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Por los mitos del matrimonio

Llevábamos tiempo teniendo unas relaciones cada vez más frías. No me malentiendan, nuestro matrimonio era hasta cierto grado un lugar cómodo para nuestra relación. Hacíamos el amor con alta frecuencia (2 a 3 veces al día). Quiero decir, no por mi interés, sino por el de él que siempre me veía atractiva, sensual y deseable.

Esta historia es hasta cierto punto una crítica a los preceptos que nos enseñan desde chicos. Los principios de las personas siempre los remiten a lugares comunes como los siguientes: que la rutina transforma el deseo y lo decrementa. Que si se busca algo, es porque no lo tiene en su casa. Que si tiene amor en su casa, no tiene porque ir a buscar nada en otro lugar. Que el matrimonio exige que se mantenga la fidelidad a toda costa. Que una buena relación de matrimonio asegura la fidelidad eterna. ¡Méntiras!

Pues esas son palabras que la vida confronta a cada momento. Y para mostrar mi afirmación contaré mi experiencia propia.

Tuve que hacer unos cursos de actualización y en ellos conocí a un profesor de nombre Alejandro. Para ellos fui con mi marido a recibir por 6 meses clases tres veces a la semana. Ese hecho me puso a contrastar todas las creencias absurdas de esta sociedad con la vida misma.

El hombre era todo perfecto, mientras pasaba dos horas explicando cada uno de los temas, yo recreaba mi vista con cada parte de él. Miraba su trasero, miraba sus manos, miraba sus labios, miraba su cara. Pero también me imaginaba cómo sería un beso suyo, cómo sería el tamaño y el grosor de su pene, cómo sería restregar mis pechos en su cara, en su cuerpo, cómo sería encerrar ese imaginario pene entre mis pechos hasta que él terminara en medio. Cómo sería tener atrapadas mis nalgas o mis pechos por las manos de este caballero, cómo sería ser masturbada hasta el éxtasis con esos bellos dedos de macho.

Todo esto mientras mi esposo y los demás asistentes se distraían con cada palabra de este profesor. Tanta imaginación me dejaba levemente húmeda mi entrepierna y un poco obnubilada mí conciencia. Ello me obligo de manera irracional a buscar llamar su atención. Primero con mi vestido, cada vez más sugerente aunque serio. Luego, con la atención a la forma de mi cuerpo: que los masajes, que no subirme de peso (aunque soy delgada, me aterraba que me pasara un gramo y que él pudiera notarlo), que el color de mi cabello, que el tamaño y la forma de mis tetas, que el cuidado de mis manos, que el color de mi piel y la forma de mis piernas. Hasta me depilé toda mi vagina por que en mis sueños pensaba que si se diera la oportunidad de copular, él no viera ni el mínimo pelillo y pudiera degustarla toda.

Ingenuamente mi marido no se daba en cuenta de mis cambios. Aunque debo reconocerlo, yo tampoco. Incluso llegué a rechazarlo con agresividad en las noches en las que me pedía mis favores sexuales. Yo tenía mi pensamiento en otro lugar.

Llevaba días en los que cada vez que terminaba la clase yo buscaba cualquier pretexto para estar a su lago. Un día, al terminar una clase me dijo que lo acompañara a otro edificio para tramitar un procedimiento. Yo muy halagada por decidir ir conmigo, me alcance a ruborizar un poco, pero fui. Rápidamente le di una disculpa a mi esposo y me marché con él.

Llegamos al edificio y entramos al ascensor. Pulsó el botón 7 para llegar a la oficina deseada. Cuando se cerró la puerta, sus intensos ojos me miraron y casi me doblegaron por completo. Acto seguido se acercó a mí y me beso. Fue un beso sensual, lento, tranquilo, seguro, delicioso. Quede a sus pies. Sólo atine a decirle "... Y eso?"

Nunca esperé una respuesta. Pero esto cambió mi vida.

Desde ese momento ya no era ese gustillo por este hombre: Era la razón de mi vida. Era la razón de terminación con mi esposo, con mi familia. Era la razón para mantenerme linda, para comprar la ropa, para cambiar mi peinado. Soñaba como sería hacer el amor con él. Me tenía seducida este personaje. Mientras mi marido me utilizaba sexualmente, mi mente volaba a un mundo imaginario dónde le entregada todo mi amor, mi sexo, mis más bajas pasiones.

Con mi marido al tener sexo, armamos escenarios imaginarios dónde todo es posible. Ahora yo tenía el mío propio y mentía cuando estaba penetrada por él para lograr sentirme clavada en una verga deliciosa, dura y digna de ser recibida por cualquier parte de mi cuerpo, la de Alejandro.

Recuerdo que hacíamos citas "normales" para tomar un café, para almorzar y aunque nada sucedía, yo llevaba rigurosamente depilada toda mi vagina, perfumados mis senos, escrupulosamente limpio mi ano, mi boca. No quería que él llegue a tener la mínima duda en caso de terminar en la cama. El día anterior a esas citas yo estaba nerviosa, no deseaba a mi marido (aunque lo sigo amando intensamente), pero quería guardar esas hormonas de manera secreta para cuando estuviera cerca a él.

Bastaba que él me lo propusiera y sería su puta privada.

Le mentía a mi marido. Y en la medida que mi obsesión se hacía más grande, mi vida giraba sobre mis infieles fantasías. Esto significó que cada vez fuera más atrevida: llevaba más alta la minifalda, más pequeños los panties, más sugerente el brasier, todo dentro de la atmósfera de la intimidad, porque al salir a la calle, todos verían un abrigo que cubría mi deseoso y esclavo cuerpo. En los momentos previos a nuestras citas yo hasta buscaba cualquier lugar para masajearme lentamente el clítoris, entraba mis dedos sabiendo que cuando le diera la mano le pasaría mis jugos secretamente. Llegué a hacer esto en un cambiador de ropa de un almacén mientras mi marido me llamaba para cualquier frivolidad.

Días después de llevar esta vida de impaciencia y centrada en mi amante, estábamos caminando por rutas conocidas cuando se me acercó y me arrimó a la pared de un edificio. Me tomo la cara y me beso intensamente. Fue el inicio de una noche de maravilloso sexo.

Me dijo que no podía pasar un momento sin estar dentro de mí. Que sabía que era casada pero que si no me cogía tendría que armar el himno a los inmensos volúmenes de semen que ha derramado por mí.

Que no me lo pedía porque igual él sentía muchos temores por su religión, por ser más joven que yo, por traicionar a mi marido, por meterme en medio de una familia, etc, etc. La verdad a mi todo eso me parecía una insignificancia, ni siquiera era un motivo para no recibirlo en mi entrepierna.

Paso siguiente nos fuimos a su apartamento, que estaba desocupado. Intentando mostrarle cierta sincronización con sus temores, le propuse que lo lleváramos con calma. Le dije:

- si quieres sólo nos besamos un poco. Y no vamos más allá

Él vio esto como un mal menor y aceptó

¡Que besos por dios! me abrió la boca con la suya, me metió la lengua, me hurgó durante todo el tiempo. Su saliva me sabía delicioso. Yo hacía lo propio con mi lengua. Estaba para recibirlo allí, todo lo que quisiera. No hubo rincón que no compartiéramos

Luego nuestras manos se unieron, ambas estaban sudando. Compartir esos líquidos me pareció erótico.

Llevábamos mucho tiempo en este paraíso y cada beso me halaba hacía él. Sólo parábamos para mirarnos, contemplarnos.

Luego me contemplo las piernas y me dijo

- Siéntate sobre mí para sentirme rodeado de tus maravillosas piernas

Subí un poco mi falda y me puse a horcajadas sobre sus piernas, secretamente me abrí todo lo que pude para quedar más cerca a él.

Cuando esto pasó, seguimos besándonos lenta pero apasionadamente.

Inconscientemente mi cuerpo comenzó a ondularse buscando su verga. De pronto sentí como se crecía en tamaño y forma. Eso me obligó a entrar más mi lengua en su boca. No podía ni respirar.

Él me estaba tomando por la cintura y en un movimiento coordinado entre su verga y sus manos me subió y acercó hacia sí. Como quede más alta, mis senos quedaron a la altura de su cara. No perdió momento de besarme la garganta, las orejas, el canalillo de las tetas. Sin decirme nada seguía presionando en ellas con ese afán de macho alborotado que quería saborearme. De pronto, mi blusa cedió y dejó desabotonados los botones superiores. Me alegré de tener todos los cuidados en mi cuerpo para este momento.

Comenzó a besarme el valle de mis senos y los degusto todo lo que quiso. Yo estaba con los ojos cerrados y disfrutaba a mi amante.

Cuando estaba en mi máximo nivel de deseo, le dije:

- Supongo que no habrá problema si me besas mis pezones, con esto no quiero decirte que tengamos sexo, sino que calmemos nuestros deseos. Yo por sentir como me mamas y tu por saborear mi pecho.

- ¿No te da miedo? Me dijo

- Cómo puedes pensar que me da miedo si estoy siendo feliz de que saborees mi pecho como si fuera tu mamá. toma Chupa. Saque mis pezones del brasier y le ofrecí ambos pechos mientras los apretaba para que resaltara la erección de ellos.

- sólo júrame que nos detendremos para no tener el sexo. Me dijo asustado

Le mentí

-Sí

Comenzó una inmensa sinfonía de sensaciones que partían de las puntas de mis pezones se difuminaban en todo mi cuerpo. A veces abría mis ojos para reconocer como esa preciosa boca devoraba todos mis pechos, luego lo llevaba más cerca a mí para intentar metérselo para que me lo succionara. Veía salir su lengua y jugar con ellos de una forma que me enloquecía, quería darle todos mis jugos mamarios para que sea más mío.

Tanto toqueteo se detuvo de momento cuando sentí que su pene estaba más duro que una roca y perfectamente colocado. Iniciaba entre mis nalgas y llegaba a masajear toda mi vagina.

Le dije que podía sacarse tranquilamente sus pantalones y sus calzoncillos porque yo no me quitaría los míos. Era solo para estar más juntos, con mejor contacto.

-Le dije, podemos movernos sincronizados mientras me chupas la boca y mis senos, hasta que terminemos. Tu pecado será dejarme mojados mis panties y lambida mi boca y mi cuerpo y el mío permitir que un hombre diferente a mi marido se me revuelque y me deje marcada con su leche. Ahí pararemos.

-Él con los ojos llenos de deseo, sólo atinó a decir: Estamos pecando. Pero no se detuvo. Me retiré y no me importó que en el proceso viera el tamaño, el color de mis panties y lo húmedo que los llevaba

Se quitó toda su ropa. Al fin pude conocer ese maravilloso cuerpo de hombre, que me deseaba.

Se volvió a colocar en el sillón y yo me apresuré a montarlo nuevamente. Me atrajo hacia él y me beso como quiso: la lengua sobre mis dientes, dentro se revolcaba por toda mi cavidad. Cada vez que entraba su boca en la mía, mejor me sentaba yo en su linda verga que emanaba olor a macho en celo.

Cuando decidió tomar con su mano una teta mía para chuparla mejor, aproveché para correr un poco mis calzones y de esa forma sentí en mis labios por primera vez tocaban la piel de otra verga que estaba lista para gozarme.

No le dije nada y en cada rítmico movimiento abría más mis piernas y mis panties y ahora mi esfuerzo era encontrar la punta de su falo con el agujero de mi vagina. Vi que lo lograría si lo empujaba con mi cuerpo hacia atrás mientras me chupaba los pezones. En ese momento lo hice y de esta forma quedaron enfrentados ambos deseosos órganos copuladores.

La primera vez lo dude, pero bastó con un movimiento de mi cadera para lograr meter su precioso miembro viril en mi interior. Para que no dudará, me apresuré a besarlo y a abrazarlo con deseo.

- Papíto, tranquilo, nada pasará.

-Me quede quieta y esperé varios minutos gozando cada centímetro de su falo en mi interior. Cada pensamiento mío humedecía más esa linda obsesión y eso me daba mucho placer.

- Lo noté preocupado y eso me hizo despertar un instinto maternal, y al tiempo me daba la seguridad de tener el control de la situación.

-Le dije: Ahora muévete lentamente y si lo haces así, podrás tenerme para ti.

-Comenzamos un movimiento sincronizado y lento que cada vez era más fuerte. Sus embestidas eran decididas y profundas, deliciosas.

-Yo tenía unos deseos inmensos disfrutaba un paraíso centrado en nuestra copulación, me parecía que entre más se lo diera más sería de él:

- Me gozas mejor que mi marido

- Esta verga que me tienes dentro, es más rica que la que tengo en casa. Te suplico que me la des toda la vida

- quiero ser tu puta. Pídemelo y me tendrás todas las veces que quieras.

- Quiero que me explores por donde desees.

- más, dame más

- Métemela más por favor, te lo suplico

- No me la saques, ahhh, ahh

- Oh por dios!, no me imagine tener semejante tronco para mí

- Más, más duro y más profundo, más, más, ahh

- Quiero toda tu leche, la quiero adentro

- Préñame, gózame y no te salgas

Dicho esto me mande a pegarme más a todo su cuerpo hasta que él no resistió y comenzó un explosivo movimiento mientras me sostenía con sus manos en mis nalgas y un par de dedos dentro de mi ano de mujer casada.

Sentí un maravilloso y alucinante río de esperma, que me invadió y rápido hice dos movimientos más para iniciar un orgasmo sobre su verga que me enloqueció. Grite, chille, lo abracé, lo besé y me le entregué a ese precioso macho.

Nos miramos con ojos de deseo y amor y mientras nos besábamos y teníamos entrelazadas nuestras lenguas, oí el teléfono.

Mire. Era mi esposo.

Me acomodé sin sacarlo de mí y hablé con él:

-Hola amor. Si dime.... claro estoy sentada, puedo escucharte.

-Ohh. No puede ser y yo estoy OCUPADA totalmente, no podré ir allí

- Si esperas, todavía tengo que terminar esto porque sabes que me gusta terminar completamente.

Decía esto y mi amante endurecía nuevamente su miembro dentro de mí. Yo se lo acariciaba con mis labios vaginales y el comenzó un movimiento rápido que me tocaba de una manera distinta y deliciosa.

Tape el teléfono y me acerque al oído y le dije:

- te suplico que te vengas otra vez dentro de mí, mientras hablo con mi marido. Quiero que me preñes

Mi marido no sospechaba y yo preguntaba para permitir que siguiera hablando mientras el ritmo de Alejandro me llevaba al climax nuevamente

Viendo como su boca se pegaba a mis pechos, cómo sus dedos buscaban mi ano y cómo los rozamientos dentro mi vagina me llevaban al cielo. Mientras mi marido me hablaba, yo lo besé a él y esperé pausadamente a que terminará nuevamente dentro de mí.

Lo hizo y cuando comencé a sentir su líquido caliente saliendo, abrí más mis piernas y me aseguré que todo entrara para llegar a la cúspide de nuestros sentidos.

Mientras terminamos y separamos nuestras bocas lentamente, mi marido me preguntó:

- ¿Me amas?, te siento lejana.

Yo, mirando a mi amante. Le dije:

- Te amo. Nada podrá hacer que esto cambie.

Ambos creyeron que esto era para ellos y ambos se sintieron complacidos.

Luego separamos nuestros sexos, nos besamos. Me apresuré a acomodar mis panties y entrecerrar mis piernas para que nada se saliera de allí.

Cerré mi blusa y le dije. Adiós amor. Llámame. Te necesito y te deseo.

Carolina

150 euros

Hace algunas noches que no hacemos el amor y recuerdo que era la tercera vez que le preguntaba a mi mujer si ella sería capaz de acostarse con otro hombre. Por tercera vez también me contestó un rotundo NO. Belén a sido reacia siempre a excentricidades en cuestiones de sexo, de novios era bastante mojigata pero con el paso del tiempo y puede que por insistencia mía ha ido adaptándose a mi forma de ver el sexo, impersonal y algo guarro, compartido a poder ser pero siempre con discreción, apartando la lujuria de la vida personal de cada uno.

Ella jura no tener ninguna fantasía sexual, dice no entender que és eso pero realmente pienso que si no se atreve a contarlas no es por que carezcas de ellas, sino por que son tan sucias o extrañas que jamás las confesaría y menos a su marido. El caso es que ella sabe mi fantasía y yo no tengo ni idea de las suyas. A todo esto Belén tiene una peculiaridad que a mi parecer tenemos todos los seres humanos, cuando estamos muy calientes dejamos de pensar con frialdad, es decir que si en pleno éxtasis de lujuria es otro el que ocupa mi lugar, eso deja de tener importancia y pasa a un segundo plano.

La otra noche después de hacer el amor, mientras se recuperaba desnuda ocupando toda la cama y respirando entrecortadamente, mientras la miraba, me vino a la cabeza por fín la idea que llevaba años esperando.

Pronto sería nuestro quinto aniversario de casados y aprovecharía esto para llevarla a cenar, dejaríamos a la niña con los abuelos y para los postres pondría mi maquiavélico plan en marcha. Estaba decidido y solo tenía que buscar a un desconocido en internet para llevar a cabo mi plan.

A la mañana siguiente ya tenía más de ocho voluntarios, la idea era llevarla a un hotel después de cenar y comentarle que un desconocido me había ofrecido a través de la red 150 euros por que una mujer le masturbase, con discreción, sin ser visto el y sin verla a ella. Creí que sería una oferta que no rechazaría y una vez metidos en faena, conociendo a Belén en estado de excitación, por fín podría comprobar si realmente el ser cornudo consentido era fantasía o una condición.

No tenía nada que perder y mucho que ganar y así lo hice, concerté con alguno de los chavales varias citas por internet, en las cuales les explicaba el plan y las condiciones. El que me convenció finalmente se llamaba Chema, un tipo para nada sensual, gordote, algo calvete y poco atractivo, pero tenía un miembro ancho y decía que en erección rozaba los casi veinte centímetros. Le explique que esa noche debía esperar a que llegásemos al hotel después de cenar, la habitación la tendría pagada y reservada previamente. Entraría yo primero, le daría el dinero y comprobaría el atrezo, la idea era que en un principio no le viese la cara y el a ella tampoco. Chema me propuso la idea de colocarse sobre la cabeza un pasamontañas dado la vuelta y en el caso de que fuese fructífera la operación, se daría la vuelta y así podría ver o en el mejor de los casos se lo quitaría. A mi no me parecía mal y acepté.

Quedaban varios días para esa noche y avisé a Belén de que iríamos a cenar para celebrar el aniversario, las noches siguientes fueron duras para mí, ella me pedía guerra pero yo me hacía el agotado y llegaba tarde de trabajar a sabiendas de que ella estaría ya dormida, solo eran tres noches pero me la pelaba diariamente como un mono . El fín era que no se desgastase y llegase con ganas de follar a su encuentro con Chema.

Por fín llego la noche de marras y antes de salir a cenar había reservado una habitación doble lejos de la ciudad y había llamado a Chema para decirle el número de habitación y de la reserva. Estaba casi todo preparado, solo faltaba que la protagonista de la historia se pusiese sus mejores galas y después de ducharse, comenzó a acicalarse. Se pintó y se colocó un conjunto de ropa interior de punto precioso de color granate que le había regalado con anterioridad, a petición mía también se puso un vestido color rojo, con falda corta y un palabra de honor de tercio pelo también granate, además de pendientes largos y un largo collar a juego.

La cena transcurrió sin más y después de los postres yo me tomé una copa, ella que no acostumbra a beber no iba a tomar nada pero casi la obligué a probar algo y se bebió una pequeña botella de Benjamín, suficiente para desinhibirla un poco. Después subimos al coche camino del hotel, cuando llegamos a la puerta dimos las buenas noches al personal de recepción y subimos directamente hasta la puerta de la habitación. Ella supongo que imaginaba que íbamos a pasar la noche como cuando éramos novios, entré yo primero y ella esperó a requerimiento mío en el pasillo.

Chema se colocó el pasamontañas y se escondió en un hueco de la habitación, posteriormente entró Belén, fue al baño y a su regreso nos tumbamos en la cama a besarnos como dos tortolitos, me dijo que estaba muy feliz y que hacía mucho tiempo que no nos besábamos así. Yo le dije tan solo que estaba preciosa.

Mi mano comenzó a jugar sobre su palabra de honor y en pocos segundos tenía sobre mi verga una de sus manos, comprobé de forma directa que su entre pierna estaba chorreando y fue cuando le comenté:

Belén ¿ que opinas si te digo que te dan150 euros por hacerle un pajote a un tío?-

Ella se separó de mí y puso cara de desagrado- Ya estas con tus historias otra vez.

Sin que el te vea y sin verle la cara a él... 150 euros por una pajilla.- le dije con cara de insignificancia.

150 euro...repitió al rato después de un silencio aterrador y sin decir sí ni tampoco nó puso cara de aprobación.

¿ Le digo que pase?- Le pregunté con poca voz.

Ella sin abrir la boca hizo gesto de que no le importaba pero en la cara se la notaba molesta, la senté en la cama y saqué a Chema de su escondite, éste llevaba una camisa y unos calzoncillos algo feos, el pasamontañas del revés con lo cual no veía nada, el tipo medía un metro ochenta y era enorme a nuestra altura. Coloqué a Chema frente a ella y mirándola a la cara le dije:

Esta persona te ofrece 150 euros por que la masturbes.- Y acto seguido le bajé yo mismo los calzoncillos hasta los tobillos, colocando junto a ella 150 euros de mis ahorros.

Frente a mi esposa quedó colgado un miembro semierecto, gordo, de enormes venas y ella para mi sorpresa tardó poco en centrarse en él. Mi mujer es una experta en cascarla, que me lo digan a mí. Comenzó suavemente acariciar el trasto de Chema hasta que este tomó forma en pocos minutos, yo merodeaba cerca y Belén empezaba a quedarse algo estupefacta por las dimensiones de las tranca de éste.

Al poco rato y mientras subía y bajaba aquel amasijo de pieles, me senté junto a ella y comencé a besarla. Al oído le comenté lo guapa que estaba y lo bien que se la veía liada trabajando esa verga pero no quise insistir más. Ella me sonrió y continuó besándome mientras que su mano derecha agilizaba el trabajo que estaba realizándole a Chema.

El masturbado parecía tener problemas para mantener la verticalidad y tuvo que tumbarse en la cama ya que sus piernas fuertes y robustas comenzaban a flaquear. Belén se colocó mas cómoda a su lado y continuó la paja.

Al poco tiempo los dos protagonistas estaban tumbados como una parejita, mi plan parecía funcionar y yo cada vez estaba más caliente. Chema entonces sacó su enorme mano izquierda de la nada y comenzó a acariciar la pequeña cara de mi mujer, la reacción de ésta era vital para la consecución de los acontecimientos y lejos de aparatarse parecía estar agradada por sus caricias y Chema lo notó en las acometidas que comenzó a infligir en su más que tiesa verga.

Chema se acercó al oído de mi mujer y le comentó algo, ella con la mano que le quedaba libre tiró de su palabra de honor hacia abajo y dejo su pecho izquierdo a merced de Chema y este se giró el pasamontañas, sacando su ávida lengua por el agujerillo y apoderándose con gran maestría se su pezón. Mi esposa tiene unos pechos naturales de envidia, una talla 105 copa c que hacen las delicias de todos los hombres que la ven.

Yo colaboré minutos más tarde y le quité el palabra de honor, mi esposa no me dijo nada en absoluto y el plan marchaba a la perfección, imaginé que a Chema le gustaría que Belén le comiera la tranca pero yo tenía mis dudas ya que a mi me la chupó una vez y me dijo que no le gustaba y hasta hoy ninguna vez más.

El enorme desconocido se colocó de rodillas en la cama y mientras mi esposa parecía tener un imán en la mano de su nabo, continuó tumbada con sus dos enormes pechos al aire. Chema cogió a Belén por detrás de su cabellera dorada y levantándola la cabeza colocó la punta de su amoratado glande en sus labios.

Ella abrió la boca sin mas y comenzó a introducirse aquella tranca hasta su campanilla, ahogada parecía gemir y dos veces que se la sacó dos veces que ella de manera voluntaria volvió a tragársela. Yo empecé a alucinar y el corazón me iba a mil, coloque mi modesto nabo también para que me diera una pasadita pero la muy perra me rechazó diciéndome:- Esta está más rica...cielo la tuya no me gusta.

Resignado a la par que excitado me aparte definitivamente de la escena y fue cuando mientras mi mujer le hacía la mamada de su vida a aquel tipo, el introducía su mano izquierda por debajo de la falda de Belén.

Ella solita se desnudó por completo y Chema se quitó el pasamontañas, continuó chupándola polla de éste hasta que sin aviso previo se corrió en las mejillas de mi esposa, mientras ella a la par se corría en la mano de Chema.

La tranca del tipo cayó de repente y mi mujer deseosa de polla comenzó a pedir que se la follasen. Yo me coloque sobre ella y comencé a bombearla, a lo que ella no dijo nada, mientras yo me la follaba ella no paraba de menearle el nabo a Chema. En sus ojos se leía que estaba deseosa de ver de nuevo la tranca de éste en pleno rendimiento, meneaba su trasto de arriba abajo con cierta violencia, la chupaba, la escupía y yo tenía muy claro que cuando Chema estuviese recuperado iba ser el que me sustituyera sobre mi esposa.

A los pocos minutos mi mujer me empujó hacia un lado esgrimiendo un enérgico y seco – ¡Quita! y colocó a Chema tendido sobre la cama y poco a poco entre gemidos de molestia y placer se introdujo la monstruosa verga del tipo, que sin más se dejó hacer y sorprendentemente, como en las grandes noches de placer, pocas, ella comenzó a mover aquel enorme pero apetecible culo, cada vez de con más rapidez, al contrario que en nuestras noches de pasión, algo de aquella polla tocaba muy dentro de ella que no paraba de gemir y comenzaba a gritar.

Se corrió varias veces antes de que él lo hiciese y descansaba de vez en cuando la cabecita sobre el enorme pecho de su follador. Yo parecía no existir en aquella habitación, el se fajo de ella y con un alarde de fuerza se colocó de pie con mi esposa a horcajadas, dando fuertes empujones y saltitos en el suelo continuó casi más de diez minutos follándosela de pié. Esta no paraba de grita como nunca, ríos de flujo parecían caer de la entrepierna de ambos, el sudor del frote y las continuas corridas de mi fiel esposa y madre modelo, surcaban las piernas de Chema hasta llegar casi a sus tobillos.

Descabalgó un instante para tomar aire, dueña de la situación llegó hasta mí y me dio un pico, me dio las gracias por el regalo y después de recuperarse se colocó la muy zorra solita boca abajo en la cama mostrando a su violador todo lo que era penetrable.

Apartó los dos carrillos de su culo y mostró un dilatadísimo esfínter y una almeja hinchada como nunca. Chema se colocó detrás e introdujo su trasto lentamente en el coñito de mi mujer, esta con cara de placer me hizo un gesto de complicidad y yo me acerque.- Un poquito por abajo y un poquito por arriba- me dijo,- métela tú. Hice el ademán de apartar a Chema pero rapido me corrigió. -NO cielo la tuya no , meteme la de él.

Obediente actué de mamporrero y coloque un rato el nabo de Chema abajo y cuando la ví excitada puse la tranca de este rozando levemente su agujerito negro y este comenzó a empujar lentamente. Toda una relación sexual de años intentando introducir mi nabo de dimensiones pequeñas por su trasero, recibiendo reproches e iba a ser yo mismo el que pusiera el nabo de otro listo para encular a mi chica. Aquello si me dio rabia pero como estaba tan excitado obedecí, en pocos segundo Chema había conseguido delante de mis ojos introducir su glande, ella ponía cara de dolor pero a diferencia de mis intentonas no le retiraba, abría más si cabe los dos lados de su culo.

Chema comenzó a follársela por el culo y ella a gritar, de dolor primero y de placer después. Me agarró una mano y mientras le pedía al otro que por Diós no parase nunca.

Finalmente el excitante circo del cornudeo se acabó, su violador se corrió con fuerza dentro de su ano y ella dejó un increíble charco en las sábanas de aquella habitación de hotel.

Chema se marchó y yo, mientras ella se bestia en silencio después del calentón, me masturbe hasta correrme. No me volvió a hablar en unos días, aún no hemos hecho el amor pero en mi cabeza ya tengo el siguiente plan. Le pregunté que tal y no me contestó, pero a la vista saltaba que no había sido agobiante para ella. Posiblemente también este se su deseo mas oculto pero tengo preparada una cita con un tres tios para ella sola. Supongo que funcionará... ya os contaré.

La chica del chat.

Hola, este relato me ocurrió hace poco, me describo tengo 27 años, mido 170cm y peso 75 kilos, castaño claro y no tengo una polla de 22 cm la tengo normal, gorda y de unos 17cm, paso a describir lo q ocurrió.

Yo chateaba en un chat para conocer gente, tenia mi pareja, la verdad no me iba muy bien con ella, pero no quería complicarme la vida con ninguna, pero un día chateando me abrieron un privado y ahí empezó todo, era una chica misteriosa, y muy sugerente, vivía en otra ciudad, enseguida intimamos por msn y nos calentábamos diciéndonos como nos follaríamos, incluso nos poníamos las cámaras para vernos el uno al otro y masturbarnos viendo al otro, era muy sugerente, ella me decía que quería que la rompiese el culo, que la atase a la cama y la follase por todos sus agujeros, yo nada mas oír esas cosas casi me corría de gusto, hasta q me dijo que no aguantaba más y quería quedar conmigo.

Quedamos en un bar concurrido de mi ciudad a la hora de comer, entré al bar y allí la vi sentada tal y como era por la cam, era una chica normal, no era un súper bombón, pero era la chica que mas morbo me daba del mundo, tenia 30 años, era de 160cm, castaña, labios gruesos y rellenita ummm que buena estaba. Le dije un hola que tal y me senté con ella y empezamos a hablar, y acordarnos de nuestras charlas calientes del msn, y ella empezaba a tocarme con la pierna por debajo de la mesa, menos mal que estábamos en un rincón y no nos veía demasiada gente, cuando ya no aguantaba más pedí la cuenta y pagué, me levante me acerqué a ella y le dije al oído:

-Estoy excitado a más no poder por tu culpa, voy al baño a masturbarme, si quieres venir te estaré esperando…

Ella no dijo nada, me fui al baño de hombres, era individual, y allí me baje los pantalones y empecé a masturbarme, a los pocos segundos tocaron a la puerta, y oí su voz diciendo que quería entrar y le abrí, nada mas verme y cerrando la puerta con urgencia se agachó delante de mí y empezó a pasar su lengua por mi polla, que bien lo hacia ummmm, y masturbándome con la mano el tronco de la polla, se quedó mirándome fijamente a los ojos, sonrió y empezó a tragarse mi polla entera, que delicia.

-¿Te gusta papi?

-Me encanta nena, que bien la chupas joder…

-Que bien me sabe tu polla cielo umm, está deliciosa…

Continuó chupándola mientras empezaba a tocarse el coño por encima del pantalón que ya llevaba medio desabrochado, me hizo sentarme en la taza del wáter y continuó chupándomela, pero ahora llegaba a tocar su coñito y su culo con mi mano derecha, que mojada estaba la muy puta, y tenia el coño sin pelitos, ummm que delicia seria comérmelo.

Se bajó los pantalones y empezó a sentarse encima de mi polla lentamente.

-Que buena tu polla papi, me entra toda cabrón, ummm ohhh que buena.

-Ahhh putita que buenooo, estas mojadita y estrechita ummm que placer muévete zorra, muévete para mi, oohhh.

Seguía moviéndose arriba y abajo mientras nos besábamos con pasión y juntando las caras nos decíamos guarradas y pasábamos nuestras lenguas por los labios del otro, en eso estábamos cuando llamaron a la puerta, pero no le hicimos caso y seguimos follando salvajemente.

Ella se corría una y otra vez, según me dijo por msn era multiorgásmica, y ahora lo estaba comprobando, ummm que delicia, y yo estaba apunto de correrme y se lo dije:

-Nena me voy a correr ooohhh…

-Córrete en mi boca amor, en mi bocaaa…

Se quitó de encima mia, y se metió mi polla en la boca y me corrí con una cantidad de leche impresionante que se le salía de la boca, y como una actriz porno cogía lo q le salía de la boca y se lo volvía a meter en ella, ummmm, ella seguía chupándomela, me volvió a mirar y me dijo:

-No creas que esto se ha acabado, quiero que me rompas el culo, quiero sentir como me la metes bruscamente…

Me puso el coño en la boca y empecé a comérselo, que sabor tan suave tenia, y tan delicioso, y la cantidad de flujos que soltaba, a los pocos minutos de comérselo y pasar mi lengua por su clítoris, empecé a excitarme de nuevo y ya la tenia como una piedra cuando la miré y le dije:

-Quiero tu culo, quiero rompértelo.

Se puso de espaldas a mi, y bajó hasta poner su agujero en la punta de mi polla, y parecía q iba a ir despacio y se la metió de golpe, fue tan brusca que me dolió hasta mi, pero que placer también, la muy guarra me exprimía con el culo, y volvieron a llamar a la puerta, y ella gritó:

-Me estoy follando a este, asi que vete y espera que acabemos, gilipollasss…

Yo sin dejar de metérsela fuertemente la cogía de las tetas y se las estrujaba, y ella gemía casi gritando, bajé a masturbarle el clítoris, y ella se volvía a correr una y otra vez, mientras saltaba en mi polla.

-Cabrón que bien me follas….

-No putita mía, eres tu la que me estas follando muy bien, ooohhh.

Al poco tiempo de estar bombeando en su culo, le dije que me corría y me dijo que me corriera en su culo, que quería tener mi leche dentro de ella.

-Me corroooo, aaahhh…

-Yo también me corro amorrrr, ahhhhh siento tu leche en mi culo oohhh…

Gritábamos nuestro placer, y cuando acabamos ella se subió las bragas y dijo que así notaria mi leche más tiempo…

Cuando salíamos del baño, nos cruzamos con un hombre mayor que no dejaba de mirarnos, y los camareros del bar también, pero nos fuimos a toda prisa y riéndonos, ya en mi coche me dijo que la llevara al hotel, que su amiga que había venido con ella quería conocerme, porque ella le había hablado mucho de mi, le dije que tenía que irme, pero quede en verlas en su hotel al día siguiente, pero eso os lo contaré en otro relato…

Para contactar conmigo podéis hacerlo en sirgawain@hotmail.es

ELLA TOMA EL MANDO… YA NO HAY MARCHA ATRÁS

Nuestra relación era normal, pero yo cada vez quería cosas nuevas en materia sexual. Películas porno, juguetes, fantasías, etc. Pero lo que de verdad me ponía, era ser su esclavo lamepies, y obedecerla en todo lo que ella deseara en el sexo, aunque eso supusiera que ella se acostara con otros hombres.

Llegó un momento en el que no pensaba en otra cosa que en ella chupando y follando con desconocidos. Cada vez que follabamos, le decía que deseaba que lo hiciera, que quería verla a toda costa con otra rabo en su boca y si se calentaba mucho con la mamada y quería follarse a algún tío no me importaba, que lo habíamos hablado tantas veces y había disfrutado tanto, que quería verla haciéndolo y disfrutando con ello.

Fui tan insistente, que también para ella se convirtió en un deseo muy fuerte. Una noche fuimos con el coche hasta la puerta de un club de intercambio y no nos atrevimos a entrar, la verdad es que creo que fui yo el que no se atrevió y me parece que a ella le dio la misma sensación porque la verdad es que yo la vi bastante decidida, pero finalmente nos marchamos sin entrar.

A partir de ahí todo cambio, a raíz de esa situación decidió dar un paso en nuestra relación y tomar el mando. Me dijo que no podíamos seguir así, que o bien aceptaba que ella dirigiera nuestra vida sexual o bien tendríamos que dejar las fantasías para siempre. Pero que después de haberle insistido tanto y llegar con el coche hasta allí la había dejado con el coño húmedo y con las ganas de probar esa nueva experiencia. Sus palabras me llegaron al fondo de mi cabeza (su coño estuvo húmedo por entrar allí), ya no tenia que convencerla mas, ahora era ella la que había decidido coger las riendas de nuestra relación y parece que iba en serio.

Yo por supuesto, no lo dudé y acepté su propuesta y le dije que haría lo que ella quisiera cuando, como y donde ella quisiera, que estaría siempre a sus órdenes. ¡En que hora me puse en sus manos! Decidió dar un vuelco a nuestra vida sexual y dar un paso adelante, cambiando fantasías por crudas realidades.

Lo primero que me dijo, es que yo aceptaba porque quería, pero que nunca podría desobedecerla y a partir de ese momento sería su esclavo lamepies. Para empezar, no vas a volver a tocarte la polla sin mi permiso, para que no olvides que eres mi esclavo. Nunca mas volverás a masturbarte, y no creo que vuelva a follar contigo, follaré con otros, te queda claro cariño, me dijo con una sonrisa y una expresión malvada en su rostro.

¿Entonces que opinas esclavo? Me pregunto, pero en esta ocasión no esperó a que le respondiera porque no necesito oírme decir nada. Mi polla dura, muy dura en ese preciso momento, hablaba por mí, lo contaba todo, confesaba mi secreto. Y ella sonrío y se levantó.

Eres un cornudo de verdad –me explicaba-, me das pena……… voy a hacer que sufras, porque te quiero y se que es lo que mas deseas, sufrir y ser humillado. Así que de eso del intercambio, de las parejas olvídate. A ti lo que te va es la humillación de sentirse cornudo, de saber que otro macho ocupa tu lugar y me penetra y me hacen gozar como tu no sabes hacerlo y me satisface en tus mismos morros. Así que, si vamos a esos clubs no es para que tu tengas oportunidad de hacer algo con otra mujer sino para que yo pueda elegir la polla que mas me guste y espero no tener que repetírtelo nunca mas o renuncio a tenerte como mi esclavo cornudo, ¿de acuerdo?
Te lo digo para que no te hagas ilusiones por si te pensabas que tu tienes algún derecho de estar con otra mujer por que yo me tire a otro tío, o mejor aun, lo haré igualmente pero no te dejare estar presente, así que eso de intercambiar nada y si no te queda claro ………… olvídate de estar delante cuando te haga cornudo porque ahora estoy decidida a hacerlo con tu consentimiento o sin el, y yo creo que a ti te gustaría verlo, ¿no?. Lo siento perrito pero solo te queda un camino: hacer todo como yo quiera. Mira el lado bueno si me obedeces podrás lamer mi coño después de que otro me folle, podrás participar a veces lamiendo mis tetas o de cualquier otra forma humillante que se me ocurra y lo mejor de todo podrás lamer mis pies, además permitiré que tú te corras cuando yo haya terminado con mi amante de turno y te ayudare a hacerlo pero si te niegas………….. uuummmm……… pobrecito, si te niegas voy a hacerlo igualmente pero te lo vas a perder todo, ya te lo he dicho estoy decidida, contigo o sin ti.

Todas estas advertencias, me pusieron como una moto, lo tenia claro quería seguirla en su juego hasta donde ella quisiera llegar, le suplique que perdonara que nunca mas iba a decirle nada mas de otra mujer, que ella tenia razón en todo y me eche encima suya a besarla en la boca, ella me paró en seco y me recordó que tendría que esperar a que a ella le apeteciese follar que mientras la dejara tranquila que tenía que planear el día que se iba a estrenarse como mujer liberada y dominante.

Ahora solo me queda esperar a que me diga una fecha y yo solo podré consentir y darle las gracias por permitirme acompañarla.

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Diario de una virgencita

Mi historia era real. Tenia casi 22 años y continuaba siendo virgen. Os preguntareis lo mismo que yo, por que?

Había recibido una fuerte educación religiosa. Mi madre y mi abuela se habían encargado de lavarme el cerebro desde bien pequeña, besar es malo, tocar es malo, follar es malo, todo impuro y sucio, si te toca un hombre apártate, pegale un bofetón. Que tiempos aquellos en los que la mujer se hacia respetar!

Estaba harta de oir todas aquellas cosas, me habían metido un miedo en el cuerpo inexplicable. Tenia miedo del sexo, de disfrutar, de desinhibirme, incluso me sentía culpable en ocasiones por masturbarme. Dios me observaba cuando me acariciaba el clítoris o me chupaba a mi misma las tetas. Es que acaso yo era una monja? Estaba metida en un convento? No! Por que diablos tenia que sentirme mal? Lo detestaba. El placer que me producía la masturbación chocaba con mis fundamentos religiosos.

Maldita sea.. si todo me lo hubieran explicado de una forma natural no habría pasado por tantos problemas!

No estaba obsesionada con el sexo pero era algo que me apetecía mucho probar, tanto tiempo contenida, parecía que una pequeña parte de mi quería explotar como un volcán adormecido, iba a hacerlo como una verdadera puta, como aquellas a las que me dedicaba a criticar. Mira esa cada fin de semana se folla a uno, será zorra… mientras, en mi fuero interno deseaba tener el atrevimiento y el descaro de aquellas calientapollas , tenia sed de lujuria, mucha.

Se acercaba mi cumpleaños, ya había llegado la estacion que mas me gustaba, el verano. Vacaciones, playita, relax, helados, terrazas, conversaciones al fresco…

En primavera ya había notado que se me dispararon las hormonas… tenia muchas ganas de hacerme pajas y cantidad de sueños eroticos. Una vez, follando con un hombre maduro en una discoteca, sintiendo toda la polla dentro de mi coño. Hmmm…oh repasaba las imágenes de mi sueño mentalmente al despertar, una y otra vez intentando retener algo de aquello que me encantaba.

Ya no podía aguantarlo mas, siempre que podía me metía en la web de TODORELATOS para saciar de alguna forma la curiosidad de mis instintos mas primarios. leer los textos eróticos de otras personas me ayudaba a recrear situaciones imaginarias en mi mente, las disfrutaba pero luego venia el problema…me ponía cachonda perdida y no tenia una polla de carne caliente que me follara. No tenia el valor para tirarme a un tio cualquiera sin confianza y mucho menos sin amor. Que podía hacer? muchas de mis amigas ya sabían lo que era follar, tenían sus relaciones estables y yo ya había esperado demasiado. ..

Pense que podria llamar a alguno de los chicos con los que había salido, no tuve un gran noviazgo con ninguno de ellos pero al menos tendria un minimo de confianza. Me sentiría segura y sin complejos.

Me costo decidirme pero al final llame al que me pareció mas indicado. Tenia 7 años mas que yo, ya se había follado a unas cuantas, tenia experiencia, tenia coche, tenia una casa disponible y lo mas guay de todo es que tenia una polla bien gorda. Lo sabia porque se la había tocado un par de veces. Me daba morbo pensar en aquella polla y en tenerlo encima mio follandome…

-Diga…?

- Soy yo, Mónica. Que tal te va todo?

-Como siempre, bien, trabajando. Y tu?

-Pues normal, te llamaba para preguntarte si te apetecería quedar .

-He alucinado cuando me he dado cuenta de que eras tu…

-Y eso por que?

-No se, creía que yo ya no te interesaba, te guste alguna vez?

-Claro. Si no me hubieras gustado no habría salido contigo. Otra cosa es que luego no congeniáramos. Oye tengo poco saldo en el móvil, quedamos o no?

-Vale. Cogeré el coche y quedaremos donde solíamos hacerlo.

-Ok. Hasta luego.

-Besos guapa.

Nos vimos por la noche, me puse mona. -Tengo que reconocer que estaba nerviosísima y en el fondo tenia dudas, estaba actuando bien? Quiero decir, después de tanto esperar a alguien de quien realmente me enamorara, valia la pena perder la virginidad ahora con alguien a quien no amaba? -Tampoco es que físicamente el chico fuese un portento pero estaba fuerte, me gustaban sus ojos verdes y tenia buen miembro. Por lo menos si no follaba estaba decidida a chuparle la polla como si fuese un dulce de caramelo. Queria experimentar. Eso era todo.

Mientras iba de camino hacia su coche, note como si mi cuerpo no respondiera ante las acciones que mandaba mi cerebro, sigue caminando… sigue… pero algo me impedía avanzar, no podía respirar, que cojones estaba haciendo? Me iba a obligar a mi misma a hacer algo que no quería hacer?

Seguí hacia delante, no podía girarme y dar media vuelta porque el ya me había visto desde la ventanilla de su coche... Me decidi y me metí dentro del vehículo.

Sergio me sonrió con mucho entusiasmo nada más entrar, se notaba que estaba feliz de verme otra vez. Me planto dos besos en las mejillas rápidamente. Yo estaba como un flan, casi tiritando. Le sonreí tímidamente y le dije que fuéramos a un sitio más intimo.

No hablamos de muchas cosas mientras ibamos hacia su casa. El silencio era un pelin incomodo, después de dos años casi sin vernos era como raro estar otra vez a su lado. Bueno me dijo que estaba muy sexy, eso si.

Me había puesto cómoda, llevaba unas sandalias fresquitas, una minifalda vaquera que dejaba al descubierto sin reservas mis piernas largas. Para arriba opte por una camiseta semitransparente de color amarillo claro, contrastaba con mi piel morena y además se me marcaban mucho las tetas.

Cuando nos metimos en el ascensor para subir a su piso se acerco a mi sigilosamente, me cogió por la cintura con sus manos, sentí que me rodeaban con decisión como si fueran las manos mas poderosas del universo. Me apretó contra el. No tenía intención de dejarme escapar, estaba claro.

Yo estaba a punto de que me diera un ataque. Otra vez me volvió a invadir el temor, de verdad quería hacer aquello? Quería perder mi virginidad con Sergio? Me arrepentiría después toda mi vida? Me sentiría sucia? Todos aquellos pensamientos amartillaban dentro de mi mente, no me dejaban pensar con claridad.

Sergio me metió la mano por debajo de la minifalda y empezó a acariciarme las nalgas. Llegamos a la planta donde estaba su casa. Se abrió el ascensor. Todo paso en un corto espacio de tiempo a pesar de que a mi se me hizo eterno. Me cogió de la mano y me llevo hasta la puerta de la vivienda.

Ya dentro, me llevo directa al sofá, el se sento primero y luego yo encima de sus rodillas. Sergio empezó a acariciar mi pelo con la mano mientras me daba pequeños besitos por el cuello y la cara. La verdad es que logre tranquilizarme, eran besos muy dulces y notaba que el sentía algo bonito por mi.

Me deje caer y me recosté en su hombro, estaba muy a gusto, sentía su calorcito corporal y era como un bálsamo. Era obvio que pareciera como una niña pequeña, no tenia iniciativa, no estaba acostumbrada a dar el primer paso y él eso lo sabía. Debía de darle morbo.

(CONTINUARÁ…)

Paolita una novia impaciente

PAOLITA UNA NOVIA IMPACIENTE

Estoy escribiendo después de varios meses para continuar narrándote mi vida. Durante este tiempo me han pasado muchas cosas y espero contártelas en mis próximas entregas.

Como recordarás en el verano de 2006 tuve la suerte de tener entre mis brazos a Danielita, una preciosa vecinita con la que había hecho amistad y que tuvo la exquisita idea de regalarme su virginidad vaginal y también la anal; sin embargo, eso provocó que su madre me denunciase de seducción y terminé pasando algunos días en la cárcel; pero, afortunadamente pude salir libre del lío; sin embargo, el escándalo no pudo evitarse y los medios de información y las "brujas" de mis vecinas dijeron de mí lo cierto y lo falso exagerando hasta lo inimaginable.

Por ello, cuando quedé libre tenía la sospecha de que ningún padre en su sano juicio matricularía a sus hijos en mi colegio; además, temí que Angélica, mi esposa, con quien ya nos encontrábamos separados seguramente aceleraría los trámites de nuestro divorcio. Pero, la diosa fortuna, quien siempre me sonríe, esta vez tampoco me abandono.

El día que me reintegré a mis labores recibí con sorpresa el informe de que el índice de alumnos matriculados había superado las metas previstas. ¿Qué había pasado? Al parecer los padres no estaban enojados conmigo y por el contrario me veían con cierto admiración por haberme llevado a la cama a una muchachita tan rica como Danielita y por haberla "complacido" tan bien que la chica se había revelado inclusive contra su familia por defenderme; por otro lado, las madres –a pesar de haberme criticado, juzgado y hasta condenado- me miraban con cierto morbo; ya que en el escándalo se había especulado mucho sobre mis… digamos "DOTES amatorias".

La noticia me resultó sumamente grata y no pude menos que recuperar mi sonrisa. Más aún cuando al inaugurar el año escolar vi entrar a mi Angélica de la mano de mis dos hijos en un claro indicio por acercarse a mí. Entonces noté que aún la amaba, que lucía espléndida y que estaba más hermosa cada día. Sin embargo, el destino nos tendría otros planes reservados.

Pasaron los días y después del primer mes de clases, María, nuestra profesora del Nivel Inicial en los últimos tres años renunció a su puesto por razones familiares y eso provocó el malestar entre nuestros padres clientes; pero, Angélica, con su innato carisma nos ayudó a calmarlos. Primero, porque se hizo cargo del aula y segundo porque se ofreció a buscar a una Maestra sustituta.

Si su solución fue excelente; su elección de la nueva Maestra lo fue mucho más, pues, la profesora que contrató estaba buenísima, simplemente deliciosa. Una linda criatura de nombre Paola. Su edad 22 años y sus atributos físicos y profesionales eran de primera calidad a pesar de ser recién egresada.

Al conocerla no pude evitar admirar su esbeltez y la frescura propia de su juventud y ese aire intelectual tras el que creí advertir una sensualidad escondida. Sospecha que poco después comprobé.

Desde los primeros días descubrí su escrupulosa puntualidad y eso nos permitió desarrollar un cierto nivel de confianza; ya que como ambos llegábamos temprano siempre acabábamos conversando. Por supuesto, que al comienzo sólo tratábamos temas laborales; pero, poco a poco nos fuimos confesando y acabamos por tratar asuntos personales.

Así fue como me enteró que tenía un enamorado llamado Juan con el que sostenía un romance desde que ella estaba en secundaria; pero, con el que hasta ese momento no se había acostado. Por supuesto que no por decisión suya; sino, más bien porque él así lo quería. Al parecer Juan era parte de un grupo parroquial y creía que la virginidad debía conservarse hasta el día del matrimonio. La idea de Juan era muy buena, digna de un gran y sonoro aplauso y también digna de imitar; pero, había olvidado algo muy importante: las necesidades y apetencias de su chica, que al igual que la gran mayoría de jovencitas, hoy en día han sincerado su sexualidad y ya dejaron en el pasado la represión de antaño y ahora quieren disfrutar del sexo con la misma libertad con la que siempre lo hemos hecho nosotros. Por lo menos ese es mi punto de vista y así se lo hice saber.

Paola fue demostrándome poco a poco que sus ganas por disfrutar del sexo eran cada vez más urgentes y que por lo visto yo estaba en sus planes. Podía notarlo cada vez que caminaba alejándose de mí mientras bamboleaba sus preciosas caderas de un lado para el otro, cada vez que nuestros ojos se encontraban y dejaba caer sus párpados con suavidad, cada vez que jugueteaba con sus cabellos con esa innata coquetería suya y más aun porque cada vez que conversábamos los temas que tratábamos siempre terminaban en confesiones íntimas y calientes mas de parte suya que mías.

Por entonces no comprendía a que se debía que se hubiese fijado en mí; pero, más adelante ella misma me confesaría que más de una de las madres de sus alumnos le habían contado que durante el escándalo con Daniela se había dicho que mis "capacidades amatorias" eran poco más de lo convencional y que eso sumado a la manera en que yo le hablaba le había despertado el morbo con hacerlo conmigo; pero, que finalmente el destino jugó un papel preponderante.

Como ya te había mencionado nuestra cercanía se fue desarrollando a raíz de que empezamos a llegar temprano; pero, se fue fortaleciendo con detalles como por ejemplo, lo que ocurrió el viernes 28 de abril.

Ese día teníamos un almuerzo por el Día del Trabajador, que se celebraría lunes 01 de mayo y hasta entonces yo dudaba en si realmente yo le gustaría a Paola o sólo era mi equivocada percepción; pero, cuando durante la reunión Paola no dejaba de mirarme a pesar de que Angélica estaba presente y cuando se atrevió a acariciarme el cabello disimuladamente en el momento en el que me ofrecía un bocadillo; confirmé mis sospechas: Realmente Paola se sentía atraída por mí y yo no dejaría pasar esa deliciosa oportunidad de llevarme a la cama a esa rica muchachita.

Lamentablemente Angélica también lo notó y no tardó en demostrar sus celos vertiéndole un vaso de gaseosa en la falda al tiempo en que le decía "Ay, disculpa Paolita; pero, así se te bajará un poco el CALOR que al parecer tienes".

Después de éste incidente Angélica se marchó aprovechando que ya todos empezaban a despedirse; mientras que Paola salía al baño para limpiarse un poco. Yo me sentí un poco incómodo frente a los pocos que quedaban; así que dejé la sala de reuniones y me encerré en mi oficina de Director esperando que todos se marchasen.

Pasados algunos minutos salí y subí a mi auto con la idea de dar unas vueltas; pero, al hacerlo me di con la sorpresa de que Paola estaba a unos metros esperando un taxi. No dudé en acercármele y ofrecerme a llevarla y ella aceptó.

Al subir noté la humedad de su falda y no pude menos que comentárselo:

Tu… falda está húmeda –y ella sacudiéndola un poco dijo:

Sí, y está fría.

Uy, pobrecita.

Ni se crea don Martín aún sigo calentita (esta en alusión al comentario de Angélica), ambos reímos de su ocurrencia y continuamos la marcha.

En el camino no pude evitar verle las piernas hasta la altura de sus rodillas y así comprobé lo bien torneadas que las tenía.

Pasados algunos días, el viernes 12 de mayo, como de costumbre en la escuela teníamos la actuación en homenaje a las Madres y todo transcurría con normalidad hasta que de repente noté que Paola estaba un tanto intranquila; así que, cuando terminó todo fui a buscarla y me la encontré con un mozalbete de menos de 30 años correctamente vestido y al que me lo presentó como Juan. No como su novio; sino, simplemente como "Juan". Por supuesto que no iba a quedarme con la duda; así que al tiempo de darle la mano se lo aclaré:

Entonces, tú debes ser el famoso novio de Paolita. – al muchachito se le dibujo una amplia sonrisa y asintió-

Así es señor.

Después de los saludos de cortesía los dejé solos; pero, me dejaron la impresión de que las cosas no andaban del todo bien entre ellos; sin embargo, ese no era mi asunto y decidí alejarme de Paola, inclusive opté llegar temprano y encerrarme en el despacho.

Todo iba según mis planes hasta que llegó el jueves 25 de mayo, Día de los Jardines de Infancia, y Paola había organizado por la ocasión un Festival de Comidas Peruanas. El evento fue todo un éxito. Paola se lució con la organización y el desarrollo de la actividad; pero, yo me mantuve a distancia para alegría de Angélica.

Terminado todo regresé a mi despacho y, una vez que Angélica se había marchado, mi secretaria me avisó que la Profesora Paola me buscaba:

mmmmm me siento como una gata que atrapó a su ratón –empezó diciendo-.

¿Así…? pues, ten cuidado, no sea que el ratón acabe comiéndose a la gatita. –ambos reímos y continuamos.

Paola había reservado para mí una porción de Juane de Pollo y no perdió la oportunidad para darme la primera cucharada en la boca; mientras me miraba muy de cerca a los ojos. Yo deglutí rápidamente el bocado, me acerqué a ella y probé por primera vez la frescura de sus delgados labios.

Nuestro beso se prolongo unos minutos más aún después de que me puse de pié y la cogí por el talle. Paola no tardó en colgarse de mi cuello y fue entreabriéndome sus labios como respuesta a la intromisión de mi lengua hasta dejar que ésta hurgase en su boquita. Al principio Paola se mostró un poco inexperta; pero, luego fue soltándose y acabó correspondiendo a mi pasión.

Aquella mañana mi linda Paola había lucido el buzo de la escuela (que por cierto le quedaba precioso); así que no me fue difícil meter mis manos en su pantalón de elástico hasta alcanzar sus apretadas nalguitas cubiertas parcialmente por la tela de su tankini (que es un calzón pequeño muy famoso entre las jovencitas del Perú).

Al principio Paola reaccionó asustada e hizo el intento de zafarse; pero, yo intensifiqué mis besos y me aferré a sus nalgas y acabó por dejarse llevar por el placer; y, vaya si lo disfrutó, pues, empezó a menearme la cola y jadear con gran placer que tuve que soltarla para que se calmase.

La verdad que no me extrañó, pues, cuando a una muchacha se le reprime sexualmente acaba por "desbocarse" en cuanto se le presenta la oportunidad. Por ello, es que me reclamó:

¡Don Martín, no puede dejarme así!

Por supuesto que no Paolita; pero, aquí no podemos seguir.

Recogí mi saco y tomándola por el brazo la conduje hasta mi auto sin decir nada aprovechando que la secretaria no estaba en su escritorio.

Cuando subimos al auto noté que las mejillas de Paola estaban encendidas y pensé para mis adentros "Pobre palomita; pero, ya es hora de que te de tu alpiste".

Iniciamos la marcha y ella iba muy nerviosa. A mitad de camino tomé su mano y comprobé que las tenía heladas.

¿Te sientes nerviosa?

Si, un poco.

¿Quieres continuar?

Si, don Martín… quiero hacerlo.

Sin más comentarios continuamos la marcha y empecé a sentir que mi falo se erguía amenazante de tan sólo pensar en que en apenas unos minutos estaría atravesando nuevamente a una joven virgen, que en unos pocos instantes estaría rompiendo el himen de otra linda chica y que esa misma tarde lo tendría enrojecido y manchado gracias a la virginidad de Paolita.

Al poco rato estábamos en mi casa y gracias a la presencia de mi viejo jardinero José, quien muy solícito la saludó mientras cultivaba algunas rosas; Paola aceleró la marcha y pronto estuvimos dentro de la casa, aunque noté su nerviosismo al verla como apretaba con su mano la correa de la cartera.

No podía correr riesgos así que acercándome a ella, a pocos centímetros de la puerta de entrada, empecé a besarla mientras que con mi mano acariciaba su espalda y con cierta presión obligaba a sus pechos a apretarse a mi cuerpo procurando que sintiese mi calor.

No tarde en calentarla nuevamente y cuando la sentí a punto la cargué en mis brazos y sin dejar de besarla la conduje hasta mi alcoba, subiendo por las escaleras, en donde terminaría con su doncellez.

Cuando estuvimos allí la bajé en medio de mi recámara y ella rompió el silencio diciéndome:

Creo que me daré un duchazo –entonces, sin dejar de mirarla a los ojos; me quité el saco, desaté mi corbata y caminando hasta ella cogí su rostro entre mis manos y le respondí:

Tu duchazo… puede esperar…; pero, yo… no…

Claro que en cada intervalo iba dándole besos cortos y al terminar de hablar mi beso se prolongó.

Paola a esas alturas estaba a mi merced, yo sabían que aún sentía ciertas dudas; por ello, en todo momento procuré demostrarle que yo tenía el control de la situación.

Mis besos fueron intensificándose y no tarde en dejar que mi lengua explorase su boquita por segunda vez en esa tarde. Eso volvió a enloquecerla igual o más que cuando estábamos en mi oficina; pero, esta vez yo no estaba dispuesto a retroceder; así que, aprovechando su excitación levanté su polera por los bordes y dejé su torso cubierto tan sólo por su apretado sujetador por el que se desbordaban sus preciosas tetas.

Ante tal maravilla empecé a besar y lamer su cuello saltando de rato en rato a sus orejitas mientras con una de mis manos acariciaba sus senitos. Esta maniobra me permitió descubrir que esos eran algunos de sus puntos de excitación. Por ello, es que luego de aprovecharlos convenientemente empecé a descender haciendo zigzagueos con mi lengua; partiendo desde su cuello, pasando entre sus dos tetitas hasta quedar de rodillas frente a su vientre.

A esas alturas de la faena, las piernas de Paolita estaban temblorosas; así que, sin más perdida de tiempo jalé de su pantalón y el elástico, muy cómplice de mis intenciones, bajó algunos centímetros su tanquini colocándola a Paola en una… digamos… embarazosa situación, que ella resolvió subiéndose el calzón de prisa.

Aquella situación despertó más mi lívido y sentándola sobre el borde de mi cama me deshice de sus pantalones, de sus zapatillas y hasta de sus medias; dejándola únicamente cubierta por su lencería blanca que terminó por enloquecerme… Días después me dejaría fotografiarla con su misma ropita, digamos para el recuerdo.

Mientras aún la observaba me liberé de toda mi ropa hasta quedar únicamente en calzoncillos. Paola se veía nerviosa aunque expectante; así que me recliné por detrás de ella permitiendo que el paquete de mi falo (cubierto aún por la tela de mi calzoncillo) rosase con los cachetes de su culito. Entonces comencé a besarla con dulzura por su cuello y por sus hombros, sin demostrarle mi ansiedad. Ella giro su cabeza ofreciéndome sus labios y los besé intensamente mientras que mi mano recorría su pierna; primero desde su muslo hasta su nalga y luego sirviéndome para llegar a su vientre lizo, plano y virginal.

Toda esta estimulación no podía tardar en darme resultados; así que pronto se decidió a llevar su manito hacia atrás y comenzó a tantear a mi verga por encima de la tela de mi calzoncillo. Su jugueteo con mi polla nos encendió a ambos mucho más; ella empezó a estrujármela con más ganas y yo me decidí a desprender el broche de su sostén para poder "comerme a besos" esas riquísimas tetas de Paolita.

Sus pezones estaban erguidos al máximo y sus ganas por follar habían llegado a donde yo quería, a esas alturas sus jadeos eran inocultables y el vaivén de su vientre era de lo más calentorro. Entonces me puse frente a ella y la despojé de su última prenda: su delicado tanquini blanco.

Tal como lo esperaba, bajo esa delicada tela me aguardaba intacto un precioso coñito casi despoblado de vellosidad. El regalo que me aguardaba era fabuloso y no pude menos que agradecérselo con un tierno beso en sus labios; mientras que mi diestra cubría en su totalidad aquella tibia cavidad femenina que estaba presta a conocer el rigor de un palo bien erguido y caliente.

Paola respiraba profundamente; pero, con dificultad; mientras que mi mano percibía en sus labios vaginales una predecible humedad.

Creí innecesaria una caricia bucal a ese coñito que evidentemente estaba más que dispuesto para la cópula; sin embargo, fiel a mis hidalgas costumbres me incliné para honrar su doncellez dándole un profundo beso y un preciso lengüetazo que produjeron el orgasmo que yo andaba esperando para que la intromisión de mi miembro no le causase daños mayores o molestias innecesarias.

Mi chiquitina estaba aletargada, con sus piernas extendidas y lánguidas; así que se las besé y se las acaricié, para luego asírselas con mis manos por sus curvaturas y abrírselas lo suficiente hasta dejar a su pequeño agujerito a mi disposición.

Sus labios vaginales lucían en ese momento un rosado tentador y un brillo seductor que elevaron mi lívido y mi erección a su máxima expresión. Ella parecía un delicado e inocente angelito sumido en un profundo sueño y mi miembro resplandecía brilloso y con su cabeza amoratada, ansioso de entrar en acción y probar el placer de una buena desfloración.

Doble sus preciosas piernitas hasta que sus rodillas toparon con sus tetas y enfilando mi tieso aparato empecé ese delicioso viaje en el interior del cuerpo de esa virgen mujer.

Apenas había empezado a penetrarla comencé a sentir ese agradable calorcito que salía del interior de su fresca conchita. La cabeza hinchada de mi falo estaba entonces a punto de reventar con tan sólo de sentir como esos palpitantes labios de su coñito la apretaban, como si con cada apretoncito le pidiesen a mi verga que entrase con cuidado para no hacerle daño; pero, yo estaba consiente de que debía comportarme a la altura de las circunstancias y me supe controlar.

La adorable Paolita a esas alturas tenía sus hermosos ojitos apretados al igual que sus dientes; mientras que sus manitos estrujaban los extremos de mi almohada en un claro intento por soportar un dolor que aun mi herramienta no le estaba causando en el avance a su interior; por supuesto que allí estaban presentes dos factores: Primero, el tonto mito de que por su edad los tejidos de su himen estaban más resistentes haciendo imposible la penetración; y, en segundo lugar, los terribles conceptos infundados que condicionan a las mujeres que la desfloración es muy dolorosa.

Si bien es cierto a muchos de nosotros, los hombres, nos excita el que una virgen chille y bote su sangrecita; tampoco se trataba de convertir su primera vez en una violación. Así que decidí poner remedio al asunto y le dije:

Cálmate, mi Paolita, vamos a hacer de esto algo rico para los dos.

Ok, don Martín.

Así que la levanté (cópiense la técnica), me senté en el borde de la cama y la hice arrodillarse sobre a mí. De modo tal que su culito quedaba sobre mis muslos, sus rodillas descansan sobre la cama, sus piernitas estaban bien abiertas y su coñito desprotegido y abierto permanecía justo frente a mi verga.

Una vez acomodados la hice colgarse de mi cuello para besarnos; mientras que con mi mano guiaba a mi herramienta para que el glande juguetease con su clítoris. Eso indudablemente la calentó bien y cuando la sentí bien mojadita lo puse frente a su estrada, la sujeté de sus nalgas, las acaricie un poco y la envestí de un solo empujón. Mi verga se deslizó suavemente desgarrando sin mayor esfuerzo su himen y ella sólo emitió un "¡hyyyyyiii…!" muy quedo y nada más.

Por supuesto que no me apuré, dejé mi miembro bien adentro suyo y esperé a que las contracciones de su vulva cesasen para empezar a moverme; mientras tanto no dejé de basarla y de acariciarle el culito con una mano y con la otra sus tetitas, para que la estimulación de sus zonas erógenas disminuyese cualquier malestar.

Paolita se relajó y no tardó en empezar a menearme su colita facilitando a mi falo entrar y salir de su huequito. Ese delicioso movimiento no tardó en intensificarse y sin tener que explicárselo pronto la tuve saltando como una experta sobre mi falo y diciendo lo que sentía, que bajo otras circunstancias, jamás se hubiese atrevido a confesar:

¡Qué rica trolota tiene, don Martín, mire como se la como, mire, mire…!, ¡Qué rico que me entra!, ¡Muévamela así, muévamela así, así, asiiii….!

Paola cogía sus cabellos los estrujaba y saltaba sobre mí haciendo que sus tetas rebotarán frente de mi cara. La escena era exquisita y yo lo estaba pasando de lo mejor.

Después de algunos minutos la cogí por la cintura, la levanté, la puse sobre la cama y me fui sobre ella para metérsela a mi velocidad. A partir de allí el desenfreno fue total, Paola estaba gozando como se lo merecía por tantos años de espera al lado de un novio que no la sabía entender.

Las poses que siguieron a partir de allí fueron distintas; pero, en todas cuide de que sintiese un gran goce. Por supuesto que yo también la estaba pasando de maravillas y sentía que ya no aguantaría mucho más así que se lo hice saber; pero, ella me dijo que quería que se lo echase adentro y yo no estaba allí para defraudarla así que me corrí abundantemente dentro de su chuchita; mientras que ella me abrazaba con todas sus fuerzas atrayéndome hacia sí.

Ambos quedamos aletargados y no hubiésemos despertado tan pronto sino fuese porque su móvil nos despertó.

Paradójicamente era Juan, "su novio", quien la llamaba para saludarla por el Día de los Jardines de Infancia; ella se excusó pretextando que estaba en una reunión y le colgó.

Después de eso temí una escena de arrepentimiento; pero, no fue así. Paola me explicó que el día en que me lo presentó, él había ido a su casa para pedir su mano porque estaba a punto de irse de viaje por diez meses, y que ella le había pedido que antes de irse le hiciese el amor; pero, que él se había negado, ante lo que ella le había advertido que entonces lo haría con otro, a lo que él le había respondido muy suelto de huesos que si eso ocurría él la entendería. Más imbécil no se podía ser.

Mis encuentros con Paola se repitieron muchas veces y Angélica no tardó en enterarse de lo que existía entre los dos. Eso provocó que me presentase su carta de renuncia y no tardó en conseguir un trabajo en una ONG.

A los pocos meses se le presentase un viaje a Iquitos, viaje al que me pidió llevar a nuestros dos hijos. Por supuesto que yo acepté creyendo que era una buena oportunidad para que conociesen la selva; sin embargo, un horrible accidente acabó con sus vidas el lunes 11 de diciembre de 2006.

Aquellos fueron los peores momentos de mi vida. Tanto así que caí en una depresión de la que aún no logro reponerme del todo.

Paola me ayudó mucho en aquellos días; pero, su novio regresó antes de lo previsto y para el viernes 23 de febrero se estaban casando, no te equivocas VESTIDA DE BLANCO. Yo fui su testigo.

Después de la muerte de Angélica y de mis dos hijos pensé que la historia de este Caballero Azul se había terminado; pero, no fue así… la historia al igual que la vida continuaron.

Mi primera vez (Día de pinta)

Hola hace algún tiempo que encontré esta página y bueno, hasta ahora me atrevo a publicar mi primer relato. Como es costumbre paso a describirme, me llamo Iris, vivo en la Cd. de México, tengo 21 años, soy la menor de 3 hermanos, mi hermana Tania de 26 y mi hermano Antonio de 24 y actualmente curso una licenciatura en la UNAM. Físicamente soy de estatura media, 1.76 mts, piel blanca, ojos parduscos, facciones finas, cabello lacio castaño claro a los hombros, delgada, atlética, si bien no tengo cuerpo de supermodelo como muchas de las que aquí describen, si tengo lo mío, piernas medio torneadas por el ejercicio, pero a pesar de eso no soy de caderas anchas pero si tengo unas pompas redonditas que aunque no están paraditas si están en su lugar que ya trabajo en ponerlas en forma y lo que mas me gusta de mi físico son mis pechos, no muy grandes justos a mi complexión, redondos, firmes, con los pezones un poco puntiagudos y la aureola rosadita. El siguiente relato es sobre como fue la primera vez que estuve con un chico y me ocurrió cuando iba en segundo año de secundaria, hace ya casi 7 años.

Estudiaba en una escuela ubicada en el poniente del D.F. donde es obligatorio el uso de uniforme que consiste en las niñas de una falda tableada gris Oxford a la rodilla, aunque siempre andábamos doblándola de la cintura para ponerla más arriba, blusa blanca de manga corta, chaleco y suéter cerrado azul rey; mientras los chicos llevaban un pantalón gris Oxford, con camisa blanca de manga larga, corbata roja, chaleco y saco azul rey. Recién habíamos regresado de las vacaciones de verano y el año apenas iniciaba con el clásico calorcito de agosto, como es costumbre en esas fechas se asignaron los pupitres que usaríamos el resto del año siendo que a mi me tocó quedarme con el último asiento de los que estaban junto a los ventanales, una bendición por los calores y para mayor fortuna el puesto de adelante le fue dado a Jorge, uno de los chavos del grupillo de los populares y guapos del colegio, el es un chavo más alto que yo, de piel morena clara, ojos verdes medio rasgados, cabello lacio corto negro, facciones muy varoniles, espalda ancha, no tenía el cuerpo trabajado pero estaba en forma ya que pertenecía al equipo de basketball del colegio y los entrenamientos y el gimnasio le favorecían mucho; pronto empezamos a hacer buenas migas ya que antes casi no convivíamos y aprovechando nuestros lugares al final del salón que eran buenos para el relajo. A pocas semanas de haber iniciado clases, fui notando como Jorge era bastante despistado, ya que no había hora donde no se le cayera algo al piso y era obvio que buscaba ver mas allá de lo que permitía la falda de mi uniforme, al principio me molestaba un poco pero no le di mucha importancia ya que para evitar esas cosas acostumbraba usar unas lycras bajo la falda pero tampoco le hacía mucho caso porque Jorge era el amor platónico de mi mejor amiga, Edith.

En esa semana, me convenció de acompañarla a los entrenamientos para ver a Jorge, la verdad no me entusiasmaba en nada pero al verlo jugar y lucirse frente a nosotras empecé a cambiar de parecer, así nos hicimos público frecuente a los entrenamientos y partidos, hasta que Edith fue perdiendo interés en Jorge y empezó a salir con un chavo de prepa que también entrenaba en el equipo. Me fui interesando en Jorge y me di cuenta que era recíproco, por lo que con el tiempo le dejaba ver un poco más de mis piernas, incluso había veces que me atrevía a cruzar las piernas cuando el se agachaba, cosa que siempre agradecía con una sonrisa y guiñándome el ojo, lo que me ponía más que nerviosa. Las cosas empezaron a cambiar cuando un día con el uniforme de deportes (Un pants y short azul con franjas rojas y blancas a los lados, playera blanca con el escudo en el pecho y tenis) me puse un bra rosa de encaje, el cual sin darme cuenta se traslucía por el color y tela de mi playera; durante un cambio de clase Jorge se me acerco y en voz baja me dijo "bonito bra, ese no te lo había visto" y se fue, dejándome helada por su comentario. Desde ese día hubo más contacto entre nosotros, no perdía oportunidad para pasarme la mano por la espalda hasta llegar a la altura del broche de mi bra y me preguntaba "¿cual traes hoy?", a lo que solo me limitaba a sonreír y decirle "estas loco" y se despedía jalando un poco el broche que al principio me molestaba pero terminó por gustarme y la verdad hasta excitarme un poco, creo que el ya se había dado cuenta de ello porque cada vez lo hacía más seguido.

Un martes, durante la clase de historia, Jorge dejó caer algunas cosas de su mochila y cuando se agachó a recogerlas volteaba a verme las piernas, sabiendo que me veía fui abriéndolas para que pudiera ver bajo mi falda sin mucho esfuerzo; cuando la clase terminó e íbamos al descanso, me alcanzó y me dijo "gracias por la vista, pero que fresa con tu lycra", eso me dejó pensativa y durante el descanso fui al baño para quitarme la lycra que traía bajo la falda dejando solo un bikini tipo tanga negra. Volviendo al salón poco antes de la hora de la salida, Jorge volvió a agacharse pero vaya que se sorprendió al verme, cuando se levantaba me sonrió y terminamos las clases. El se fue a entrenar mientras yo me quedé platicando con unas amigas, llegué al entrenamiento casi cuando estaba por terminar y Jorge vino a decirme que lo esperara para irnos juntos. No tardó mucho tiempo en volver a salir y me acompaño a mi casa, en el camino empezamos a platicar de la escuela, los trabajos, los maestros y así hasta que salió el tema de mi lycra; yo me daba cuenta que eso lo prendía a pero también que se ponía muy nervioso, cosa que me divertía bastante. El se animó a preguntar "que tipo de ropa interior usas" "como la que viste hoy" le conteste, la conversación no podía ser como el deseaba por tanta gente que iba en el autobús con nosotros; a las pocas cuadras nos bajamos para transbordar, normalmente aquí Jorge caminaba una cuadra más para tomar el metro rumbo a su casa y yo esperaba en ese cruce un camión que me dejaba a cuatro cuadras de la mía, pero ese día él quería ver hasta donde podía llegar lo de la mañana, así que subió al camión conmigo, este no iba lleno y pudimos sentarnos juntos en un asiento justo antes de la puerta trasera. Jorge volvió a insistir en el tema, preguntando por las lycras, cuando le dije que las traía en la mochila, aprovechando que no veníamos más de 7 pasajeros y nadie detrás de nosotros las saque y se las mostré. El estaba fascinado con ellas, poco falto para que las llevase a su nariz. Por estar en eso casi se nos pasaba la parada de mi casa y nos bajamos corriendo, llegamos a mi casa y nos quedamos en la entrada platicando un rato más, ya más suelto decía cosas como "estas muy linda, no se porque no tienes novio" y así, cuando llegó mi hermana, Jorge se despidió.

El resto de la semana pasó igual, con Jorge acompañándome hasta la casa todos los días y finalmente el jueves me invitó a salir al cine para el día siguiente aprovechando que no tendría entrenamientos, le acepte la invitación y el resto del camino fue normal, el viernes después de clases quedamos que pasaría a mi casa a eso de las 5 de la tarde. Llegué antes a casa para cambiarme el uniforme, como era temprano no había nadie en casa con mis hermanos en la escuela y mis padres en el trabajo, me preparé algo rápido de comer y subí a ponerme guapa para mi cita con unos jeans deslavados, tenis converse azules y playera lisa blanca. Poco antes de las 4 tocaron el timbre, era Jorge que había llegado antes, lo pasé a la sala, dejando su chamarra en uno de los sillones, mientras terminaba de arreglarme; el estaba viendo la tv, vestido con unos jeans, camisa sport y una musculosa debajo. Le dije que estaba lista y apagó la tele, se levantó para irnos, yo estaba parada junto a los sillones, cuando se acercó para tomar su chamarra quedamos muy cerca y me plantó un beso en los labios, me quedé sin saber que hacer, me tomó de las manos haciendo que lo abrazara y volvió a besarme.

El se recargó en el brazo del sillón, sentado así nuestras caras quedaban casi a la misma altura, me rodeaba con sus brazos por la cintura, mientras las mías le pasaban por detrás de su cuello. Su lengua empezó a buscar la mía, masajeándola, como si quisiera comerme. Sus manos fueron subiendo por mi espalda hasta la nuca y volviendo, yo le acariciaba el pelo y los hombros, en un momento Jorge bajo una de sus manos acariciando mi trasero, sorprendiéndome cuando dio un fuerte apretón en la nalga, que he hizo saltar adelante empujándolo de espaldas al sillón y cayendo sobre él. En ese momento sentí su miembro aplastado por mi vientre, nos seguimos besando mientras yo buscaba una posición más cómoda iba sintiendo como crecía su amiguito; sentado él y yo en sus piernas de frente, ya se había desabrochado la camisa, mostrando su musculosa, puso sus manos sobre mis pechos sobre mi playera, los apretaba un poco, jugaba con ellos al tiempo que mis caderas se movían de atrás hacia adelante como si estuviéramos cogiendo, yo estaba caliente por sus besos y caricias, fue levantado mi blusa dejando mis senos cubiertos solo por mi bra blanco, jalé su cara para ponerla entre ellos sintiendo como mojaba mi canalillo con su saliva caliente, me tenía agarrada de las nalgas tratando de meter mano bajo mis jeans, cosa que no le permitía todavía. Estaba por bajarme el bra cuando sonó el teléfono, en ese momento creo tuve uno de los sustos más grandes de mi vida, era mi tía para avisar que llegaban como a las 8 a cenar con mis papás.

Suponiendo que mis padres ya no tardarían, nos arreglamos y salimos al cine. Jorge consiguió que su papá le prestara el carro, aprovechábamos cada semáforo para besarnos, llegamos y nos quedaba la peli hasta las 7:30. Cuando entramos a la sala, a pesar de ser viernes, no había mucha gente y la mayoría eran parejitas como nosotros, nos acomodamos al extremo de la penúltima fila, empezaron los cortos y nosotros ya estábamos besándonos no pasó mucho tiempo antes de volver a fajar, yo me dejaba hacer y Jorge tenía ya mis pechos entre sus manos bajo mi playera, mis manos acariciaban su espalda y su trasero cuando sentí una de sus manos tratando de abrir el botón de mis jeans le detuve y empezó a acariciarme la entrepierna sobre el jeans, la respiración se me paró porque era la primera vez que alguien me tocaba ahí; el estaba nervioso y tenía movimientos torpes, evidentemente también era su primera vez. Así estuvimos hasta el final de la película y parte del camino a mi casa fajando en su carro.

Pasó el fin de semana sin vernos y el lunes en el descanso nos seguimos besando como locos, hasta que el miércoles después de esperarlo luego de su entrenamiento, yo veía salir a todos los otros chicos y de Jorge ni sus luces, me acerqué al vestidor a preguntarle que onda, me grito que ya salía; no se que me pasó pero viendo que nadie estaba cerca me armé de valor para entrar, iba a medio pasillo cuando Jorge me tomo de los hombros y yo pegué el grito horrible, me jalo a donde están los lockers y me dio tremendo beso que me agarró desprevenida pero en vez de hacerlo a un lado, seguimos besándonos por un buen rato, me puso de espalda al locker y de mi boca se paso al cuello mientras sus manos trataban de subir mi falda y las mías luchando por mantenerla en su lugar, dejó de besarme y vi como se agachaba frente a mi, pidiéndome que le dejara ver bajo la falda, al principio no lo dejé pero era tanta su insistencia que accedí a levantarla yo misma, viendo como se quedaba de piedra mientras le mostraba mi bikini a tan solo unos centímetros, cuando quiso tocarme se lo impedí y el se levantó para besarme, mientras lo dejaba tocarme el pecho sobre la ropa yo hacía lo propio acariciándole el trasero. En eso estábamos cuando oímos que alguien venía, por lo que salimos del vestidor y de la escuela.

Decidida a repetir lo del día anterior, me vestí con la ropa más sexy que tenía, una tanga roja de hilo con motivos florales en el frente y un bra de media copa de encaje azul pastel, mi uniforme del diario y salí rumbo a la escuela, al llegar a la esquina vi que Jorge me esperaba, nos saludamos con un pequeño beso y me comentó que no tenía ganas de entrar a clases, esto me puso un poco molesta porque mi plan se iba por un tubo, pero propuso irnos a dar la vuelta, no lo pensé 2 veces ya que estar fuera de la escuela nos da mas libertad para estar juntos; antes de que algún maestro nos viera subimos a un taxi y Jorge le pidió nos llevara a un centro comercial de Avenida Universidad pero por lo temprano del día, eran las 8:30, todo estaba cerrado, así que fuimos a caminar a un jardín que esta cerca cuando Jorge me dijo que si rentamos unas películas y las veíamos en su casa, ahí me di cuenta de para donde iba todo, aún así acepté la invitación y nos fuimos. Antes de ir por las rentas, pasamos por su casa para ver que ya no estuvieran sus papás, regresamos con las pelis y mientras me ponía cómoda en la sala él preparaba la tele y el dvd, puso la película y se sentó junto a mi, nos empezamos a besar y acariciar, después puso su mano en mi pierna y la empezó a subir, al sentirla abrí las piernas y me dejé tocar, yo estaba con los ojos cerrados sintiendo sus dedos sobre mi tanga cuando de repente dejó de hacerlo, abrí mis ojos y lo vi abriéndose la camisa; antes de que siguiera lo senté en el sillón, me puse frente a él imitando los movimientos que alguna vez le había visto hacer a mi hermana con su novio, se sentía el calor que había entre los 2, desabroche 2 botones de mi blusa y deje que me masajeara las bubis, lo besaba mientras hacia esto, en un momento le jale la cabeza para pegar su cara entre mis senos y al sentir su respiración sobre mi piel me dejé llevar, empezó a lamerme y como desesperado a tratar de desabrochar mi blusa mientras yo movía la cadera para rozar mi sexo con el de él, que para ese momento ya estaba más que excitado, tanto que lo sentía aún sobre su pantalón.

Teniéndome solo con el bra, bajo una de las copas y empezó a chuparme el pezón, cosa que me puso a mil, entre mas gemía más rápido succionaba Jorge mi pezón. Estábamos más calientes que nunca, me paré, apague la tele y puse un cd que tenía en el estereo, empecé a hacerle un striptease y a bajar el cierre de mi falda, le di la espalda y la deje caer mostrándole mi trasero adornado por mi tanga, así de espaldas y las manos casi al piso, con las nalgas al aire, me quite los zapatos y al incorporarme volteo y lo veo con el pantalón abierto tocándose el pene sobre su boxer, esa imagen me prendió tanto que seguí bailándole pasando mis manos por mi espalda para desabrocharme el bra, cubriéndome las bubis con las manos, dejando caer el bra y quedando solo con la tanga puesta, el se puso de pie me tomo de la mano y me jalo al sillón, donde me acomodó y bajo entre mis piernas, metiendo su cara en mi coño, jugando con sus dedos con mi tanga y mis labios, me dijo "increíble lo mojada que estas, siempre te quise ver así" pero yo solo me dejaba hacer, sentir su respiración en mi entrepierna y sus labios y lengua recorrer mi coño fue suficiente excitación para hacerme tener mi primer orgasmo con un chico. Se puso de pie y se quedó solo en boxer, me fue llevando hasta su cama, se recostó y me fui encima de él, besándolo en la boca, mientras juntaba mi sexo con el suyo, fui bajando pasándole la lengua por su pecho, sus tetillas, el abdomen, le tome el boxer de los lados y se lo quite de un jalón, quedando libre su pene, no era una cosa espectacular, pero era el primero que yo veía en vivo, de unos 15 cms de largo por 6 cms de grueso, circuncidado, estaba depilado, dando la impresión de ser más grande y unos testículos morenos bastante grandes; el cerró los ojos, quedando yo frente a su miembro, empecé por pasarle la lengua de la punta hasta la base, rodeándola y besando sus testículos, lamiéndolos y regresando a la punta, se lo cubrí con la punta de los labios y poco a poco iba metiéndola en mi boca y empujándola con la lengua, mientras que con una mano le acariciaba sus testículos y con la otra el abdomen, llegando a la mitad del pene me la sacaba y volvía a empezar, pero la cuarta vez que lo hacía me tomo de la cabeza y me fue empujando poco a poco para evitarme el asco hasta que la tuve toda dentro, dejé de moverme mientras el subía y bajaba como si estuviera penetrándome la boca, empecé a chapársela con fuerza y a masturbarlo con las manos, después de media hora me dijo que se venía, pero yo seguía chapándosela hasta que sentí su chorro en mis labios, tenía un sabor salado y un poco amargo, pero no sabía mal, lo limpié con la lengua y me tiré a su lado.

Tenía los ojos cerrados cuando se incorpora a besarme las piernas y al tiempo que me bajaba la tanga iba separando mis piernas, luego se puso a jugar con el vello que traía recortado y comenzó a abrirme los labios con sus dedos, buscando torpemente mi clítoris, no lo encontraba pero deslizaba su dedo medio dentro de mi vagina, lo que me hacía arquear la espalda y no pudiendo soportar más lo guié al lugar exacto cuando empezó a presionarlo con sus dedos y a comerme el coño, yo gemía y retorcía de placer pero Jorge solo aumentaba la velocidad de sus lengüetazos ayudado por sus dedos hasta que ya no pude más y exploté en su cara.

Ya me tenía súper mojada, volvió lamiéndome el abdomen, besando mis bubis, cuello y boca, sentía su pene completamente parado presionando mi vientre y tratando de acomodarse entre mis piernas. Lo voltee y me puse sobre él, agachándome para chuparle otra vez su pene; se lo tomé con una mano mientras me fui incorporando y al verlo con los ojos cerrados, lo fui guiando hasta la entrada de mi vagina, dejándole caer poco a poco mi peso y sintiendo como iba penetrándome, al sentirlo hacer presión con mi himen, no lo pensé más y me dejé caer sobre su pene, pegué un grito que creo sonó por toda la casa; nos quedamos sin movernos hasta que Jorge empezó a moverse hacia abajo y arriba mientras apoyaba mis manos en su abdomen, él apretaba mis pechos jugando con mis pezones apretándolos, me tomo tiempo acomodarme a su ritmo moviendo la cadera en círculos, para después cambiar de posición poniéndome en cuatro sobre la cama, por lo que mientras me penetraba sentía chocar sus testículos calientes con mis nalgas, situación que me ponía más y más caliente me tenía loca gimiendo y toda sudada yo me mordía los labios tratando de no gritar pero era imposible con lo fuerte de sus embestidas que me hacían enterrar las uñas en las sábanas provocándome uno de los mejores orgasmos que he tenido. Mientras él me tenía agarrada de las caderas y pasaba su mano para apretarme el pecho recargando su cuerpo en mis nalgas; había momentos en que bajaba una mano para masturbarme cuando estaba por volver a venirme me dijo que iba a sacarla porque ya no podía y estaba por acabar, le pedí que no lo hiciera y terminara dentro de mi, así volvió a bombear mas rápido y fuerte que antes hasta que terminamos juntos, al tiempo que Jorge pegaba un grito sentí los chorros de semen invadir mi vagina y poco a poco la salida de su pene flácido.

Relajé las piernas y brazos para quedar boca abajo mientras Jorge hacía lo mismo, me abrazó, nos besamos y quedamos así durante un buen rato; me levanté para ir al baño a limpiarme y secarme el sudor, al volver Jorge estaba sentado en la cama me acercó a él, me pidió quedarme de pie para verme completa, me hizo darme vueltas mientras él se fue recostando y se masturbaba, yo fui a una silla que estaba en un esquina, para acomodarme y masturbarme con las piernas abiertas hacia él, Jorge no duró mucho antes de venirse pero yo seguía tocándome porque me excitaba sentirme observada, tenía una pierna en el piso y la otra levantada sobre un brazo de la silla, presionando mi clítoris con mis dedos, masajeándome el pecho jalando un pezón que los tenía paraditos y duros con las aureolas bastante enrojecidas y súper sensibles, cuando sentí una punzada en el vientre que me llevó a un rico orgasmo, torciéndome toda en la silla. Llegué rendida a la cama, Jorge me paso un pañuelo para limpiarme y poder ponerme la tanga y el su boxer; nos quedamos semidesnudos viendo la tele en su cama poco más de una hora, cuando vimos que era casi la hora de salida de clases, mientras nos vestíamos no dejaba de acariciarme y besarme, para después acompañarme a casa.

Hermana dejalo ya: eramos niños!

Ya estoy harto de cómo me tratas. Estoy harto de que me hagas responsable de todo. ¿Por qué te crees que he callado tanto tiempo, si no es por ti? Yo lo di por agua pasada, pero tú no. Sigues con los reproches, tus chantajes y tu cara de odio. Pues lo voy a contar todo. Tú lo has querido.

Habrá una parte de la historia en la que coincidirás. La otra, jamás querrías que viera la luz. Pero no me callaré nada. Ahí va. A todo el que lo lea:

Soy de Málaga, me llamo Miguel, y tengo 28 años, casualmente la misma edad que tenía Maite cuando se desencadenaron los hechos que voy a relatar. Hechos que ocurrieron ya hace 14 largos años. Ni vivo en el mismo barrio ya, ni mi relación contigo era tan nefasta como es hoy. Eso sí, mi madre ya era cocinera de un restaurante de barrio, eso no ha cambiado, aunque el restaurante no es el mismo.

"Cuando llegueis del cole, esperad en la puerta de Maite a que ella aparezca. No protesteis por la comida y portaros bien." Todos los dias nos decía prácticamente lo mismo, recuerdas Leti?

Maite en realidad era el apelativo de Marie Therese, profesora nativa de francés de un centro de secundaria. Conviviendo años atrás con un español de baja calaña, decidió dar un giro a su vida cuando nació la hijita de ambos, Martina, y lo echó de casa. A partir de ahí la relación cordial con mamá se estrechó bastante. Siempre se vió reflejada en Maite. Ambas se equivocaron a la hora de elegir pareja. Ahora se ayudaban en lo que podían. Mamá siempre hacía comida para todos, y Maite nos cobijaba en su casa mientras llegaba mamá de trabajar.

"Por favor Maite, no quiero que te den ningún problema. Eres libre de regañarles como si fueras yo misma. De castigarlos si hiciera falta. Y cualquier cosa que creas que deba saber, dimelo inmediatamente."

"No te preocupes Isabel. En realidad los niños son un cielo, y me ayudan mucho con Martina. Se manejarme con niños. Jajaja. De verdad, tranquila." La oímos decir muchas veces con ese característico acento francés. Era de gran ayuda para mamá, tener una vecina-amiga tan paciente como Maite, y dispuesta a tenernos en su casa, hasta su regreso del trabajo.

Eramos muy niños cuando empezamos a quedarnos en casa de Maite. Recuerdo que la pequeña Martina tenía pocos meses. Y es verdad, en cierta manera, ayudamos mucho a Maite jugando con su hija, dandole biberones, o balanceando su cuna para que no llorara a la hora de dormir. Los dos, aunque yo por edad, algo más que tú, Leti. Mientras Maite preparaba las clases, corregía exámenes, limpiaba la casa o simplemente descansaba frente al televisor. Martina crecía en realidad, con dos hermanos más, y nosotros, con un juguetito de carne y hueso de piel morena, pelo rubito y lindos ojos azules. Era tan preciosa, tan graciosa… La adorábamos realmente.

Llegó la primavera-verano de ese año en que Martina aún no había cumplido los tres años, y Maite ese día llegó con la cria de la guardería y con un paquete grande.

"Adivinais qué es esto? Bien, pues es para Martina pero también para vosotros. Nos vendrá muy bien refrescarse". Se refería a una de esas piscinas de plástico, para un patio o jardín que tan de moda se estaban poniendo. Casi no había día que no nos bañaramos. Te encantaba la piscinita, recuerdas Leti?

Reconozco que cuando nos dijo lo de la piscina, pensé que quizás yo ya era grande para una piscinita infantil. Había cumplido los 14 años en abril, y me ví fuera de la piscina mientras tú de 11 y Martina de casi 3, la disfrutaban. Que rabia me dio. Pero no. Aunque la piscina no medía mucho, 2 metros de diámetro a lo sumo, Maite nos animaba a bañarnos. Recuerdo el primer día que se llenó, un caluroso día de primeros de junio:

"Claro que cabemos todos. Yo también me meteré, cuando me apetezca. Solo no debeis ser salvajes para que no se rompa. Y por supuesto juegos, no peligrosos, pues Martina aún es muy pequeña."

"Pero Maite, es que no tenemos bañador…" Mientras ya Martina chapoteaba en el agua, asida a ella.

"Pero y quééé? -gesticulando exageradamente y divertida- En ropa interior hombre! Solamente no podreis el día que la tengais sucia. Jajaja". Como fuera que teniamos muchas ganas y que Martina nos imploraba bañarnos, eso hicimos. Tu en braguitas y yo en calzoncillos nos metimos en la piscina.

Posteriormente, y a pesar de que mamá, nos comprara incluso un bañador nuevo a cada uno, nos bañariamos en la piscina indistintamente en ropa interior o ropa de baño, en función de la disponibilidad del momento. Mamá lo sabía y no se oponía. Al revés se reía con Maite del hecho de bañarnos en slip o braguitas. Nunca supe si mamá llegó a enterarse que Maite también se bañaba en ropa interior cuando no tenía bikini disponible. Al menos yo nunca se lo dije, mas bien por…pudor y discreción. Me encantaba verla en bikini, mojada… Y en ropa interior, más. Por supuesto, que con anterioridad había reparado en su cuerpo; en sus pantaloncitos cortos comodos de andar por casa; en sus camisetas sin sujetador; en su figura bajo el albornoz siempre predispuesto a abrirse sobre y bajo el cinto cuando salía de la ducha…; pero estar pegado a ella en la piscina, o pasando semiflotando sobre ella, o tocarla sin reparos en el juego, o mirarla mientras se secaba el agua en el patio, o todo lo que la piscina aportó de nuevo era algo distinto. Notaba cosas nuevas. Mi primera masturbación con emisión de semen ocurrió en una calurosa noche de esos dias, en mi habitación, y teniendo como visión su cuerpo mojado y mi fantasía.

Hasta que no acabó sus clases, Maite no se bañaba a diario. Pero a partir de entonces, gustaba de remojarse con nosotros. Lo pasabamos de escándalo. No es de extrañar que le dijeramos a mamá que queríamos irnos a casa de Maite, cuando ella salía para el trabajo. Nos levantábamos tarde, desayunabamos los tres, y cuando ella se disponía a marchar al Restaurante, cogíamos la toalla y para casa de Maite. Mamá, le daba la comida preparada, hablaban 5 minutos sobres sus cosas, nos daba el aviso de buen comportamiento de rigor, y se iba. A veces Maite nos recibía envuelta en el albornoz, salida de la piscina para abrirnos, pues decía que a las 12 de la mañana, el calor del sur de España era ya insoportable. Sí, julio es terrible, antes y ahora, pero entonces nos daba igual. Esos días más pronto nos metíamos en la piscina. Un día de finales de julio, ocurrió, aunque tú tardaras unos pocos días mas en darte cuenta, Leti.

Serían las 13,30hs, ya llevando un buen rato en la piscina los cuatro, cuando Martina dijo que quería ver en el video una peli de dibujos nueva. Maite, con su bikini amarillo salió del agua. Le quitó a su hija las braguitas mojadas que llevaba, le puso unas nuevas tras secarla bien (Maite insistía en que era fundamental secarse bien, sobre todo en las zonas íntimas) y se dispuso a ayudar a secarte, Leti. No es que no estuviera acostumbrado a verte, pero no sé que pensé, cuando frente a mi te obligó a quitarte la braguita del bikini y te secó ella tus genitales para mostrarte como había de hacerse bien. Tu protestaste algo, porque yo estaba mirando todo, pero ella ni caso te hizo y siguió con lo que hacía. No me excité al verte Leti, sino al verla a ella abriendote de piernas y pasandote la toallita a conciencia por cada pliegue de tu sexo. Te alargó las braguitas, te las pusistes y os acompaño al comedor a poneros la película. A los pocos minutos volvió con un botellín de coca-cola del cual salía una pajita, y se metió en la piscina frente a mi. Yo sentado con las piernas estiradas y juntas, se sentó con las piernas separadas, dejando las mias en el centro. Era la unica manera de compartir el espacio sin chocar. Me ofreció coca-cola y al aceptar, alargó su brazo echandose algo para adelante y ofrecermela. Mis pies rozaron su entrepierna, que me pareció muy carnosa. Al devolversela, misma operación e idéntico roce. Todavía más cuando los ofrecimientos y devolución, se repitieron dos veces más al menos hasta que nos acabamos la coca-cola. Su indiferencia, opuesta a mi excitación, me excitaba aún más.

Maite fumaba poco, y ese día fue el primero que lo hizo en la piscina. Se puso a cuatro patas, se acercó a mi y alargó su brazo al pollete de la ventana que estaba justo detrás de mi, donde se encontraba el paquete de cigarrillos y el encendedor. Con su rodilla apoyada en el suelo entre las mias, al retirarse me puso la mano en el sexo con firmeza, pero descuidadamente. La retiró enseguida:

"Ey, chico ¿Qué es eso duro que tienes ahí? – me pregunto directa y burlonamente, mientras retrocedía hasta su sitio de la piscina- Vaya con Miguel! Eso tan grande no es cosa ya de niños". Miraba con sus ojos azulverdosos entornados, posando la vista en mi sexo y en mis ojos alternativamente.

"Que quieres que te diga Maite". Mierda!! Enrojecí. Últimamente me pajeaba hasta dos y tres veces diarias. La primera del día en mi cuarto antes de levantarme. También en el baño de la casa de Maite, justamente para evitar eso que no podía controlar cuando me rozaba con la francesa. Se incorporó levemente rozandome con todo para ponerse a mi lado. Me echó el brazo por el hombro, poniendome su seno sobre mi pecho y el hombro. Me habló mirandome:

"¿Necesitas hablar de algo con una amiga? –No- Ey Miguel, son cosas normales a tu edad! –Sí puede… no se- A ver, cuentame, ¿por qué estás así?" Y me dio un toque en el pene, que me dolió un poco. -Ay!!-

"Bueno… -no sabía que decir- me puse así al verte secar a la Leti –verdad a medias-. Pero no sé porqué, porque he visto a mi hermana muchas veces."

"Es chica todavia, pero pronto será una mujer. –Me hablaba en tono docente casi-. Tiene botoncito en los pezones ya, y el primer vello en el pubis, aunque aún su chochito es más parecido al de una niña que al de una mujer" Y tanto!! Menuda diferencia de cuerpos entre el de Leti y el de Maite.

"Sí… ya."

"¿Ya qué? ¿Tu ya has visto el sexo de una mujer?"

"Más o menos –mentí-. Las mujeres tienen más pelos ahí"

"Jajaja. No siempre. –Claro que sí, afirmandome en mis ´conocimientos`- No, pero ahora no te lo puedo demostrar". No sabía bien a qué se refería. Hubo unos segundos de silencio. Espachurró el resto de cigarro en el suelo del patio tras la piscina, me miró y me acarició el pecho y el vientre… "Bueno, tú verás como lo haces, pero esto – en el instante que me asió el pene sobre el slip y meneó dos o tres veces arriba y abajo a modo de paja-, lo tienes que bajar. No es bueno estar mucho tiempo así". Terminó diciendo mientras se apartaba de mi y salía de la piscina.

Me llevé la mano instintivamente a mi miembro, erecto como un marmolillo, y no paré de tocarme por encima del slip, mientras ella frente a mi, se secaba con la toalla. Lentamente, deleitandose, mirandome. Tras de un rato, dijo:

"Me voy a preparar la comida. Terminaré de secarme en el cuarto, y hoy, las chicas comeremos todas en braguitas. Jajaja", y se perdió por la puerta de acceso a la cocina desde el patio. Me dejó para que bajara mi estado, y eso hice. Desparramé no mucho, pero por entero sobre el agua de la piscina. Creo que hasta jadeé. Todo me pareció increíble!

Cumplió lo que dijo. Comieron en braguitas, pero no como creí, pues Maite además llevaba sujetador, eso sí, ambas prendas de un conjunto que se transparentaba bastante. Pese a que evitaba mirarla, misión imposible, me fijé bien en su pubis oscuro bajo las braguitas. Su rajita intergluteal. Sus pezones de aureola normal y botoncito visible. Almorcé excitado. Al día siguiente, en la piscina antes del almuerzo, ella se bañó en bragas y sujetador, y… la sombra oscura de su pubis no estaba!

"He traido una peli nueva. Luego la vereis juntas, vale Leticia?" –Vale-

A la misma hora del día anterior, Maite saco a su hija, la desnudo y la secó completamente como de costumbre, mientras Leti se secaba, creo que de forma concienzuda. Maite tras secar a Martina, se dirigió a ti.

- "No no no, Leti, braguita fuera y a secarse bien el bollete." Tú te desnudaste y tras unas pasadas de toalla por la entrepierna, se acerco a ti, te colocó nuevamente ante mi, y esta vez te inclino hacia el lateral subiendote una pierna de forma que tu sexo quedaba casi horizontal frente a mi vista, y ahí estuvo secandote mucho rato. Cada pliegue. Moviendote toda tu carne de los labios, tanto externos como internos. "Hala, ahora sí. Hoy sin braguitas, que estareis mas fresquitas. Venga vamos a poner la peli". Y entraron las tres en casa. Yo… otra vez estaba como el dia anterior. Erecto a más no poder.

- "Ya las dejé viendo la peli, -me dijo cuando volvió, mientras se introducia en la piscina. Te has fijado en el chochete de tu hermana? –Sí- Bien, tal vez mas tarde te deje comparar quién tiene mas pelos ahí, si ella, que apenas tiene, o yo. -¿Sí?- Sí, así comprobaras que ser mujer y tener pelos, no siempre se cumple."

Ese día Leti, te bromeó mucho sobre tu sexo durante la tarde, y te metió en el baño para enseñarte el suyo y comparar. Ambas os reiais, y os sentiais mujeres, mientras yo jugando con la niña, os miraba de reojo. Precisamente estando con la pequeña en el cuarto de Maite, durmiendola, y cuando ella entró sin hacer ruido para echar un vistazo, no sé si te acuerdas que cerró la puerta.

"Callandito Miguel, que no se despierte Martina. Recuerdas cuanto vello tiene Leti ahí? – Sí-. Pues mirame y compara." Se desnudo de la parte de abajo, como no veía bien en la semioscuridad, se arrodilló en la cama a una cuarta de mi con las piernas semiabiertas, su pubis frente a mi y claramente lo ví perfectamente depilado. "Mira bien" y se toco, abriendose los labios y mostrandome su clítoris y su vulva. Más tarde supe que algunos movimientos que hizo eran masturbatorios. Me tocó abajo, comprobó mi erección, me metio la mano bajo el short que tenía y me masturbó. Una adorable paja acompañada de besos y chupadas en mi glande. Si no hubiera sido porque me pajeé en el baño antes de comer, me hubiera corrido inmediatamente, pero no. Aún así, algo despues mi fluido viscoso salió delante de su cara. Se tumbó a mi lado, se abrio hacia un lado sus braguitas por las ingles, y con sus dedos mojados de mi fluido… se toco el clítoris en redondo. "Ahora me toca a mi Miguel, no tardaré mucho… mmm, aghh". Emitía callados quejidos, mientras no paraba de recoger con la yema de sus dedos mi lechada viscosa depositada en mi vientre, y llevarsela a su clítoris. Así hasta que cerró sus piernas, se revolvió algo, y apretaba los parpados cerrados, y respiraba con la boca abierta muy rapidamente. "Yo también tuve mi orgasmo, chico". Yo tumbado a su lado, la miraba y me deje besar en la boca. Luego ella se incorporó, se puso de nuevo su sujetador y salió diciendome: "Limpiate con la sabana. No importa".

A partir de ahí, Maite y yo, comenzamos nuestra relación secreta. Fue la pasión de los siguientes dias, lo que te puso en guardia. Los juegos, mis erecciones, que también tú notabas, y las causi pilladas en que nos sorprendías, las que te hicieron saber, que allí estaba ocurriendo algo distinto. Nuevo. Sexual. Sospechaste de algo, cuando cada día, para dormir a la niña en la siesta, ya no ibamos tú o yo solos, sino Maite y yo siempre. Tuviste que entrar, para vernos desnudos en la postura del misionero, follándome a Maite.

"Qué haceis?! Sois unos guarros!" – Leti calla!!- A la vez casi Maite y yo. "No, se lo voy a decir a mamá" – Leti veeen. Joderrrr se lo va a decir a mi madre-. Le dije a Maite.

Esperabas muy enfadada en el sofá del comedor, a que llegaramos. Lógicamente llegamos enseguida. Yo no sabía muy bien que hacer y solo te miré. Estaba asustadisimo por la amenaza de que se lo dijeras a mamá. Pero no. Maite demostró que sabía manejar a los niños y te ofreció a cambio de tu silencio, participar con nosotros en nuestro juego. ¿Por qué aceptaste? ¿Acaso me odias por eso?

A partir de entonces Maite no solo me acariciaba en presencia tuya, sino que pedía caricias mias delante de ti. Tu querías también de todo eso, pero al principio, no que te las hiciera yo. Creo que eran celos. Así que los besos, y las pajas de esos dias te las hizo Maite por tu testarudez. De todas formas, ella lo hacia sin reproches y concienzudamente. Con toda concentración posible. Sí, disfrutaba besandote, lamiendote el coñito y el ano, pajeando tu clítoris, pellizcandote los pezones, pero a la hora de sentir, prefería que el placer se lo diera yo. Su pollita de oro, como decía. Ahí, aun había posibilidad de echar marcha atrás, pero no. A ti, ya te encantaba el juego y querías más. Por eso no te oponías a que yo te tocara, a las indicaciones de Maite. De la forma que ella me decía. Tampoco tengo yo la culpa que un día dijeras:

"Yo también quiero sentir lo que es capaz de hacer una pollita de oro".

"¿Quieres? - te dijo Maite, y asentiste-. "Bueno, la polla de oro de Miguel puede servir para las dos, ahora bien, hay que preparar bien el camino." Yo debería de haberme negado en ese instante, pero esa mujer me tenía absorvido. Por otro lado, también me alegraba lo bien en que los últimos dias lo estabas pasando. La de veces que te corrías.

"Preparar el camino? ¿Cómo?" Y es así como empezaste a seguir las indicaciones de nuestra maestra para darme placer, durante los dos dias siguientes. Imagino que hacías con gusto el aprender a menearmela, a comermela, a sentir el roce de mi glande en tu vulva, a apreciar el sabor de mi semen, cada día mas hecho, más de adulto. En dos dias, Maite, ya trajo un aceite lubrificante especifico para las relaciones sexuales.

Que ella y yo nunca habiamos necesitado, pero para ti sí. ¿Aquí es donde quieres que me calle? ¿Qué no lo cuente? ¿Qué desaparezca? Con Martina en el dormitorio durmiendo, en esa tarde de finales de agosto, hicimos todo lo que nos indicó Maite. Tu sentada en el filillo del sofá con las piernas muy abiertas y echada hacia atrás. Yo arrodillado sobre unos cojines en el suelo. Maite nos lamió el sexo a ambos. Primero a ti, luego a mi, mientras me decía que te tocara el coño. Eso hice. Creo que no hacía falta que nos echara el lubricante, pero lo hizo. Primero a ti, extendiendolo por toda tu vulva. Luego a mi, pajeandome así y logrando que mi pene resbalara en toda su extensión. Para después ordenarnos:

"Ahora Miguel, dirige tu polla a su entrada…. Ves que abierta está? Así, … suave." Tú no mirabas ni aún cuando sentiste mi capullo abrir paso por la entrada. "Leti te va a doler un poco, pero es normal. Después de eso, sentirás el placer que esta polla de oro, me hace sentir a mi. Es lo que querías no? – Tú asentias mirandola solo a ella- Chupa mis dedos Leti y muerde si te ayuda. Ahora Miguel… sigue metiendola." No hacia falta ayuda, pero Maite me empujó el culo, de forma que mi polla se terminó abriendose paso definitivamente por tu vagina. La metí hasta el final. Me alegré de que solo hicieras gestos y apenas te quejaras. Sentía mi polla muy aprisionada en tu coño, pero era agradable. "Muy bien chicos, ahora vosotros solos" Mientras se echó a un lado y empezó a pellizcarse sus duros pezones y a masturbarse, mirandonos.

"Mmmm, te gusta Miguel?" –Siiiií- Afirmaba lleno de placer. "Te gusta Leti?" -Sí, ahora sí … aghhh – y jadeabas. "Eso es pequeños… Miguel, no te corras dentro, porque tu hermana aunque aun no ha tenido la regla, debes de ir acostumbrandote a no hacerlo. Te acostumbrarás a correrte en su boca, de momento." Y eso hice esa vez, y todas las que te follaba en los siguientes 4 años.

Te volviste tan puta como nosotros, Leti. Si me apuras, peor aún. Acuerdate la vez que te descubrí pajeando a Martina. Cuantos años tenía ella? Cinco? Sí cinco, y tú trece. Yo con el tiempo, mis corridas las fui espaciando, pero tú, no perdías el tiempo y ya conmigo, o con Maite te corrías durante todo el día. Acuerdate la vez que le pediste unas bolas chinas a Maite, y como las usabas incluso en casa. Mamá nunca se enteró de que la cara de gusto que ponías desayunando, era por causa de ese juguete que ya llevabas dentro desde por la mañana.

Yo no tengo la culpa de que mamá encontrara aquel chollo y nos mudáramos más cerca de su trabajo poco tiempo después. Aquella historia con Maite, no terminó por mi culpa. Mamá consideró la mudanza y tampoco me pidió opinión. Pero reconozco que me alivió en parte. Digo en parte, porque aunque mi historia con Maite terminó, contigo no. Me chantajeabas. Me buscabas cuando yo no quería. Hacias cualquier cosa para excitarme, o no te acuerdas ya, las mañanas que venías a mi dormitorio, yo aun dormido, y me la comías? Decias que te encantaba hacerla crecer en tu boca.

La vida tenía que seguir su curso, y no pudiste espantarme a Rosana. Con las otras sí pudiste porque no me terminaron de gustar mucho. Pero a Rosana la amaba, y no lo consentí. Si no lo aceptaste es tu problema. Estoy harto. Y más cuando, de nuevo celosa, pides lo mismo que le dí a Rosana: mi simiente. No Leti no. Maite nos enseñó bien. Me corrí sobre ti, en todos lados. En tu ano. En tu boca, hasta que te salía semen por la nariz, pero nunca en tu vagina. Y jamás lo haré. Eso, lo tenía reservado para mi mujer. Para Rosana, la mujer más maravillosa del mundo. No acepto que me amenaces como hiciste el otro día cuando te enteraste que la había dejado embarazada. Haz lo que quieras! Yo ya lo he contado aquí, y como sigas con tu sinrazón, se contará en donde tu quieras. No temo ya. Ya no.

Te quiero mucho Leti. Pero quiero recuperarte como esa hermana que una vez tuve. Rosana es ahora mi amante. Tu has tenido muchos en los últimos años, chicos y chicas. Encuentra el amor, y déjanos en paz.

Todo asombroso