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Castigada por robar

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Castigada por robar
Hola, me llamo Susana, ante todo gracias a todos los que me habéis leído, sobre todo aun más agradecida a aquellos que me habéis escrito. Agradezco de corazón, que os haya gustado e incluso que os haya sido tan placentero, como a mí relatarlos.
Soy una ardiente chica de 22 años del sur de Andalucía (Sevilla), morena, de ojos castaños, y bisexual. Soy conciente que mi forma de vestir, me hace ser más destacable para ser manoseada, aunque no soy ni fetichista, ni exhibicionista, simplemente me gusta vestir de forma que realce mi cuerpo. Me definiría como extrovertida, una sin vergüenza integral, simpática, muy buena gente, bastante loca... Vamos una chica con la que se puede pasar un buen rato. Me gusta conocer gente, lugares, descubrir cosas nuevas, divertirme, lo típico (tengo una manera especial de ver la vida).
Aunque se que me habéis pedido que acorte estas líneas, también os pido que seáis paciente, pues otros lectores me habéis pedido lo contrario (pero me tenéis que perdonar, que al menos me repita en mi prologo). He hecho cosas que ruborizarían a más de uno, pero he gozado haciéndolas de cada una, he disfrutado de lo lindo. Me considero muy joven, para no dejar de probar cosas, dicen que tengo un hermoso cuerpo (como decía mi abuelo, de pecado), me considero una mujer ardiente, de mente muy abierta, deseo ampliar mis experiencias y probar cosas nuevas. He de explicaros, que mis gustos en general, aunque lo niegue es la morbosidad que me produce, ser manoseada en publico, sentirme acariciada, siempre que sean lugares públicos (coño, es tal la morbosidad, que es difícil describirla, pero os la intentare relatar).
Solo recordarlo, es tal la calentura que me invade, que siento la necesidad de introducir mis manos entre mis muslos, con la necesidad de masturbarme. El solo sentir como mis dedos acaricia mi pubis, de sentir como mis dedos se enredan en escasa vellosidad, como presiona mi piel hasta alcanzar el inicio de mi vagina, rozar con mis yemas sobre mi vulva, sentir como mi piel se eriza, y explotar al sentir como mi primer orgasmo me deja casi aturdida. Ni tan siquiera darme tiempo ni a levantarme de la silla, e inevitablemente menos llegar a alcanzar ni tan siquiera la puerta del aseo (joder, quedo avergonzada ante las atentas miradas de mis compañeros, pues han sido ellos los que han disfrutado tanto como yo, pues la mancha de algunos en su entrepierna es la prueba).
Recuerdo los consejos que me daba mi abuelo, y no solo la manera que me los daba, siempre me comentaba que debía ser conciente, de que mi cuerpo puede provocar a cualquier hombre, la manera de andar, de moverme, e incluso la manera de expresarme. Se que sus cuidados no eran muy normales, pero no os voy a negar que me gustaba, incluso su manera de tratarme, siempre ha sido una persona muy especial para mí, desde mi niñez, me ha cuidado de una manera especial, a su manera me protegía. Mis experiencias que he mantenido con maduros, han sido totalmente satisfactorios, (coño, me han hecho disfrutar, de verdaderos macho, aprender chicos, si os ofendéis… os jodeis). Mis relaciones con ellos, puede que sea por morbo, o quizás esa búsqueda de amor paterno como dicen (joder, menos palabrería, lo mió es sexo). No significa, que los chicos seáis menos amantes, sino que olvidan esos pequeños detalles, que lo importante no es como lo hacéis, sino que nos hagáis disfrutar.
Dejar de pensar, mientras hacéis el amor con nosotras, pues paréis maquinas queréis que sea tan matemático, (joder, es que la jodeis cada vez que calculáis, cuando y como debemos llegar al orgasmos, ni tan siquiera lo sentís, cuando nos llega). Es para joderse, que cuando os desconcentráis perdéis vuestra erección, dejándonos a medias, y luego nos pedís volver a empezar (coño, como si fuera tan sencillo). Muchos de vosotros, pensáis, que entre vuestras manos tenéis la consola de la Game, joder que somos personas, que somos frágil y con sentimientos, que ha veces nos tratáis peor que a un animal, demostrar que nos amáis. Haber si sois más sensibles, que tenéis más ternura con el puto móvil, que con nosotras, y menos correr que ni sois Alonso, ni nosotras sois Hamilton.
Aunque mis confesiones parezca más de lo mismo, no me quiero repetir, puede ser las situaciones, pero os puedo asegurar que las sensaciones son totalmente diferentes, e incluso son tan profundas, que me enganchan a volverlas a repetir. Mis confidencia son reales, aunque siempre la digamos no me considero una hipócrita, aunque a veces si una cabrona. Esta nueva confesión comienza cuando era una adolescente, me había juntado con unas amigas del colegio, que según mis padres eran muy mala influencia para mí. Pues había comenzado a faltar a clase, normalmente solía hacerlo una vez a la semana, para que estos no dijeran nada a mis padres. Cuando faltábamos, solíamos irnos a beber al parque, a hablar de chicos, pero a medida que salía mas con ellas, sugirieron el irnos de compras, recuerdo que mi jornal no llegaba a lo que deseaba comprarme, lo que significaba que me quedaba observando como ellas, no solo se lo compraban sino que bufoneaba de ellos. Una vez en casa recuerdo, como dirigiéndome al monedero de mi madre ojeaba el dinero que esta tenia, sorprendiéndome lo escaso poder que tenia mi madre respecto al dinero.
En una ocasión me sorprendió mi madre con las manos en la masa, y después de una charla el cual no dejaba de sermonearme, que por el camino que iba no acabaría nada bien, pero no me castigo y mucho menos se lo dijo a mi padre. Pero si me sugirió que quien si tenia dinero era mi padre, que se lo pidiera a el, algo que ni de asomo se me ocurriría pedirle. Las semanas siguientes eran mas de lo mismo, quedándome sin dinero, e incluso llegaron a insinuarme algunos chicos, que si les hacia un favor, me daban algo de dinero. Por lo que me arriesgue, esa noche mientras mi padre se duchaba, recuerdo como toda nerviosa entre en su dormitorio, observando como encima de la peinadora, había dejado su monedero, cartera, pañuelo y demás accesorios que siempre llevaba, mirando detrás mía cogi su cartera y abriéndola, lo primero que cogi fueron 50€, guardándomelos. En la siguiente semana, cuando nos fuimos de compras, me compraba cosas, ropa sobre todo mi gran afición las medias de ligas (joder, si ahora son caras, imaginaros antes), también me compraba faldas, blusa, suéter y hasta vestidos, con los cuales me gustaba provocar a los chicos, y demás antojos.
Pero cuando llegue a casa, mi padre estaba de un humor de perros, estaba discutiendo con mi madre, e incluso me daba miedo acercarme a el, pero no hizo falta, cuando me fui a mi cuarto a cambiarme, apareció mi padre comentándome si me había encontrado dinero o si por casualidad le habría cogido dinero, sin haberle comentado algo, recuerdo que asustada le contestaba que no, pero creo que este no se lo creía. En las semanas después no le quite más dinero, por que era como jugar con fuego. Pero el salir con las chicas, era como una droga, por lo que a lo largo de la semana volví a hacerlo, pero con el delito por mi parte de que en vez de cojerle los 50€ como hice en su día, esta vez por torpeza y nerviosismo le coji 100€, saliendo a toda leche. Cuando llegue a casa, mi padre me estaba esperando en mi cuarto, observando como entraba cargada de bolsas de tiendas, después de preguntarme lo mismo que la anterior vez, me pregunto extrañado por las bolsas a lo que le respondí que eran de unas amigas y que yo, había quedado en guardárselo. No creo que estuve muy convincente, pues caminando mi padre hacia mi mesa de estudio, este cogio una regla que había y caminando se dirigió hacia mi.
Me indico que levantara mi brazo, que le mostrara abierta la palma de la mano, y antes de comenzar a golpearme me comento que estaba a tiempo de contarle la verdad (joder, se que podría haberle contado la verdad, pero sabiendo como es el, hubiera sido peor). Comenzó a golpearme fuertemente sobre la mano, marcándomela sobre mi piel, mientras me miraba a los ojos observando como estaba llorando, como le comentaba una y otra vez que yo no había sido, a lo que el me respondía que entonces culpaba a mi madre. Se llevaría castigándome, al menos 20 minutos por cada mano, se me hizo eterno, creo que llegue hasta a llorar sangre mas que lagrimas, una vez se detuvo acabo por decirme, que esperaría que no le faltara mas dinero, sino mi próximo castigo iría a peor. Se que es mi culpa, no hacia falta que me lo dijera nadie, cuando Andrea me vio las manos al día siguiente, le dije lo que me había pasado, culpándome y recriminando mi actitud, y sobre todo que no admitiera mi culpa. Pero sabéis lo que pasa, cuando vas de tiendas te gusta todo, y lo malo es que el dinero ya me lo había gastado, y creo que se me había pegado el habitó de robar, y lo malo es a que la persona que tenia ese poder monetario, tiene muy mala leche.
En los días sucesivos, comencé a untarme en la palma de la mano, ajo que es un remedio aunque eso si casero, pero evita que te duela cuando te pegan con la regla. Esta vez deje pasar un par de meses, pero a la hora de quitarle dinero a mi padre, lo solía hacer día entre semana, y por la noche, aprovechando que este se duchaba, entre a escondida y con rapidez saque de su cartera 50€ nuevamente. En la mañana siguiente antes de salir de casa, cogi los 50€ y me los metí dentro de mis braguitas, de esta manera si mi padre le daba por registrarme no encontraría nada, cuando llegue por la tarde a casa, me fui rápidamente hacia mi dormitorio, algo extrañada por no ver a mi padre, esta vez no llevaba bolsas encima, ni nada que me pudiera delatar. Me encontré a mi padre, sentado sobre la cama esperándome con la regla en mano, nada mas verlo os juro que sentí un escalofrió recorrer mi cuerpo, no dejaba de decirme que el vicio que tengo de robar, me lo iba a quitar a las buenas o a las malas. Me pidió que me acercará a el, lo cual lo hice, alzando la mano, no se que paso en ese momento pues me dio tal bofetada en la cara que los oídos me pitaban, creo que tomo mi actitud como si me estuviera cachondeando de el, cuando alce la mano a modo de recibir mi castigo, sin que mi padre me mandara hacerlo.
Me cogio de la mano, levantando su brazo con regla en mano para comenzar a golpearme, cuando detuvo su acción y sujetando mi mano se la llevo hacia su nariz, dándose cuenta que esta olía a ajo, por lo que sujetándome del brazo comenzó a zarandearme, comentándome que si lo había tomado por tonto e insultándome. Para coger una silla y tras colocarla en medio de la habitación se sentó sobre ella, para cogerme y tenderme sobre sus rodillas, antes de comenzar me pidió que me disculpara con el, que admitiera mi delito y mi enfermedad de robarle, que el castigo que me va a impartir, le va a causar mas daño a el que a mi (joder, se nota que le muy cabron, no deja que se lo haga). Como no le dije nada, comenzó con el ritual, sujetando por la cinturilla de mi falda de colegial, la levanto hasta dejarla sobre mi costado, dejando a la vista mis blancas braguitas, le pedí que no me castigara con la regla pues dolía mucho, a lo que mi padre me respondió, que es un castigo y que el me castigaría, con el método que menos daño se haría el, que haberlo pensado antes de haber producido el hurto.
Pues levantando el brazo con regla en mano, la dejo caer tan rápido, que se escuchaba como si cortara el mismo aire, y sentir el primer latigazo hizo que diera un grito de dolor, admitiendo rápidamente mi delito, a lo que mi padre me comentaba que ya no le importaba, pues esto me serviría para no caer de nuevo a hacerlo. Se detuvo creyendo yo que me dejaría, pero que equivocada estaba, pues metiéndose la mano dentro de su bolsillo, sacando algo y colocándolo delante de mi rostro, me indico que me lo metiera en la boca, que lo mordiera a modo de que aguantara el dolor, y no chillara. Os digo, mi padre aunque digan que es muy justo, que la culpa que sea yo objeto siempre el objeto de reprimenda, de su castigo corporal, es culpa mía, que según dice mi madre que yo le incito a hacerlo, que lo reto (joder, aunque creo que la muy cabrona, calienta a mi padre para que lo pague conmigo en vez de con ella).
Bueno continúo, comenzó a darme mí “merecido castigo”, al menos llevaba un cuarto de hora, que deje de contar los regletazos que me estaba dando, que apenas los sentía ya, de lo que me dolía mis nalgas. Cuando se le ocurrió retirar mis braguitas, según el para que el castigo sea mas consecuente, le pedí una vez mas que no siguiera que había aprendido la lección, entre lagrimas le pedí “por favor padre no sigas”, pues sentía un dolor horrible. Cuando sentí como mi padre, coloco sus manos a ambos lados de mi cintura, sobre la tela de mis braguitas tirando de ellas, hasta deslizarlas por mis muslos hasta detenerse en mis zapatos, no me acordaba que en el interior de mis braguitas, había guardado el dinero que robe a mi padre, que una vez retiro mis braguitas cayo este al suelo, dándose cuenta y tras agachar su cuerpo a modo de recogerlo, se dio cuenta que era suyo, o sea la prueba del delito.
Os digo, que si hubierais visto su expresión de su rostro, daba miedo, aun mas enfurecido que antes se puso, comenzando a golpearme con más mala leche, e incluso os digo mas, sentía mis nalgas arder de dolor, hasta sentía como había marcado el grosor de la regla sobre mis glúteos. Para mas inri, el muy hijo de puta coloco una de sus manos sobre mis nalgas, a modo de separar mis glúteos, comenzando nuevamente a golpearme, de modo que acertaba sobre mi orificio anal, haciéndome tal daño, que comencé a sangrar. Os puedo asegurar que se lo que duele, cuando creyó que era ya suficiente, me cogio en brazo hasta echarme sobre la cama, y se marcho por la puerta. Apareciendo minutos después, comentándome que aunque yo creía que se había pasado, era por mi bien, pues era una lección que debía de aprender. Colocándose junto a mi, sentí como me echaba algo frió sobre mis nalgas doloridas, mientras con mucho cuidado comenzó a aplicármela, y la verdad es que me fue calmando, hasta que me quede dormida.
Recuerdo que al día siguiente, mi padre comento a mi madre que yo no fuera al colegio, que me quedara en casa, y que tanto ella o la chica de la casa la “tata”, me atendiera, lo que si recuerdo y bastante bien, fue cuando se me acerco a mi para darme un beso para despedirse, sentí pánico al notar solo su presencia, no dejaba de decirme Susana es por tu bien (hijo de puta, por mi bien, ojala te murieras deseaba). Maria, que es como se llamaba la “chacha”, venia a mi cuarto no solo a traerme el desayuno sino, a curarme, cuando retiro las sabanas de mi trasero y observo como tenia las nalgas, casi se echa a llorar de cómo la tenia. Gracias a sus atenciones, creo que me cure más rápidamente, pues ella me colocaba paños templados impregnados en aceites sobre mis nalgas, lo que hizo su efecto. En semanas mi padre no volvió a aparecer por mi habitación, y cuando por fin lo hizo solo me menciono, vez como el castigo ha sido ejemplar, no me ha vuelto a faltar dinero, que cabron.
Aunque deje de robarle, pues temía su reacción, pero no se como ocurrió, tuve una bronca impresionante con mi madre, llegue a culparle de la violencia que ejercía mi padre sobre mi. Mi madre se defendía comentándome, que no pensara, que siempre tuve la suerte de mi lado al no ser descubierta, que en más de una ocasión se sorprendió cociéndole dinero a mi padre, pero se quedaba en silencio por no armarla, e incluso en mas de una ocasión ella misma le decía a mi padre, que le había cogido algo de dinero de su cartera, de esta manera me cubría mis espaldas. Aunque os debo admitir, que nunca se lo he admitido, y mucho menos se lo e aceptado como un merito hacia mi. A modo de que las aguas se calmaran en casa, a mi madre se le ocurrió mandarme unos días a casa de mi tío, no se que fue mejor el remedio o la enfermedad. Pues recuerdo que durante los primeros días, estuve de lo más tranquila, pero en la noche cuando todos dormían, mi tío aparecía silencioso en mi dormitorio.
Sentía como se sentaba sobre la cama junto a mí, me pedía que no dijera nada, que me quedara en silencio, al tiempo que me destapaba, echando hacia abajo las sabanas, hasta dejarlas en los pies de la cama, sintiendo algo de frío. Para comenzar a pasarme su mano por mi cuerpo, acariciándome por encima de mi pijama, desde mis desnudas piernas hasta llegar a mi cuello, haciéndome estremecerme, esta operación la repetir un y otra vez, cuando quise darme la vuelta no me dejo, comentándome que estaba bien. Por lo que comenzó a introducir sus dedos, por el interior del pernil del pantaloncillo de pijama, hasta sentir como las yemas de sus dedos, recorría mis labios vaginales, haciendo que mordiera la almohada por lo que comencé a sentir, hasta que el mismo sentía mi humedad y retiraba su mano. Una vez la retiraba, la ascendía por mis nalgas, hasta posar su mano sobre mi cintura, para ser exacta sobre el elástico de mi pantaloncillo y comenzar a tirar de ellos, junto a mis braguitas y dejar mis nalgas desnudas.
Recuerdo que le pedía que me dejara, pero el me susurrara que le dejara hacer, que me gustaría, y introduciendo su mano entre mis piernas, comenzaba a frotar mi vulva y mi clítoris, para finalizar a masturbarme, mientras de reojo el repetía la misma operación con su miembro, hasta que ambos nos veníamos. Con la única diferencia era, que mi tío se incorporaba, colocándose sobre mis muslos acabando de pajearse sobre mis nalgas, sintiendo como echaba todo sus líquidos calientes sobre mis glúteos, esparciéndolo con su mano, para una vez acabado se incorpora, se arregla y marcharse por donde vino. Esta operación la repitió, todas las noches las cuales me quede yo en su casa, donde alternaba sus perversiones en mi, pues algunas noches en vez de hacerme sus manoseos, estando yo de espalda. Las repitió, acariciándome mi pecho, recorriendo con su mano hasta llegar a mi pubis, y entretenerse en darme placer.
Una vez de nuevo en casa, la tentación era muy fuerte, y como sabéis la única manera de superar la adicción es o enfrentarse a ella o volver a caer, en mi caso volví a caer. Pero llego un punto, en que mi padre no es que se hartara de castigarme, sino que se le ocurrió un modo de recuperar su dinero, adivináis como verdad… si el hijo de puta, comenzó a hacerme visitas en las noches, y como si fuera su puta, me trataba. Bueno mi nueva confesión a llegado a su fin, pero solo es un capitulo mas de mi diario. Normalmente acabo con mis braguitas húmedas, por no decir encharcadas, pero esta vez he acabado sin ellas, pues me estorbaban.
Pues a la hora de plasmar mis confesiones, es tal el calor que me invade, que siento un picor entre mis piernas, que tengo la necesidad de meter mis manos entre mis muslos, de calmarme hasta quedarme placidamente satisfecha. El solo sentir como mis dedos, se introducen dentro de mis braguitas, como van descendiendo hasta mi pubis, como roza mi escasa vellosidad, hasta sentir como mis yemas tocan mi vagina. Como explicaros la necesidad, que tengo de sentir como mis dedos presiona mi vulva, mientras las sensaciones que siento en esos momentos hacen que con la otra mano araño mis muslos (por no decir que me quedo presionando una tecla del teclado). Mientras uno de mis dedos frota mi vulva en círculos, mientras que con el dedo corazón presiono sobre mi clítoris, y entre espasmos siento como mi cuerpo le invaden torbellinos de sensaciones, que me hace ausentarme por unos minutos del teclado, para acabar de masturbarme. Y tras reponerme pensar en una nueva confesión que contar.
Bueno ante todo, debo deciros referente a los comentarios de mi forma de explicaros mis historias. Que si mi escritura, no esta bien redactada, que apenas es legible, que tiene dificultad a la hora de leer o incluso que da mal sentido, a la hora de explicar los placeres obtenidos o sentidos. Lo siento enormemente, pero intentare redactaros lo mejor que pueda mis experiencias, me cuesta a veces escribir todos mis sensaciones, pues el plasmarlas creo que es lo mas difícil. Espero que os haya gustado, si queréis que siga contaros me lo comentáis pues me gusta mucho recibir vuestros email. Aquellos que queráis contactar conmigo hacedlo a mí dirección de email: susanabix@hotmail.com. Ora cosa, e creado mi blogs: susanabix-misconfidencias.blogspot.com, de momento no hay mucho, pero iré agregándole fotos mías y de amigos y amigas que me den su permiso para agregarla, quisiera que me dierais vuestra opinión, y sobre todo vuestros consejos.

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