes me ha visto liada contigo más caliente me pongo.- Pues yo todo lo contrario, le contestó mi tío, tengo la tensión por los suelos (y debía ser cierto, porque tenia la pija flácida como un flan de huevo recién hecho). - Olvídate de todo y cojeme que tengo la concha ardiendo de ganas. - ¡Chiquilla! ¿Después de lo que ha pasado no se te han quitado las ganas?, le dijo mi tío. - Debo de ser una zorra pérdida, pero tengo más ganas que nunca que me cojan. Yo alucinaba con lo que estaba oyendo, no podía creer que la que hablara fuera realmente mi madre. - Pues yo realmente, ya no puedo. Mi madre, con cara de enfado, se tumbó en la cama y comenzó a masturbarse con dos dedos. La escena era grotesca. Armándome de valor y tremendamente excitado, entré en la habitación. Al verme mi madre, se incorporó y de nuevo dio un grito. Pero esta vez, la notaba más tranquila y con una sonrisa socarrona. - Entra chico, no te cortes, dijo mi tío. Yo estaba bastante nervioso a pesar de que la actitud de ellos dos parecía favorable a mi presencia.Mi madre se acercó decidida, me bajó la bermuda un poquito, me agarró la verga y empezó a masajeármelo. Luego me pasó la mano por los huevos e inmediatamente, se agachó y se metió entera mi pija en su boca. Mientras me la chupaba yo alucinaba no solo por su dulce mamada, sino por el espectáculo de ver sus gordas tetas balanceándose. Me atraían mucho sus tetas, tan redondas y tan gordas. Mi tío, excitado por la escena, se puso detrás de ella, le abrió un poco las piernas y empezó a cojersela. - ¡Qué encharcada estás! ¡Tienes el chocho inundado! - dijo mi tío. Ella debía estar gozando de lo lindo pues mientras me la chupaba no dejaba de gemir y de mover el culo para sentir más la pija de mi tío. Al ratito, empezó a gritar de gusto dejando de chupármela, mientras veía por la cara de mi tío, que el también se estaba corriendo. Yo entonces me atreví a poner mis manos sobre su espalda y empecé a acariciársela bajando hasta tocar sus pechos.Ella se tumbó en la alfombras y me dijo que se la metiera. Yo, que estaba completamente salido, me monté encima de ella y se la clavé en toda su vagina. Mi polla es mucho mas voluminosa y dura que la de mi tío (me imagino incluso que la de mi padre) y le hizo efecto. La agarraba de los muslos, del culo y le comía las tetas mientras la cojia a todo ritmo. Ella tuvo tres orgasmos entre gritos y gemidos antes de que yo me acabara. Desde entonces para acá, me he convertido en el amante de mi madre y como soy celoso, no permito que la toque ni mi padre ni mi tío.

Lucy la almacenera y yo

Hace años que conozco a Lucy. Ella es dueña de una despensa que queda a pocas cuadras de mi casa en Buenos Aires. Lucy tiene unos 55 años, bien llevados por cierto, con un hermoso par de buenas tetas y un culito que hace tiempo es mi obsesión…

Siempre nos miramos de manera especial con Lucy. Ella esta casada, y yo también, pero ambos nos teníamos muchísimas ganas. Yo no podía decirle mucho, pues notaba que su marido sospechaba de todo hombre que se le acercara a su hembra, y lo bien que hacía este buen señor, pues Lucy estaba realmente para cogerla sin parar…De modo que este buen hombre, tenía a Lucy “marcada hombre a hombre” como se dice en términos futboleros, sin perderle pisada y controlándola en cada uno de sus movimientos.

Era casi imposible intentar algo con ella , ya que para colmo su “maridito carcelero” estaba desempleado desde hacia años y vivían de una pensión. Pero había algo más que celos, e indagando un poco supe de algunas infidelidades por ambas partes en sus años juveniles y de un problema de próstata de él, que impedía una buena vida sexual, y el hecho de no poder satisfacer a su hembra, mas el terror de que se marchara con otro, explicaban su implacable vigilancia y recelo por su esposa.

Algo habia entre nosotros. Algo que había logrado franquear su férrea custodia, ya sean miradas, palabritas cargadas de doble sentido, roces de manos al intercambiar dinero…

Pequeñas muestras, indicios apenas de una calentura que cual volcán en silenciosa eclosión, crecía escondido en los abismos de nuestros deseos mas ardientes…

Ambos buscábamos la oportunidad para realizar nuestras fantasías, pero nos movíamos con sigilo, sin levantar sospechas de nadie, como panteras en celo que se acechan en las sombras de la selva negra, Lucy y yo estábamos conectados, pero debíamos esperar…

Pasamos años deseándonos en secreto.

Yo solía cogerme a mi esposa imaginando el culito de Lucy. Quería lamérselo, abrírselo con mi lengua, enterrar en ese monumental orto mi pija bien dura y llenárselo de tibia leche. Cada vez que pasaba por el frente de su despensa o la veía barrer su vereda la saludaba cortésmente, pero por dentro la desnudaba y le hacia todo aquello que soñaba hacerle alguna vez. Su boquita también me enloquecía… Mis pensamientos se hacían la película con esos labios a los que casi podía ver tragarse mi verga con desesperación y mamarla como una fiera, como una descontrolada hembra sedienta del mas caliente placer tanto tiempo negado…

Mas tarde supe que pensamientos parecidos a los míos revolotearon su cabecita por muchooooo tiempo… deseos de semen y de maratones de sexo conmigo.

Que pérdida de tiempo…! Tantos años queriendo los 2 lo mismo…

A veces me consuelo diciéndome que el quererla tanto y desearla por tantos dias fue lo que hizo del sexo con ella, el mejor sexo que he tenido.

Oh, si! Ella me hizo, me hace, y me hará el hombre mas feliz del mundo cogiendo a una mina.

Un día mientras me vendía algunos comestibles, sabedor de que su marido no estaba, pues le había visto salir momentos antes, inicié el ataque final.

Comencé diciéndole que estaba guapa, a lo que me respondió que yo también tenía lo mío y que era codiciado por mas de una mujer en el barrio. Me reí y me animé a preguntarle:

-Y por vos no Lucy?

Ella se sonrojo apenas y mirando pícara me soltó:

-Más vale que sí. Estás muy bueno…

Casi no podía respirar de calentura y nervios. Tengo 34 años y esa hembra era un sueño largamente anhelado por mi verga. Casi tartamudeando le contesté:

-Podríamos hablar de ello en otro lugar no te parece? Digo…si quieres

Ella aún con esa sonrisa sexy en los labios me dijo:

-Claro que quiero. Toma mi celular…- y anotó el número en un papelito.

-Llámame de tarde y arreglamos…si no te respondo es porque esta Juan conmigo si?

-Ok Lucy. Me muero de ganas de charlar contigo.- Le susurré.

-Y yo con vos…¡Chau! - se despidió nerviosa pues venía su hijo entrando desde la calle.

Esa misma tarde la llamé y arreglamos vernos a la mañana siguiente, a unas cuadras de allí.

Esa noche no dormí. Tenía la pija endurecida y no se me bajaba, pero no quise culiarme a mi mujer, para reservar todo el semen para mi encuentro con Lucy.

Me costó calmarme, pero al final, cerca de las 2; 30 de la madrugada, me dormí.
Me desperté con el despertador clavado a las 8:00 am. Me dí una rápida ducha y salí a las apuradas.

Al llegar a una cuadra de la dirección ví a mi hembra esperándome.

Se había producido para la especial ocasión, un vestido no muy corto, pero bien pegado al cuerpo, una blusa escotada, labios rojos y zapatos de taco…Mmmmmm….de sólo verla así para mí, mi aparato se puso al palo con semejante espectáculo.

_Hola Lucy. Tomemos un remís. Tengo un lugar que quiero mostrarte.- dije al tiempo que la besaba en la mejilla pero orillándole los labios.

En el viaje casi no hablamos.

Llegamos a un hotel y le pedi al chofer que entrara al estacionamiento y nos bajara allí, para no correr riesgos de ser vistos.

Asi lo hicimos y nos registramos en la suite 23, del segundo piso.

Mientras subíamos en el ascensor abracé y besé a mi Lucy con pasión. Nuestras hambrientas lenguas se encontraron afiebradas en una caliente batalla. Mis manos bailaban por su cuerpo, yendo de sus nalgas a sus pechos y viceversa, mientras ella palpaba mi “paquete”.

Entramos a la suite y continuamos besándonos y manoseándonos como desesperados.

Desvestirnos fue cosa de pocos instantes, primero quité su blusa, luego su vestido y la dejé en corpiño y tanguita, ella me quitó la camisa y el pantalón dejándome en bóxers.

Le arranqué el corpiño y comencé a chupar esos pezones duros y erectos mientras mis manos rebalsaban de tetas.

Ella jadeaba despacio al principio, pero rápidamente fue aumentando la intensidad de su goce.

Me sacó la pija dura del bóxer y la comenzó a menear. Mientras tanto mis dedos ya investigaban la humedad de su vagina con suaves movimientos sobre su clítoris, lo cual la hacía estremecer de gozo.

Caímos en la alfombra, mientras nos dábamos a la tarea de brindarnos goce oral. Hicimos un 69 impresionante, ella me aferró la poronga con ambas manos y se la tragaba hasta la campanilla de su garganta una y otra vez sin darle tregüa a mi glande empapado por mis jugos y su saliva.

Cógeme papito, haceme tu hembra, llename de tu leche por todos mis agujeros –clamaba entre jadeos y gemidos.
Yo estaba alucinado con su inundada concha, metia mi nariz en su vagina, mi lengua succionaba su humedad, me relamia mientras jugueteaba con su clítoris y la hacía gritar mas y mas fuerte…

Le abrí las nalgas, grandes, lindas, exquisitas y me mandé de cabeza a chuparle el culo. El olorcito a mierda mezclado con el olor de su flujo y la excitación que tenia, me pusieron aún mas al palo y me abandoné a la inminente descarga de semen que ya sentia venir.

La tome de la nuca y le anuncié:

toma mi lechita Lucy, tómala toda, no derrames nada mi amor!!!!
Siiii papi…hag…aggghhhh,,,slurb…chup…chup…slurbss..ahhggghh…siii..mmmmm…
Mientras mi pija se vaciaba en su garganta, ella comenzó a tener un orgasmo que la hizo contorsionar como una serpiente…me restregaba el orto en la cara y me empapaba la boca con su acabada…

Fue sensacional. Me limpió la verga con devoción y esmero, lustre le sacó la hija de puta…

Otra vez empalado le pedí que montara mi miembro de una buena vez.

Asi lo hizo. Cabalgaba como una furia, gritaba, me rasguñaba el pecho, gemía de lo lindo, me gritaba que la haga acabar toda la tarde, y se vino mientras yo chupaba sus tetas y metia mi dedo en su culo …

-ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh ……ahhhhhhhhhhhhhhhhhh…..ahhhhhhhhhh mi amor……

Acabó con una violencia y una energía que duró unos cuantos minutos, tras los cuales casi se desmaya encima mío.

La acosté boca arriba, le abrí las piernas y le comencé a lamer de nuevo la argolla, puse sus tobillos en mis hombros y ayudandome con ambas manos, subí mas sus caderas hasta tener su culito al alcance de mis labios y mi lengua.

Le metí la lengua en el culo y lo fui dilatando, intercalando lengua con dedo, salivandolo, mojandolo, dilatandolo con paciencia mientras sus jadeos aumentaban intensidad…

-hmmmmmmmmmmmm siiiiiii papito rompeme el orto!!!! Bramó enloquecida – adivinaba mis intenciones.

La di vuelta y le meti primero el glande, que costó entrar en esa cuevita, pero cedió enseguida, ella gritaba y me pedia que fuera mas suave, y lo fui.

Poco a poco fui metiendo carne a ese apretadísimo ojete que cedía con esfuerzo…

-ahhhhhhhhhhhhh siiiiiii cógeme hijo de mil puta, partime el orto, llename los intestinos de leche ¡!!!

- Siiiiiii mi amor aca la tenes adentro, bien adentro, te parto como a un queso yegua de mierda!!!

Y el mete – saca no se hizo esperar…

Gritos, jadeos, gemidos, insultos, mi verga entraba enloquecida en ese agujerito cremoso y estrechisimo…

Ella gozba como una puta, me daba culazos, ayudaba a que mi pija se entierre mas y mas dentro suyo…

La quiero hasta los huevos papito…!!!!
Si tomá tomá poronga nena, te lleno el caquero de lechita!!!!
Ya no pude mas, ella se venía y yo también.

Aceleramos movimientos, y ella gritó su orgasmo mientras le sobaba las tetas por detrás…

Lucy mi amor, te lleno el orto hija de puta gózame ahhhhhh aha haha haha haaaaaa siiiiiiiiiii
Los chorros de semen la inundaron en segundos y caimos en la tersura de la alfombra…

Mientras nos besabamos como si recién empezaramos la garchada, ella me invito a la camita, a darme mas de lo que tenia guardado para mi…

Y seguimos dandonos amor por horas. MI LUCY y YO…

El gerente del hotel llamo 2 veces esa tarde para avisar que nuestro turno habia concluido…

Martin Lugger
martinxy13@yahoo.com.ar

maduritas que deseen una historia conmigo…aquí me encuentran.

Después del viaje en Micro

Esto que les voy a contar ya corresponde al último encuentro que tuve con ella porque lo pongo primero porque me parece más divertido que todos los otros encuentros que tuve… Ese día me levante pensando en ella y mi esa noche había estado con mi novia pero no podía dejar de pensar todo lo que habíamos realizado así que decidí llamarla, ella al escuchar mi voz parece que se puso contenta pero se me reía mientras le hablaba y le pregunte si estaba su novio ahí y me dijo que si inmediatamente le pregunte si podíamos vernos porque quería cogerla toda y ella me dijo que después me llamaba. Ansioso espere y no sonaba el teléfono así que llamo luego de las 00:00 hrs contándome que recién se iba el novio que hacía tiempo que no tenía tantas ganas de que se fuera, yo le pregunte si tenía ganas de verme y me contesto a vos no a esa hermosa pija que tenes entre las piernas, la verdad que en el momento me levanto el ego pero después me di cuenta que realmente conmigo no quería nada, bueno solo con mi pija. Le dije que saliéramos a tomar algo primero y acepto fuimos en mi auto a dar unas vueltas y mientras nos hacíamos bromas y toqueteábamos en el auto ella me pidió que siguiera manejando y no me detuviera, desprendió mi cinto, mi pantalón y así desparado como estaba me lo comenzó a chupar, podía ver que se llenaba toda la boca y trataba de tragárselo cada vez mas y mas pero a medida que crecía se le hacia mas difícil, estuvo unos 15 minutos chupando la pija y en el momento que estaba por terminar dejo de chuparme y me pajeo, le decía quiero terminar en tu boca y se reía y me decía que inmensa pijas tenes, que dura se pone, le pedí por favor que quería acabar en su boca y bajo a seguir chupándome y cuando ya estaba por acabar salió e hizo que ensuciara el volante y mi ropa. Le pregunte porque no quería y me dijo que no, jamás supe el porque de esto. Llegamos al Pub y nos sentamos, hablamos de todo un poco pero tenia ganas de cogérmela en la mesa y se me dio por decírmelo hasta que me conto que le excitaban los lugares públicos que con el novio lo habían hecho en medio de la calle y en un boliche, en la terraza de un edificio, ascensores y no se que otros lugares más, en ese momento me entro como una bronca y me levante y me fui hasta el baño, ella solo se rio porque estoy seguro que lo hizo con la intención de enojarse, cuando volví había un chico sentado en la mesa y nos presenta, yo pensé en un momento que era el novio y me venía a pegar pero no por suerte solo era un conocido de la empresa pero por lo que vi algo estaba pasando entre ellos, mi pensamiento fue esta mina es re puta, pero me gusta eso, trate de contener mi bronca y el vago no se iba más se empezó a poner cómodo e invito unos tragos yo ya veía mi noche frustrada por este boludo… pero resulto ser un tipo bastante agradable y en un momento le pregunte si pasaba algo entre ellos los dos se rieron y dijeron que hubo algo pero nada serio entonces a vos no te molesta que me la lleve a bailar verdad? No para nada mas yo estoy con mi novia en aquella mesa y con unas amigas así que me voy… nos vemos el Lunes le dice a ella y ella contesta que si que la pase a buscar a las 09:00 esto la verdad que me hizo poner celoso y se fue este vago por fin. Cuando se fue la empecé a interrogar y me dijo sos celoso? No parecías y yo le dije que con ella era la primera vez que me pasaba y no sabia que me pasaba en realidad. Se me acerco y me beso lo que me permitió quedarme por un momento mas tranquilo. Salimos a bailar un rato y luego volvimos me dijo me voy al baño y me resulto dudosa esa ida asi que fui detrás de ella sin que se diera cuenta y entro al baño, fui por el costado y me asome se podía ver que había alguien mas y estaba el otro tipo ella de rodilla chupándole la pija y mientras se tocaba la concha masturbándose el le decía si nos encuentra mi novia nos mata y ella no paraba de chuparle, su pene era como truncado corto pero muy gordo que no lo podía meter en la boca lo hacia de costado y lo chupaba la punta de la cabeza pero no le entraba en la boca me empece a excitar y se me paro hasta que me dije a mi mismo yo entro y me la cojo, asi que hice eso, cruce por arriba sin que me vieran y me les meti dentro del baño, los dos tenían una cara de sorpresa, los mire y dije puedo? Ella se acerco y me lo comenzó a chupar el otro como se sorprendió cuando me vio y siguió, le corrió la bombacha y la empezó a coger no entraba por lo grueso hasta que paso y empezó a gemir hasta que le meti mi pija en la boca todo esto me tenia al palo a tal punto que me estaba por acabar pero logre manejarlo, el otro se movia sin parar y ella gemia sin parar casi no me lo podía chupar lo metia en la boca y lo apretaba mientras me pajeaba, luego cambiamos y me toco agarrarla de atrás estaba muy mojada y le meti sin problemas la pija debo admitir que el otro la tenia gruesa y paso mi pija y le meti casi toda grito “Para!” y la empece a meter despacio y le decía “como te gusta la pija mamita” ella decía “si cójanme” y el otro hizo su aporte “estas siendo infiel a tu novio sos una puta” ella gritaba “si soy una puta me están cogiendo dos vagos, Gabriela que puta que sos” eso me detono y le empece a dar duro estábamos todos en descontrol, hasta que ella se dio vuelto y me la siguió chupando y le dijo al otro que se siente y ella se sento en su pija y me pidió a mi que le hiciera el orto con esas palabras y eso hicimos había tantos fluidos ahí que le meti la cabeza y un poco mas pero no entraba mas y nos movimos, se puso como loca gritando que le rompan la concha y el orto y nos movimos y terminamos todos… al sacar mi pija vi como chorreaba la leche de su cola y le caian en los huevos del otro y cuando el otro salió chorreaba y le caía por la pierna estaba bañada en leche… Nos limpiamos… tiro la bombacha y nos fuimos, estaba totalmente agotado y ella parece que recién empezaba estaba con todo las pilas y dijo vamos a bailar… Luego fuimos a mi casa y la verdad tenia la pija irritada y ella me decía que sentía que no podía cerrar las piernas que el único que la había dejado asi era el novio pero que jamás había estado con dos vagos y la experiencia era muy linda y peversa, cuando pensaba que ya iba a dormir me bajo los pantalones y me lo empezó a chupar y pajear lo escupía para mojarlo y ella se masturbaba mientras lo hacia estuvo un rato asi hasta que me monto se sentó bien despacio y de a poco se abrió la concha me dijo que estaba decidida a meterse los 27 cms hasta el fondo yo me rei porque siempre me queda un pedazo hacia fuera, se empezó a relajar a gemir a decir me duele, me duele y se la metió toda en su concha se movio un poquito y le dolia mucho ya no había placer pero al ver toda metida se mojo toda y yo me acabe, se quedo quieta un rato conmigo adentro y luego lentamente la saco, se levanto se cambio y me dijo que ella estaba enamorada de su novio y con todo esto se dio cuenta de porque quería estar con el me dio un beso en la frente y me dijo que no la llame mas, me dio las gracias y desde ese dia desapareció de mi vida.

Tio y Sobrina

Una siesta de verano yo me fui a acostar como siempre, prendi el ventilador que hace un ruidaso terrible. En el comedor estaba mi cobrina viendo dibujitos hasta que todos se fueron a dormir.
Escuche abrirse la puerta, era ella, entro se saco su vestido y se acosto al lado mio y me pidio que le hiciera masajes. Dirigi mis manos sobre su espalda y empece a frotarle, lo hice por un buen timpo hasta que mi mano llego y toco la suave bombachita rosa con ositos y se la saque.
Vi sus hermosas nalgas y mi miembro se empezo a levantarse y cuando intente sacar mi mano ella la debolvio y la pyso mas abajo; llege a su cloris y estaba humedo, me agache y lo llene de vesos.
La di vuelta, se puso voca arriva la bese en su delicada boca y senti que lo disfrutaba en ese momento me posecione arriba de ella mi pene estaba que esplotaba y de un solo golpe se lo meti hasta el fondo y segui afura y adentro ella gemia de gozo no queria que pare. Senti su concha bien calentita fue como penetrar un pai y acabe…..Ella se deslizo asia bajo y tomo en su boca di duro miembro lo acaricio con su tierna lengua como un chupetin yo no tube mas remedio que derramar mi fluido en ella. Cuando terminamos ella se vistio y salio como si nada.
De vez en cuando ella entra a mi alcoba para seguir con la lujuria.

Mi tia Paola

Soy Martin, vivo en Buenos Aires, y esta historia ocurrio ya hace un

par de años. Mi tia Paola vive en la localidad de Glew, al sur de la

provincia de Buenos Aires. Y durante años ella fue mi mas inalcansable fantasia…Esta es nuestra historia.
Solia ir a visitar a mis primos,a pesar de lo largo del viaje, solo como una excusa. Recuerdo ver siempre a mi tia en fiestas familiares, con esos vestidos de generoso escote, y esas caderas sensuales que hacian las delicias y el deseo de mas de uno en cada evento. Yo era el consentido de mi tia Paola, siempre me subia a su regazo, me apoyaba la cabeza contra sus pechos y me acariciaba el pelo con cariño. A partir de los 12 años, esa costumbre comenzo a excitarme, a hacerme sentir deseos de lamer esa piel y probar ese perfume que me volvia completamente loco…

Y fue a esa corta edad que comenzaron mis visitas, cada vez mas asiduas, solo para estar

cerca de esos sensacionales pechos y ese culo fantastico. Esta

situacion

se dio por años, desde mis 12 años hasta los 23 fantasee con mi tia y

me

entregue a desenfrenadas masturbaciones imaginando todo lo que seria

capaz de hacerle de tenerla una noche para mi.

Recuerdo en especial una tarde de octubre, en la que me dio fiebre estando de visita en su casa. Ella me dio los cuidados de rigor, una píldora antifebril, reposo y paños humedos en la frente.

Tenia yo 16 años y mi tio no estaba en casa. Mis primos dormian arriba y yo en el sofa de la sala en la planta baja.

Tia Paola paso la noche atendiendome. Yo miraba su camisón semi transparente, a traves del cual se mecian un precioso par de tetas con pezones de enormes aureolas oscuras.

La erección debió durarme toda la noche.

Ella me cambiaba los paños y me daba besitos en la frente, mientras sus pechos se bamboleaban ante mi cara…era una sensacional y muy caliente situación.

En un momento mi tia, mientras me ponia un paño humedo en la frente y tomaba mi temperatura con un termómetro, apoyo al descuido su mano cerca de mi muy erecto miembro. Creo que contuve la respiración esos celestiales momentos en que duró aquella escena. Tia Paola debio darse cuenta de mi ereccion pues retiro su mano de inmediato y me sonrio algo nerviosa. Se levanto y me dijo

-te traere algo fresco martu…debes hidratarte…

La vi irse con esa tanguita enterrada en su hermoso culito y casi acabo alli mismo.

Volvio con jugo de naranjas y para darme de beber, se sento a mi lado y me ayudo a incorporarme abrazandome con dulzura.

Bebe todo mi martu, ya la fiebre esta cediendo…

Poco a poco bebí todo el vaso , al terminarlo Tia me apoyo en su regazo y me pidió que tratara de dormir un poco.

Apoyado en esos pechos di rienda suelta a mis mas oscuros deseos y la imagine teniendo sexo conmigo, pidendome mas, poseida de deseo, chupando mi pija con voracidad…

Pero solo soñaba por la fiebre y al despertar mi tia dormia a mi lado, con su boca pegada a mi cara.

No resisti la tentacion y la bese, lo cual la desperto inmediatamente, sobresaltada me miro y me dijo:

-Martu! Estas mucho mejor veo…!

-Perdon Tia – respondi

-es que soñaba… -trate de justificar mi proceder.

-No hay problema Martu…estas en la edad de la revolución de las hormonas y lo entiendo. Pero no lo digamos a nadie si? Será nuestro secretito.

Y sonriendome me besó nuevamente y se fue a preparar el desayuno.

Pasaron años de aquel hecho y no volvimos a estar en otra situación igual, pero nunca olvide ese beso.

Y estaba seguro que ella tampoco.

Paola era una mujer tranquila, exhuberante, simpatica, a la que mi

tio, por su adiccion al alcohol, no atendia como ella merecia.

Pasabamos tardes tomando mates los dos sentaditos uno frente al otro

en el patio trasero de su casa, yo comiendole los pechos con la mirada

y saboreando su saliva de la bombilla. Ella me retaba porque queria que

yo llevara una novia y se la presentara, me decia:

-sobrino cuando vas a venir con una chica? me imagino que a tus años

debes andar rasguñando las paredes no?

Yo la miraba y le contestaba

- Y si tia…a veces ando re caliente…que se le va a hacer!

Ella sonreia y lo dejaba alli, pero un dia, una tarde en la cual mi

tio estaba de viaje y mis primos en un campamento, la historia, por fin, cambio.

Ella me recibio con una remerita corta que dejaba ver su ombligo y

sus pezones duros asomaban pidiendo guerra, tenia un short de jean

ajustado por el cual escapaban sus nalgas …

-Tia estas para el infarto !!!-le dije mientras nos saludábamos

-Si no fueras mi tia…-exclame mirándola con picardía.

Ella se sonrojo y me dijo

-Hay Martin!!! las cosas que decis che…si soy una vieja

Yo me hice el enojado y mientras ella terminaba de cerrar la puerta,

la abrace y le dije

- Vos no sos una vieja Paola, sos una hermosa mujer, no vuelvas a

decir eso por que me enojare!

Ella sonrio y me abrazo con fuerza y me susurro al oido

-te gustan las maduritas sobrino?

Recorde el beso que años atrás nos dimos. Mi pija se endureció inmediatamente.

Pero solo sonrei y le guiñé un ojo, luego le pregunté

-Que raro vos vestida asi !!! esperabas a alguien?

-A vos te esperaba Martu-me dijo sonriendo y tomando mi mano

Me sonrojé. La miré bastante nervioso.

-Vamos a tomar algo fresco-agrego y me llevo a la cocina.

Alli me conto del viaje del Tio y el campamento de mis 2 primos, y me

confesó que tenia ganas de que yo fuera a visitarla para acompañarla

esos dias.

-Entonces me esperabas de verdad!!! Que bueno Paola! Yo también tenia

ganas de verte!- le dije entusiasmado

-Seguro la vamos a pasar muy bien..-dijo con voz sugerente

-Queres que vayamos de compras asi tenemos provisiones para el fin de

semana?- me pregunto.

-Si claro, te acompaño, pero dejame darme una ducha antes

-okey, vaya y apurese que me voy a cambiar este disfraz de

gata!!!-exclamo a pura carcajada

Ella fue hacia el dormitorio, yo hacia la ducha, entré al baño, me

saque toda la ropa y me di cuenta que no habia toalla disponible, solo

una bastante humeda; me envolvi en ella de la cintura para abajo y fui

a

pedirle una a mi tia.

Entre al dormitorio y la encontré en tanguita y con los pechos al

aire, ella se sobresaltó y se cubrió con las manos, sonrojándose levemente.

-Perdoname Paola…es que no habia toalla seca y yo…-dije sin

sacarle los ojos de encima.

-Hay Martin…pareciera que nunca viste a una mujer medio

desnuda…me pones nerviosa!!!

-Y vos a mi ni te cuento-respondi y me mordi la lengua…pense que me

habia propasado en mi comentario, pero Paola se acerco a mi y dandome

un beso en la mejilla me dijo:

-Martu…te gusto?

Nunca habia logrado olvidar aquel beso, y alli estaba frente a mi, casi desnuda e insinuandose…

-Toda la vida me has gustado Pao…nunca olvide nuestro beso…

Respondí nervioso y excitado.
No se si para ese entonces ella ya habia notado la erección

descomunal que yo tenia, o si mis nervios la llevaron a deducir mis

deseos, lo

unico cierto es que no pude decirle mas, solo me limite a tomarla del cuello

con

suavidad y besarla en la boca; que me recibió abierta, con su lengüa

jugueteando con la mia afiebradamente y apretando su cuerpo contra el

mio

con fuerza. Mis manos volaban por su cuerpo, que se estremecia ante mis caricias. Visitaron su espalda, sus nalgas, escalaron sus pechos y buscaron su ya humeda conchita…

Fue un beso maravilloso, y duro varios minutos, al cabo de los cuales

ella comenzo a jadear y me pidio:

-Llevame a la cama y haceme tuya Martu

La levante en brazos sin separar sus labios de los mios, y caimos

juntos en la cama.

-Hace tiempo que fantaseo con esto- me dijo entre lengüetazos…

-Yo hace años sueño con hacerte el amor Paola-le respondi mientras

apoyaba mi miembro, aun con la toalla encima, sobre su conchita, que

todavia escondia su pequeña tanga.

-ay Martu…la tenes grande y dura – murmuró mientras la tanteaba con sus manos a traves de la tela.

-Damela Martin…La quiero toda!!!

Ella me acarició el pecho, me fue besando las tetillas, y me susurró

-Por fin esta Verga es mia!!! Hace rato que no tengo una como la

gente!!!

me saco la toalla a los tirones, desesperada…

Y se la metió lentamente en la boca…

Ahhhhhh fue sensacional, yo miraba mi miembro perderse en esa boquita

carnosa y me estremecia de placer, ella clavo sus ojos en los mios

mientras me fellaba como una verdadera PUTA, y eso me enloquecia…Su

boquita se cerraba sobre el glande con suavidad, mientras retorcía la

lengüa como una serpiente acorralada en su cubil.

Sus jadeos, su cabello desordenado, su culo en esa diminuta tanga (

que se notaba empapada) y su mirada me harian perder la razón. Debia

darle a mi tia Paola un poco de su propia medicina…

-AHHHH lauraaaaaa….yo tambien quiero chupartelaaaaa-le rogué.

Sin soltar mi pija se dio vuelta ofreciendome la vulva en mi cara.

Practicamente le arranque la tanguita en tres zarpazos, y disfrute la

vista solo unos pocos segundos antes de comerme la concha que mas habia

deseado en mi vida. Hasta ese momento me habia encamado con tres

boluditas que mucho no sabian. Un olvidable Pete ( asi llamamos a la

mamada en argentina), y una vez un culo

(casi bah, porque se la enterre y me obligo a sacarla a los gritos), lo

demas habia sido

siempre ponerla y chau.

Pero mi tia Paola era una mina hecha y derecha,

que sabia bastante, no porque mi tio la supiera satisfacer o coger muy

bien, sino porque ( como ella misma me contaria mas adelante ) leia muchas historias eroticas y ( a escondidas )

miraba peliculas pornográficas.

Era mi primer 69, y fue espectacular, le enterre la lengüa entre los

labios mayores y subi hacia el clitoris, al sentir sus temblores y

alaridos cuando masajeaba con la punta de mi lengüa ese botoncito,

acelere

mis lamidas, lo cual la puso totalmente loca, gemia, jadeaba, gritaba,

se encorvava,temblaba, estaba gozando de manera desenfrenada, y en eso,

yo, que con sus alaridos me calente aun mas, senti que ya no podia mas

retener esa leche que durante años espero por mi tia.

-Paolaaaaa voy a acabar-grite

Ella me clavo las uñas en las nalgas y aceleró sus movimientos al

mismo tiempo que gritaba:

-ahhhhh….ahhhhhhh….yo…tambien…ahhhhhhhhh ….siiiii…dame

toda …ahhhhh ….toda tu lechita….ahhhh

y con un estremecimiento que nunca olvidare, mi poronga, endurecida y

fuera de control, lanzó largos chorros de caliente semen en su garganta

casi en simultaneo con su acabada, que hacia temblar su vagina en mi

boca. Lami su culo que, casi imperceptiblemente, se abria y cerraba en

sintonia con sus violentos espasmos. Ella gemía descontrolada,

Sentia su lengua saborearme y chupar con fuerza, mientras decia:

-MMMMMM….siiiiiiiii…que rico!!!! ahhhhhhh

yo la escuchaba y sentia desmayarme ante tanto placer, mi lengüa se

hundia en su culito cada vez mas, dilatandolo y ensalivandolo con

insistencia..

-ayyy Martu!!! me queres hacer el orto tambien?! me gritó empujandome

cada vez mas el culo en mi cara

-Paola, a partir de ahora soy tu dueño, y vos mi dueña-conteste con

la voz enronquecida…

-Siiii papito…haceme lo que quieras mi amor- me grito lamiendome

los

huevos y aun temblando

-Me trague toda tu leche, y jamas habia hecho algo asi…-confeso

lamiéndose los labios con satisfacción

estábamos re-calientes y todo el tiempo que demoramos en concretar

nuestras fantasías estaba siendo recuperado con creces. La lechada que

añeje por tantos años recién asomaba a lo que seria el mas salvaje fin

de

semana de nuestras vidas.

Mi lengua no dejaba de perforar su culito con ansias y ella me

limpiaba la Pija con una dedicacion alucinante.

Mi miembro que no se habia ablandado del todo se estaba endureciendo

otra vez y entonces…

FIN DE LA PRIMERA PARTE

MARTIN

ESCRIBIME!

martinxy@yahoo.com.ar tengo una historia que

podemos protagonizar juntos

Estrene a mi Tierna prima Karla

Me llamo Jesús Amadeus y soy del norte del país, fornido, alto, varonil, 38 años, serio y agradable; soy Psicólogo. Desde adolescente viaje a la ciudad de México para realizar mis estudios y desde entonces he recorrido todos los estados de la Republica, conozco también algunos países y me considero hombre de mundo. Creía saber todo, conocer de todo hasta en el sexo me calificaba como un plus. Mi historia… Mi sueño comienza así:

Cuando llegue a la ciudad de México a los 16 años, me aloje en casa de un tío el cual vivía con su esposa y mis primos, ellos eran cinco, entre los que se encontraba Karla, una encantadora niña de 13 años, jovial, alegre y llena de vitalidad, propia de una belleza angelical. Me había electrizado con su candor pues la última vez que la vi, había sido 3 años atrás. Allí estaba, ella tierna e ingenua y yo en similitud ingenuo y aturdido por esa muñeca ahora desconocida para mi; me había enamorado, esa era la realidad, enamorado yo desde el primer encuentro con Karla.

Fue fácil el proceso de adaptación a mi nueva vida en la ciudad de México, y para Karla se había tornado diferente pues su madre le daba un trato inadecuado a una chica de su edad, la insultaba como si no fuese hija suya; ese fue el ingrediente principal que daría sentido a nuestras vidas, pues ahora nos teníamos el uno al otro. Así pasaron 4 años de amor en silencio, con pequeños roces sin intenciones aparentes y después intencionadas, luego caricias sutiles e insinuaciones muy ocultas, de allí pasamos a las caricias con intención plena y sin insinuaciones. Pero siempre conteniéndonos, sin ir mas allá, sin nunca mencionarlo eran roces y caricias mudas.

Hasta que el inminente día llegó; esa vez yo arribe a casa del tío, la cual en un principio aparentaba silencio, pase a una recamara y la tía estaba mas que dormida, casi “muerta”, seguí para llegar hasta la recamara que yo ocupaba y en el baño que estaba intermedio a todos los cuartos, se escuchaba la regadera, pensé: “lo mas seguro es que la perezosa de la tía dejo la llave de la ducha abierta”; entre con intención de cerrarla y mi sorpresa fue enorme, realmente inmensa, tanto que aun me agobia el recuerdo.

Era el mismo cielo, era un baño grande y blanco, lleno de vapor que asemejaba nubes y tras ellas una figura Celestial que mas que bañarse parecía acariciarse, pues la piel suya era una piel tersa, limpia y embriagante; las calientes gotas de agua caían y se deslizaban lujuriosas por toda su piel y ardientes hilos de agua le arrancaban la mezquina espuma que aun la vestía y ya sin ella me mostraba un paisaje digno de ángeles y dioses.

Allí frente a mis pupilas, una mano jabonosa rozaba los botones de sus senos y la otra mano, con más fortuna, alisaba los escasos y sedosos hilos que en su monte de venus florecían. Luego la mano afortunada subía por el vientre, pasaba entre su pecho, acariciaba el largo cuello y se introducía en la boca, tocando la lengua con un dedo y así daba tregua a la otra mano, permitiéndole hurgar en los pétalos de su capullo, allí unos dedos artesanos daban forma a una efímera obra de arte, que al asomar era su ruborizado clítoris y este desaparecía después de un ahogado gemido de placer. Mi sorpresa fue mayor cuando Karla entre espasmos y gemidos tomo un “duché” vaginal que allí tenia (era de su madre) y lo comenzó a pasear tras de sus tersas nalgas, lo unto de shampoo y lo deslizo por su hermoso canal y hasta que encontró el lugar preciso, detuvo el vaivén por un instante, para luego comenzar su lenta invasión al interior de ese pequeño orificio; el avance del esbelto utensilio de plástico fue lento, cauteloso y candente pero arranco un suspiro y luego un gemido diciendo Amadeuuuus el cual me dejo atónito, quise entrar a tomarla y sustituir a ese artefacto, pero quizás lo fuerte de su gemido despertó al oso que roncaba en la recamara de al lado y ahora golpeaba la puerta increpando “Ya chamaca **++·## te vas a acabar el agua”.

Yo estaba a centímetros de esa patética mujer, tras la puerta y tras la cortina de baño estaba mi amada Karla, flotando en una nube de vapor con un orgasmo frustrado.

Yo era un témpano de hielo, con mi mano bajo el pantalón apretando el pene hinchado de excitación y, tras puerta y cortina dos mujeres que me derretirían; una descargando su ira si me veía pene en mano y en el baño con su hija desnuda (no iba a reflexionar los motivos), y la otra de lujuria y excitación por su orgasmo frustrado.

Pasaron 4 ó 5 segundos cuando Karla atino a responder “ya mami, solo enjuago mi cabello, me seco y salgo”. Tras la puerta y ya lejos solo se escucho que su madre concluía “Date prisa” y sonaba un portazo en su recamara.

Cuando pensé que era la oportunidad de salir y estaba a punto de hacerlo, Karla atravesó la cortina, allí estábamos frente a frente de nuevo, pero ahora ella desnuda y yo vergonzosamente con mi mano sujetando mi ahora flácido pene, con una cara de estúpido asustado y atinando solo a decir “Perdón, creí que no estaba ocupado”. Ella, tierna y valiente me obsequio un beso en la mejilla y se despego de mi rozándonos los labios y asintió “Cuando mas excitada estaba te invoque, no se si es magia pero apareciste, ahora sal antes que mamá regrese”, me empujo hacia fuera tomando suavemente mi pene y cerro la puerta.

Todo ese día fue de intentos fallidos por estar cerca de ella, ya en la cena que por cierto fue como casi todas (aburrida y nada calida) mi tío pidió pan y no había, Karla se ofreció a ir por algunos a la tienda y yo a acompañarla; salimos corriendo, compramos pan de bolsa y regresamos corriendo, ya en el garaje, la sujete por los hombros y baje mis manos por su espalda hasta llegar a sus prominentes nalgas, aferrándolas como temiendo que escaparan y le dije -“Cariño, ya no soporto esta angustia, siento que te deseo”. Y ella respondió -“No eres tu, somos los dos, mira: hoy nos quedamos a ver T V hasta que a todos les de sueño y después veremos que pasa”. Entramos a la casa y terminamos la cena. Apuramos el quehacer de la cocina y nos tiramos en la alfombra de la sala para ver la T V, el tío fue directo a dormir junto con los primos pequeños, mi primo el mayor a jugar con un video a su recamara y la tía se quedo dormida en el sofá. Media hora después, la cercanía de Karla me excito y ella lo noto bajo la delgada frazada que nos cubría; así comenzamos un dialogo en susurros diciendo ella:
- Nunca he visto uno… bueno solo el tuyo en la tarde, pero no lo vi bien.
- No te creo.
- No se trata de creer o de dudar, no conozco uno, en verdad.
- Y tu novio.
- El solo ha llegado a caricias tontas y desde un día que le confesé que me gustabas terminamos.
- Y mi primo.
- No seas tonto, desde que le salio vello en su pubis mi mama nos separo de cuarto y comenzó con sus pudores escandalosos y trabas mentales.
- ¿quieres verlo bien?
- Quiero verlo y tomarlo, quiero acariciarlo y que tu me acaricies y tengo miedo a la vez, pues no se si llegue a controlarme.
- Yo iba a preguntarte eso, pues en el baño parecías una experta y te diste gusto como una Venus con aires de amazona.
- En verdad solo aprendí a masturbar mi clítoris cuando tu hermana me enseño la vez que te vinieron a visitar, me dijo que si era aun virgen lo podía hacer por mi ano… Esa vez me dio miedo y solo frotamos cada una nuestro clip, pero ahora que te vi espiando tras la cortina del baño, justo cuando sacaba fuego de mi botoncito, te imagine dentro de mi pero me dio miedo y solo atine a introducir en mi hoyito el “duche” de mamá.
- ¿duele, lastima? ¿Qué se siente?
- ¿quieres saber? –pregunto con una picardía excitante.
- Quiero que me cuentes tus sensaciones.
- Te puedo decir que fue fantástico y eso no te haría saber la real sensación de tener algo dentro ¿Quiere saber lo que se siente? -Insistió.
- Si. –Respondí. –Quiero saber.
Karla se puso rápidamente en pie y dijo a su madre:
- Mami, vamos, anda vamos a la cama. –quien con tumbos y paso torpe alcanzo a llegar a su recamara, guiada por Karla. Cuando ella regreso a la sala, llevaba en sus manos el “duche” y la crema de afeitar de mi tío. No dijo nada y los coloco tras el sofá. Yo la tome a mi lado y guié su mano bajo la frazada. Ella temblorosa acaricio mi tranca que ya escurria pequeñas lagrimas de excitación, solo alcanzo a ddecir
- Es grande, mucho… es tibio y muy suave.
- ¿Lo quieres probar?
- ¿es normal? ¿no es sucio? No se que me da. –Dijo ella.
- ¿quieres que acaricie tu hoyito? –Pregunte.
- Besame. Solo has eso.
Yo la abrace con gran fuerza y me aloje en sus senos tibios y tersos, acariciando su espalda, su nuca, tirando con breve fuerza sus cabellos para despegar su rostro del mio y después introducir dos de mis dedos a su boca. Luego baje mi mano y buscando bajo su falda encontré un par de nalgas firmes y trémulas, sin obstáculo alguno pues había dejado su bikini en el baño, las separe y comencé a acariciar la misma puerta que dio placer a mi amada Karla en el baño.
- ¿qué sientes? –Pregunte.
- Ya te lo dije hace un rato, es indescriptible. –Ella jadeaba de excitación y de un momento a otro dio vuelta sobre mi quedando arriba y yo tirado en la alfombra. Alzó mi camisa y paso su lengua hirviente por toda mi espalda, monto mis hombros y sin dejar de lamer, bajó su rostro hasta mis nalgas, llevó el short a mis rodillas y siguió su juego de lengua, chupaba y lamía una y otra mis nalgas y por fin las separo, aun recuerdo la sensación de su aliento en mi hendidura, con sus labios muy cerca de mis pliegues y su lengua comenzando un suave estoque en mi orificio, un excitante escalofrió me recorrió y por instinto contraje mis dos prominencias, apretando su nariz, por lo que ella ataco con mas fuerza, ahora acariciando con sus dedos e impregnando con su calida saliva la entrada de mi ano, agregando:
- ¿quieres sentir lo mismo que yo?
- S sii, atine a decir,
- Dame tu pene, lo quiero probar.
Yo me gire hacia un costado y mi pene quedo al aire, ella lo tomo con gran delicadeza y lo comenzó a oler, su gesto fue de gozo, dijo que era un aroma salvaje. Yo solo dije:
- Pruébalo, besalo, acarícialo pero ya no pares. –Ella lo tomo en sus dos manos lo tiro con suavidad y engullo el glande, lo hacia con paciencia y como si lo disfrutara, luego dijo
- Huele y es rico además.

Inició un sube y baja de sus manos, masturbándome vigorosamente, yo sentía el orgasmo en puerta y apreté mis piernas. Ella frotaba con vehemencia su clítoris contra mi pie y para prolongar el momento tan excitante hizo una pausa. Alargo su brazo tras el sofá y tomo el “duche” junto con la crema de afeitar, unto un poco en su colita, me dio el tubo de plástico y me pidió:
- Házmelo por mi hoyito, házmelo ya Amadeus, estoy muy caliente, pero por favor cuida mi tesoro es para ti pero ahora no, me da miedo.

Nos colocamos en un 69 y comencé a deslizar suave y lento el pequeño tubo plástico, cuando ya por fin entro todo inicie el mete y saca, lento y pausado, luego lo acompañe con un dedo y ella tuvo un espasmo, paramos un instante y me pidió seguir, su excitación la hizo morder con fuerza mi pene, me queje y gemí por el dolor con placer que ese castigo me ocasiono, yo estaba enfrascado estimulando a mi amada prima, cuando percibí una sensación extraña, era frió, fresco y lubricante, ya rodeaba mi hoyito y en unos segundos note el aroma característico de mas crema de afeitar. Karlita comenzaba la tarea de estimular mi ano, sin descuidar su tarea sobre la tranca, instantes después metía y sacaba un dedo y luego dos, hizo una pausa y pregunto:

- ¿Querías conocer la sensación? Esa es ¿satisfecho?
- Si mamita, es rico.
- Es fabuloso. –Dijo.
- Quiero darte mi pene, Quiero que el arito de mi reina pruebe este falo.
- Espera, sigue haciéndomelo.
Saque el pedazo plástico y lo releve por otro de mis dedos y después uno mas de mi otra mano. Ya tenía tres y se lo hice saber:
- Hay tres dedos míos dentro de ti. -Eso la puso a mil, se súper excitó y me dijo:
- Espera. – Saco su dedo y repentinamente sentí algo mas voluminoso y frió.
- ¿qué es? –Pregunte.
- Calma corazón. –Ella metia en mi ano un delfín de porcelana que habia en la mesa de centro, tenia unos 3 cm. De diámetro en su parte mas ancha y unos 10 de largo hasta donde llegaba la aleta. Lo froto, metio y saco, convirtiendo eso en un algo estupendo. Era riquisimo, la dilatación de mi esfínter a causa del delfín y la frescura de la crema de afeitar me llevaron a un orgasmo muy explosivo y prolongado. Ella atrapo todo mi jugo en su boca y se calento demasiado pidiendo:
- Metelo, metelo en mi culo, desgarra mis entrañas que ya no resisto. voy a tener un orgasmo. Porfavor amor, metemelo en mi culo y desmadrame todita.
Tratando de apagar sus gemidos la bese y ella me mordio los labios. diciendo:
- Anda por favor te lo imploro, meteme tu cosa en el culo.

La coloque en cuatro, entre con suavidad y puse mi mano en su boca temiendo un grito o gemidos fuertes. Ella mordio y me sangro la mano un poco. Lo que me puso euforico y arremeti con fuerza en su estrecho orificio que palpitaba de placer y excitacion. Comenzo un frenetico movimiento desde su posicion baja y yo tome su ritmo, haciendo un bombeo que no duro mas de un minuto. cuando estalle en mi segundo orgasmo. mordi mis labios para no gritar pero fue inutil ella se dio cuenta y la excitacion la hizo estallar en una serie de mini orgasmos que acabaron en un estallido final con un alarido de placer, cosa que hizo despertar a casi todos.

El tio entre sueño y vigilia grito ¿que ocurre? pero la tia si salio de su recamara a la sala. Esos segundos permitieron acomodarnos mi camisa y la blusa de Karla pero mi short quedo lejos de nuestro alcance, por lo que me cubri con la frazada.

El ambiente u los aromas de la sala eran obios, si la tia queria explicacion de lo que sucedia, creo que estaba de mas.

Se concreto a echar a mi amada prima de la sala y la mando a su cuarto y en breves palabras a mi me amenazo con hacerlo saber a mis padres y a mi tio.

Por lo furica que estaba tomo una esquina de la frazada y dio un tiron, quedando descubierto mi tranca, que si no la habia visto en el baño cuando estuvo a punto de descubrirla, ahora la tenia ante sus desorbitados y escandalosos ojos, solo alcanzo a balbucear:

- Que es eeestoo. ¿Que pasa aqui? y se tambaleo.

Yo muy nervioso logre incorporarme de la alfombra y la tome de un hombro, caí sentado en el sofá y ella en mi torso. La recoste y quedo atonita con la mirada fija entre mi camisa abierta, mi pubis, mi pene y las piermas. La habia tomado de la nuca para dejar reposar su cabeza en el cojin del sofa, pero en lugar de hacer eso, jale su rostro hacia mi y lo acerque a mi pene ya debil y lleno de semen y saliva de Karla. Ella se resistio pero lo termino por introducir en su boca. Comenzo a temblar como si tuviera mucho miedo y se incorporo de un salto. Solo dijo:

- Esto no esta bien, tienes la noche para areglar tus cosas y te me largas. no quiero que amanezcas en mi casa mañana.

Realmente me enamore de mi prima Karla y no la queria dañar, asi que para no hacer de la pasion un drama, solo me vesti, tome mis libros en una caja y sali con un cambio de ropa y lo que llevaba puesto. Fui a parar a Campeche y desde alla me comence a comunicar solamente con Karla. nadie supo de mi hasta que logre mi titulacion. Anduve por todo el pais, en EU, Cuba, Belice, Guatemala, Chile y parte de Argentina. Ahora radico en el D. F.

Con KARLA tuve algunos encuentros al llegar a radicar a la cd. de México. fueron fenomenales, ella y yo nos iniciamos con su novio ya se los contare. Tambien contare la lección que di a mi tia y la forma en que reclame a mi hermana Noelle. Karla me enseño a explorar la sexualidad desde todos los angulos que posee la estrella del erotismo y se que aun ay cosas que no conozco.

Les invito a que juntos descubramos cosas nuevas.

Busco y ofrezco amistad con respeto, sinceridad y alto erotismo.

Deseo contactar parejas presentables de 20 a 40 años, con las preferencias que tengan, asi los acepto.

Damas sin prejuicios de 20 a 50, lindas y proporcionadas, se dar placer y soy complaciente contigo a quien tu pareja te rechaza por estar embarazada.

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Yo les repito mis datos, soy fornido, alto, varonil, 38 años, serio y agradable, uso tangas y me encanta usar mi pene y mi hoyito depilados.
No soy totalmente etero, tampoco me considero bi, ni homo, me defino como alguien muy sexual y altamente erotico, que busca perfeccionar el atre de dar placer y en ello lo recibo a manos llenas. Mi correo para contacto soyjesusamadeus@yahoo.com.mx

Penetrando a mamá

Autor: “Negracho”

Mis testículos golpeaban contra las nalgas de Silvi. Mi verga estaba hundida hasta el fondo en su culo, La mujer que, hasta hace un momento, pedía clemencia en la penetración, mi madre, ya se movía furiosamente con veinte centímetros de pija llenándole el ano. –“Así, bebé, ¡Qué culeada me estás pegando! La tengo toda adentro. ¡Como me llena”-, deliraba.

Soy Alejandro Fadini, tengo 18 años y acabo de ingresar en Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. La literatura, desde muy temprana edad, se presentó como mi vocación inequívoca, y traté de poner en mis escritos más belleza que contenido.
Era aún muy pequeño cuando garabateaba todo papel que llegaba a mis manos. “Ema me ama…Mamá me mima…mamá me mima”. Desde allí, y como elemento recurrente, la calidez de mi madre se posó en mi vida como nudo central y, paulatinamente, fue tiñendo con su color particular todos mis actos.
Silvia se llama mi madre y es aún una mujer muy atractiva. Sus 42 años la muestran como una dama que combina perfectamente la formalidad con una muy especial sensualidad. Es profesora de Biología en varias escuelas de educación media y polimodal, lo que le brinda la posibilidad de tener un manejo solvente del vocabulario juvenil y, más aún, una correcta comprensión de las características propias de una etapa tan compleja como la adolescencia.
Silvia enviudó muy joven. Mi padre, un visitador médico de muy buen pasar y excelentes perspectivas de vida, pereció en un accidente de tránsito cuando sólo tenía 29 años. Mamá, su viuda tenía 26 años y yo, el retoño de ambos, nada más que 2 añitos. Por eso es que no guardo recuerdo alguno de mi padre.
A pesa que no le faltaron pretendientes, Silvia no volvió a formar pareja. Muchos hombres, la mayoría de ellos muy apuestos y de ventajosa posición económica, llegaron a proponerle convivencia y aun matrimonio, pese a lo cual mamá siguió con mi única compañía. Con esto, no quiero decir que mi madre no gozó de los placeres del sexo durante todo ese tiempo. Una mujer bella y fogosa como ella difícilmente pueda mantenerse alejada de las mieles del amor carnal y –aunque no me consta- estoy seguro que algunos hombres la poseyeron intensamente luego de la desaparición física de papá. Su discreción y sensatez me mantuvieron siempre ajeno a su relación con el sexo e ignorante de cualquier romance suyo, ya sea ocasional o duradero.
A sus 42 años, Silvia es todavía una mujer bellísima. Yo diría, sin temor a equivocarme, que es una de esas mujeres que excitan a los hombres a primera vista. Mamá no provoca…solo insinúa. Mamá no se regala…hace que el hombre ofrezca sus mejores recursos en pos de lo que desea. Su cabello, ni muy largo ni muy corto, es castaño claro y sus ojos marrones. Mide 1.68 mts. y sus turgentes senos hacen que los señores se vuelvan a mirarla a su paso. Su cola, sin ser muy grande, es aun firme y sabe moverla con toda la gracia propia de una dama elegante y sensual. Pese a todos sus atributos físicos, el rasgo de Silvia que más seduce al sexo opuesto es su mirada cargada de inteligencia. Uno, con solo verla, advierte que a su lado no se aburrirá y que pasará momentos maravillosos aún en situaciones en que el morbo no esté presente.
Cualquier lector avezado que sabe leer entre líneas, pensará por los conceptos aquí vertidos, que amo a mi madre. Claro que la amo, ella me dio la vida. Otro lector, más perspicaz aún, dirá que eso es cierto pero que él cree que no la amo con amor de hijo sino con un sentimiento no exento de cierta carga pasional que lo acerca a lo edipico. No puedo negar que hay verdad en ello y que allí empieza a desatarse el nudo de esta historia incestuosa que mezcla la ternura de afectos primarios con la calentura propia de una hembra en celo y un macho posesivo y potente.
El que piense que esta relación madre hijo terminará mal y que los sagrados vínculos familiares serán ofendidos por relaciones carnales espurias e indebidas mucho se equivocan. Mi madre Silvia y yo, gentiles lectores, ya somos amantes, ya nos hemos disfrutado de todas las formas. Cómo comenzó y los detalles de este amor prohibido es lo que motiva este humilde relato.
Todo comenzó un sábado por la noche del pasado mes de Septiembre. Un clima más veraniego que primaveral invitaba al paseo y, ocasionalmente, a disfrutar de una bebida fresca. Mis amigos Javi y Andrés, integrantes de un equipo juvenil de rugby habían viajado al interior del país para enfrentar un compromiso del calendario anual.
-“Mami”- grité, mientras salía del baño envuelto en un toallón, -“¿Qué hago esta noche? Los chicos fueron a Salta a jugar un partido y la noche está demasiado linda como para encerrarse en casa. Ella, que preparaba sus clases semanales, no alzó la vista de los papeles y replicó: -“Yo tampoco tengo con quien salir. ¿Qué te parece si vamos a tomar algo juntos? Hace mucho que no lo hacemos”-
Su propuesta me sorprendió y no encuentro una explicación para ello. No sería nuestra primera salida juntos, pero…no sé…noté algo especial en su voz o quizás, inconscientemente, hacía mucho tiempo que esperaba que esta situación se diera así, naturalmente.
-“Cómo no, mami”-, respondí…-“¿tenés alguna idea de dónde podemos ir?”-
-“No lo sé, Ale. Lili me habló, el otro día, de un sitio muy piola, accesible, con muy buena atención y cerca de casa. Podemos probar”-, respondió.
Así fue. A la hora convenida salimos en su coche. Estaba hermosa, quizás era la más deliciosa versión de mamá que haya visto hasta ese momento. Tenía puesto un conjunto celeste de casaquilla y pollera. Lucía un importante escote que dejaba ver el nacimiento de unos pechos maravillosos. Su falda, que no llegaba a ser mini, sugería más que lo que mostraba, y lo que sugería prometía ser inolvidable.
El lugar elegido, como lo había prometido Lili, se mostraba como acogedor y discreto. Mostraba una intimidad que, combinada con un sobrio buen gusto, hacía que uno se sintiera identificado con el ambiente y dispuesto a brindarse por entero a la persona que lo acompañaba. Una música suave, magistralmente interpretada por piano, saxo y batería, servía de delicado fondo auditivo para conversar en un tono intimista apto para la confidencia.
Comenzamos bebiendo cerveza a mi elección. Mami me dijo que yo, esa noche, era el mimado y podía elegir. Estaba realmente deliciosa, muy suave y helada. Conversábamos amablemente sobre nimiedades cuando le pregunté sobre algunos señores que –en distintos momentos- supuse sus amantes. Ella, con su habitual velocidad mental, salió fácilmente del paso quitándole toda trascendencia a las relaciones mencionadas.
Nuestras rodillas, de vez en cuando, chocaban bajo la mesa y yo –en principio- solo atinaba a retirar las mías. En una oportunidad, no las alejé e hice presión sobre sus muslos para intentar profundizar el contacto, a lo cual accedió momentáneamente, para replegarse. Miré fijamente su rostro y noté una sonrisa pícara bailando en sus labios.
De pronto, el volumen de la música subió y dos o tres parejas encararon decididamente hacia una pista del baile que, hasta el momento, nos había pasado inadvertida quizás por su oscuridad. –“Lili no me había comentado que aquí se baila”-, dijo. –seguro que se le ha olvidado. A propósito, Ale…¿cómo te llevas vos con el baile?
La miré a los ojos y le contesté: -“Más o menos, soy bastante tronco, pero con esta música lenta seguro me las arreglo. Con Mariana –mi ex novia- salíamos seguido a bailar, y tenía que cumplir”-.
Se paró, me tomó de la mano y llevándome hacia la pista, me dijo: -“Vení, vamos a probar. Tal vez sea una buena maestra para vos…”-.
Nos paramos frente a frente. Comenzamos a movernos a un ritmo superior al que proponía la música, bastante separados. Mi brazo derecho ceñía tímidamente su talle y su mano izquierda se posaba en mi hombro como para mantenerme a distancia. Esto me hizo sentir molesto. Ella pareció notarlo, sonrió y recostó su cabeza sobre mi pecho, oprimió mi mano y me acarició suavemente la nuca al tiempo que decía: -“Esto se baila así…más apretaditos, Dejémonos llevar”-.
Sentí en mi pecho el contacto con sus pechos y no pude evitar que mi miembro despierte del letargo. Apoyé mi mano en su espalda y la apreté más contra mi cuerpo para sentirla plena y vibrando. Ella amagó a detenerme con su mano en mi pecho, pero se detuvo y comenzó a moverse muy insinuante, pegadita a mi cuerpo. La sensación de sus tetas palpitando sobre mí era fascinante y mi mano –quizás en una actitud refleja- principió a acariciar suavemente su espalda desnuda.
-“Ale, Ale”-, susurró-, -“Ale, portate bien, bebé”-, dijo, pero no se separo de mí ni un palmo. Solté su mano, y llevé la mía hacia su cintura para, junto con la otra, incrementar la presión y arrimarla contra mí. Su mano, ya libre, fue hacia mi cuello y se enlazó con la que tenía en mi hombro. Su rostro estaba muy junto al mío y sentía que su aliento me quemaba.
Mis manos oprimieron su talle pegando su sexo al mío. Mi pierna derecha forzó a sus muslos a franquear el paso y sintió, por primera vez, el miembro erecto de su hijo establecer contacto con su sexo ardiente. No dijo nada, solo sentí que sus dedos ejercieron mayor presión sobre mi cuello y que sus lolas comenzaron a refregarse contra mi pecho.
Mi calentura comenzó a tornarse inconmensurable. Mi pija crecía incesantemente y ella la sentía, sobre la ropa, moverse en su entrepierna.
-“Ale…Ale”-, musitó.-“¿Qué me estás haciendo?”-, y su cintura empezó a cimbrear, impulsando a su vagina a ir al encuentro de mi bulto que la estaba subyugando. –“Ale, soy tu mami…Ale, por favor…”- No pudo terminar la frase, mi boca buscó la suya. Al sentir el calor de mis labios quiso retirarse. La apreté contra mí sin violencia pero con decisión. Tomé su mentón, la besé largamente, la obligué a abrir su boca para recibir mi lengua contra la suya. –“Yo mando esta noche, mami, no lo olvides, dame esa lengua que te la como toda”-.
Levantó la vista y me miró como insinuando una queja. No la dejé hablar. –“Ya es suficiente, Silvia, no te resistas más. La realidad dicta que esta noche será mi hembra y ya no hay retorno. Dejate llevar, hermosa mía…mi yegüita adorada”-.
-“Ale…Ale”-, susurró. Sus labios abrieron y su lengua se disparó al encuentro de la mía. Más abajo, nuestras pelvis se buscaban con desesperación, iniciando un movimiento casi propio del coito.
-Ale…Ale, mi bebé, ¿qué le hacés a mami? Me estás haciendo mojar toda, mi machito lindo”-.
-“Hace tiempo que te deseo, Silvia. Esta noche vas a ser mía. Quiero cogerte hasta que amanezca. Quiero que te sientas mía, que me desees, que me reconozcas, que esperes anhelante mis penetraciones y que gimas como una potranca cuando la tengas toda adentro. Me vas a dar tu concha cuando yo quiera. Voy a coger tu culo cuando yo disponga. Vas a ser mía…mami, enteramente mía. Quiero llenarte de leche…Silvia”-.
“-Mi amor, mi Ale..yo también quiero ser tuya esta noche. Deseo ser tu hembra, entregarme totalmente a tus caprichos. Siento que me dominás, que podés hacer conmigo lo que quieras. Ámame, Ale. Ámame como un hombre quiere a su puta. Soy toda tuya…guachito mío…”-
Nuestros cuerpos estaban como fundidos en medio de la pista, nuestros labios se devoraban y la humedad de su concha era perceptible a través de la ropa. Los primeros jugos preseminales tendían a escapar de mi verga enhiesta y Silvia gemía…!como gemía mi madre!”-
-“Vamos a casa, por favor vamos casa”-, rogó. –“No puedo más, quiero ya tenerte adentro y siento que la gente nos mira. Vamos a casa, Alejandro”-.
¿Cómo negarse ante semejante pedido? ¿Qué hombre con sangre en las venas puede ignorar tal llamado a la lujuria más anhelada?
Abrazados como novios salimos del boliche. Mi abrazo amarrado a su cintura y su mano derecha acariciando mi pecho a través de la camisa. Ninguno de los presentes podía siquiera sospechar que esa pareja amante que se retiraba estaba integrada por madre e hijo.
El viaje en el coche se hizo interminable. Ni bien partimos levanté su falda y acaricié sus muslos, mientras mis labios buscaban su cuello y bajaban traviesos hasta el nacimiento de sus senos.
-“Alejandro, mi amor, esperá que lleguemos”-, gemía, -“Ay, bebé, cuidado que podemos tener un accidente”-. Mi mano ya arribaba a su bombacha y jugueteaba en su raja sobre la tanga. Luego, metí mi dedo por debajo del elástico inferior y con él recorrí los labios inflamados de su conchita, pudiendo comprobar la humedad que emanaba de ella. Silvia, mi madre, no hacía más que gemir, abriendo más sus piernas como invitándome a avanzar en mi exploración por sus fantásticos montes.
-“Ale…Ale, no puedo más, no seas malito. Estoy muy caliente amorcito. Mami ha estado mucho tiempo sin tener un hombre en su cama y no ve la hora de sentirte muy adentro. Quiero tenerte, hijito, que me cojas como lo hacía tu padre, que me des y des durante todo el tiempo que quieras. Quiero recibir esa pija enorme que tenés, que me abra toda. Haceme tuya…no puedo más.”-
Consideré, entonces, que mi expedición de reconocimiento había finalizado y que era hora de internarse en la espesura. Lentamente…muy lentamente, fui hundiendo mi índice en su concha, arrancándole un gemido estremecedor: -“Bebé….mi bebé, me estás matando. ¿Ves como pusiste la cachucha de mamita?”-. No era para menos, su sexo estaba tan rebozante de jugos como si un hombre se hubiera derramado en su interior. No cabían dudas que Silvia, mi mami, me había regalado su primer orgasmo.
-“Ale, mi vida, quisiera tener tu pija en mis manos y no puedo. Mamá quiere darte mucho placer, hermoso, pero ahora debe atender al volante”-
Afortunadamente, llegamos a casa. Mamá detuvo el motor y me abrazó y besó con suma pasión. Buscó mi lengua con desesperación mientras su mano se posó apresuradamente en mi bragueta. –“Qué hermosa verga, mi hombre, me moría por agarrarla. No puedo creer que ese pitito que entalcaba hace no mucho tiempo sea la misma pija que me va a coger hasta el hartazgo esta noche. La quiero. ¡Cómo la quiero!
Bajamos del auto, abrimos la puerta de entrada y subimos casi corriendo las escaleras que nos conducían a su dormitorio. Una vez allí, Silvia empezó a desabotonar mi camisa muy despacito. La abrió y su lengua, muy suavemente, recorrió mi pecho desde arriba hacia abajo, deteniéndose en mis tetillas y bajando luego hacia mi abdomen. Su mano ya se había adueñado de mi poronga y procedía a pajearla con mucho amor. Apretaba el glande como queriendo reconocer la pija que se iba a comer, lo acariciaba y su boca iba hacia la mía y mordía mis labios y se apropiaba de mi lengua y gemía…mi mamita gemía.
“-Tranquila, Silvi…mi amor. Bajame el pantalón y quitame el slip. Podés tragarte mi pija ahora”:- le decía, mientras mis manos magreaban sus tetas, metiéndose por encima de su generoso escote. –“Chupala, mami, hace años que lo espero. Dame lengua hasta que vuelque en tu boca toda la leche que guardo para vos. Tragate mi semen, mi hembrita caliente, que después voy a clavarte hasta que digas, basta por favor. Vas a obedecerme, turrita mía. Te voy a montar en todas las posiciones. Mi verga va a entrar y salir de tus agujeros cuando quiera, y no se te ocurra detenerla porque tus nalgas van a conocer mis manos. Te voy a dar mucha pija…mami…toda la que te ha faltado en este tiempo.
Silvia, mi mamá, mí querida Silvia. ¡Como chupaba mi garrote! ¡Con qué deleite rodeaba con su lengua mi rosado glande! ¡Con qué alborozo iniciaba un furioso mete y saca! Empapaba la verga con su saliva, para secarla luego. –“Silvia, yegüita,…!Cómo te la comés, mami. Así…cometela así, preciosura. No pares, por favor, que estoy llegando. Más…dame más que me vengo. Ya llego, mami. Así…Así. Ay…hummmmmmmmm, ¡qué hermoso! Tragá puta, tomatela, no dejes que se escape nada”-
Mi pija eyaculó todo el líquido guardado para mamá durante tantos años. La boca de Silvia no bastaba para contener tanta leche acumulada y chorros del líquido blanco y viscoso caían por la comisura de sus labios. –“Así, mi potranquita. Toda la leche de tu bebé es para vos. Ahora limpiá bien mi pija, no quiero que quede una sola gota”-
Mami se dedicó con devoción a la tarea de limpieza. –“Qué rico, bebé. Bebí toda la leche de mi potrito y ahora te quiero llenándome toda. Quiero que me hagas tuya, que me sometas, que me poseas, que me uses como si fuera la puta más grande del mundo. Cogeme Ale, por favor, haceme sentir bien mujer. Mi concha te pide a gritos. Cogeme, vidita…no me hagas esperar más. Estoy muy caliente…muy caliente”-
Los veinte centímetros de mi verga ya daban muestras de recuperación. Mami, como cuando era niño, procedió a quitar mi pantalón. Estaba, él también, muy mojado por mi lechita. Mami me quitó hasta la última prenda y dijo: “Ahora si, bonito, estás como cuando viniste al mundo. En bolas para mami, mi vida. Te quiero…te quiero.”-
La besé tiernamente en la boca, la tomé de la mano, la conduje amablemente hacia la cama y, con firmeza, la obligué a tenderse boca arriba. Bebí sus labios con vehemencia y, sin dejar de besar su piel, fui bajando hasta sus maravillosas tetas. Lamí, en forma circular, la aureola de sus pezones mientas sus manos apretaban mi cabeza contra su cuerpo. –“Chupá, mi amor, como cuando eras chiquito. Comete nuevamente las tetas de mamá. Tragate esos pezones que te alimentaron, dame tu lengua…”- No dejé que Silvia rogara demasiado y sus erectos capullos fueron, alternativamente, desapareciendo en mi boca. Los mordisquee delicadamente, los apreté entre mis labios y los agasajé hasta el cansancio.
“¿Te gusta, mi putita? Mirá como tu nene te come las tetas. Sentí mi dedo, hermosa, ahí va…abrí ese culo…abrilo te digo que lo estoy preparando para después”- Y Silvia, obedeció…ya estaba aprendiendo a obedecer y, mientras disfrutaba de una esplendida chupada de tetas, gozaba de un dedo moviéndose en forma de tirabuzón en su cola, dilatándola para la culeada que, indefectiblemente, iba a tener luego.
-“Cogeme ahora, Ale, por favor. Damela ya. La quiero así, sin forro, Quiero sentir su calor. Quiero gozarte vaciándote dentro de mí. Dasela a mami, vida. ¡Te deseo tanto!
Mami tenía razón, ya estaba lista para ser poseída. Me acosté encima de ella y la besé largamente en la boca, enredando mi lengua en la suya que la esperaba ansiosa. Mi pija, que de tan parada tenía vida propia, buscaba afanosamente su entrepierna. Separaba sus rodillas movía su talle, gemía como loca. Tomé sus piernas y las coloqué sobre mis hombros, dejando su concha indefensa, a entera disposición de mi monstruito sediento. Mamá, mi Silvia, incrementaba el volumen de sus gemidos. –“Ahora si, hembrita mía, vas a ser cogida como nunca, Recibime”-
De un solo empellón le clavé mi pija hasta que mis huevos hicieron tope. Dio un alarido desgarrador -¡Ayyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!, despacio, mi alma, que me partís!”-, se quejó.
-No, mami, putita. Aguantá la pija así, metida hasta el fondo. Mové esa concha. Así…así…así. ¡Eso, mami…eso! Ahí está, toda adentro…cometela, es tuya, sentila moverse. Apretá las piernas, yegüita, que acaricien mis bolas. Si…dame esa lengua en mi boca…, te estoy cogiendo, mami, te estoy cogiendo”-
-“Sí, mi ángel, ya no me duele. Me estás volviendo loca. Movete así…no parés…sentí como mi concha quiere retenerte. Mi amor…escuchá el ruido de mis liquidos…estoy empapada. Quiero esa pija, dame más…no te parés, guachito…besame, mordeme, apretame las tetas. Soy tuya…tuya…
Mami gemía, deliraba. Me pija no paraba de moverse dentro suyo y su concha acompañaba cada una de sus embestidas. Sus espléndidas tetas se balanceaban al ritmo de la cogida y mi dedo índice volvía a sodomizarla, lo cual la hacía gritar de calentura.
¡”Ay bebé, mi bebé, mi hermosa criatura! ¡Qué polvo me estás echando! Mami es tuya…toda tuya. Haceme la concha, hermoso…así. Seguite moviendo, potrito mío que estoy llegando. Quiero que acabemos juntos, vida. Dame tu lechita, la quiero. Llename. Dale…así…movete turrito que ya estoy. Damela..quiero pija. Más…más…más.”-
¡Ay mami, es la concha más hermosa que he cogido! ¡Cómo te la comés, putita! Sentí como mis huevos te golpean. Si, mi amor, vamos a acabar. Movete, puta, movete. Sentí cómo mi pija entra y sale. Mové esa concha que te la lleno de leche. Tomá, hermosa…para vos. Ay mami…me vengo..me vengo…te quiero mami….maaaaaaaaami”-.
-“Aleeee, Aleeee, siiiiii, siiiiii, bebé, bebé, bebé, si…si…si. Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, ¡Cuánta leche, amorcito, cómo me entra! Dale esa lengua a mami. ¡Ay Ale, cómo acabo, amor! ¡Ay, mi vida, no parás de llenarme de leche! ¡Qué calentita, guachito! NO…no me las saque todavía. Así…así…quiero sentir tus últimas sacudidas.
Mi semen corría por las piernas de mamá que no pudo retenerlo todo. Yo mojaba mis dedos en él y lo untaba en sus labios. Ella, lo recogía con su lengua y lo saboreaba como al manjar mas deseado.
¡Qué hermoso cogida, Alejandro! Creo que nunca he gozado tanto. Tu padre tenía una hermosa verga pero le faltaban pasión e imaginación. Por lo que estoy vendo, creo que de eso a vos te sobra, cielo.
La besé en la boca, manchandome con mis propios jugos y le dije: -Todavía falta lo mejor mami. Vas a ver cuánta creatividad tengo en la cama. Tu culito, que me parece muy estrecho, va a ser penetrado sin piedad. Vas a tener que bancarme adentro, mami. Te guste o no, voy a hacerte el culo y creo que lo vas a disfrutar. Me has demostrado que sos una putita divina y como tal te la vas a tragar por detrás”-
-“Ay amor, no puedo decirte que mi cola es virgen. En verdad, tu padre era bastante formal y nunca me cogió por allí. Pero, un amante ocasional, me sedujo hasta tal punto que me la dio por el culo. No lo gocé demasiado porque creo que no lo hizo bien. La metió de golpe y comenzó a moverse rápidamente. Cuando me estaba acostumbrando a su tamaño, acabó adentro de mi. En verdad, fue una gran decepción ya que había fantaseado mucho con una buena culeada”-
-“Qué hermosa mina sos, Silvi Si no fueras mi madre podría enamorarme de vos. Si, divina, me encanta que me acaricies la pija así. Me parece, putita, que la estás excitando para que te haga la cola. ¿Querés que te coja por el culo, no? Te veo apuradita. Te encanta la verga, mami. Podría cogerte durante horas…muchas horas…”-
-“Si, mi bebé, quiero sentirte en mi culo, ahora. Esta noche sos mi dueño, soy totalmente tuya. Mi culo te desea…te quiere adentro. Pero querelo, cariño, haceme gozar no sufrir, quiero volverme loquita y que me lo llenes de lechita. Sos mi amor,,,Ale…mío”-
-“Hoy te dije que iba a cogerte como se me antojara y que no podías resistirte. Pero te amo, Silvi, y quiero que disfrutes. Sí, mami, voy a llenarte el culo de leche…pero no voy a rompértelo…voy a amarlo”-.
Mi verga ya estaba nuevamente al palo por sus continuas caricias. Me tendí con mi palo apuntando al cielorraso y la tomé amorosamente de la mano. –“Vení, Silvi, sentate arriba de mi pija y manejá la penetración con la cintura. Andate enterrandola a medida que la soportes. Tu culito te irá pidiendo verga según la desees”-
Me miró y sonrió con expresión de novia enamorada. Lubriqué la puerta de su ano con mi saliva y esperé impaciente. Tomó mi vara con amor, pasó su lengua por la cabeza rosada, abrió sus piernas y comenzó a sentarse, a autosodomizarse con la verga enhiesta de su amado retoño.
Su mirada no se separaba de la mía. Su mordía el labio inferior en una mezcla de lascivia y sufrimiento. Mi glande ya era agradecido huésped de ese deseado anfitrión. Silvi gemía suavemente: -¡Ay Ale!…me duele pero me gusta…la siento entrar muy suavecito.muy lubricada, ¡Ay Ale! Me está abriendo toda, mi amor, como me culeás. ¡Ay, vida! Enterramela un poquito vos, movete despacito, yo te freno si no aguanto. ¡Ay, guachito hermoso” Así, hasta ahí. ¡Cómo la siento! ¡Me quema el orto, vida, pero me encanta! Así, acariciame el clítoris. Sos hermoso, es bárbaro como me lo hacés..así vale la pena. ¡Ay Ale…Ay Ale…Ay Ale…! Enterramela amor…la quiero toda…damela…llename el culo. Ayyyyyy asi, asi, asi”.
Mis testículos golpeaban contra las nalgas de Silvi. Mi verga estaba hundida hasta el fondo en su culo, La mujer que, hasta hace un momento, pedía clemencia en la penetración, mi madre, ya se movía furiosamente con veinte centímetros de pija llenándole el ano. –“Así, turrito, ¡Qué culeada me estás pegando! La tengo toda adentro. ¡Como me llena! Movete guachito, rompeme el culo, hacé que acuerde de tu pija por varios días. Dame fuerte…muy fuerte..culeame bien culeada. Así…así, ¡Cómo me gusta!
Empecé a darle mi pija como ella solicitaba. Su culo pedía y pedía y mi verga no podía negarse. La puse como un perrito, con su culo en pompa, y la ensarté sin lastima. Dio un fuerte grito pero ni amagó retirarse. Comenzó a moverse en dirección a mi verga buscando hacer cada vez más profunda la penetración. Gritaba como una loca…!Cómo gemía mami! Yo, loco de morbo, se la enterraba hasta lo huevos, la dejaba un rato allí –bien clavada- y luego comenzaba a moverme como un poseso. Por momentos la sacaba fuera de su orto, dejando que solo la cabeza quedará en contacto con su orificio. Luego, casi con violencia, la hundía hasta que casi se comiera las bolas, y me mecía a su mismo ritmo. Ella, en ese instante, parecía lista a tragarse todo lo que se le ofreciera.
-“Silvi, putita, ya casi no doy más. Nunca te imaginé capaz de comerte semejante cogida. Silvi voy a acabar, vida. ¡Cómo te hago el culo, mami! Siento como te lo abro Silvi. Mové ese orto, yegua, damelo todo”-
“- Si, mi amor, mi culo es solo tuyo. Me lo rompiste, bebé, pero nunca he gozado tanto. Soy tu esclavo, llename el culo de leche, damela…damela…la quiero…”
Fui, una vez más un niño desobediente con mi madre. Saqué mi poronga de su culo, admirando como su orificio quedaba abierto y redondo, la di vuelta y la dejé mirando hacia mí. Mi verga no necesitó más que dos sacudidas para comenzar a vaciarse en la cara de mami. Ella, gimiendo, comenzó a recibir un torrente de líquidos a la vez que convulsionaba llegando a su enésimo orgasmo. La leche chorreaba por la cara de madre, bordeaba sus tetas hinchadas y parecía querer llegar a su sexo.
“-Ay mi amor…mi amor…mi amor, cuánta leche para mami-“ ¡Ay Ale, nunca me han cogido como ahora, vida”- decía mientas limpiaba le leche que quedaba en mi garrote con su boca. –“Ale, mi vida, soy tu esclava. Culeame cuando quieras, bebé. Estaré todas las noches esperándote…siempre dispuesta, siempre lista. Soy tuya, vidita, para siempre tuya”-
Cogimos toda la noche. Mi mami y yo lo hicimos en todas las posiciones y en todas las formas.
En una próxima entrega relataré otros polvos con mami y cómo fuimos incorporando otros elementos a esta hermosa relación incestuosa.

Todo asombroso