Video Relato

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Tu rica leche

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Me encanta todo de ti… esa es la verdad, amor mío y sería injusta y desagradecida si no dijera que me lo das todo a cambio de nada.

Entre todas esas cosas hay algo que me encanta sobre manera y es… tu rica leche.

Si, estoy loca, completamente, lo sé, pero es la verdad. Me enamoras con tus besos, tus caricias, cuando me penetras de esa forma tan dulce, tan sensual… pero si hay algo que es el mejor estímulo y uno de los sabores más deliciosos del universo es cuando me bañas con tu elixir, ese que emana de ti, ese que me pertenece.

Tienes una polla maravillosa, por la que muchas matarían, eso es cierto, pero tu leche es solamente mía… por eso que me gusta estrujarte, morderte, lamerte, chuparte hasta dejarte sin una sola gota, completamente seco, tu leche para mí solita.

Cuando empiezo a mamarte, lo primero es disfrutar egoístamente de ese miembro lleno de energía sabiendo que en pocos minutos saldrá un líquido majestuoso a borbotones. Es la imagen más placentera que pueda soñar, sí, me encanta como me besas, me alucina como me follas, pero si hay algo que sueño cada día es ver emanar tu semen sobre mí.

Me gusta como tiembla tu verga en mi boca, no te puedes hacer una idea, es como tener metido un volcán a punto de erupción y cuando mi lengua y mis labios se aferran con fuerza, es porque el momento de la explosión está cerca. Esos momentos son alucinantes.

Muchas veces me gusta que tus chorros inunden lo más profundo de mi vagina o cuando entran como dulce manjar hasta mi garganta, manteniéndola completamente metida en mi boca, sin que se derrame ni un gramo, pero si hay una cosa que me embruja es verla salir, notarla cuando ese momento está cerca, cuando esa caldera está a punto de ebullición y cuando el primer misil sale disparado incontrolado a una velocidad prodigiosa sobre mi cuerpo desnudo. Puede parecerte inaudito, pero esa primera imagen me hace feliz, inmensamente feliz. Ver como se deposita sobre mi pecho el liquido blanquecino y caliente como si fuera un maná llovido del cielo, y después el segundo y el tercer disparo sobre mi barbilla, sobre mi ombligo, sobre mi pelo… y como ese apetitoso río blanco va recorriendo mi piel, lentamente, armoniosamente, eso me excita tanto que muchas veces me he corrido en el mismo instante el que lo has hecho tú, viendo como eyaculas sobre mí.

Me gusta jugar con esa divina textura líquida que inunda mi piel recogiéndola ceremoniosamente con la punta de mis dedos, viendo como hilos de plata se alargan infinitamente. Me quedo absorta acariciando esa tersura, su tibieza, notando como en mis yemas se unta de manera magistral, para llevarlo a mi boca y saborearlo lentamente, notando como llega a mi paladar, para luego desaparecer por mi garganta… Así uno tras otro, hasta recoger cada gota que devoro con pasión…

Amor mío… necesito tu leche… tu rica leche. Me vuelve absolutamente loca.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Si mami mamamela tengo mucha leche tengo unos huevos grandes con mucha leche soy una papi maduro me disen el lechero por mis huevos grandes dejarte toda mi leche en tu boca vajina llenita de leche

Todo asombroso