Video Relato

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UNA HISTORIA DE FAMILIA

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Me llamo Miguel (no es mi nombre verdadero pero prefiero usar este seudónimo para evitar que alguien pueda reconocerme), tengo 20 años y mi historia tuvo lugar este verano. Nos habíamos ido de vacaciones a Atlántida donde mis padres tienen un chalet al que vamos todos los años. Con nosotros vino también mi primo Jorge y mi tío Bernardo ya que su mujer, hermana de mi madre, este año no tenia las vacaciones en verano y ella misma les animó a que vinieran con nosotros y así por lo menos él no perdería el verano. Estábamos todo el día fuera de casa; en la playa, dando paseos por ahí, nos íbamos a otros balnearios, en fin que nos movíamos bastante. Una tarde, después de almorzar, decidimos ir a Pirlápolis para comprar cerámicas. Mi tío Bernardo prefirió echarse una siesta y mi madre, como de costumbre, se quedó arreglando la cocina. Cuando ya llevábamos un rato viajando hacia Pirlápolis, mi padre se dio cuenta de que se había dejado la billetera en la casa y volvimos deprisa por ella. Mi primo y mi padre se quedaron en el auto y yo entré por la billetera. Habrían pasado unos 20 minutos desde que salimos. Yo entré sin hacer ruido para no despertar a mi tío Bernardo, pero al pasar por delante de su habitación oí unos gemidos muy fuertes y miré hacia dentro ya que la puerta estaba abierta. El cuadro que me encontré era espectacular. Mi madre estaba a cuatro patas sobre la cama, con la falda levantada y mi tío se la estaba cogiendo por detrás, a todo ritmo. Me quedé petrificado, sin saber qué hacer. Mi madre me vio por el espejo del armario y dio un grito. Mi tío pensó que gritaba porque le venía el gusto y le dijo "¡Acábate!, ¡acábate!" Pero ella se desenganchó rápidamente y toda apurada, se vino hacia mí llorando y pidiéndome que, por lo que más quisiera, no le dijera nada a mi padre. Me abrazó llotando y prometiéndome lo que quisiera a cambio de no decir nada y de olvidar lo que había visto.La escena me excitó enormemente, y como mi madre me estaba abrazando, se debió dar cuenta que me había empalmado. - Puedes estar tranquila que no contaré nada de esto - les dije serio -. Pero no creo que pueda olvidarlo. Y ahora será mejor que me vaya, que mi padre me está esperando en el coche y si no salgo pronto, entrarán a ver qué pasa. Agarre la billetera y apesumbrado, salí corriendo. Cuando llegué al coche, le dije a mi padre que me sentía un poco cansado y que prefería quedarme en casa. Cuando vi que se alejaban, volví a entrar con más sigilo que antes, a ver si mi madre y mi tío seguían con lo de antes o si mi intervención les había cortado. Al volver a la habitación vi a mi madre sentada en la cama. Mi tío estaba enfrente de ella, sentado en un sillón, cabizbajo y con cara de preocupado. - Me he quedado helado Carmen. - No te preocupes, le dijo mi madre, conozco a Miguel y se que no dirá nada. - ¿Y que pensara el ahora de su madre? -le preguntó mi tío. - Pues pensara que soy una puta. -El también parece que se ha puesto caliente - dijo mi tío - Ja,ja,ja, ya he notado cómo se le ha puesto -dijo mi madre- se le salía por encima la bermuda. La tiene grandísima. Cuanto más pienso en él y en que antes me ha visto liada contigo más caliente me pongo.- Pues yo todo lo contrario, le contestó mi tío, tengo la tensión por los suelos (y debía ser cierto, porque tenia la pija flácida como un flan de huevo recién hecho). - Olvídate de todo y cojeme que tengo la concha ardiendo de ganas. - ¡Chiquilla! ¿Después de lo que ha pasado no se te han quitado las ganas?, le dijo mi tío. - Debo de ser una zorra pérdida, pero tengo más ganas que nunca que me cojan. Yo alucinaba con lo que estaba oyendo, no podía creer que la que hablara fuera realmente mi madre. - Pues yo realmente, ya no puedo. Mi madre, con cara de enfado, se tumbó en la cama y comenzó a masturbarse con dos dedos. La escena era grotesca. Armándome de valor y tremendamente excitado, entré en la habitación. Al verme mi madre, se incorporó y de nuevo dio un grito. Pero esta vez, la notaba más tranquila y con una sonrisa socarrona. - Entra chico, no te cortes, dijo mi tío. Yo estaba bastante nervioso a pesar de que la actitud de ellos dos parecía favorable a mi presencia.Mi madre se acercó decidida, me bajó la bermuda un poquito, me agarró la verga y empezó a masajeármelo. Luego me pasó la mano por los huevos e inmediatamente, se agachó y se metió entera mi pija en su boca. Mientras me la chupaba yo alucinaba no solo por su dulce mamada, sino por el espectáculo de ver sus gordas tetas balanceándose. Me atraían mucho sus tetas, tan redondas y tan gordas. Mi tío, excitado por la escena, se puso detrás de ella, le abrió un poco las piernas y empezó a cojersela. - ¡Qué encharcada estás! ¡Tienes el chocho inundado! - dijo mi tío. Ella debía estar gozando de lo lindo pues mientras me la chupaba no dejaba de gemir y de mover el culo para sentir más la pija de mi tío. Al ratito, empezó a gritar de gusto dejando de chupármela, mientras veía por la cara de mi tío, que el también se estaba corriendo. Yo entonces me atreví a poner mis manos sobre su espalda y empecé a acariciársela bajando hasta tocar sus pechos.Ella se tumbó en la alfombras y me dijo que se la metiera. Yo, que estaba completamente salido, me monté encima de ella y se la clavé en toda su vagina. Mi polla es mucho mas voluminosa y dura que la de mi tío (me imagino incluso que la de mi padre) y le hizo efecto. La agarraba de los muslos, del culo y le comía las tetas mientras la cojia a todo ritmo. Ella tuvo tres orgasmos entre gritos y gemidos antes de que yo me acabara. Desde entonces para acá, me he convertido en el amante de mi madre y como soy celoso, no permito que la toque ni mi padre ni mi tío.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Deja me la tiro también

Todo asombroso