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Santa Claus

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Santa Claus

Relato basado en los acontecimientos narrados por thebigbang en varios de sus mails que me envió. El nombre es real lo único que he de omitir es el apellido y las fotos son totalmente falsas por lo que les invito a no tratar de encontrar veracidad en ellas. Han siso añadidas con la única intensión de hacer el relato más atractivo.

Hola José mi nombre es Irwin. Yo se que muchos de los lectores de la página en la que escribes, al momento de leer mi historia dirán que soy un perverso, cochino, mediocre, demente, diabólico... en fin soy toda la basura que existe en el mundo para ellos. Pero, por otra parte también pienso que habrá quienes piensen que soy una mente brillante. De hecho, es por ellos por quien me animo a contarte realmente lo sucedido esta navidad pasada. Navidad del 2008 para ser más precisos.

Probablemente no este bien que te cuente esto pero la verdad es que no tengo a nadie más a quien contarle. Es una de las cosas que no puedes contarle a tu mejor amigo, tú sabes, todos tenemos secretos que nunca en la vida hemos de revelar. Afortunadamente existe la escritura y el anonimato.

Seguramente tanto tú como todos los demás se preguntaran porque tanto show? Porque tanta travesía cuando lo único que quería era disfrutar de ese maravilloso y suculento cuerpo? Bueno pues la razón es que uno no puede acostarse así como así con alguien de su familia...

Lo mejor será que empiece a relatarte los antecedentes para que entiendas lo que te digo:

Todo comenzó cuando yo era pequeño y estábamos a punto de celebrar la navidad en mi casa. Fue la navidad más extraña que hubiera podido imaginarme pues en esa ocasión descubrí que mis hermanas tenían relaciones sexuales con mi padre!

Honestamente lo descubrí por accidente. Esa noche era navidad y después de cenar en familia (cabe señalar que en esa ocasión no estaba mi madre pues se encontraba cuidando a mi abuelito en el hospital), mi padre nos indicó que todos nos debíamos de ir a dormir para esperar la llegada de Santa.

-Ah y no olviden. Si escuchan ruidos en la sala no se levanten ya que puede ser Santa Claus y si lo descubren jamás les volverá a traer regalos- dijo mi padre especialmente dirigiéndose a mí que era el menor.

Por más que lo intente esa noche yo no podía dormir debido a que estaba emocionadísimo por ver cuales eran mis regalos. Tras haber estado en mi cama nervioso dando vueltas de un lado a otro por un buen rato, decidí ir abajo por un vaso de leche y ver si los regalos ya estaban en su lugar (el árbol de navidad).

Para sorpresa mía no fueron los regalos precisamente lo que me encontré. Esa noche me encontré en la sala a mis hermanas teniendo relaciones sexuales con mi padre. Poco me falto para gritar de sorpresa pero ante el temor de que me vieran y mi padre se fuera a enojar decidí esconderme bajo una mesita que teníamos.

Yo estaba realmente sorprendido del comportamiento de mi familia. Jamás lo hubiera creído si no lo hubiera visto. Esa noche hicieron el amor por horas. Supongo yo que pensaban que para ese entonces yo me encontraría dormido ansioso por la llegada de Santa Claus y ante el temor de lo que había dicho mi padre no me levantaría.

Mi padre estaba vestido con un atuendo rojo. Muy parecido al de Santa Claus mientras mi hermana menor le chupaba el pene vestida de duende. Mi hermana mayor, Susana, estaba completamente sentada sobre la cara de mi padre que con su lengua lamía su concha sin parar.

Yo nunca había pensado de otra manera en mis hermanas pero por lo visto mi padre si había pensado y mucho en ellas. Pero para decir verdad después de haberlas visto así con mi padre no pude verlas de otra manera que con ganas de follármelas también.

Yo nunca me aproveche de mis hermanas. Supongo porque no se dio la oportunidad ya que eran demasiado bellas las dos y sin pensarlo las hubiera follado. En fin, me quede con las ganas de metérsela a mis hermanas pero la imagen de aquella navidad siempre quedo grabada en mi mente.

Desde que crecí y me case, siempre en navidad, obligaba a mi mujer a vestirse de duende y la cogía por horas en la sala imaginando que era a una de mi hermanas a la que me follaba sin piedad. A mi esposa esto no le gustaba mucho ya que al día siguiente no se podía ni parar. En esa fecha yo siempre sacaba fuerzas desconocidas incluso para mí y follaba como no lo hacía en todo el año, tal vez por la sobre excitación que me producía pensar en que mi esposa vestida de duende era una de mis hermanas. De hecho fue en una de esas navidades cuando deje embarazada a mi esposa de nuestra primera hija.

Lo malo es que todo esto terminó pocos años después de que mi hija naciera y comenzara a crecer. Mi esposa desde ese entonces me pidió que no lo hiciera más ya que mi hija ya era más grande y podía darse cuenta de lo que hacíamos.

Después de esto nuestra relación no tuvo muchos cambios. En lo que respecta al sexo todo era coger por las noches con mucho cuidado de no hacer ruido y dormirnos en seguida. Como verán esto no iba a disminuir en nada mi calentura y mis ganas de follar por lo que yo tenía que seguir teniendo mis descargas de leche en el baño. Solía masturbarme dos o tres veces al día para bajar mi calentura ya que no me era suficiente con la cogida rápida de la noche.

Nuestra hija a la que llamamos Lorena comenzó a crecer y pronto se convirtió en una hermosa flor de 18 años। Para mi esposa siempre le resulto un problema ya que no sabía conversar con ella y las discusiones entre ellas eran continuas. Para mí fue lo mejor que la vida pudo haberme otorgado ya que en ella encontré un placer a la hora de masturbarme que igualaba al que sentía por mis hermanas. Y es que con una mujer tan atractiva como Mónica es muy difícil vivir sin desearla. Imagínense nada más la hembra en la que esta convertida: adolescente de 18 años; ojos color miel muy lindos que despiertan ternura, amor y a su vez mucha lujuria. Su cuerpo es digno deis una participante miss universo. De esos cuerpos que cualquiera daría su vida por verlo desnudo, unos pechos redondos firmes y grandes. Un trasero grande, durito y bien parado que te hace voltear a verla aunque vayas tu esposa. Unas piernas bien hechas, moldeadas y largas. En fin, es la típica belleza adolescente por la que todos los hombres de mi edad se pasarían días sin dormir.

Se llevaba muy bien con sus tías y aunque eso a mi esposa siempre la tuve descontenta a mí me tenía fascinado pues no descartaba la posibilidad de que algún día sus tías le enseñaran a portarse bien con su papi como ellas aún lo hacían con el suyo.

Casi estando a punto de llegar a navidad mi esposa me salió con que estaba embarazada. Ya estábamos algo grandes para tener otro bebe pero ni hablar así nos había tocado y no hubo otro remedio más que aguantarnos. Lo peor fue que mi esposa desde ese entonces prohibió todo tipo de actos sexuales en la habitación con la excusa de que no podíamos poner en riesgo al bebe y que si de por sí ya estábamos viejos teniendo relaciones sexuales aumentaría más el riesgo de que le pasara algo al bebe.

Ya se imaginaran como anduve de caliente desde ese entonces. A todas horas me masturbaba tratando de bajar un poco mi calentura pero ya no me era suficiente la mano. Extrañaba y mucho las cogidas de rápido que tenía con mi esposa hasta antes de embarazarse. Espiaba a mi hija y me deleitaba a toda hora con sus encantos. Incluso me atreví a robar varias veces ropa interior de su habitación para masturbarme y llenársela de leche para después imaginar que teniéndola puesta tendría muy cerquita de su concha los residuos de mi semen.

Todo eso ya no me era suficiente. Andaba como burro en primavera en pleno invierno.

Cerca de las fiestas navideñas me encontré con mis hermanas en la puerta de mi casa. Venían en busca de mi hija para llevarla de compras. Yo las veía y sabía que ellas habían sido indirectamente las responsables de que Mónica naciera. Después de saludarme me entregaron un regalo y me dijeron que no lo abriera hasta navidad. Luego de convencerme de no abrirlo y hacerles prometer que no lo abriría hasta esa fecha, se fueron con mi hija de paseo dejándome con la incertidumbre de que había adentro de la caja. Realmente me moría de ganas por abrirlo y sabía que no se darían cuenta si lo hacía pero pensé que sería más emocionante si esperaba hasta navidad para abrirlo. Tal y como mis hermanas me lo habían indicado.

El día de navidad mi esposa estaba de un genio que ni ella se soportaba. Terminó por pelearse conmigo y mi hija e irse a casa de su madre con la que ya tenía mucho tiempo de no ir cuya casa estaba en la ciudad continua a la nuestra. Mi hija al principio se sintió un poco de triste de saber que su madre no pasaría la navidad con nosotros pero yo le prometí hacerla lo más bonito posible aunque fuéramos nosotros dos y se alegro tanto que me abrazo y me lleno de besos.

Por la noche yo estaba un poco nervioso. Voluntaria o involuntariamente había hecho todos los preparativos para la cena de esa noche en base a lo que sería una cena para dos personas. Lo raro o extraño es que yo había comprado todo de tal forma que crearía un ambiente romántico, poco común para un padre que se dispone a cenar con su hija pero en fin, quiero pensar que inconscientemente sabía perfectamente lo que quería.

Prepare la cena, encendía dos velas rojas y enseguida mire extrañado el árbol de navidad. No solo estaba el regalo que mis hermanas me habían hecho, también estaba otro que no había visto antes. Me acerque y al leer a quien iba dirigido me di cuenta que era de mis hermanas para mi hija. Lo puse de vuelta en el árbol sin darle mayor importancia y me fui a esperar sentado a mi hija que se encontraba arreglándose en su cuarto.

Al verla bajar no pude ni hablar de la impresión:

-Sucede algo malo papi?

-No... Para nada... solo que pensé que cenarías conmigo...

-Por supuesto que lo haré papi porque lo dudas?

-Bueno es que pensé que saldrías al ver que te has arreglado tan bien...

-No seas tontito papi... me he arreglado para ti. Es que acaso no puedo arreglarme para mi papi?

Sin decir más comenzamos a cenar y tras una cena bastante agradable pasamos a abrir los regalos que sus tías nos habían hecho.

Yo fui el primero en abrir mi regalo. De hecho creo lo debí haber abierto desde antes porque al momento en que lo hice casi me desmayo de la impresión. El regalo era el traje de Santa Claus que le había visto a usar a mi padre aquella vez... y venía con todo y saco.

Mi hija aplaudió y comenzó a gritar:

-Que se lo ponga, que se lo ponga...

Yo sin saber que hacer le pedí que mejor abriera el suyo antes pero mi hija insistió tanto que termine poniéndomelo.

-Jaja te ves como el auténtico Santa Claus papito

Lleno de nerviosismo y con el traje puesto vi como mi hija se apresuraba a abrir su regalo. Al hacerlo mi hija esbozo una sonrisa coqueta y me dijo:

-Tengo una idea. – se puso de pie y se fue corriendo.

-A donde vas?

Ni si quiera me contesto. Aproveche para desvestirme nuevamente hasta quedar desnudo y ya después ponerme el atuendo encima sin ropa abajo pues me estaba muriendo de calor. Me senté un poco en el sillón como pude pues sentía que el piso se me movía. Porque mis hermanas habrían decidido hacerme este regalo y más aún haber insistido en que lo abriera en navidad? No tenía intenciones de andar toda la noche con mi atuendo pero durante los siguientes minutos en que mi hija tardo en regresar mis erecciones eran constantes.

Me encontraba mirando una carta que había escrita en la caja de regalo que me habían dado mis hermanas que decía más o menos así: Tú sabes muy bien lo que debes hacer. Te queremos mucho. Atte. Tus hermanas, cuando en eso mi hija se presentó vestida de una forma que casi me da un paro cardiaco al verla:

-Que tal me veo papi?

Se veía preciosa! Su cuerpo se mostraba perfecto en ese atuendo de conejita. Mi erección chocaba contra el material que estaba hecho el atuendo de santa por lo que tuve que cubrirla con el saco.

Mi hija tenía unas caderas perfectas. Ni que decir de sus nalgas, su pecho... todo su cuerpo parecía el de una diosa!

Camino hacia mí y rodeándome del cuello con sus brazos me dijo:

-Feliz navidad papi...- me beso en los labios y sentí que el mundo se me venía encima. Fue un beso tierno, suave, delicioso aún cuando había sido un piquito resulto ser el mejor beso de mi vida hasta ese entonces.- Te amo papito y ahora quiero darte mi regalo de navidad...

Se dio la vuelta y me mostró el mejor regalo de navidad que un hombre pudiera haber recibido.Toda mi vida parecía haber estado diseñada para este momento...

Yo me quede sin habla, mi pene estaba más erecto que nunca y mi hija pronto se percato de ello. Se acercó a mí y poniéndose de rodillas comenzó a bajar mi pantalón de santa claus. Al hacerlo mi pene saltó como un resorte.

-Santa...!- exclamó mi hija al el tamaño de mi pene- como es que santa claus no usa ropa interior? Seguramente te has de morir de frío. Pobrecito...- me dijo bromeando.- tal vez este enorme palo te sirva para guiarte por el camino cuando Rodolfo no esta contigo.

De inmediato le respondí:

-Me sirve para guiarme a mujeres bellas y hermosas. De hecho en este momento esta apuntando hacia ti preciosa...

-Me siento afortunada. El palo de santa me esta señalando, no es eso grandioso?- se hizo un silencio y al poco tiempo sentí como unos labios tibios y delicados comenzaban a besar mi verga.

-Hmm aahh por dios eres tan linda...- sentí un enorme estremecimiento en mi cuerpo.

Su pequeña lengua comenzó a lamer la cabeza roja de mi pito mientras su mano izquierda me acariciaba las bolas. Continuó besando y chupando mi pito durante varios minutos hasta que poniéndose de pie se fue a recostar al sillón y me dijo:

-Tendrá santa algún regalo para mí?

Sabía exactamente lo que me estaba pidiendo mi hija. Rápidamente me apresure

-Tengo el mejor regalo para una niña mal portada como tú...

La coloqué boca arriba en el sillón y sin perder más tiempo me fui directo a besar toda su conchita cubierta por su diminuta tanga. En ratos hacía a un lado la tanga y podía besar desnuda su conchita arrebatándole enormes gemidos de placer. Su conchita sabía deliciosa. Joven, tierna y jugosita... toda una delicia. Le acariciaba sus piernas, sus nalgas e incluso sus pechos por debajo del pequeño sujetador. Mi hija solamente se revolcaba por todo el sillón cerrando los ojos y emitiendo gemidos sumamente excitantes.

-te voy a quitar tus braguitas para poder besarte mejor- le dije y mientras se las bajaba con una mano hasta la altura de sus talones con la otra mano le acariciaba el pecho ya desnudo.

Deje al descubierto su lindo conejito cubierto de unos pelitos rubios ya muy abundantes, realmente su conchita estaba muy bonita lo que más me llamaba la atención es que parecía estar bien cerradita, me incline y comencé a besarle de nuevo su conchita.

Sin poder esperar más tiempo la tome de las piernas y se las alce hasta que sus tobillos estuvieron en mis hombros formando un ángulo de 90grados. Había llegado el momento...

Me incline hacia adelante y roce con mi duro pene su conchita. Le separe los tobillos y los coloque cada una al costado de su cabeza. Comencé a pasar mi verga por toda su raya sintiendo morirme del placer.

- Hmm deliciosa...

-Métemela santa, métemela! Hmm

No la hice esperar más y de un solo empujón se la mande hasta el fondo sintiendo como mis huevos chocaban contra sus nalguitas ricas. De inmediato sentí como un líquido chorreaba desde su conchita hasta sus nalgas y mis piernas. No había duda alguna. Acababa de desvirgar a mi niña.

-Aaahhhhh santaaa... hmmm

-Aaahhh que ricaa!!

Que les puedo decir, no pude más con la excitación y de inmediato comencé a bombearla con todas mis fuerzas.

-Hmm aahhh asíiii dame más papi!!

-Aahhh mi niña rica!! No sabes cuanto había esperado este momento… hmm

-Asíi papito asíi dame más! Yo también sabía que este momento llegaría hmm mis tías siempre me dijeron que algún día tenía que entregarme a ti… Aahhh papito lindo papacito como te amo Aaahhh!!

Mi pene estaba siendo devorado por la conchita de mi hija y esto a mi me encantaba. Pronto sentí como mi hija se colapsaba debajo de mí... se estaba viniendo y su papi era el culpable de sus orgasmos.

Las manchas de sangre en el sillón evidenciaban lo ocurrido pero poco nos importo. Esa noche éramos solo yo y ella. Al parecer el sueño de que sus tías la guiaran por el buen camino se me había hecho realidad. Ahora se que mis hermanas siempre estuvieron enteradas de mi presencia aquella noche de navidad en la que las vi cogiendo con mi padre y como premio a mi silencio y buena conducta me habían entregado la virginidad de mi hija.

Esa noche cogimos como poseídos mi hija y yo. Incluso follamos en mi cama. La idea de asumir el papel de mi mujer a mi hija le parecía bastante divertida y a mi no me era nada desagradable. Mientras mi esposa estuvo ausente mi hija durmió conmigo y cogimos como no tienen idea. Hoy en día sigo teniendo relaciones con ella pero son más escasas. Mi hija me ha comentado que le va pedir a santa claus el próximo año un bebe de verdad pero aún no se si se lo traerá...

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Todo asombroso