Video Relato

anuncio

Mi novia paga la factura

.

A continuación cuento cómo por un descuido pasé por una de las peores experiencias de mi vida.

Tengo 27 años y salgo con una chica algo más joven que yo, de 22 años. Ella es preciosa, aunque no es una modelo de playboy cualquiera querría tener algo con ella sin duda. Es castaña de pelo y bastante blanca de piel, mide en torno al metro setenta y el pelo lo tiene bastante largo, aunque sin exagerar y un flequillo bien cuidado le cae de forma muy sexi por delante de los ojos. S u boca es pequeña pero con labios carnosos y sus ojos verdes y grandes.

Una noche, tras asistir al banquete de la boda de unos amigos tuvimos que coger un taxi, pues ninguno de los dos conducíamos y para regresar a nuestras casas, nadie pudo llevarnos.

El caso es que nada más llegar el taxi ya vi cómo el taxista miraba a mi novia de arriba abajo lo cual no era de extrañar ya que llevaba un vestido sin tirantes, ajustado a sus pechos, los cuales eran de la talla 100. El vestido quedaba algo más suelto a la altura de los muslos y llegaba hasta las rodillas. Llevaba medias negras de liguero y zapatos negros también con tacón de aguja de unos seis centímetros, o sea, no muy altos pero suficientes para reafirmar sus glúteos y dar una sensación de mayor atractivo a sus piernas ya de por si sexis y bien torneadas.

Al llegar a nuestro destino el precio del taxi rebasaba lo que llevábamos en ese momento así que no supimos qué hacer.

El taxista, un señor gordo, bajito, de unos cincuentaitantos años y calvo, con cara de mala leche nos decía que que coño íbamos a hacer, que cómo le pagaríamos.

Yo dije que me dejara bajar que iría a por dinero a lo cual él contestó: ya ya, el viejo truco de dejar al taxista tirado, esperando, de eso ni hablar, llamaré ahora mismo a la policía y que ellos resuelvan esto.

Mi novia gritó ¡no por favor, no es necesario! De verdad que le pagaremos.

El taxista le dijo entonces: ¿ah sí? Eso quiero verlo zorrita.

Ante esa expresión me cabreé y le dije que que coño se creía, a lo cual el taxista contestó: tu novia es una zorra, estoy seguro.

Indignado pero asustado por la falta de dinero y la amenaza de la llamada a la policía preferí no prestarle atención, por si le daba un nuevo motivo para llamar a la policía con mis insultos en defensa de mi novia, así que callé.

Entónces tras un breve silencio el taxista dijo: bueno chicos ya se como me pagareís, tu zorrita, dame uno de tus zapatos.

Mi novia extrañada, me miró y no sabía qué hacer y dijo: si quiere le doy los dos si es eso todo lo que quiere a cambio de perdonarnos la factura.

El taxista sonrrió y dijo: tu dame un zapato y calla.

Mi novia se desprendió de uno de sus zapatos de tacón negros y se lo entregó.

El taxista lo olió y pareció disfrutar ya que dijo: que bien huelen tus piesecitos y tus medias…

A continuación lamió el tacón y el interior del zapato.

Posteriormente devolvió el zapato a mi novia y le dijo: quiero que acaricies mi cara con el pie descalzo pero con la media puesta.

Mi novia volvió a mirarme y yo le dije que sí con la mirada ya que después de todo que más daba esa tontería fetichista y a lo mejor después nos dejaba marchar.

Mi novia tuvo que hacer un gesto acrobático para pasar una de sus piernas desde la parte trasera del coche hacia donde estaba el taxista hasta tocar con su pie la cara de éste.

Al hacer esto, se corrió su vestido y se vió el borde de las medias de mi novia y su liguero negro, lo cual hizo al taxista temblar de la excitación o eso pensé en ese momento.

El taxista dijo: mete tus deditos del pie en mi boca zorra. A esa nueva orden mi novia accedió y introdujo levemente sus deditos en la boca del viejo taxista aunque la disgustaba que la llamara zorra.

El taxista dijo: muy bien, baja del coche y mi novia bajó.

El taxista fue hacia ella y le dijo, agachate y chupamela.

Ante tal orden me baje del taxi y le dije: esto es demasiado llame a la policía si quiere pero mi novia no es una puta callejera vale, ya hemos aguantado demasiado.

Ante este comentario mi novia dijo: cariño, no podemos llamar a la policía, recuerda que tengo antecedentes por robar en un centro comercial y una nueva mancha en mi historial originaría la imposibilidad para encontrar trabajo.

El taxista sonrrió y dijo: entonces qué, ¿me la chupas?

Mi novia sin mediar palabra se agachó, quedando en cuclillas frente al taxista, por lo cual se veía de nuevo el borde de las medias de mi novia y su liguero, a lo cual el taxista añadió su sujetador, ya que tiró de su vestido sin tirantes, quedando éste aglutinado en su cintura.

Vamos chupa puta, que vaya pinta de puta que tienes así vestida, pensabas recompensar a tu novio tras la noche verdad… pues antes me compensarás a mi, vamos, empieza y procura que me guste.

Mi novia, agachada, en cuclillas y aguantando fácilmente esa postura gracias a los tacones, sacó la polla del taxista, la cual al igual que su dueño, era gorda y fea y sin pensarlo, se la metió en la boca de una vez.

Vaya escena, una chica preciosa, vestida de la forma más erótica posible con esos tacones y esas medias, haciéndole una mamada a un tipo viejo, gordo y feo y encima, mi novia rebajada al nivel de una prostituta callejera.

Al poco tiempo, el taxista empezó a gemir y a decirle a mi novia: para, para puta, me corro, abre la boca… mi novia obedeció y el taxista la sacó de la boca de mi novia y poniendo la polla a la altura de los ojos de ella empezó a eyacular, llenando toda su carita de semen espeso y caliente.

Mi novia tenía la lengua afuera y el taxista le ordenaba que recogiese toda la leche que pudiera y la tragara.

Un gran hilo de esperma quedó colgando de la barbilla de mi novia, al tiempo que otros, iban cayendo por sus labios y sus pómulos.

Al momento el taxista me ordenó: tú, entra en el coche y siéntate delante, que tú zorrita y yo, o mejor dicho, mi zorrita y yo lo pasaremos bien ahora.

A mi novia le dijo: puta, levántate, limpiate y entra en el asiento de atrás.

Ahí comprendí que la pesadilla aún no acabaría.

Una vez en el coche, el taxista se sentó junto a mi novia y empezó a besarla y a meter su asquerosa lengua en la boca de mi novia, constituyendo de nuevo una escena imposible la que mis ojos estaban presenciando.

El taxista dijo: las tetas y el coño al aire y los zapatos ni se te ocurra quitártelos.

Mi novia se quedó paralizada y callada y el taxista se abalanzó sobre ella y le arrancó el sujetador, el cual al igual que el vestido, era sin tirantes, por lo cual fue muy sencillo dejar sus tetas desnudas.

El taxista dijo: a ver puta, eres sorda o te lo haces, cuando diga algo lo haces ¿entiendes?

Vamos, el coñito, quiero verlo, y que no tenga que quitarte yo también las bragas o la policía estará aquí de inmediato.

Mi novia temblorosa se quitó las bragas mientras el taxista decía: vamos, que no se diga, que seguro que no es la primera vez que haces de puta ¡más deprisa joder!

Prosiguió el taxista diciendo: muy bien, ahora abre las piernas.

Mi novia obedeció, quedando con el vestido enrollado en la cintura, con las tetas y su depilado coño al aire y con las medias y los tacones negros puestos.

El taxista empezó a acariciar el cuerpo de mi novia desde los pezones hasta la punta de sus tacones diciendo: buena puta, si señor, muy buena, ya verás que polvo te hecho, ahora a chuparme la polla de nuevo, venga.

Mi novia se puso a cuatro patas en el asiento de atrás y empezó de nuevo una soberana mamada a aquel viejo repugnante, el cual toqueteaba las tetas de mi novia y penetraba su vagina con dos dedos, lo cual producía que ella gimiera mientras tenía su pene en la boca.

Una de las veces, le quitó un zapato, lo giró y le metió el tacón del zapato por el coño.

Ante esa sensación mi novia dejó de mamar y gritó: ¡por favor, me hace daño, es muy fino el tacón y me lo está clavando!

El taxista con cara de cabreado dijo: tu chupa y calla zorra.

Mi novia siguió mamando y el taxista follándola con el tacón de uno de sus zapatos.

De nuevo mi novia dejó de chupar y dijo: se lo ruego, me hace daño, saque ese tacón.

El taxista más enfadado aún, escupió en la cara de mi novia y dijo: pedazo de guarra, el tacón no es bastante ¿verdad? Pues ponte de rodillas mirando hacia el maletero y abre las piernas.

Mi novia dijo: no por favor, no quiero eso… por favor, ya he obedecido bastante.

El taxista la agarró de las tetas, apretó y dijo: te he dicho que hagas eso y lo vas a hacer ahora mismo ¡puta!

Mi novia se incorporó y el taxista le recordó que se pusiera el zapato con el que había follado su coño hace un momento.

Mi novia se lo puso y se arrodilló mirando hacia el maletero, adoptando una postura semejante a la de un perrito, solo que debido al habitáculo del coche, su tronco en lugar de doblado estaba casi erguido.

El taxista se puso por detrás de ella, plantó su polla en la entrada de su chocho y dijo: ahora te vas a enterar guarra y antes de terminar, se escuchó un grito de mi novia, que indicaba que el taxista la había penetrado sin cuidado, haciéndole mucho daño.

Aunque el pene del taxista era pequeño, era muy gordo y la raja del coño de mi novia iba a estallar si no tenía cuidado.

El taxista empezó a soltar barbaridades como estas mientras la follaba enérgicamente y mi novia gritaba que parase, que le hacía mucho daño: zorra, perra, toma polla, un niñato como tu novio no sabe darte lo que mereces, toma, toma guarrona, así así, me encanta que grites…

Mi novia gritaba como si la estuvieran matando: ¡ayyyyy ayyyy ayyyy jodeeeerrr! Me duele muchísimo, es muy gorda, despacio por favor, se lo suplicoooo.

El taxista agarraba a mi novia de los tacones y seguía follándola sin miramientos.

De buenas a primeras, sacó su polla del coño enrojecido de mi novia y dijo: ¡así que te duele no? Perdona… y sin decir nada más, intentó clavar su polla en su culo.

Mi novia dijo: no por favor, eso si que no, jamás me lo han hecho por ahí, lo odio, yo no puedo hacerlo por ahí, no cabe…

El taxista, que parecía sordo, empujaba y empujaba pero no había manera, el culo de mi novia estaba apretado así que dijo: ya puedes abrir el puto culo o te doy de ostias vale perra.

Mi novia del miedo relajó el culo e incluso soltó algo de pis debido al miedo, a lo cual el taxista dijo: pero serás guarra, toma esto y le azotó el culo con tanta fuerza que se lo dejó rojo como el fuego, a lo cual mi novia soltó un grito de dolor tremendo.

Ahora, abre el puto culo zorrita que te la voy a meter.

Mi novia obedeció y el taxista empezó a follarla.

Mi novia gritaba más que antes: ¡por favor, por el amor de dios! Déjeme ya, me va a matar de dolor… ayy, ayy, no lo aguanto más.

El taxista de repente la sacó y dijo: ¿usas algún anticonceptivo?

A lo que mi novia dijo que si.

El taxista entonces dijo: vale te la saco del culo pero te follaré de nuevo el chocho.

Sin cambiar de posición, el taxista la metió de nuevo en el coño de mi novia y poco después dijo: te voy a inhundar perra y diciendo eso, eyaculó, mientras gemía y gritaba: ¡toma leche hija de puta! Toma mi leche, a que nunca te había follado así tu puto novio.

Una vez terminó, sacó su polla y sonriendo dijo: mira tu novio, está muy aburrido, anda putita mía, vamos a entretenerle un poco… tras lo cual la besó de nuevo.

Ahora le ordenó a mi novia: siéntate encima de mi, dándome la espalda, para que tu novio aprenda a follar.

Mi novia ya vencida obedeció sin rechistar.

El taxista se empalmó de nuevo y cuando mi novia se sentó y empezó a botar, el taxista ya estaba totalmente empalmado, gimiendo y diciendo: así cerda, así, ¿ves capullo cómo hay que follarse a esta guarra?

Mi novia botaba deprisa y sus tetas saltaban, siempre y cuando el taxista no las agarrase.

En un momento el taxista dijo: venga niñata, salte que me voy a correr en tu boca.

Mi novia se levantó y la polla del taxista dura como la piedra se quedó levantada.

El taxista le dijo a mi novia: quítate los tacones y chupame la polla.

Acto seguido ella obedeció, se descalzó y el taxista acarició sus piernas, pies, tetas, coño y cabeza mientras mi novia mamaba y mamaba.

Así perra, así, que bien chupas, seguro que has conseguido más de una cosa haciendo esas mamadas eh zorra.

El taxista se puso rojo y dijo: para puta, para ahora mismo y haz que me corra en tus zapatos y mi novia empezó a pajear al taxista, hasta que este se corrió, dejando ambos zapatos rellenos de esperma, como si hubieran volcado en ellos el contenido de una caja de leche.

Muy bien, ahora cerda, ponte los zapatos, ajústate la ropa y sal del coche antes de que me arrepienta.

Así lo hizo mi novia y cuando salió del coche, el taxista le arreó una fuerte ostia en el culo, ahora ya cubierto con la tela de su vestido y se despidió de ella diciendo: si te vuelvo a ver en mi taxi, sola, prepárate, soy capaz de violarte.

Mi novia escupió en la cara del viejo y cerró la puerta.

Antes de que yo saliera, medio llorando, entre el disgusto, la impotencia de la situación y la sensación de cornudo consentido que tenía, el taxista me agarró del brazo y dijo: ¿ves como tu novia si que es una zorra? Una puta callejera me atrevería a decir, así que controlala, ya que es capaz de hacer la puta hasta para pagar una mierda de factura de un taxi, la cual si no se paga no pasa nada, la policía no viene a resolver estos problemas, estúpido.

Yo abandoné el taxi sin mirar siquiera al taxista mientras mi novia me abrazaba, pidiéndome perdón y mientras el motor del taxi se encendía e iniciaba la marcha y el taxista decía: adios parejita, que folleis bien, si tu precioso coñito te lo permite tras semejante follada, ¡putaaaaa!

TodoRelatos.com© Snake1983

0 comentarios:

Todo asombroso