Video Relato

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La piscina

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Estaba en la tumbona bocabajo junto a la gran piscina, cuando oí que alguien se capuzaba en el agua recordé que Dámaso me había dicho, que junto con su pareja Fabio pasarían el sábado fuera, al llegar no los vi y como tengo la llave de la casa de los antiguos guardeses, tampoco fui a la casa principal a tratar de encontrarlos, las enérgicas brazadas cruzaban la piscina y cuando cesaron junto al borde oí la voz de Fabio que me decía.

Chiquilla que haces con este sol y sin ponerte crema.

Le respondí que si era tan amable me la pusiera él, no respondió solo oí como salía del agua y vi su sombra como avanzaba hacia mí, yo mantenía los ojos entornados y le dije que la crema estaba en el bolso, vi como soltaba una toalla sobre otra de las tumbonas y pronto note sus manos sobre la espalda aplicando la refrescante crema, los pezones se endurecieron producto del “contraste” de temperatura, entonces continuo aplicando crema por los cachetes del culo.

Cuando bajaba por las piernas se me antojo, que se recreaba demasiado en el interior de los muslos, no le di importancia pues sé qué hace como ocho años que son pareja, y en otras ocasiones ya he estado desnuda ante ambos sin sentirme incomoda, cuando llego a los tobillos me dijo que ya me podía dar la vuelta para seguir por delante, mientras me disponía a hacerlo recordé como había conocido a Dámaso en la Universidad.

Al quedar bocarriba, solo podía ver la silueta de Fabio pues el sol quedaba a su espalda, me llamo la atención que a pesar del poco rato que hacía que había salido del agua le “veía” bastante más cabello del que recordaba desde la semana anterior, al comentarlo me respondió.

Pero como, Fabio ¿no te dijo que estaría yo aquí? Pensé que te habría hablado de mí, soy Basilio su hermano gemelo, he venido a pasar las fiestas con ellos, hoy querían que los acompañara a visitar a unos amigos suyos, pero el año pasado fui y no son personas de mi agrado, evidentemente no porque sean gay, ya que asumo perfectamente la sexualidad de mi hermano sino no estaría aquí, es que esos tipos son unos prepotentes, siento mucho el mal entendido, ellos si me hablaron de ti ayer, ¿Macarena verdad? pero te veo muy joven ¿Qué edad tienes?

Le respondí que ya tenía 20 con una risita nerviosa.

Estaba desnuda ante un hombre heterosexual, con una voz idéntica a la de su hermano gay y a poco que el físico fuera semejante, se planteaba una situación como poco embarazosa, si no la llevábamos bien, pero Basilio lo soluciono pronto preguntando con una mirada intensa.

¿Tienes inconveniente en que te siga poniendo crema, o quizás piensas que no sería adecuado?

Con una sonrisa le dije que mejor continuara, se sentó en la tumbona que había al lado y fue cuando repare que también estaba desnudo y que gastaba una buena verga, continuo poniéndome crema empezando por la cara, unos toques en la frente y después directamente al cuello, de ahí paso a los pechos que se limitó a untar alrededor, hasta que note que me estaba mojando de una forma bárbara y por su mirada comprendí que él también se estaba excitando por momentos, entonces simplemente agarre una de sus manos y tire ligeramente de él.

Lo que sucedió a continuación fue del todo inesperado por mí, pensé que se tiraría encima de mí y que me penetraría de forma salvaje, tengo un buen físico y muy pocas manías en cuestión de sexo, algo que en su momento comente con Dámaso y Fabio, que con toda seguridad habían “olvidado decirme” que estaría él allí, mientras que a Basilio, seguro que le habrían informado hasta de mis gustos, para que fuera un buen regalo para él.

Se arrodillo sobre una toalla que tiro al suelo y comenzó a besarme los pezones sin compasión, mientras acariciaba mi vientre con suaves movimientos, cada vez estaba más excitada iba alternando los pezones, pero cuando los abandono fue para ponerse entre mis piernas y comenzar a lamer de una forma hasta entonces desconocida para mí, primero la vulva con largos movimientos.

Poco después fueron los labios mayores los que iba separando un poco cada vez, para que los lametones fueran más adentro y en este caso sí que llegaban hasta el clítoris, que apenas rozaba pero que en cada ocasión me arrancaba un profundo suspiro, tiro de mis piernas para que quedara mi culo justo al final de la tumbona, tal como estaba arrodillado coloco mis pantorrillas sobre sus hombros y comenzó a pasarme la punta del capullo arriba y abajo desde la sombrilla que tengo sobre el coño, hasta el final del culo entre los cachetes.

Entendí que era el momento, en que pararía para ponerse un condón, pero la sorpresa fue cuando de un solo y fuerte empellón me penetro hasta el fondo, me quedé con un lamento pugnando por salir de mi garganta, pero es que me había quedado sin aire en los pulmones, antes de poder reaccionar, alargo las manos con las que comenzó a estrujarme las tetase, que se le resbalaban por efecto de la crema, para evitarlo cerro un poco las manos en forma de garra y me clavo algo las uñas, dolían un poco pero comencé a notar una serie de sensaciones, del todo desconocidas para mi hasta entonces.

Su duro capullo que coronaba la gruesa polla, golpeaba el cérvix cada vez que llegaba al fondo, miraba la cara de Basilio, pero el solo estaba pendiente de mis pechos y de cómo con los brazos mantenía los muslos en su lugar, para poder seguir follándome de forma brutal, con un metisaca que llegaba casi a fuera del todo lentamente, para entrar con rapidez, con un enérgico caderazo hasta el fondo, en varias ocasiones trate de decir algo, pero en cada penetración me cortaba la respiración.

Alargue las manos y las situé sobre las suyas, que estaban sobre mis pechos, con intención de que me prestara atención y aflojara un poco el ritmo, para darme la oportunidad de acoplarme a él y gozar ambos, lo interpreto de otra forma, pues enlazo sus manos con las mías y tirando de ellas me levanto de la tumbona, estaba en una postura del todo “imposible”, clavada en él mis piernas sobre sus hombros y los pechos casi se tocaban mis rodillas, entonces se venció hacia atrás, hasta conseguir el equilibrio de pesos suficientes y se puso en pie.

Andando lentamente se dirigió a una de las puerta-ventanal que comunicaba una habitación con la piscina, pude ver por el “rabillo” del ojo una cama, antes de que me depositara cruzada en ella, entonces simplemente se dedicó a manchar con más ímpetu, hasta que sin apenas aliento alcance un orgasmo muy exagerado, el siguió sin darme tregua, generalmente necesito un tiempo para reposar después de un orgasmo, antes de continuar cualquier actividad, nunca me considere “multiorgasmica” pues es algo que nunca había experimentado.

En ese caso Basilio ni se planteó algo así, simplemente me bajó las piernas y cuando me acomodó en la cama a lo largo, creyendo que podría descansar por fin y gozar en paz de las réplicas del orgasmo, me dio media vuelta y sin demasiadas contemplaciones, me coloco un par de almohadas bajo el vientre, quede a “cuatro patas” y sin ninguna clase de lubricación, solo colocando una mano sobre los riñones mientras con la otra apuntaba el duro capullo, a la entrada de mi “casi virgen” culo, pues solo dos veces había tenido sexo anal y además de una forma muy “suave”, con mucho mimo por parte del chico con quien lo hice.

De un solo empellón metió más de la mitad, de esa polla que solo había visto unos instantes a contra sol, pero que me había parecido inmensa, además es la sensación que me dio antes, solo que la vagina es bastante más flexible que el culo, y admite una gama mucho más amplia de tamaños, la entrada fue acompañada por un profundo lamento que se me escapo, desde lo más profundo del alma, me sujeto fuertemente por las caderas.

Con otros tres o cuatro empellones, llego a darme con la pelvis en los cachetes del culo y entonces fue cuando tomé conciencia de lo que realmente estaba pasando. Basilio me estaba “reventando” de una forma salvaje y yo lo estaba gozando, a pesar de que estaba segura que me haría alguna fisura, continuó pero a partir de entonces comencé a animarlo, algo del todo innecesario, pues ya estaba más que decidido a seguir pero le gritaba. Sigueeee Dameeee más, con fuerzaaaa has---ta el fondooooooooo y eso lo enervo de tal modo, que cuando comenzó a correrse, siguió dándome tanto o más fuerte, de modo que notaba las descargas de semen inundándome las entrañas, al tiempo que una parte resbalaba por mis piernas.

Cuando parecía que todo había terminado se clavó hasta el fondo, tumbado sobre mi espalda de forma que me “cubría” por completo y me besaba la nuca, eso me encanta, mientras me retorcía los pezones, algo que hasta el momento, no me habían hecho pues le temo mucho al dolor, tenía todo el cuerpo embotado, notaba muy bien lo que me hacía, pero no el dolor hasta después, la siguiente sorpresa pero no la última, fue cuando pensando que pronto se retiraría, note como la erección se “reanimaba” y creyendo que seguiría, me prepare a aguantar otra serie de fuertes envites, grande fue mi desconcierto cuando sin más, comencé a notar como comenzaba a circular por mis entrañas, una gran cantidad de líquido, se estaba meando dentro……………..

Cuando se retiró de golpe y me dio una zurra en el culo, solo pude colocarme una mano a modo de tapón y como pude fui hasta el baño, donde apenas llegue, para soltar una mezcla del todo desagradable, poco después llego él y me dijo.

Pensé que estarías ya “limpia”, espero que no te hayas enfadado conmigo.

Lo mire y simplemente negué con la cabeza, pensando que sería lo próximo, y muy pronto me entere, al salir del baño tenia junto a la mesa de la piscina un carrito de licores, una cubitera y sobre la mesa unos vasos, me preguntó que me apetecía tomar y por tomar algo, pedí un ron con cola, preparo otro para él y cuando me lo sirvió me indico una cómoda butaca bajo la sombrilla, pensé que hablaríamos de alguna cosa intranscendental, pero simplemente espero a que tomara el primer trago, para acercarme la verga a los labios y decirme.

Trata de hacer lo que puedas, sé que es un poco grande pero te enseñare algo, que aprendí el año pasado de una colega tuya.

Comencé a besar el inmenso capullo y darle tímidos lengüetazos, aunque en mis oídos resonaba eso de “colega tuya” como algo extraño, pero no le di más importancia porque definitivamente, y a pesar de que mamadas sí que había hecho unas cuantas, nunca a una verga tan grande y comprendí que no podría llegar más allá, de lo conseguido hasta el momento, entonces vi como agarraba un par de hielos de la cubitera, con ellos comenzaba a pasarlos a lo largo del tronco, que enseguida comenzó arrugarse para quedar de un tamaño “casi ridículo”, entonces sí que la engullí, y comencé a tratarla como a cualquiera de las que antes había tenido en la boca.

El resultado fue que comenzó a crecer pero dentro de la boca, tal como estaba me sujeto la cabeza y note como me atragantaba, al hincharse el capullo y “atascarme” la garganta con él, falto poco para vomitar pero conseguí aguantar a pesar de que costaba mucho respirar, logre hacerle una “media mamada” y lo mucho que había tardado antes en eyacular, lo compenso entonces con una temprana e inmensa eyaculación, con la que no me ahogue gracias a que se retiró un poco.

Notaba las mandíbulas anormalmente abiertas y sus potentes descargas se estrellaban por doquier, sería incapaz de precisar si en el paladar, directamente en la garganta o si resbalaban por la lengua, pero el caso es que me vi obligada a tragarlo todo, a pesar que no me ha gustado nunca más que un poquito, para notar el sabor, cuando por fin termino y se retiró un poco, tan solo para que terminara de limpiarle bien la polla, algo que aunque no dijo con palabras intuí, pues seguía con mi cabeza entre sus manos, lo hice y cuando se dio por satisfecho me dijo.

Bueno Macarena hemos terminado, dime cuanto te tengo que dar, porque este año no quiero que seas un regalo como la chica del año pasado, que pagó mi hermano Fabio, tenerte aquí y que seas una sorpresa tan agradable, ya ha estado bien.

Me quede helada, ese tío me había follado como a una puta, convencido del todo, no tenía ganas ni ánimo para aclarar nada, le dije que lo que estimara conveniente estaría bien por mí, que iba a lavarme un poco y vestirme, me dijo que lo dejaría sobre la mesilla de la habitación que habíamos empleado, que él iba a echarse un rato porque aún le duraba el jetlag.

Me vestí sin apenas lavarme, y evidentemente NO tome el dinero, cuando llegué a mi casa no dije o hice nada que mostrara el mal humor que traía, a las nueve de la noche me llamo Dámaso y tras asegurarse que era yo y sin darme ocasión de decir nada tan solo dijo.

Pásate por casa mañana a la hora que te venga bien, creo que te debemos una disculpa pero no por teléfono, estaremos nosotros dos solamente.

Me falto poco para romper a llorar, pero no me lo podía permitir en casa, delante de mis padres que habrían preguntado y entonces sí que rememore con detalle como los había conocido.

Dámaso accedió a la Universidad como “mayor de 25 años” ya tenía los 33, al principio fue difícil pues ser gay todavía es un estigma, se diga lo que se diga y pronto nos hicimos amigos, cuando un día me sugirió ir a su casa a conocer a su pareja “Fabio”, me pareció bien y al ver la gran casa que tenian, me di cuenta que era una pareja que vivía muy por encima de lo que estoy acostumbrada.

Le dieron mucha importancia, al hecho de que no me “molestara” estar con ellos, más bien me gustaba, porque entre otras cosas nunca vi nada entre ellos que me ofendiera, se aproximaba la Navidad y con ella el buen tiempo en Argentina y las vacaciones, fue cuando me ofrecieron emplear la casa y la piscina, cuando me apeteciera incluso cuando ellos no estuvieran, para ello me dieron llaves de la verja y de la antigua casa de los guardeses, que empleaban ahora como “casa de invitados”.

Pero en esa ocasión algo había fallado, no los creía tan “mezquinos” como para hacerme eso, precisamente a mí que los trataba con mucho respeto, y entendía muy bien su situación como pareja.

Dije en casa, que me habían invitado a pasar el domingo con ellos unos amigos, a media mañana llegue a su casa, fue Fabio quien me abrió, no quise emplear las llaves y toque el timbre de la entrada, al verme me beso en las mejillas como siempre y sin decir nada me acompaño hasta el gran salón, allí estaba Dámaso quien de forma muy educada como siempre, me indico que tomara asiento, después de ofrecerme una bebida comenzó a hablar Fabio.

Lo sucedido con Basilio no tiene escusa, le contamos que estarías aquí, pero en todo momento dejamos claro que eras una amiga, una buena amiga y en ningún momento dimos a entender que eras otra cosa.

Cuándo al llegar, nos dio las gracias por “tenerte aquí”, le contamos la situación y el pobre quería ser quien te llamara para disculparse, lo que sucedió el año pasado, fue porque hacia pocas semanas que lo había dejado su pareja, después de tres años de vivir juntos y SÍ, contratamos a una profesional para estar con él.

Me quedé bastante sorprendida, pero entendí el comportamiento de Basilio, de todas formas seguía dolida y no solo físicamente, también en mi fuero interno y parece que se notaba, cuando fue Dámaso quien intervino para preguntar.

¿Habría alguna forma de compensarte por esa ofensa que no mereces? No te hablaremos de dinero, pues sé que sería algo ofensivo, pero sí que estamos dispuestos a lo que sea por desagraviarte.

Mirando a los dos que estaban enfrente de mí, sentados muy juntos en el filo del sofá les dije ¿lo que sea? Eso que estáis diciendo ya lo habréis hablado me imagino.

Casi al unísono respondieron que si lo habían hablado, y que harían cualquier cosa que se me ocurriera, no estoy segura si ya habían pensado en esa posibilidad, pero no les extraño para nada cuando les dije.

¿Entre los dos seríais capaces de darme sexo, de modo que “olvide” lo que me hizo Basilio?

Se miraron ambos, y dijo Fabio.

Solo será esta vez y quizás alguna otra, en que alguno de los tres lo necesite, pero esto no PUEDE salir de aquí bajo ningún concepto, ya sabes porque te lo contamos, que nuestra tendencia hasta que nos conocimos era heterosexual.

Cuando nos enamoramos hace ya ocho años dejamos de tener relaciones con mujeres, pero ambos poseíamos una cierta experiencia, que a pesar de todo aun conservamos, y que vamos a aplicar contigo si aceptas, pero seremos los dos para evitar equívocos de cualquier clase.

Desde ese momento hasta media tarde, cuando llame a casa para decirles que me quedaría a pasar la noche, viví un tipo de sexualidad que nunca imagine que existiera, después de llamar y descansar un poco Fabio me abrazo tiernamente desde detrás y me murmuró al oído.

¿En serio quieres ser tratada como nuestra putita particular? Porque en ese caso ahora tenemos que cambiar el rol.

Asentí y como un resorte me vi tumbada sobre el sofá con la cabeza sobre el reposabrazos, Fabio con una rodilla entre mis piernas, y las manos en los pechos tirando levemente de los pezones, mientras Dámaso acercaba su polla a mis labios, solo que esta era aunque larga, de un tamaño “más normal” con lo que la engullí siendo yo quien apoye las manos en sus nalgas, para marcar el ritmo en que me follaba la boca, en algunos momentos me plantee seriamente si “esos dos”, no era una mujer lo que necesitaban en su vida, para que fuera plena.

Desde luego cuando me dormí esa madrugada, ya rendida del todo entre los dos, estaba del todo satisfecha y con el incidente de Basilio casi “olvidado” y si no olvidado si perdonado, cuando al rato me desperté un poco “vi” que estaba sola, ellos se habían ido a estar juntos a otra habitación, cediéndome la suya, cuando nos levantamos a la mañana siguiente, estábamos todos de muy buen humor, tanto que después de desayunar dije de tomar un baño y me acompañaron.

A los pocos minutos de estar en el agua, estaba emparedada entre Dámaso que me tenía clavada la polla en la vagina, mientras que mis piernas abrazaban su cintura y Fabio magreaba mis pechos mientras subía y bajaba restregando su pecho con mi espalda y su rica verga hacía estragos en mi “dolorido y agradecido” ano, cuando se quedó quieto para poder fundirse en un lujurioso beso con Dámaso, iniciando una guerra de lenguas con la que instantes antes exploraba mí boca, comprendí que seriamos tres por bastante tiempo y así fue.

Esta parte de mi vida, nunca la contare a nadie.

Tampoco la creerían.

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Todo asombroso