Video Relato

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El hermano de mi novio

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Hacía casi tres semanas que no veía a mi novio ya que estaba trabajando en otro país. Él seguía viviendo con sus padres y su hermano pequeño. Muy buena gente, simpáticos y cariñosos, sobre todo su hermano que tenía 19 años. De vez en cuando me pasaba por su casa para visitarles y saber cómo se encontraban. Un viernes, después del trabajo, fui a hacerles una visita, al llegar a casa de mi novio me sorprendió que estuviera su hermano solo. Me dijo que sus padres se habían ido a pasar el fin de semana a casa de unos parientes, aprovechando que el lunes era fiesta y que él se iría a casa de unos amigos. Llevaba puesta poca ropa, tan solo una camiseta que le estaba muy grande, y unos pantaloncitos cortos, ajustados. Pensé que la camiseta debía ser de mi novio. Nos sentamos en el sofá y empezamos a hablar de él, me contaba que no tenía novia formal y varias cosas más que se suelen decir con esa edad. Al apoyar la pierna en un sillón vi que el pantaloncito ajustadito escondía algo de gran tamaño.

-¿Viste mis slips?- Me preguntó.
Me quedé sorprendida mientras asentí con la cabeza.

-¿Es muy importante que sean bonitos?- Volvió a interrogarme, mientras yo intentaba salir de esa situación lo mas honrosamente posible y sin que se me notara mi incredulidad.

-Depende, para enseñármelos a mi no, pero si quieres que las vea una chica es mejor que te pongas los más bonito.- Le dije sin darle mucha importancia.

-Es que no tengo ninguno especial, te importaría ayudarme a elegir unos, es que puede que este fin de semana me vea con una chica.- Me reveló poniéndose muy colorado.



Le dije que no me importaba y nos fuimos a su cuarto, abrió un cajón y empezó a sacar slips y tangas, estos últimos utilizados para hacer deporte o ir al gimnasio.

Después de enseñarme toda su ropa interior le dije "Para que una chica te vea bien debes descartar las calzoncillos, tal vez con un slips ajustado puede servir".



-"¿Pero no son muy sexy, verdad?" - Me pregunto algo desilusionado, se quitó los que llevaba puestos delante de mí, eligió uno de las que le había recomendado y se lo puso. Tenía un pene muy bonito pensé, con poco bello y creo que aún virgen. Cuando se lo puso me volvió a decir que no le parecía que eso le iba a llamar la atención a un chica. Yo aún estaba pensando en su pene con una pequeña mata de vello. Me preguntó si yo llevaba puesto algo para ocasiones especiales. En ese momento coincidió que llevaba algo que a su hermano le excitaba bastante. Como me había visto numerosas veces en la playa haciendo topless y en tanga, sin ninguna muestra de erotismo, me quité los pantalones vaqueros ajustados que llevaba puestos. Llevaba un tanga negro transparente con encajes que sabía que ponía a cien a mi novio, él se sorprendió de que casi no me tapaba nada, le pareció un adorno en vez de una prenda de vestir.

-"Claro que es un adorno, los tíos quieren quitártelo rápidamente". Estaba sentado en su cama y yo de pie junto a él, de repente noté que me miraba el tanga fijamente –"¿Te afeitas?".- Me dijo señalándome el pubis –"Si, a tu hermano le gusta".



-¿Quieres enseñarme como lo tienes afeitado?.-
Este niño no sabía cómo me está poniendo con tanta pregunta indiscreta e inocente, pensé, quitándome el tanga. Aún tenía puesta la camisa pero por abajo estaba desnuda. Mi cuñadito me miraba el pubis, yo me lo había afeitado con una delgada línea de vello que es como a mi novio más le gustaba.




-¿Te duele cuando te afeitas?.



- "No, claro que no, aunque luego pica un poco". Le dije riéndome.



¿A las chicas les gusta que nosotros lo llevemos también así?, preguntó.


Le respondí que si, era muy sexy.


Al instante, pregunto sin remordimientos:


-"¿Quieres afeitarme?, yo no me atrevo".

- Me quede en silencio pensando y sin reaccionar a esa pregunta. Respondiéndole, guiándome por la curiosidad y excitación del momento:


"De acuerdo, trae del baño una toalla, algo con agua y jabón, una cuchilla de afeitar sin usar y aftershave para que no se te irrite después".


Fue al cuarto de baño y trajo todas las cosas, puse la toalla extendida en el borde de la cama y le dije que se tumbara en ella, con los pies y el culo lo más pegados al borde de la cama para que pudiera hacerlo correctamente y no se cansara de la postura. La vista era muy bonita, una gran polla virgen con un culito joven y duro de practicar deporte. Estaba segura de que terminaría tocándole el pene porque lo tenía a escasos centímetros y la tenia morcillóna. Se le veía algo avergonzado.



Le mojé el pubis, pasando mi mano por él después de meterla dentro de la palangana con agua templada que había traído, luego le unté un poquito de jabón y empecé a afeitarle como yo tenía mi pubis. Con una mano le afeitaba con mucho cuidado y muy despacio mientras con la otra me recreaba en su sexo. Tuve que cogérsela para poder hacer mi labor correctamente, yo estaba mojada, lo notaba. Le miré inquisitivamente, él estaba tumbado con los ojos muy abierto mirando el techo, con la boca abierta un poco para poder dejar salir un gemido que se estaba formando en su garganta, a espera de sentir placer.



"¿Eres virgen?", pregunte.



"Uhmmmm, si."



"¿Te gustaría practicar sexo oral?", le dije mientras seguía afeitándole, esa pregunta se la hice porque quería terminar de ponerle cachondo y porque era lo que quería practicar en ese momento. Sentir su boca en mi coño que estaba chorreando por la humedad.


"Quiero que me comas el coño" me decía yo una y otra vez, ya no pensaba en mi novio, pensaba en la excitación que sufría en ese momento y en calmarla.
"A mí me encanta, sentir la polla de tu hermano en mi boca, metérmela hasta mi garganta, sentir su calor, uhmmmm, es maravilloso ver como algo tan blandito se pone grande y duro. A tu hermano le gusta una buena mamada antes de empezar a follarme". Todo esto se lo decía con una voz muy provocativa, dejé de afeitarle y cogiéndole el pene lo agarre con fuerza y empecé a pasarle mi lengua.



"¿Qué….qué haces?" me dijo con la voz entrecortada por el placer y la vergüenza.



"Así es como se hace, voy a enseñarte a dar placer y a recibirlo. Voy a lamerte hasta que te corras".



Mientras continuaba comiéndole la polla a mi cuñado, empecé a agitársela, sus gemidos empezaron a ser cada vez más continuos pero flojos, casi en un susurro, le gustaba lo que le estaba haciendo. Decidí ser más atrevida, imprimí un ritmo más veloz para que se excitara mas. Dejé de lamerle para ver su expresión.



Cada vez que le mencionaba alguna experiencia que yo tenía con su hermano, él se relajaba. Se volvió a tumbar en la cama y me dejó que le comiera la polla a mi antojo, sin complejos ni rubor. Sus gemidos empezaron a ser más continuos y a los diez minutos se corrió gracias a los movimientos frenéticos de mis dedos y a las caricias que le producía en sus testículos.

El se relajo después del orgasmo y me miraba con una sonrisa mientras le acariciaba las piernas, pero eso no duró mucho. Me puse de pie, encima de la cama, con su cuerpo entre mis piernas.




"Ahora me toca disfrutar a mí, lo único que tienes que hacer es pasar tu lengua por toda mi raja y besarme los labios de mi coño como si fueran los de una boca." Me puse de rodillas, dejando su cara entre mi piernas, él me agarró por los muslos, le coji las manos y me las lleve hacia los pezones, para que me los acariciaba y pellizcara". No lo haces mal del todo para ser la primera vez que te comes coño", le animaba.



Empecé a mover mis caderas para rozarme toda la raja por su cara. Empecé a gemir de placer, sabía que me iba a correr si seguía haciéndolo así.

Cuando estaba en medio del orgasmo, acariciándome el clítoris mientras él lamia mi vagina y sobaba mis tetas, oímos la puerta, alguien la estaba abriendo, agarré mis pantalones y mis bragas y me fui rápidamente para el cuarto de baño sin mirar que era lo que hacía él. Cerré la puerta y empecé a vestirme en silencio para ver quién era. Resultó ser el padre de mi novio. Me fui al baño. Cuando me tranquilicé, y su padre se desapareció de nuestro entorno, salí del baño y me encerré con mi amante en su habitación, él decía que esperásemos a que su padre no estuviera pero yo sabía que mi suegro no nos molestaría

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Todo asombroso