Video Relato

anuncio

Las vacaciones del novio de mi hija

TAMARA: Mama este es mi novio

ISAURA: Hola que tal, tu nombre

JUANMA: Me llamo Juanma, encantada de conocerle

ISAURA: Igualmente

Fueron los días pasando, y cada día estaba conociendo más a  este chico, que veía que estaba bien con mi hija la pequeña. Hay veces que me miraba, de forma especial, pero no le di importancia, ya que en ningún momento se sobrepasó, y vi que cuida bien de mi hija

Cuando llevaba una semana en casa paso esto:

JUANMA: He llevado días, viéndola, y me he fijado que tiene un bonito cuerpo

ISAURA: Gracias, que halago más bonito.

JUANMA: Tiene un bonito culito, redondo, y se ve que es duro, debe ser un placer tocar eso.

ISAURA: Joba Juanma, como estas hoy, que halagos. Y tienes razón, mi marido dice lo mismo.

Me estaba excitando sus palabras

JUANMA: Es que tu culito, esta mejor que el tu hija, me gustaría tocarlo

Se levantó y se acercó a mí y puso su mano en mi cintura

ISAURA: Juanma, sabes que no puede ser, no te pertenece.

Pero vi que no me hizo caso, su mano se deslizo suavemente hacia mi culo, y me lo apretó y comprobó lo que anteriormente me estaba diciendo.  No le puse tampoco ninguna objeción. Subió su mano nuevamente  sujetándome con sus dos manos a la cintura y acercándose a mi oído y me dice

JUANMA: También tiene unos pechos muy bonitos, pero tienen un problema

ISAURA: ¿Cuál?

JUANMA: Que esta con el sujetador  y aquí en casa debería no ponerlo.

ISAURA: Pero…

JUANMA: Tu hija, cuando esta por aquí, no lo tiene puesto

Se separa de mi y yo no hice nada  y me quede callada,  me quede pensando porque ya había notado una cosa rara en la forma de vestir de mi hija, no le diera importancia, porque al salir de casa, la veía igual que siempre.

TAMARA: Hola, que tal ya he llegado. Voy a cambiarme

Me quede nuevamente a solas con Juanma y me quede pensando en lo que me el me estaba diciendo, sus palabras me habían excitado un poco, porque me las decía de forma educada.

TAMARA: Té ayudo mama

ISAURA: No gracias, tomate algo si te apetece

De repente Juanma, coge de la mano a mi hija, y la besa en boca, viendo como sus lenguas entrecruzaban, eso me estaba provocando mas y poniéndome mas caliente. Juanma gira a Tamara y agarrándola por atrás quedan uno detrás otro, quedando el culo de Juanma apoyado en la mesa de la cocina

ISAURA: Y que tal hija, como fue todo

TAMARA: Bien mama, de maravilla.

JUANMA: Isaura mira

ISAURA: ¿Dime Juanma?

Levantándole el jersey a mi hija veo que sus pechos quedan al aire, y mi hija no se extraña, de lo que ha hecho, nuevamente, Juanma le coloca el jersey a su hija.

JUANMA: Ves que belleza.

ISAURA: Si ya veo

TAMARA: Voy al baño

Tamara sale por la puerta de la cocina y yo sigo haciendo la comida

JUANMA: ¿Quiero que te saques el sujetador?

ISAURA: Pero…, no está bien que haga eso

JUANMA: Oh te lo sacas tú o te lo saco yo.

ISAURA: Pues sácamelo tu

No podía creer lo que había dicho al novio de mi hija, estaba excitada y mojada, no podía creer, lo que iba a pasar, otro hombre me iba a sacar parte de mi ropa interior.

El se acerco a mí, se puso detrás mía y sus manos las puso en mi cintura, con delicadeza hizo que sus manos se coloran por debajo de mi camiseta blanca que llevaba puesta, cuando tocaron mi cuerpo, me dio un pequeño escalofrío, esto hizo que el se parara.

Se acerco a mi oído y me dice tranquilízate, llevo sus manos a desabrochar mi sujetador, mis manos estaban agarrando la encimera, de lo nerviosa o excitada que estaba ya no sabia lo que era. Estaba deseando que me desabrochara el primer corchete,  pero me sorprendió lo que hizo, cogió la tijera de la cocina

ISAURA: ¿Qué vas hacer?

JUANMA: Cortarte el sujetador

ISAURA: Noooooooo; es nuevo, me lo regalo mi marido ayer

JUANMA: Pues después lo coses.

ISAURA: Espera que saco la camiseta delante de ti, pero no la cortes por favor.

JUANMA: No, porque mañana, lo querrás poner otra vez

ISAURA: No, te hare caso, no lo pondré.

Uffffffff, la situación me estaba poniendo supercaliente, y no sabía lo que le estaba diciendo, me estaban dominando sus palabras y la situación me estaba dando un morbo impresionante.

JUANMA: Vale, esta bien, me voy a sentar aquí y quiero verte esos bonitos pechos.

ISAURA: Ok, gracias

Me ponía a sacar la camiseta mientras el se sienta encima de la mesa. Y entra mi hija por la puerta, entonces yo me paro.

JUANMA: ¿Qué tal cielo?

TAMARA: Bien, subes para arriba, y me ayudas con lo de informática

JUANMA: Si voy ahora. Vete yendo

Salió por la puerta mi hija, y me puse a sacar la camiseta, me saque el sujetador, haciendo top-less delante del novio de mi hija, el se me acerca a mi y nuestras miradas se quedan fijas la una con la otra.

JUANMA: Uff que preciosidad

Acerca su mano derecha a uno de mis pezones,  que están duros como piedras, tan pronto lo toca resoplo por el placer que me estaba dando, su mirada seguía fija en la mía.

No se que se me paso por la cabeza, pero fui en busca de sus labios para besarlos, pero el freno

JUANMA: Párate. Sácate el resto de la ropa, quiero verte desnuda.

ISAURA: Estas loco, puede bajar mi hija

JUANMA: Tu hija ya lo está viendo, está detrás de la puerta

Tamara entra por la puerta:

TAMARA: Haz lo que te dijo mi novio.

Me quede de piedra, no podía creer lo que me estaba pasando, estaba inmóvil, no podía ser verdad lo que me estaba pasando, no sabia lo que hacer

JUANMA: no te lo repito mas, sácate la ropa, Cariño, tu también por favor

ISAURA: Pero..

TAMARA: Mama, que te lo tiene que repetir otra vez

ISAURA: No hija, claro que no

Me quede asombrada, por el cambio que tuvieron estas dos personas, conmigo, mi hija se estaba desnudando y yo hice exactamente igual, cuando estábamos las completamente desnudas

JUANMA: Que bellezas, que bonito paisaje. Me gusta tu conejito Isaura. ¿Quién te lo depilo así?

ISAURA: Fui yo con ayuda de mi hija mayor

JUANMA: Ah ya, ya me lo dijo es verdad no me acordaba

No podía creer lo que me estaba diciendo Juanma, osea que mi otra hija, también debía de estar en este tema, me tendría que enterar.

JUANMA: Corazón; tu  madre debe estar toda mojadita, compruébalo por favor.

Mi hija se acerca a mi y mirándome a los ojos, me toca mi conejito, cosa que hace por primera vez una mujer, me lo acaricia suavemente durante unos segundos, donde mis  piernas no me empiezan a responder.

TAMARA: Esta toda mojadita, mi amor.

JUANMA: Ok cariño. Veo que no aguantas con el placer, que te da tu hija

ISAURA: Si, mi amo, no aguanto, no me responden las piernas

JUANMA: Gracias por lo de amo, arrodíllate.

Era un alivio escuchar esas palabras, sabiendo que mis piernas no respondían, mi hija se paró de tocarme el conejito, y yo hice lo que me mando mi amo. No podía creer, que le dijera amo, pero lo había hecho, no sabia lo que iba a pasar.

Mi hija se acerco a mí, y acerco sus labios a los míos y me dio un pico, como asi siempre, a continuación acerco su lengua para abrir mi boca, pero no  estaba siendo correspondida, por lo que mi hija me cogió un pezón y me lo pellizco levemente, mi reacción fue abrir la boca, no se si fue por el dolor o el placer que me dio que mi hija me pellizcara, pero ese momento mi hija introducía su lengua y se puso en contacto con la mía

JUANMA: Que bonito paisaje estoy viendo, ufff. Ven aquí gatita

Me separe de mi hija y fui a junto de mi amo, sin rechistar y a gatas.

JUANMA: ¿Dime? Que tal la vida sexual con tu marido

ISAURA: Muy bien, no tengo problema, me satisface mucho

TAMARA: Si te satisface la vida sexual con papa; ¿porque haces esto mama?

Era verdad lo que decía mi hija, no sabía porque estaba haciendo lo que ellos me mandaban y tampoco sabia que decirle a mi propia hija.

ISAURA: Pues…. Es … que….

JUANMA: Porque, es muy zorra tu madre. ¿Cuántas veces se la chupas a tu marido a la semana?

ISAURA: Yo toda avergonzada; pues nunca,  no le gusta eso a mi marido.

JUANMA: Que maricón es tu padre Tamara

TAMARA: Ya lo veo cariño, yo creo que tienen sexo anticuado, siempre igual y aburrido, un polvo y a dormir

Esas palabras en la boca de mi hija me resultaban extrañas pero tenia toda la razón, no podía decirle lo contrario, echábamos un polvo y poco más a continuación a dormir, era todo matutino y como decía mi hija siempre igual y aburrido.

ISAURA: Si hija tienes razón.

No se por qué pero le di la razón, a mi propia hija

JUANMA: Ósea, que a tu marido nunca se la chupaste, nunca te comio tu coño y nunca te dio por el culo

ISAURA: Si mi amo.

TAMARA: Pues mama; tu vida sexual acaba de cambiar, para mejor. Por eso disfruta y no digas que no a nada

ISAURA: Vale

JUANMA: Por lo de pronto vas a empezar por aquí.

Miro para el, y veo que tiene su miembro fuera, que era grande y hermoso, asi a bote pronto unos 18 cm.

ISAURA: Que barbaridad hija,

TAMARA: Si eso, es para ti toda ahora mismo

ISAURA: Uffff

JUANMA: Vamos empieza

Me empecé a meterlo en la boca poco a poco, tenia un olor especial, que me estaba gustando y dándome un placer enorme, no podía creer la gran excitación que tenia, era increíble. Tuve un orgasmo de solo pensar, que pasaría si lo tuviera dentro de mi conejito

TAMARA: Chúpalo hasta hacerlo correr en tu boca

Así fue, se lo chupaba, con tranquilidad y paciencia, ponía mi vida en ello, no podía defraudar a mi amo, cada vez me estaba gustando mas, no podía creer lo que me estaba perdiendo, por culpa del cornudo de mi marido. Mi hija estaba mirando con toda expectación como se la chupaba a su novio, y Juanma esta gozando  mientras que su puta se la chupaba delante de su propia hija.

No podía creer lo que mi cabeza estaba pensando, pero era realidad, no era imaginación ni un sueño mío, eso me pasaba todo por la cabeza cuando Juanma se corrió dentro de mi boca. No di abarcado todo aquello que salía de aquel miembro que me puso a mil, y que sabía que me iba a dar más alegrías.

Cuando acabe de recoger todo aquello me quede mirando para Juanma, con cara de viciosilla, y pasando mi lengua por mi boca, recogiendo las ultimas gotas de semen que me quedaban

TAMARA: Mama, ven aquí

Sus palabras también eran órdenes para mí, me acerque a ella.

TAMARA: Bésame

La bese,  aun con la boca llena de semen y entrecruzamos nuestras lenguas con una lujuria increíble.  Estaba a la expectación de lo que iba a suceder a continuación.

Somos interrumpidos por el ruido de mi móvil, miro para coger la llamada y compruebo que era mi marido y me avisa que mi otra hija y el que no van a comer, que se van a quedar trabajando en la oficina.  Colgué el teléfono e informe a mis amos

ISAURA: No van a venir a comer, el cornudo y tu hermana

TAMARA: Vale, ok.

JUANMA: ¿Tenéis hambre?

ISAURA: No mi amo

Mi hija también dice que no

JUANMA: Bueno como veo que no tenemos hambre ninguno de los tres; vamos para tu dormitorio gatita.

ISAURA: Si mi amo, lo que usted ordene

Iba a salir de la cocina, dejándolos a ellos solos, pero de repente me dice mi hija.

TAMARA: Tu eres una gatita, y por eso que vas a cuatro patas.

ISAURA: Si tienes razón hija

JUANMA: Es tu ama gatita, no ti hija

ISAURA: Si amo

Entonces me puse a cuatro patas, y me indicaron que fuera delante, mientras que ellos iban detrás mía hablando de mi culo y de mi cuerpo. Cuanto llegamos a mi dormitorio, mi ama se tira totalmente desnuda encima del edredón, y mi amo me dice, que le coma el conejito. Dicho y hecho, eso fue lo que hice, sin pensármelo dos veces.

Tenía un olor característico, que me gustaba más que el de mi amo, mi ama me ordena, que pare y que suba a a la cama, haciéndome que hiciéramos un perfecto 69; comiéndonos el conejito una a la otra, mientras que mi amo, nos estaba mirando sentado en la silla del cornudo de mi marido.

Al cabo de un rato mi amo se nos acerca y se prepara para meterme su miembro en mi coño, cosa que yo estaba deseando con muchas ganas de sentirlo dentro, ufff, me corrí solo de pensarlo. Mi ama se salió de la cama, y mi amo se acostó indicándome lo que tenía que hacer.

Así fue, como yo pensaba, iba a meter su miembro dentro de mi conejito, que estaba completamente encharcado pensando en lo que le iba a venir. Me ordeno que empezara muy suavemente, pero mis ansias me hacían ir mas rápido pero mi ama me dice.

TAMARA: Cómele la boca a tu amo

No dije absolutamente nada y fue lo que hice, sin rechistar.

Cuando siento que mi ama, se me pone a jugar con mi culito, echándome algo que no sabía bien lo que era, pero parecía aceite o vaselina, pero me estaba agradando esa situación. Empezó a meter uno y dos dedos, cuando vio que estaba suficientemente lubricado dice.

TAMARA: Cariño, este culo ya lo tienes preparado

JUANMA: Vale cielo, ponte tu aquí entonces

ISAURA: Para que

No podía creer lo que estaba viendo, mi hija tenia un consolador puesto atado a la cintura, mis ojos no daban crédito a lo que estaba viendo y estaba viendo lo que iba a suceder.

Mi ama se acostó ordenándome que me metiera el consolador dentro de mi conejito, así hice, y ya note como mi amo se me acercaba por detrás con su miembro para metérmela por el culo. Era un espectáculo, nunca imagine esa situación, pero era real, y yo estaba dispuesta a todo aquello que mis amos me ordenaron.

Me empezó a introducir, aquel miembro, haciéndome que gritara no se si de dolor o de placer, pero finalmente cuando estaba dentro, empezamos los tres con un movimiento lento placentero y que me sacaba de mis casillas, haciéndome correr continuamente.

Estuvimos así un buen rato, disfrutando enormemente de aquella situación, ya para acabar mi amo, me ordeno que me acostara, introduciéndome  su miembro nuevamente en mi coñito y corriéndose dentro de el, mientras que mi ama, me puso su conejito a la altura de mi boca.

Quedamos exhaustos los tres encima de la cama.

Pasaron dos semanas y mi ama y yo estamos embarazadas del mismo hombre, ahora tenía que decírselo a mi marido, y no sabía cómo hacerlo, pero mis buenos amos me ayudaron a decírselo.

Espero sus comentarios un saludo a tod@s

Cumpliendo el deseo del marido

Hola mi nombre ficticio es Germán tengo 48 años soy moreno mido 1,75 un poquito de barriga vivo en el norte de España por la cual viajo bastante debido a que soy profesional del transporte.

Puse un anuncio en una pagina de contactos ofreciéndome a parejas y mujeres maduras para sexo sin compromiso y a los pocos días recibí un correo con el Nº de teléfono de Julián interesado en conocerme pues estaba buscando a alguien que se follara a su mujer pues el por problemas médicos no podía satisfacerla, le llame y quedamos en vernos en mi siguiente viaje a Zaragoza pues es allí donde reside.

Nos encontramos en un restaurante frecuentado por transportistas tras las presentaciones de rigor me pidió hacerme un par de fotos una de mi cara y otra de mi polla para que la viera Adela que estaba esperando en el coche y diera su consentimiento con lo que me fui al servicio me la menee un poco para que la viera en su esplendor y me saque la foto salí y se la pase a Julián por bluetooth y a su vez el se la mando a Adela a los cinco minutos estaba Adela acercandose a nosotros nos presentamos y según nos dabamos dos besos en la mejilla paso su mano por encima del pantalon sobandome sutilmente la polla y se fue directa al grano:

Adela- que sabes hacer en la cama?

German- todo lo que me pidas menos escatologia y dolor

A - nosotros tampoco queremos eso solo buscamos sexo placentero cuentame que me harias.

G- para ir calentandote empezaria por darte besitos en el cuello mientras mis manos recorren desde tus pechos hasta tu entrepierna

A – buena pinta tiene eso

G – te iria desnudando pasando mi lengua por todo tu cuerpo dedicando especial atencion a esos pezones que se te estan poniendo duros (se le notaban a traves de la blusa que llevaba) continuaia bajando hasta llegar al chochito y ahi te estaria chupando y metiendote la lengua todo lo que entre hasta que tengas un orgasmo y partir de ahi lo que surja.

A – me estoy poniendo cachonda

Julian seguia alli sentado con nosotros sin decir nada hasta que Adela le pregunto

A – nos lo llevamos a casa?

J – ya sabe que eres tu la que tiene que dar el visto bueno si a ti te gusta yo no tengo inconveniente.

Nos fuimos a su casa y nada mas entrar Adela se fue a la habitacion a cambiarse de ropa aparecion con un conjunto de encaje que me la puso mas dura de lo que ya la llevaba pues el sujetador tenia dos agujeros por los que salian los pezones ya duros y el tanga apenas le tapaba la raja con unos labios hinchados de lo cachonda que estaba y un monte de venus totalmente depilado.

Se acerco a mi me beso en los labios muy sensualmente y me fue quitando la ropa dejandome solo con los calzoncillos se separo y me dijo ahora te toca a ti hacerme lo que me dijiste antes.

Me coloque detras de ella separe el pelo que le cubria la nuca y fui dandole besitos mientras mis manos jugaban con los pezones que parecian garbanzos de lo duros que estaban ella empezo a gemir con lo que continue bajando mis manos hasta el coño que ya estaba mojado pasando un solo dedo por encima del tanga metiendosela entre los labios hasta que le arranque su primer orgasmo.

Una vez recuerada me mandotumbarme en el suelo y con gran maestria me cogio la polla y comenzo a hacerme una mamada metiendosela hasta la campanilla que me llevo hasta el ultimo cielo. Julian que hasta entonces solo habia mirado comenzo a comerle el culo a Adela que animaba a su marido a que continuara chupando para tenerlo preparado para que yo la follara el culo mientras el se la metia en el coño formando un placentero sandwich.

Con la mamada que me estaba haciendo estuve a punto de correrme pues se la metia entera en la boca y poco a poco y presionando con la lengua la iba sacando para succionarme el capullo,.

Una ve que le saque la polla de la boca Julian se tumbo en el suelo boca arriba Adela se puso encima de el metiendose la polla de su marido en el coño se abrio las nalgas con las dos manos para facilitarme la entrada a su culo con los dedos recogi parte de sus jugos del coño y lubrique el pequeño agujero para acto seguido colocar la punta de mi polla en la entrada y empujar despacio ya que no me hizo falta apretar pues entro facilmente por lo lubricado que estaba por la chupada de Julian y los jugos de su coño, una vez entro entera empece a bombear mientras Julian debajo no se movia para prolongar su corrida mientras Adela comenzo a dar alaridos de placer y a darle las gracias a Julian por permitirle gozar de otra polla ademas de la suya. Julian se corrio enseguida mientras yo seguia bombeando el culito de Adela hasta que me corri dentro, Adela luego nos confeso que habia tenido por lo menos tres orgasmos seguidos con las dos pollas dentro.

Para recuperar fuerzas Julian preparo unos cubatas peero se quedaron a medias pues Adela fue a la habitacion a buscar un enorme consolador de goma con el que se empezo a masturbar mientras la mirabamos con ese espectaculo a mi se me empezo a poner dura y Adela cuando lo vio me mando tumbar en el suelo para meterse mi polla en al coño y pedirle a Julian que le metiera el consolador por el culo al poco de estar en esa situacion Adela empezo a correrse de nuevo pidiendome que la diera mos mas fuerte por sus dos agujeros penetrados con la calentura que yo tenia le avise que estaba apunto de correrme y entre suspiros de gozo me pidio que me corriera dentro lo cual no tarde en complacer su deseo teniendo ella otro orgasmo muy intenso quedamos los dos rendidos.

Terminamos los cubatas que habiamos dejado a medias y recuperar el aliento cuando Adela volvio a coger el consolador se abrio los labios del coño con una mano y se puso a pasarselo por la misma entrada sin llegar a meer nada mas que la punta ante esa erotica vision yo crei que no se me volveria a levantar en un buen rato pero viendo ese coño hambriento de polla soltar jugos otra vez se me fue poniendo dura lo que aprovecho Adela para metersela en la boca

para que se la follara hasta correrme dentro cosa que me costo pero su maestria en chuparmela hizo que al fin me corriera me pidio que lo echara dentro para poder saborearlo y asi lo hice con gran esfuerzo la regue la boca no dejando ella escapar nada de mi escasa corrida.

Eran las doce de la noche cuando tras darme una ducha y dejando a Adela tumbada en el suelo del salon exausta y saliendole leche por todos sus agujeros que ella recogia con los dedos para llevarselos a la boca Julian me volvio a llevar al camion quedando en repertirlo siempre que tengamos ocasión.

Si alguna pareja o mujer sola esta dispuesta a vivir esta experiencia suelo viajar a las provincias de Madrid, Burgos, La Rioja, Navarra y Zaragoza solo teneis que mandarme un correo a arifaz_1@hotmail.es indicando nombres de donde sois y numero de telefono para contactar (si queris mandar una foto se agradece).

Un beso para todas en vuestro jugoso coñito

Me siento rara

Nunca me habia sentido como hasta ahora, no se, quiza esto que vivo y disfruto al mismo tiempo, me ha cambiado, gracias a todos por sus cometarios, solo aclarales, soy mujer, peros creo que deben enteder que esto que ahora vivo, bo puedo andar ventilando, mi verdadero status, espero y me entiendan.
bueno, pues el lunes como de costumbre pase por mi hijo a su entrenamiento a su escuela, pense que quiza me encontria a los muchacos, pero cuando llego estaba don arturo, cuando vio que me estacione, se me hacerco y me dijo, hola putita- no se porque, pero me encendio, solo alcance a bajar mi cabeza y saludarlo, me dijo- vas a bajar?-si, don arturo solo me pongo mis zapatos, lo cual hice rapidamente, salgo y me da un beso de piquito- que rica vienes- dijo, yo solo dije-hola papito-iba vestida con una falda de vuelo muy chica con una blusa semitransparente, iba xon una tanga azulita que hace juego con mi bra, buenas tardes papi-dije- vente putita, vamos a dar la vuelta mientras terminan los muchacos-ya iba caliente, solo entramos a un especie de arboleda y empeso a pasarme su mano por mi culo-esperame papi, nos pueden ver!-callate y sigyeme, dandome una nalgada-me calento ya que me gusta que me haga eso, llehamos a un solar y se abalanso sobre mi, me besaba me acariciab a, me agarraba mi culo, me decia, que bonita vienes hoy perrita, que culote, no me dejaba ni respeirar, en eso sentimos pasos y tuve que separme de el y srguimos caminado, pero ahora de regreso a su camieneta.
al llegar me dice, suberte, la dejo en un rincon que era dificil de ver a simple vista, subi y me agarro de mi pelo y me bajo hacia su verga, se la empece a mamar y me decia- que rico la mamas putita, que sige cabrona,, mientras seguia agarrandome el culo, yo me esmeraba en gacerlo lo mejor posible estuve como 15 minutos comiendole desde sus guevos hasta su verga, en realidad, disfrutaba mucho, me estaba encendiendo, me subio mi falda hasta mi cintura yo solo escuchaba que decia-que rico, perrrita mas mas, metetela cabrona culona, metetela, seguia metiendome dedos a mi culito, yo solo me deje llevat hasta que exploto tragandome todos sus mecos-ñ`piala ùta, que quede limpia, yo solo decia-si papi, si
estaba terminando cuando recibio una llamada, -jpña compadre, que tal, entonces que, se anima, aqui tengo un buen chuleton, le va a encantar, yo de tonta, pebse- tiene pachanga en la noche, que raro, es lunes, en fin, termino de hablar y me dijo, perrita, en la noche quiero que vallas al hotel x, ya sabes cual a las 10 te espero ahi y vete bien puta, no quiero quedarle mal a mi compadre- si, papi, en realidad me quede caliente. salen los muchacos y me dice mi hijo, ma dejame manejar, le aposte a omar que ta manejo, puedo, si mi vida, y se arrancarron, me subi a tras con arturo y edgar nos arrancamos y me empesaron a manosear, me sobaban los muslos, me pelliscaban en mi panochita, encima de mi tanga, me hacian sentir bien rico y me ordia la lengua, asi me llevaron todo el camino, se me hiso eterno, kakakaka miento, se me hiso muy corto, al bajar se espero edhar me agarro fuerte de mi culo, -gracias perrita, le correspondi con in beso, a ti papi!!! por esta manoseada, pero aun seguia caliente.
les di de cenar a todos y les dije a mis hijos, voy a una fiesta, regreso a la 1, se duermen
me arranque como iba ya tarde, llegue a las 10.20, ya me habia dejado instrucciones en la puerta don arturo, me diriji a la habltacion, suhi y toque, me abrio don aruro-cabrona como tardas, perdon papi, me quede dando de cenar- dije, me meti directo  al baño a cambiarme, sali con un babyy doll rojo, todo rois con su pantaleta roja, salgo y don arturo me dice, que rico culote perrita, me encamtas, me abraso y me sobaba el culo, me dio un beso muy rico, de repente, escucho pasos, que rico chuleton compadre- era su comapdre, te dije, que esta cabrona esta bien buenota me encanta esta putita compadre, me abraso me veso y me tiro a la cama, saco un celular que traia, era el de mihijo, por error, mr lo traje, me saco fotos, me decia a ver putona, quero que salgan bien tus nalgas, dejo de hacerlo, se me fue encima, me decia mientras me nesaba las chiches, que buena esta mary qye rucas tetas, me sobaba el culo, que rico culote, me encantas, solo que estas muy brandota, me llegaba a mis chiches, me agarro de los hombros, me hizo que le najar el pantalon, me metio su vergaa mi boca y me empeso a cojer, dale compadre, dale duro, esta puta aguanta se unio don arturo me abraso por atras, se hinco, bajo mi pantaleta y me empeso a meter su dedo, primero uno, luego dos, mienttras me cojia su compadre por la boca, me halaba de los cabellos, a ver grandota culona, mamela mas, mas, me estaba laqstimabdo, de rpente me suheto muy fuerte, no me dejo que savara su verga, me trague sus mecos, me gustaron, luego don arturo me levanto, me acosto, me dijo, ya etas caliente, si? se puso arriba de mi, me levanto las piernas, y me la metio-si paapi, si mas-dijo-ya vas a poner tu cara de puta, no se, no necesito decirte, asi la tienes, metemela,papi, metemelo, decia, se incorporo su compadre y me empesaba a acariciar mis tetas, si, mas siguele, me las mamamba, me le monte a don arturo, lo que aprovecgo su compadre paraq colocarce atras de mi-puedo-si, metemela por favor,-dije,ya ves compadre, esta es nuestrq putita, verdad que si mary, si, si soy su putita, metanmela mas mas hastqa que senti qye don arturo acabo dentro de mi, su compadre termino en mi culo, pinche culona, que rico cojes, en verdad, cojes bien tico perrita, se vistio y me dijeron, vistete rapido puta, todavia tienes que dejatnos a nuestros coches, si, si papi, perdon, me gusta sentirme puta de alguien, no se, se que hago mal, solo que esto lo disfruto, como nunca lo habia disfrutado, ojala y nunca me descuvran, seria mi tuina, mientras lo gozo, no se, quisa deje de hacer esto aqui, estoy muy confundida, en fin, solo el tiempo, podra decir, ojala y me ayuden, gracias a todos, espero seguir siendo de su agrado, besitos....

Nuestro Primer Trio

Empezare presentandome, soy David un chico de madrid de 24 años, con unos kilitos de más, moreno y de estatura media y mi novia Marta de 22 años es bajita, morena con bastante pecho(100 copa D) y un culito muy bonito. Y nuestro amigo Jorge tiene mi edad y es rubio alto y delgado.
Empezare este relato por el principio y este no es otro que yo alguna vez habia fantaseado con trios de chicas pero nunca con uno con otro chico y mi novia y la verdad esque la idea no me disgustaba asique un dia se lo propuse a mi novia, el hacer 2 trios, uno con dos chicas y otro con dos chicos y ella acepto. El problema de Marta esque es demasiado vergonzosa y le costaba hacerse a la idea.
Y aqui empieza el relato de la noche en que cumplimos parcialmente una fantasia de ambos y lo de parcialmente lo comprobareis con la historia.
Era una noche de un viernes de Junio, era el cumpleaños de un amigo y estabamos de botellon en la zona donde todos se reunen para hacerlo, yo ya estaba bastante bebido y mi novia ya me estaba acariciando el paquete.
Jorge- Bueno chavales yo me voy que mañana quiero levantarme pronto- dijo mientras se giraba para irse.
Marta-bueno pues aprovechamos y nos llevas ya.
Nos despedimos y nos empezamos a alejar y Marta se gira hacia mi.
M-Ahora en casa te voy a follar como una perra
J-¿Que?Joder macho que suerte. Dijo mientras nos miraba sorprendido
M-Si quieres te nos puedes unir.- mientras nos miraba a ambos
D-Me parece bien
Fuimos hasta el coche en silencio de repente Jorge se gira hacia a mi
J-Oye ¿puedo ir a tu casa a ver Juego de tronos? Que el ultimo se quedo interesante.
D-Vale asi ya vemos si nos la follamos o no-Dije sonriendo maliciosamente
J-Bueno te voy a enseñar algo pero no lo digas eh- Dijo mientras sacaba el movil y me enseñaba unas fotos de las tetas de su novia.
D-Joder que buenas tetas tiene colega.
M-Eh a ver que yo quiero verselas.
De camino a casa Marta nos tocaba a ambos el cuello y los hombros pero transcurrio en silencio.
Una vez que salimos del garaje y nos encaminamos en direccion a mi casa a Jorge le entraron dudas.
J-Oye pero lo del trio va en serio?
M-Claro, quiero que me folleis asique vamos-Dice Girandose hacia el.
D-Si vienes te la tienes que follar macho asique tu sabras si vienes o no.
Al final Jorge decidio venir, el camino hasta casa fue en otro silencio.
Al llegar encendi la tele me sente en el sofa y puse juego de tronos, Jorge estaba sentado a mi lado y Marta se habia sentado en otro sofa y empezo a cogerme el brazo y a chuparme los dedos.
D-Vamos desnudate putita ¿o ya no quieres follar?
M-Claro que quiero-Mientras se empezaba a quitar la ropa
J-Uff yo no quiero eh.
D-calla y desnudate hombre voy a poner alguna peli mas acorde
Me quite los pantalones y me saque la polla ante la mirada de Marta y Jorge, uno me miraba sin creerselo y la otra me miraba mientras se relamia. Cambie la pelicula por una parodia porno de Batman. El joker tenia a Catwoman y se la estaba follando muy bien. Acto seguido note las manos de Marta en mi polla seguido de una de sus mamadas, mientras Jorge nos miraba con una cara indescriptible, no se acababa de creer que eso le pasara a el.
D-Dale un poco de atencion a Jorge que parece timido.
Entonces Marta dejo mi polla y se fue al cuello de Jorge donde empezo a besarle mientras su mano le agarraba el paquete.
D-desnudate hombre que te la coma, ya veras que bien la chupa.
M-eso vamos que quiero comertela.
Jorge se quito los pantalones dejando ver su polla de tamaño medio no estaba empalmado del todo pero si que estaba bastante excitado.Marta agarro una polla en cada mano y se puso a hacerle una mamada a Jorge mientras este no paraba de suspirar.
D-¿A que la chupa bien?
J-Uff no veas, mejor que una que yo me se desde luego.
Marta seguia chupandole la polla a mi amigo mientras yo miraba y me la cascaba con las manos de ella sobandome los huevos, Marta decio alternar y empezo a chuparmela a mi como ella sabe, recorriendome la punta de la polla de arriba abajo y jugando con su lengua en mi glande, mientras me miraba con una carita de puta que nunca la habia visto, volvio a la polla de Jorge y esta vez le empezo a comer los huevos(a mi siempre me ponia pegas para que me los comiera pero los huevos de Jorge no parecian tener ningun problema para que ella los lamiera y mordiera a su antojo) Yo estaba cada vez mas cachondo, la veia disfrutar y ademas me daba un morbo increible que la estuvieramos follando entre dos. Marta siguio chupandole la polla a Jorge y yo decidi que era momento de irla preparando para la follada que la ivamos a dar, asique la sente en el sofa y empece a lamerle ese coñito depilado que tiene y que tanto me gusta.
J-Uff por que me haceis esto yo no queria jaja-
Dijo mientras volvia a acercarle la polla a Marta a la boca y ella le agarraba los huevos y empezaba a chuparsela como si fuera un dulce. Mientras yo seguia trazando circulos con mi lengua en su clitoris mientras la introducia un dedo en el coñito. Despues de un par de minutos le dijo a Jorge que la follara mientras se ponia a cuatro patas, yo le puse mi polla en la boca y ella me miro agradecida,
M-Sentaos otra vez que os voy a hacer una cubanita a cada uno-Dijo mientras se iva a buscar el aceite.
Nos quedamos Jorge y yo sentados cada uno con la polla en la mano y cascandosela
J-Esto me recuerda a mi pueblo de pqeueños varios chavales cascandosela en una casa viendo una porno-En la tele seguia el jocer dandole a catwoman, pero se habia unido Harley Quinn
M-No encuentro el aceite asique vais a tener que follarme
Se puso a 4 patas y le ofrecio su culito y su coñito a Jorge mientras me cogia la polla y empezaba a chuparmela haciendo circulos con su lengua en mi glande despues un minuto decidimos cambiar y vi que Jorge no acababa de estar empalmado
D-Macho si despues de esto no te pones es para matarte.
J-Macho esque voy muy pedo me esta encantando pero no puedo sigo un poco y lo dejo.-mientras le acercaba la polla a Marta.
Yo empece a metersela en su coñito mientras la introducia una pequeña parte de mi dedo en su ano, era algo que la encantaba mientras la follaba. Empezo a gemir como una zorrita con cada embestida que le daba, Jorge estaba todo el rato suspirando y con los ojos cerrados mientras Marta le devoraba la polla.
D-Vamos a cambiar de postura ¿no?
J-Yo ya lo dejo que no consigo empalmarme dijo un poco cabizbajo
D-Bueno pues haz que me corra ya putita
M- voy -dijo mientras se relamia
Empezo a comermela por los huevos dandome lametones y poco despues mordiendo flojo y estirando, eso me encantaba y de golpe se la metio en la boca y empezo a succionar y a chupar como nunca, Viendo que no llegaba al orgamos decidio cambiar y sentarse encima mia y follarme de espaldas para que la tocara el culo, mientras Jorge se habia vestido y habia puesto juego de tronos pero no miraba la pantalla, nos miraba a nosotros. Tarde un par de minutos en esa posicion en correrme, cuando lo hice me empece a cambiar.
J- Bueno, me voy mañana nos vemos pero sois la mierda eh-dijo mientras se reia
D- Anda que not e ha gustado eh-mientras le acompañaba a la puerta. 
Una vez que se fue nos fuimos a acostar. Ya en la cama con el calenton pasado.
D-¿Te ha gustado eh?
M-Si pero si se hubiera empalmado me hubiera gustado mas

Trío en un bote a remos

Ese día habíamos llegado temprano desde Santiago y nos pusimos a tomar sol. Luego, al medio día fuimos a almorzar y despues del almuerzo, mi esposo me preguntó si quería dar una vuelta por la bahía de Valparaíso en bote, y yo le dije que bueno. Llevaba puestas una chalas altas amarradas con unas tiritas en el tobillo y anteojos oscuros y mi vestido era uno de color blanco abotonado desde arriba hasta abajo por delante y de largo me llegaba mucho mas abajo de la rodilla. De un género muy fresquito y liviano, que con la brisa tendía a levantarse, pero sin llagar a ser inquietante. Yo debajo del vestido no llevaba nada, ya que las dos partes del bikini me las había sacado cuando fuimos a almorzar porque estaban mojadas.   
Llegamos a orillas del muelle y varios botes con sus dueños nos hacían señas para que nos subiéramos. Una vez que elegimos uno me acerqué a la orilla del muelle y teníamos que bajar por una escalerilla dando la espalda al bote, que abajo mantenía el dueño agarrado de los últimos peldaños. Di la espalda y puse el primer pie en uno de los palos de la escalera y me tuve que agachar un poco para agarrar mis manos en la escalera y poder bajar. Esta pose y cada nuevo peldaño que iba bajando, mas la brisa que movía mi falda, sabia que era aprovechado por el hombre que estaba abajo, para verme absolutamente todo. Como para ponerme el bikini tuve que depilarme, esa vez llevaba muy marcado el triangulito  de pelitos sobre mi vagina, por lo que el debió ver desde su posición todo y muy detallado. 
Cuando terminé de bajar, el hombre me tendió una mano para que saltara un poquito y entrara al bote, pero por las chalas altas que llevaba, me desequilibré y casi caigo, si no es porque el me tomo fuerte del brazo y me sujetó.
Era un tipo bastante gordo y de apariencia muy fuerte, muy tostado, de unos 30 a 35 años, que me miró a los ojos y se sonrió, lo que me dio a entender que estaba contento con lo que había visto. 
Cuando bajó mi esposo al oído me dijo que estaba muy excitado por lo que yo había hecho y por  como me miraba ese hombre.
Nos sentamos de frente al hombre que empezó a remar y a llevarnos hacia adentro de la bahía. 
Mi esposo me dijo al oído que viera como el hombre trataba de mirarme las piernas cuando el viento me movía el vestido. Me puse para atrás colocando mis antebrazos en la orilla del bote, para tostarme un poco la cara, como mirando al cielo. Mi pelo pasaba a centímetros del mar y la brisa era espectacular. Mojé una mano en el agua y abrí un par de botones del escote del vestido y me puse agua en el pecho. 
Mi esposo entonces me dijo en voz alta, que me abriera mas botones del escote para tostarme completamente los pechos. 
¿Se puede? Le pregunté al que remaba.
No hay problema, me respondió y noté que casi se la salían los ojos.
Abrí mi vestido hasta la cintura y mi esposo comenzó a ponerme agua en los senos. El agua helada y la situación hizo que mis pezones se pusieran duros y yo me comenzara a excitar. 
Tomé la cabeza de mi esposo y la acerqué hacia mi y sus labios me besaron u sus manos comenzaron a tocarme por todos lados.
Relajé mis piernas que hasta ese momento había mantenido juntas y lentamente las fui abriendo, hasta dejarlas abierta de frente a quien remaba. 
El ya no remaba, porque solo se dedicaba a mirar.
Le pregunté a mi esposo si había traído condones, porque quería que los dos me lo hicieran y me dijo que el estaba siempre preparado.
¿Le gusta? Le pregunto mi esposo.
Si, es hermosa, contestó.
Me incorporé de la posición en que estaba, sin cerrar para nada mis piernas y tomé una de sus manos y la llevé directamente a mi vagina.
Sus manos no eran para nada suaves. Todo lo contrario, eran gruesas y duras, como callosas. 
Sentí como algunos de sus dedos abrían y cerraban los labios de mi vagina que yo ya tenía muy mojada y su otra mano fue a acariciar mis pezones.
Mi esposo le pasó un condón, pero yo lo tomé, para ponérselo.
Abrí su cierre y tomé ese miembro que estaba muy erecto. Lo acaricié por un momento y le coloqué el condón.
Se arrodilló frente a mi y noté como su miembro comenzó a entrar completamente en mi vagina.
Se echó hacia adelante y comenzó a mordisquear mis pezones. Yo le pedí que apurara porque iba a acabar. Sus movimientos entonces se hicieron rápidos y fuertes y yo acabé en un delicioso orgasmo. El no duró mucho y sentí como también acababa. Cuando sacó su pene, pude ver el condón lleno de semen y me imaginé lo rico que hubiese sido que acabara dentro de mi y sin condón.
Mi esposo que me la tenía en la boca, la sacó de ahí y colocándose en la misma posición de rodillas ante mis piernas abiertas, introdujo su miembro en mi vagina hasta el fondo. Sus manos me apretaban los glúteos, mientras el hombre se había sentado al lado mío y tocaba mi cara y mis senos. Recién el había acabado y ahora esperaba que mi esposo también lo hiciera. Lo recuerdo y siento como mi cuerpo pedía mas. Mi esposo me apretó fuerte hacia el, para que su miembro entrara hasta lo mas adentro posible y sentí las pulsaciones de cuando estaba acabando.
Yo me había quedado con una sensación muy rica, pero me faltó acabar un par de veces mas.
Una de mis manos la llevé a mi vagina y comencé a acariciarme el clítoris con las piernas bien juntas y apretadas. 
Vi como ese hombre me miraba y le pregunté si yo le gustaba.
Me respondió que si.
Tócame mas, le pedí y sus manos comenzaron a pasar por todas partes de mi cuerpo.
Cuando tuvo las dos manos en mis piernas, comenzó a abrirlas para ver como yo me masturbaba. Suavemente dejé que lo hiciera y noté que su miembro comenzaba a pararse nuevamente.
Que rico, dije.
¿Me la vas a meter de nuevo?
Se colocó otro condón mientras yo lo miraba y apuraba los movimientos de mis dedos en el clítoris.
Noté que me pasaba el pene desde el ano hasta la vagina y se iba poniendo duro.
Le tomé su miembro y lo coloqué a la entrada de mi ano. 
Algunos movimientos solo fueron necesarios, para que entrara.
Me metió varios dedos en la vagina y sus movimientos eran intensos y fuertes.
Cuando estoy bien caliente, me gusta que sean un poco rudos conmigo, pero sin llegar a extremos dolorosos.
Ya no podía mas de mi calentura. Acaricié mi clítoris y sentí un tremendo orgasmo, que me hizo juntar mis pies por detrás de ese hombre y apretarlo hacia mi, cosa que el aprovechó para darme un beso en la boca metiéndome la lengua y luego comenzar a chupar mis senos y a pasarles la lengua, dejándomelos llenos de saliva.
En ese instante sentí que acababa dentro de mi ano.
Se fue encima mío sin fuerzas y su cabeza quedó entre mis pechos. Unos de sus dedos jugaba con uno de mis pezones, estirándolo y acariciándolo.
Mi esposo le dijo si ya teníamos que volver al muelle, porque se había acabado el tiempo que el había arrendado el bote.
El le dijo que no tenía ningún apuro por volver, así es que nos quedamos hasta que comenzó a ponerse el sol y pudimos hacerlo una vez mas.
Aquí me disculparán todos ustedes, pero hay como una hora de este día que no les puedo relatar. Eso quedará por nuestra parte en secreto.
Cuando volvimos al muelle yo sabía que tenía que subir nuevamente la escala y que ese hombre me vería todo. 
Pobre que te vea mirándome cuando vaya subiendo la escalera, eso no se hace cochino.
Le dije en broma y riéndome. El se rió y me dijo que lo intentaría pero no prometía nada.
Nos reímos y nos pidió un número para que nos comunicáramos.
Le dije que eso no era posible y que si alguna vez se da la ocasión podríamos repetir.
Antes de que yo comenzara a subir, me tomó por la cintura y me dio un último beso en la boca.
Otros arrendadores de botes que estaban cerca lo vieron y comenzaron con silbidos y a gritarle cosas, felicitando la suerte que el había tenido.
Fue un día maravilloso y si ese hombre lee esto alguna vez, quiero que sepa que siempre lo recuerdo con mucho cariño. 
El sabe porqué le digo esto.
 para todos mis lectores.
Karla

con mi prima y su amiga en una isla

La fantasía de todo hombre y de muchas mujeres, es tener a dos bellezas a su entera disposición. Si encima una de ellas es su prima y la otra, la clásica amiga buenorra todavía más. En este relato os cuento eso, como hice realidad mi sueño y como un accidente terrible, se convierte a la larga en lo mejor que me ocurrió en la vida.

Cómo llegamos a la isla.

Todo ocurrió durante unas vacaciones familiares en Indonesia. Mi tío Enrique es un capullo al que la suerte y el trabajo constante, le han hecho millonario y anualmente invita a mi familia y a otros amigos a acompañarle en un viaje a un lugar exótico. Para lo que no lo sepan, ese país consta de más de 17.000 islas de las cuales apenas unas quinientas están habitadas, el resto o bien nunca han tenido presencia humana o actualmente están desiertas. La historia que os voy a contar, trata sobre una de ellas, Woholu un islote de cinco kilómetros cuadrados que estuvo habitado pero que desde hace más de cincuenta años solo viven en ella, monos, cerdos y pájaros.

Ese verano, el caprichoso de mi pariente decidió que fuéramos a Bali y no solo se llevó a mis viejos y a mí sino que invitó a Rocío, la mejor amiga de mi prima  María. El plan era cojonudo, nos pasaríamos un mes navegando entre las islas teniendo como base un hotel alucinante en la capital, Denpasar. El “Four Season” donde nos alojábamos era enorme, además de seis piscinas, no sé cuántos restaurantes y discotecas, tenía embarcadero propio. De allí salían los yates de pesca que los huéspedes alquilaban por horas.   Como el tío quería dejar claro que él era un personaje importante, alquiló, durante todo el mes, ¡Dos!. Uno enorme en el que salían los mayores y uno de ocho metros para los jóvenes.

Como podréis comprender, no puse reparo alguno a esa clara marginación porque tanto mi prima como su amiga estaban buenísimas. Reconozco que eran unas pijas insoportables, que se lo tenían creído pero verlas en bikini hacía que se me olvidaran todos los feos que ese par acostumbraban a hacerme. Para ellas, yo era el primo pobre, el mendigo que recogía las migas que caían de la mesa, pero me daba igual.  María, por ejemplo, era una diosa de veintidós años, rubia teñida y un cuerpo de los que hacen voltear a cualquiera al pasar a tu lado. Daba igual que tuviera poco pecho, su trasero te hacía obviar la falta de glándulas mamarias porque era todo vicio. Al mirarlo, os juro que hacía que me sintiera en el paraíso vikingo, deseando que ella fuera mi valkiria particular. Rocío, su amiga, no se quedaba atrás. Castaña de pelo y con la piel morena, tenía una cara de morbo que me hacía suspirar cada vez que me pedía que le trajera aunque fuera un puto refresco. Dotaba por la naturaleza con más pecho, su breve cintura maximizaba no solo este sino el magnífico culo que movía sin parar. En suma, yo, con mis veinte años recién cumplidos, me creía dueño de un harén aunque realmente mi función fuera la de bufón. Sabía que el hermano de mi padre me invitaba para así no tenerse que ocupar de su hija.

-¡Ocúpate de qué se lo pase bien!- me soltó mi tío hace dos veranos y a partir de ahí siempre había sido ese mi cometido.

Daba igual el capricho que se le ocurriera a mi adorada prima, ahí estaba yo para pedirle una copa, echarle crema o incluso conseguirle el teléfono de algún macizo con el que quisiera ligar. Era su sirviente veinticuatro horas al día, siete días a la semana pero no me quejaba porque también tenía sus recompensas. Por ejemplo, en Suecia durante un crucero la había visto desnuda por un segundo o en Australia le tuve que quitar de un pecho un alacrán y donde  me permití el lujo de que  mis manos se recrearan en sus tetas buscando otro que pudiera haberse quedado en ellas.

María sabía que me gustaba y por eso no perdía  ocasión de excitarme. Continuamente se mostraba casi desnuda con el afán de turbar a su primo “pequeño” y por eso, no sé la cantidad de pajas que me había hecho en su honor. Si intentaba cualquier acercamiento, esa zorra se reía de mí e incluso me chantajeaba con decírselo a sus padres.

Todo eso cambió un feliz y desgraciado día en que los viejos quisieron ir a visitar unos templos, mi prima se negó a ir diciendo que prefería hacer submarinismo a una zona de la que le habían hablado. Lógicamente, su esclavo tuvo que acompañarlas y por eso, estaba yo en el yate cuando en mitad de la travesía, el capitán, un balinés entrado en años le informó que teníamos que volver porque se anticipaba tormenta. No os podeos imaginar el berrinche de niña malcriada que se cogió cuando el profesional le explicó que era peligroso. Enfurruñada y con el apoyo de su amiga hicieron de todo para ralentizar nuestra huida, de modo que cuando al final partimos de vuelta hacía puerto era demasiado tarde.

Supe que estábamos en problemas cuando vi la cara de terror de Wong. Luchando contra olas de seis metros y un viento huracanado, el marino intentó evitar el tifón pero no pudo, por lo que en un momento dado, decidió que nuestra única esperanza era embarrancar contra la primera isla que nos encontráramos. En un inglés penoso, el indonesio nos pidió que nos pusiéramos los salvavidas e histérico, explicó cuáles eran sus intenciones. María y Rocío fueron tan bobas que no se creyeron el peligro hasta pocos segundos antes que chocáramos contra el arrecife. Entonces y solo entonces se pusieron a gritar muertas de miedo. El choque fue tan brutal que nuestro barco se partió en dos. Yo, por mi parte, me vi lanzado por la borda y durante un instante, creí que moría al no poder respirar. Afortunadamente, conseguí salir a flote y nadar hacia los restos del yate.

Me encontré a mi prima con una brecha en la cabeza y a su amiga desmayada. Aterrorizado, conseguí agarrarme a un trozo de quilla que flotaba cerca, lo que me permitió recoger a mis acompañantes pero cuando intenté ayudar al capitán, lo hallé muerto con un golpe que se le había llevado media cabeza. No comprendo todavía como conseguí llevar a mi prima y a su amiga hasta la orilla. La tempestad era tal que nadamos a ciegas y cuando ya creía que no íbamos a sobrevivir, apareció de la nada la playa. Haciendo un último esfuerzo, toqué la arena y caí agotado sobre ella.

Desconozco cuanto tiempo, me quedé tumbado mientras me recuperaba. Solo sé que mientras trataba de tomar aire, ese par no hacía otra cosa que llorar. Cabreado, me levanté y sin mirar atrás busqué un cobijo donde guarecernos. Cosa que fue fácil porque a pocos metros de la playa se alzaba una iglesia y los restos de un antiguo poblado. Creyendo que estábamos a salvo, llamé a las dos muchachas mientras entraba en el lugar.

Reconozco que se me cayó el alma al suelo al comprobar que estaba en ruinas pero asumiendo que cuando amainase el temporal encontraríamos ayuda, busqué en la sacristía un sitio donde evitar el seguirnos mojando. Aunque no sea lógico, no llevábamos más de cinco minutos a resguardo cuando la arpía de mi prima me ordenó que saliera en busca de auxilio.  Como comprenderéis me la quedé mirando como si estuviese ida y me negué. María, furiosa al comprobar que no le obedecía, me juro que me arrepentiría de ello. Sus reproches en ese momento me entraron por un oído y me salieron por el otro, pero lo que realmente me sacó de quicio fue cuando me exigió de malos modos que hiciera una hoguera porque tenía frio.

-A ver cariño. ¿Cómo cojones quieres que haga fuego?- repelé con muy mala leche.

Por su cara, comprendió lo inútil de su exigencia y hundiéndose en la desesperación, se echó a llorar. Por suerte, en ese momento, Rocío se buscó en el short que llevaba y con una expresión de alegría en su cara, se sacó el encendedor del bolsillo con el que le había visto encenderse un par de porros.

-¿Esto servirá?- dijo con tono tímido.

-Por supuesto- contesté y mirando a mi alrededor, caí en que los asientos de la iglesia, nos podía servir de leña.

Poniéndome de pie, rompí un par de ellos y recogiendo las astillas y unos periódicos, al cabo de un rato, los tres disfrutamos del reconfortante calor de una fogata. Ni siquiera entonces mi primita me dejó en paz porque viendo que había reducido su intensidad la tormenta, quiso que me adentrara en la oscuridad y buscara ayuda.

-¡Tú estás loca!- contesté muy cabreado- si te fijas no hay una jodida luz que confirme que alguien vive por los alrededores. ¡Mañana! buscaré una carretera o una casa pero ahora, me niego-

-Eres un maldito cobarde-  respondió –No sé cómo mi padre confió, en un niño, nuestro cuidado-

-Perdona, bonita. Primero no soy un niño y segundo, lo único que me ordenó mi tío fue que os cumpliera todos vuestros caprichos, nunca se imaginó que la idiota de su hija fuera tan irresponsable de hacernos naufragar-

Mi respuesta la indignó y dándose la vuelta, buscó acomodo entre los brazos de su amiga. Rocío, comprendió que estaba entre dos frentes y decidió no optar por ninguno de los bandos. Mientras acogía a su amiga, me lanzó una mirada comprensiva cómo pidiéndome tiempo para que recapacitara. Todavía no lo sabía pero tiempo era lo único que podríamos obtener de esa jodida isla. Esa noche dormí fatal, porque además de dormir en el suelo cada vez que lo conseguía, me venía a la mente la inútil muerte del capitán.

Descubrimos que estamos solos.

A la mañana siguiente con el albor del día, me desperté. Ya no llovía y tras recargar la hoguera, decidí ir a dar una vuelta por los alrededores. Os tengo que reconocer que fui un idiota porque en vez de recoger de la playa los restos del naufragio, busqué un lugar alto desde donde buscar ayuda. Al ser una isla de coral, no había una maldita montaña desde donde otear el horizonte por lo que  decidí continuar por la playa, no fuera a perderme. Al cabo de dos horas, me quedé petrificado porque sin darme cuenta había dado la vuelta al islote sin encontrar más que cocoteros y un pequeño arroyo.

“Estamos jodidos” pensé al ver la torre de la iglesia porque o mucho me equivocaba o en todo ese maldito lugar no había más almas que las tres que ya conocía.

Al entrar en el edificio, me las encontré hablando tranquilamente. Mirándolas no solo me di cuenta que no estaban asustadas como yo, sino que sus ropas, es decir sus bikinis estaban desgarrados y por eso, lo único que les preocupó al verme fue taparse sus vergüenzas. Haciendo caso omiso al espectáculo que me ofrecían, les expliqué a las dos lo ocurrido. Mientras Rocío comprendió al instante pero  la idiota de María dijo sin ser consciente de nuestras dificultades que no había que preocuparse porque su padre la encontraría.

-Eso espero, pero lo dudo. No tuvimos tiempo de dar la alarma y para colmo estoy seguro que aunque supieran cual era nuestro destino, nadie sabe dónde estamos o si hemos sobrevivido-

-No entiendo- replicó todavía muy segura de sí misma.

-María, ¿Tienes idea de cuantas islas hay en este archipiélago?. Primero buscarán el barco y luego al cabo de los días, empezarán por las grandes y habitadas. ¡Hazte a la idea! ¡Si queremos sobrevivir, tenemos que hacerlo solos!-

A la princesa se le cayó hechos pedazos el castillo que su mente había construido para evitar enfrentarse con su realidad y llegando a mi lado, me lanzó un tortazo mientras me decía:

-¡Mentiroso! Nos has mentido para asustarnos-

-Si eso crees, haz lo que yo. Coge la playa y da la vuelta a la isla. Yo te espero aquí, tratando de recuperar algo que nos sirva del barco-

María sin dar su brazo a torcer, cogió a su amiga y enfiló hacía la playa. Por la actitud de Rocío, comprendí que me creía pero no queriendo contrariarla, decidió acompañarla. Las tres horas que tardaron en regresar, las usé para salvar todo lo que pudiera del naufragio. Afortunadamente, conseguí sacar de los restos, aparejos de pesca, cañas, cuatro mantas e incluso dos ollas con las que el marino pensaba prepararnos la cena. También encontré un par de cuchillos pero aunque lo intenté nada del yate nos servía para comunicarnos con el exterior. Al acabar de rescatar todo lo útil que encontré, recargué la fogata y cogiendo las ollas me dirigí hacía el arroyo que había visto esa mañana.

Una vez nuevo en la iglesia, calenté el agua que había traído y sacando las cañas, me puse a pescar. Estaba tranquilamente sentado en la playa esperando que algún pez picara cuando las vi venir en dirección contraria a su marcha. Venían con los ojos rojos, síntoma que habían llorado y por eso las dejé descansar antes de decirles:

-Como habéis comprobado, no he mentido. Estamos en una maldita isla desierta. Si queremos sobrevivir hay varias cosas que tenemos por narices que hacer. Primero, la fogata siempre tiene que estar encendida. No sabemos el tiempo que pasará hasta que nos encuentren y no podemos malgastar el gas del mechero. Segundo, hay que beber agua hervida por lo que todos los días una de vosotras tendrá que ir a por agua. Tercero, mientras yo pesco, la otra debe de buscar cocos o cualquier vegetal consumible ya que no podemos depender de la pesca únicamente. Quinto….-

-¡Pero tú quien te crees para mandarnos!- respondió hecha una energúmena mi prima –Hay que ahorrar fuerzas y me niego a cumplir tus ordenes-

Como me esperaba esa reacción, la dejé terminar de explayarse y solo cuando ya había acabado, le respondí:

-Tu misma. Hay dos cañas, dos cuchillos, cuatro mantas y un mechero. Yo pienso que es mejor que lo hagamos en común pero si queréis nos dividimos lo poco que tenemos. Yo quiero una caña, un cuchillo y una manta, lo demás quedároslo vosotras pero desde ahora te digo que no pienso trabajar para vosotras sin que me prestéis ayuda-.

Y cogiendo la parte que me correspondía busqué una choza donde guarecerme mientras Rocía se debatía entre que bando elegir. Viendo que se quedaba con mi prima, apilé un montón de leña y cogiendo un rescoldo de la de ellas, encendí mi propia hoguera.  Tras lo cual, agarré mi caña y me puse a pescar. Afortunadamente, se me dio bien y a la hora de comer ya tenía doss jureles en mi poder. Os reconozco que disfruté al ver sus caras hambrientas mientras yo me daba un banquetazo bien regado del agua de un coco que había conseguido partir. Sé que fui un poco cabrón pero me deleité haciendo ruido al comer, diciendo lo buenos que estaban mientras a cincuenta metros ellas seguían discutiendo sobre como lanzar la caña. Al terminar, esperé que se enfriaran los pescados y ya helados, se los llevé para que comieran. Era una labor de zapa y si las cosas venían mal dadas iba a necesitarlas sanas.

María ni siquiera me miró cuando le acerqué la comida pero su amiga me lo agradeció con un beso en la mejilla mientras dejaba que su pecho se pegara al mío en agradecimiento. Al percatarme que lo había hecho a propósito, ni corto no perezoso, acaricié uno de sus pezones, diciendo:

-Rocío, si quieres dormir calentito esta noche, ya sabes dónde me encuentro-

Tras lo cual, me fui a dar una vuelta por los alrededores mientras ellas dos se enfrascaban en una agría discusión. Mi prima le echaba en cara el haberse dejado magrear por mí mientras la otra le recriminaba nuestra delicada situación. Sonreí al escucharlas e internándome en el bosque, busqué algo de comer. Tal y como había previsto, aunque la isla estuviera deshabitada, sus antiguos habitantes debían de haber plantado árboles frutales por lo que a la media hora, volví a mi choza con una cantidad ingente de mangos e incluso una penca de plátanos. Pero lo mejor no fue lo que recogí sino lo que vi en un claro: alertado por el ruido, descubrí una piara de cerdos salvajes que careciendo de enemigos naturales, se habían acercado a mí a curiosear. Si hubiese tenido el cuchillo, podía haber matado a un par de crías pero como me lo había dejado en el poblado, tuve  que conformarme con el mero descubrimiento

De vuelta a la hoguera, la recargué y sentándome en una sombra, me puse a comer fruta. Rocío no tardó en acercarse y pedirme que le compartiera parte de lo recolectado pero me negué a hacerlo hasta que en compensación me trajera un poco de leña. Ni siquiera protestó y al cabo de diez minutos volvió con lo que le había pedido. María viendo que estábamos comiendo, llegó a nuestro lado y pidió su parte, pero nuevamente me cerré en banda a no ser que trajera agua que calentar.  Tal y como había previsto, me mandó a la mierda y dejándonos solos, siguió intentando pescar.

-¿Crees que no rescatarán?- preguntó su amiga mientras daba buena cuenta de uno de los mangos.

-Sin duda- contesté – el problema es cuando. Tenemos que mantenernos vivos mientras tanto y la idiota de mi prima no quiere comprenderlo-

-Dale tiempo, ¡Se tiene que dar cuenta que te necesitamos!- murmuró en mi oído mientras se pegaba en plan meloso –Yo confío en ti-

Aunque sabía que esa zorrita se acercaba a  mí por conveniencia, me dejé querer y abrazándola, le planté un beso en la boca.  Me respondió con pasión y por eso mientras nuestras lenguas jugaban, mis manos recorrieron su cuerpo palpando y disfrutando de cada centímetro de su piel. Descubrí que María nos miraba alucinada cuando mi boca ya había hecho presa en uno de los pezones de su amiga. Con los gemidos de la morena como música ambiente, me puse a lamer y a morder esas dos maravillas mientras mi prima se hacía la digna pero seguía observando.  Ni siquiera hice intento alguno de ocultarnos, a la vista, bajé la parte inferior del bikini de Rocío dejándole claro que a partir de ese instante ella era mía. Al hacerlo me encontré con el sexo que llevaba días soñando y metiendo mi lengua entre sus pliegues, me puse a mordisquear su clítoris mientras ella no paraba de aullar complacida por la mamada que le estaba obsequiando.

No sé si fue la propia desesperación que sentía la muchacha por nuestra desgracia, pero la verdad es que llevaba menos de un minuto enfrascado entre sus piernas cuando escuché los primeros síntomas de su orgasmo. Incrementando su deseo con pequeñas incursiones de mis dedos en su vulva, la llevé hasta el borde del abismo en poco tiempo.

-¡Me corro!- gritó sin importarle que su amiga la escuchara.

Mi propia calentura me hizo salirme de su entrepierna y bajándome el traje de baño, saqué mi miembro de su encierro y colocando mi glande en su entrada, lo inserté de un solo golpe hasta el fondo de su vagina.

-¡Dios!- chilló de placer la otrora niña pija y meneando sus caderas en plan goloso, convirtió su sexo en una especie de batidora con la que vapuleó mi pene.

Con mayor intensidad, seguí machacando su cuerpo al notar su excitación. Cada vez que la empalaba de su garganta salía un berrido de hembra en celo y por eso uniendo una descarga de placer con la siguiente, Rocío se entregó por entero a mí. Todavía no había descargado mi simiente en su interior cuando poniéndose enfrente, María le reclamó que se estaba tirando a su primo.

Sin separarse de mí y con sus piernas forzando otra penetración, la morena le contestó:

-¿Lo querías para ti sola? ¡Pues te jodes!, me ha elegido a mí-

Mi pariente no se debía esperar semejante respuesta porque completamente indignada salió huyendo con el sonido de nuestra pasión rebotando en sus oídos. Absortos en una danza ancestral, seguimos disfrutando de nuestra unión hasta que me derramé en su interior dando gritos.  Acababa de sacarla y ni siquiera me había dado tiempo a descansar cuando poniendo una sonrisa de oreja a oreja, esa muchacha me soltó:

-Espero que te acuerdes que yo fui la primera, no quiero que luego me dejes insatisfecha por follarte a esa tonta-

Ni se me había pasado por la cabeza, beneficiarme a mi prima porque siempre había sido un objeto de deseo fuera de mi alcance pero las palabras de su amiga, me hicieron plantearme que era posible y solo imaginármelo, levantó mi alicaído miembro. Ella se rio al advertir que estaba nuevamente dispuesto y mientras bajaba por mi pecho en dirección a mi entrepierna, exclamó:

-Creo que aunque haya poca comida, ¡No voy a echar de menos el exterior!.

Nuestra primera noche:

Aproveché el resto del día para restaurar como pude una cerca donde encerrar a los cerdos que había visto esa mañana.  Comportándose como una buena asistente, mi nueva amante colaboró sin protestar y lo más raro sin preguntar para que la necesitaba.  María debía de seguir enfadada porque no apareció hasta la hora de cenar. Cuando quiso acercarse a compartir nuestra comida, fue la propia Rocío la que se negó de plano y le exigió que al menos trajese más leña. Sin querer dar su brazo a torcer, la mandó a la mierda y volviendo a la iglesia, nos dejó en paz.

Reconozco que me dio pena y por eso al terminar, me acerqué con un racimo de plátanos y se los di sin exigirle contrapartida alguna. Mi prima me miró con angustia pero su orgullo le impidió darme las gracias. No me importó, quedaba bien poco para que claudicara y corriera a nuestro lado, implorando ayuda. El resto de la fruta la coloqué dentro de la cerca pero antes instalé una trampa para que si algún animal entraba, se cerrara.

Al llegar a mi choza, acababa de empezar a llover y previendo que la noche iba a ser muy larga, me dispuse a recargar la hoguera cuando observé con satisfacción que Rocío lo había hecho en mi ausencia.  Al mirarla, me quedé extasiado al comprobar que me esperaba desnuda y que con gestos me pedía que la estrechara entre mis brazos. No me lo tuvo que repetir, cogiendo su barbilla le di un beso mientras mis dedos recorrían esos preciosos pechos que no me cansaría jamás de disfrutar. La morena ni siquiera me dejó tumbarme, cogiendo mi pene entre sus manos, me empezó a besar mi extensión sin dejar de masajear mis huevos.

-¿No has cenado bien?- pregunté con recochineo al ver que abriendo su boca, se lo metía sin hablar.

Como respuesta, lentamente se fue introduciendo mi falo mientras su lengua jugueteaba con mi extensión. Dotando a sus maniobras de una sensualidad brutal, no cejó hasta que con el enterrado en su garganta, besó la base de mi miembro con sus labios. Sorprendido por la facilidad que lo hubiera conseguido sin sufrir arcadas, me quedé quieto mientras ella daba un ritmo lento a su mamada. Poco a poco, fue acelerando el compás con el que se metía y sacaba el pene hasta que ya parecía que en vez de una boca era un sexo el que lo hacía. Sabiendo que estaba al mando y que esa cría seguiría estando al día siguiente, no intenté retener mi eyaculación y al poco tiempo, exploté en el interior de su boca. Rocío disfrutó de cada explosión y de cada gota hasta que relamiéndose de gusto, dejó mi polla inmaculada sin resto de semen

Mientras ella, sin dejarme descansar,  intentaba reanimar mi sexo, le pregunté por su urgencia.  Al oírme soltó una carcajada diciéndome:

-No quiero que esa puta disfruté de ti sin habérselo trabajado-

Sin entender a qué se refería, no me importó que se empalara con mi miembro pero al verla saltando sobre mí, no pude dejar de preguntar porque lo decía:

-Esta noche, ¡Tu prima vendrá a por auxilio!. No ves que la muy  idiota no ha echado leña a su fogata. Cuando lo intente, no encontrara nada seco y por eso empapada pedirá nuestro calor-

Muerto de risa, comprendí que tenía toda la razón pero advirtiendo que había usado nuestro en vez de tu calor, le pregunté directamente a que se refería. Mientras se pellizcaba un pezón, me respondió:

-Yo he trabajado y no esperarás que le deje entrar en nuestra manta: ¡Sin pedirle una compensación!-

El sonido de la lluvia ocultó el sonido de mi risa al asimilar que esa muchacha era bisexual y que compartiría gozosa conmigo el cuerpo de su amiga. Después de hacer el amor, la aguardamos desnudos. Nuestra espera se alargó hasta cerca de las dos de la mañana y por eso cuando María hizo su aparición en la choza, Rocío estaba dormida. Completamente empapada y con los labios amoratados por el frio, me pidió permiso para entrar. Sin hacer ruido se acercó a la hoguera y temblando alargó sus manos al reconfortante calor del fuego.

-Ven, metete entre nosotros para calentarte- dije sin especificar lo que le teníamos preparado.

Totalmente colorada, se percató de nuestra desnudez aun antes de sentir nuestra piel contra su piel. Intentando no forzarla en demasía, la abracé dándole ese calor que tanto necesitaba. Tímidamente apoyó su cabeza en mi pecho y dejó que mi mano se aposentara en su culo sin quejarse. La morena que se había despertado también la abrazó, diciendo:

-Pobrecita, ¡Estas helada!-

Tras lo cual, sin pedirle permiso empezó a acariciar su cuerpo, dando a sus caricias un sentido más alla del mero auxilio. Me di cuenta que mi prima estaba escandalizada por esos mimos no pedidos al mirarme con los ojos abiertos. No dejé que protestara porque cerrando su boca con mis labios la besé mientras mis propias manos empezaban a  sobrepasarse con ella. Pálida tuvo que soportar que mis besos fueran bajando por su cuello al estar más preocupada porque las manos de su amiga habían separado sus rodillas y esta se dedicaba a lo mismo que yo pero en sus muslos.

-Por favor- rogó muerta de miedo cuando sintió que me apoderaba de sus pezones.

Obviando sus protestas, seguí mamando de esos pechos de ensueño mientras de sus ojos brotaban unas lágrimas de vergüenza. Rocío hizo lo propio, recreándose en el cuerpo que la casualidad le había puesto a su disposición, se dedicó a dar pequeños mordiscos en el camino hacia su meta.

-No soy lesbiana- protestó sin éxito al sentir el aliento de su amiga acercándose a su sexo.

Completamente excitado, seguí bebiendo de esos pechos que me encantaban desde niño y que nunca soñé en poseer, mientras la morena separaba los pliegues de nuestra víctima.   Entonces, mi prima hizo el último intento de zafarse de nuestras caricias pero se quedó quieta cuando reteniéndola entre mis brazos, le expliqué con voz suave:

-Somos tres en una isla desierta, si quieres que te cuidemos y te demos de comer, debes compartir con nosotros todo-

Vencida y humillada, esperó tensa y asqueada que la lengua de su amiga llegara hasta su clítoris. Al hacerlo no solo se limitó a lamer ese botón de placer sino que incrementando su angustia, le metió dos dedos en el interior.

-¡Qué rico lo tienes!- sonriendo le soltó – Llevo años deseando comerme tu coño-

La escena de por si cachonda subió enteros al ver que la morena se empezaba a masturbar mientras daba rienda suelta a deseos de antaño. Por mucho que mi prima intentó mantenerse al margen, nuestros mimos fueron derribando una a una las murallas que se había auto impuesto e inconscientemente, empezó a reaccionar moviendo sus caderas. Rocío al comprobar que ese sexo se empezaba a llenar de flujo, incrementó la acción de su lengua y usándola como si fuera un pene, traspasó con ella esa entrada. Su primer gemido también venció mis reparos y llevando su mano a mi entrepierna, le exigí que me hiciera una paja. Lentamente como cogiendo confianza, mi prima me empezó a masturbar  con los ojos cerrados. Sus dedos se habían cerrado sobre mi extensión mientras su dueña se debatía entre la moralidad de lo que estábamos haciendo y las sensaciones que estaba sintiendo.

Comprendí que la pasión iba ganando cuando acelerando su muñeca me pidió que la besara.  Sé que estuvo mal y que fui un egoísta con mi primer amante pero absorbido por la lujuria, separé a Roció y obligando a mi prima a subirse a horcajadas sobre mí, le exigí que se empalara. Me encantó ver la indecisión en su cara antes de alzarse y cogiendo mi pene, empezárselo a meter. Solo el saber que por mucho que viviera esa imagen iba a quedar en mi retina, hacía que ese naufragio hubiese valido la pena. No sé si fue que en secreto, me deseaba o que su excitación era fruto de esa cuasi violación, lo cierto es que nada más sentir mi pene abriéndose camino en su vagina, mi prima empezó a aullar como loca y a retorcer su cuerpo sobre el mío.

-¡Ves que no era tan difícil!- exclamó su amiga, dándole un beso en los morros.

Esta vez María no le hizo ascos a su boca y devolviendo pasión con más pasión, gritó pidiendo nuestras caricias. La morena no solo respondió mamando de sus pechos sino que al hacerlo puso su coño en mis labios. Comprendí que era lo que quería y separando los pliegues de su sexo, cogí entre mis dientes su clítoris.  Rocío al experimentar el suave mordisco, rogó que continuara torturando su botón. No solo le hice caso y con mis dientes apreté fuertemente sino que usando mis dedos empecé a acariciar el oscuro objeto de deseo que se escondía entre sus dos nalgas. El orgasmo de mi prima coincidió en el tiempo con la incursión de mis falanges en su ojete y mientras se dedicaba en cuerpo y alma a las tetas de la rubia, gritó de placer.

-¡Me enloquece que me den por detrás!- espetó descompuesta sin dejar de mover su culo.

No sé si fueron sus palabras o la sobreexcitación que absorbía a María lo que provocó que esta, uniera un clímax con el siguiente sin dar tregua. Con la cara empapada de los flujos de Rocío y mi pene siendo maltratado por una prima convertida en loba en celo, os tengo que reconocer que me corrí tan brutalmente que dudé que me quedaran fuerzas para el resto de la noche.

Desgraciadamente no tuve oportunidad de comprobarlo, porque en el preciso instante que Rocío y María intentaban recuperar la vitalidad de mi miembro, escuchamos un alboroto en el exterior. Los bufidos y los gruñidos solo podían provenir de una piara que hubiese caído en la trampa, por lo que me levanté de un salto y en pelotas, corrí a asegurar la puerta de la cerca con una cuerda. Al volver empapado, las vi sonriendo desde dentro y nada más acercarme, Rocío me agradeció la captura diciendo:

-No te basta con dos cerdas, ¡Que has tenido que capturar otras!-

Me solté a reír y cogiendo entre mis brazos a mi par de guarras de dos patas, las llevé hasta la manta.

El segundo día.

Me desperté al alba con una a cada lado. Os juro que si no llega a ser porque tenía que comprobar cuantos cerdos habían caído en la trampa y asegurarme de que estaban bien encerrados, me hubiese quedado con ellas. Sin hacer ruido, me levanté y salí a ver los bichos. Os podréis imaginar la alegría que sentí al ver que eran una cochina con sus cinco lechones, los cautivos.

“Tenemos carne para más de un mes” me dije sin caer en la dificultad de conservarla en un ambiente tan húmedo y caluroso.

Después de revisar la cerca,  volví a la choza de un humor inmejorable o eso creía porque nada más entrar, me encontré que mis dos mujercitas se habían despertado y que en ese momento Rocío estaba comiéndose el coño de mi prima. Descojonado por lo rápido que María se había habituado a que su amiga fuera también su amante y aunque me apetecía unirme a esas dos, decidí que era más importante el ponernos en actividad.

-¡Cacho zorras! ¡Levantaos que tenemos cosas que hacer!-

No hice caso ni a sus protestas ni a sus peticiones de que me tumbara con ellas. Enojadas porque les había cortado el placer que buscaban, me obedecieron a regañadientes. Rápidamente, dividí los deberes y mientras María se debía ocupar de ir a por agua, recoger leña y de mantener la hoguera, Rocío y yo debíamos ir a por más fruta tanto para nosotros como para nuestros invitados de cuatro patas. Esta vez no hubo una sola queja y poniéndonos manos a la obras, salí con la amiga de mi prima rumbo a la plantación abandonada. Sin obviar lo delicado de nuestra situación, tengo que confesar que mi estancia en esa isla iba mejor de lo que había supuesto en un principio. Con carne, pescado y fruta a raudales, teníamos asegurado lo básico. El único problema real era saber si algún día nos rescatarían por lo que debíamos actuar como si eso no fuera a suceder.

-¿En qué piensas?- preguntó la morena al ver que estaba pensativo.

Cómo de nada servía ocultarle que quizás nos pasáramos mucho tiempo en ese lugar, le expliqué que quería acondicionar la choza y construir una cama donde dormir, lejos de la humedad, de los insectos e incluso de alguna serpiente que decidiera hacernos una visita.

-Por eso no te preocupes, de algo ha tenido que servir mis diez años como Boy Scout. No creo que tener problemas en levantar un sitio decente donde dormir-

-¿Dormir?- señalé muerto de risa al comprender que esa cría acababa de resolver uno de nuestro grandes problemas.

-Y follar- respondió encantada – No creas que me conformo con lo de ayer. Pienso explotarte a base de bien-

Anticipando su promesa, se pegó a mí y antes de que pudiera reaccionar ya me estaba besando. Su comportamiento pasado y como se restregaba contra mi sexo, me convenció de que me hallaba frente a una verdadera ninfómana. Sin importarle que estuviéramos en plena selva, me tumbó en el suelo y casi sin ningún prolegómeno, se empaló con mi pene mientras pedía que la tomara en plan salvaje. Su calentura era tal que ya tenía encharcado el coño antes siquiera de coger mi extensión entre sus manos y por eso, mi glande entró en su interior con una facilidad pasmosa.

-¡Estás cachonda!- le recriminé de guasa al advertirlo.

Rocío, dotando a su voz de una lujuria inaudita, respondió:

-Sí y ¡La culpa es tuya!.  Me cortaste cruelmente cuando estaba comiéndome el chochito de María y desde entonces, ando verraca-

Tras lo cual y con una urgencia total, comenzó a saltar sobre mi sexo mientras se pellizcaba los pezones.  La velocidad  excesiva que imprimió a su cuerpo me obligó a sujetarla, poniendo mis manos en su culo, para evitar que me hiciera daño. La morena al sentir mis garras en sus nalgas, lejos de ralentizar su cabalgar, lo aceleró. Cabreado por su brutalidad, le di un azote mientras le pedía calma. Lo súbito de mi caricia, le hizo parar.

-Sigue pero tranquila- reclamé mientras le lanzaba otro viaje a su trasero.

 Aunque sea difícil de creer, en ese momento, un torrente cálido brotó de su sexo empapando mis piernas por completo. Fue entonces cuando comprendí que le excitaba la rudeza y dándole otra nalgada, le pregunté:

-¡Te gusta!, ¿Verdad, putita?-

-¡Sí!- gimió descompuesta.

Su afirmación confirmó lo evidente y por eso, a base de palmadas en su trasero, fui marcando el ritmo mientras ella no paraba de aullar de placer ante cada caricia. El morbo de la situación pero sobretodo el oír como se corría una y otra vez, me obligó a acelerar sus incursiones de modo que en poco tiempo, Rocío se empalaba aun más rápido que antes. Con sus pechos rebotando arriba y abajo siguiendo el compás de sus caderas, esa zorra buscó mi placer mientras gritaba a los cuatro vientos lo mucho que estaba disfrutando.

Mi excitación, su entrega y ese elevado ritmo hicieron que en pocos minutos estuviera a punto de explotar. Al notar que mi orgasmo era inminente, agarré sus nalgas con fuerza. Roció chilló como posesa al sentir mi glande presionando la pared de su vagina y cayendo sobre mi cuerpo, se corrió sonoramente mientras mi pene expulsaba mi placer a base de blancos proyectiles de semen.

-¡Dios!- aulló forzando la penetración.

Completamente exhausta, disfrutó de las ultimas sacudidas de mi miembro, tras lo cual, se desplomó sobre mi pecho. Una vez había saciado mi calentura, la eché a un lado y me incorporé.

-Tenemos cosas que hacer- le dije mientras la levantaba del suelo.

Rocío, con una sonrisa en los labios, me miró satisfecha y saltando de alegría se adelantó. Al ver que se tocaba las nalgas coloradas por los azotes, me reí diciendo:

- Si te duele, espera. Esta noche pienso obligarte a cumplir tu promesa-

-¿Qué promesa te hice?- preguntó.

-¡Qué tu culo sería mío!- respondí.

Si pensaba que eso la sorprendería, me equivoqué, porque retrocediendo sobre sus pasos, se apoyó en un árbol mientras me decía:

-¡No tienes que esperar! Mi culo es tuyo-

Solté una carcajada al observar la cara de putón verbenero que puso mientras con sus manos se separaba sus cachetes y sin negar que me apeteciera poseer ese rosado esfínter, decidí no hacerlo en ese momento porque nos habíamos comprometido con María en recoger la fruta.

-Vamos, guapa. ¡Tenemos cosa que hacer!-

Hizo un breve intento de amotinarse pero al ver que me alejaba, corrió tras de mí como si nada hubiese pasado. Ya en la plantación, nos pusimos a recolectar dos bolsones, de forma que tras una hora de trabajo, decidimos que era suficiente por ese día. Estábamos cerca del poblado cuando de improviso, escuchamos un alarido. Comprendiendo que la única persona que podía haber emitido semejante grito era mi prima, salimos corriendo hacia ella. Esos quinientos metros en plena carrera se me hicieron eternos al pensar que María debía estar en peligro y por eso cuando vi lo que ocurría me eché a reír histéricamente.

-¡Imbécil!- me gritó al ver que me descojonaba de ella- ¡Quítamelo!-

Reconozco que no pude, tronchado de risa, observé que un macaco se le había subido a los hombros y tal como hacen con otros miembros de su especie, la estaba espulgando el pelo. Rocío en cambio fue mucho más práctica, pues al llegar y ver el “gran problema”, con una sonrisa en su cara, sacó un plátano y llamando al mono se lo dio.

Como si fuera amaestrado, el jodido primate se bajó de mi prima y cogiendo la fruta se la puso a comer mientras su “victima” nos echaba en cara nuestro cachondeo:

-¡Me podía haber mordido!- reclamó furiosa.

El problema fue que cuanto más repelaba y más indignada se mostraba, nuestro jolgorio se incrementaba:

-¡Es un animal salvaje!- gritó ya hecha una energúmena.

En ese momento, el bicho pareció darse por aludido y acercándose a mi prima, se agarró a su pierna y comenzó a frotarse contra ella como si se estuviera apareando.

-¡Y en celo!- recalqué.

Lo grotesco de la escena y nuestras continuas risas, terminaron de contagiar a María que cogiendo otro plátano, se lo lanzó lejos para que la dejara en paz. Ya más tranquila, peló otro y haciendo como si en vez de una fruta fuera un pene, lo empezó a lamer mientras me decía:

-¿A ti, primito? ¿No te pongo bruto?-

No hizo falta más para que mi polla saliera de su letargo y cogiéndola entre mis brazos, la besé mientras le decía que era una puta. Mi insulto no solo no la calmo sino azuzó su lujuria y bajando por mi pecho, me empezó a dar pequeños mordiscos. Sus actos que en otro momento me hubiesen parecido imposibles, me recordaron mi papel en esa isla.

“Tenía que complacer a las dos mujeres por igual”

Habiendo retozado esa mañana con Rocío, me pareció lógico hacerlo con mi prima y por eso, la apoyé contra la pared de la choza y separando sus nalgas, me puse a lamer el precioso coño de mi pariente. La postura me permitió también comprobar que su entrada trasera era virgen y tal descubrimiento me determinó a que dejara de serlo. Alternando las lamidas entre sus dos agujeros, fui elevando la temperatura de la cría.

Ya inmersa en el placer, no se quejó cuando introduje mi lengua en su ojete sino que pegando un gemido, me dio vía libre para continuar. Al mirar su reacción, me percaté que María tenía sus ojos fijos en algo que sucedía a mis espaldas. Girando la cabeza, comprobé que Rocío, su amiga y amante, se estaba masturbando viéndonos hacer. Decidido a desflorar esa maravilla, seguí follando su culo con mi lengua mientras mis dedos recogían entre ellos su clítoris.

Su orgasmo no tardó en llegar y recogiendo parte del flujo que salía de su sexo, embadurné dos dedos y con ellos empapados, me dediqué a relajar el culito que me iba a beneficiar. Mi prima, en cuanto sintió mis yemas en su interior, berreó pidiéndome que me la follara.

-Princesa, eso después. Ahora me apetece estrenar tu otro hoyo-

Increíblemente, no había caído en cuales eran mis intenciones hasta que se lo dije y muy nerviosa, me confesó que nunca había hecho el sexo anal.

-Esa enfermedad es fácil de curar- le espeté mientras cogía mi pene entre mis manos y lo acercaba a su trasero.

Temblando, esperó que mi glande forzara su esfínter. Sabiendo que le iba a doler decidí no prolongar su angustia y con un movimiento de caderas, penetré en su interior. El grito que pegó fue muestra del dolor que sintió pero no se apartó y por eso fui introduciendo lentamente toda mi extensión hasta que rellené por completo sus intestinos. Con lágrimas en los ojos soportó el sufrimiento y cuando esté llegó a hacerla temer que se iba desmayar, sintió que paulatinamente se hacía más soportable. Decidida a no dejarse vencer, empezó a moverse con mi pene dentro de su culo.  Rocío, que hasta entonces se había mantenido a la expectativa, se acercó y mientras le daba un beso, bajó la mano a la entrepierna de mi prima. Cogiendo entre sus dedos el botón de María lo empezó a acariciar sin dejar de consolarla al oído.

-¡Cómo duele!- murmuró convencida de que el suplicio debía de cesar en algún momento.

Su amiga forzando sus caricias, le dijo que se relajara. Al oírlas, con cuidado empecé a mover mis caderas, sacando y metiendo mi miembro. Los gemidos de dolor se incrementaron momentáneamente pero cuando llegado un momento que se creía morir, el dolor se fue transformando en placer sin darse cuenta.

-Cariño, ¡Déjate llevar!- insistió Rocío al ver que seguía tensa.

Reconozco que gracias a esa morena, mi prima consiguió relajarse, llegando incluso a ir marcando ella misma el ritmo. Sé que gran parte del mérito se debió a las caricias que su amiga estaba obsequiando a su amiga pero la realidad es que fui incrementando mi compás hasta que el lento trote de un inicio se convirtió en un galope desenfrenado.

-¡Me encanta!- gritó sorprendida de la manera que su cuerpo estaba gozando y ya dominada por la excitación, me rogó que continuara.

Sus palabras fueron el acicate que necesitaba para cogiéndola de los hombros, forzar aún más si cabe la profundidad de mis embistes. Con mi sexo trocado en una maza, seguí golpeando su espléndido culo  hasta que con su cuerpo convertido en una pira ardiente, mi prima logró llegar a un clímax desconocido para ella y pegando un aullido, se corrió ferozmente. Su flujo fue tal que parecía que se estaba meando. Su entrega elevó mi lujuria y uniéndome a ella, exploté en sus intestinos. María al advertir que mi esperma se adueñaba de su culo, chilló de placer y extenuada, se dejó caer sobre la arena.

Rocío haciendo un berrinche ficticio, se quejó de que hubiese estrenado el pandero de María antes que el suyo y mientras descansábamos nos amenazó diciendo:

-Esta noche, espero que los dos, ¡Os ocupéis de mí!-

-¿Y si no lo hacemos?- respondí muerto de risa.

-¡Llamaré al mono!-

Una pasión prohibida

Su vista se paseaba por el libro que hacía un rato tomó con la intención de leer, pero si alguien le hubiera preguntado qué era lo que leía, no habría sabido responder. Lo dejó a un lado y su mirada recorrió  la estancia. Cada rincón, cada objeto, parecieron adquirir una importancia inusitada para el hombre recostado en la cama, que hizo vagar su mirada por cada centímetro de la pieza, como si la estuviera redescubriendo. Pero toda esta concentración estaba muy lejos de responder a su verdadero estado de ánimo. Sus pensamientos tenían una sola dirección  y el abandono de la lectura respondía a su incapacidad de escapar a las ideas e imágenes que rondaban por su cabeza. La inspección de cada escondrijo a su alrededor no lograba librarlo de la imagen que domina  todos sus pensamientos, todo su ser. No puede arrancarla de sus deseos más íntimos, a pesar de su lucha constante por arrancarla de su mente. Quisiera no pensar en ella, sacarla de su cabeza de una vez por siempre, pero está demasiado pegada en su mente y todo lo que él intenta por librarse de ella es imposible e irremediablemente vuelve a sentirse atrapado en las redes de esa pasión que lo domina.

Cuando se suponía que su vida entraba en una etapa definitiva de alejamiento de las pasiones y búsqueda de la paz que da la reflexión madura y lejos de las tentaciones, el pobre Diego se ha enamorado como un muchacho. Toda su vida se revolucionó desde el momento en que comprendió que abrigaba en su interior una pasión irrefrenable, que le domina como si fuera un adolescente.

Ya estaba en la medianía de su vida y todo hacía presagiar el inicio de una etapa de madurez y de lo que algunos llaman el reposo del guerrero. A sus 55 años, recién cumplidos, con una vida de pareja estable, sin sobresaltos, con tres hijos de los cuales dos ya  partieron enfrentar la vida construyendo las suyas propias. Sólo les quedaba la menor, la única tarea pendiente, por lo que parecía que los días que venían serían como un remanso donde descansar sus cansados huesos. Pero no. Tuvo que venir a enamorarse a una edad en que los demás hombres, por lo general, piensan en jubilarse. Y, lo que era peor, precisamente de su hija menor.

Cuando sintió que la imagen de la muchacha  ocupaba todos sus pensamientos y que esos pensamientos no tenían nada de paternales y sí mucho de carnales, luchó infructuosamente contra el deseo que se apoderaba de él. No quería aceptar esa aberración y en su intento por vencer la tentación que le rondaba permanentemente, se alejó de ella, enfrió su relación, se agrió su carácter, alejándose de la muchacha a una edad en que ella más lo necesitaba. A pesar de las múltiples muestras de cariño de ella, él se fue alejando con cualquier pretexto, ya fuera trabajando hasta tarde en la oficina o en reuniones con los amigos. Llegaba tarde a su casa, los fines de semana buscaba pretextos para salir y evitar estar con ella.

Si estaban sentados, evitaba en todo lo posible la tentación de espiar por entre sus piernas en busca de esos muslos que le obsesionaban. Y si su blusa mostraba  más de lo debido, apartaba la vista para no mirar esos senos que gritaban que los tocara, los besara, los mordiera. O su trasero, un círculo perfecto que le decía: tócame, acaríciame, le invitaban a pasar su mano por sus promontorios, pero Diego luchaba y a duras penas lograba sobreponerse al deseo de apretar sus nalguitas.

Era un sufrimiento constante el ver a esa muchachita que a cada día deseaba más y tener que resistir la tentación de abrazarla, besarla, tocarla, manosearla.

Pero todo fue inútil. Y fue su esposa la que, sin quererlo, terminó de hundirlo en el abismo de una pasión que había mantenido contenida con tanto esfuerzo. Ella le reprochó su frialdad con su hija, su lejanía y la falta de compañía que como padre se supone debía tener así como lo hizo anteriormente con sus hermanos.

Carmen, a sus quince primaveras, luce todo el frescor de la juventud, con un cuerpo que anuncia a la mujer que muy pronto despertará en todo su esplendor. Su porte de princesa, su alegría de vivir, su amorosa manera de ser, todo en ella contribuyó a que su padre terminara enamorándose, deseando poseer ese cuerpecito que lo incitaba con pensamientos oscuros que no podía desechar y que le mantenían permanentemente en un estado de excitación que no creía podría volver a sentir a esta edad. Y es que a sus 55 años, aunque se mantenía físicamente bien y era bien parecido, creía que su hora había pasado y se estaba acostumbrando a la pasividad de la edad madura cuando su hijita

empezó a revolucionar sus hormonas.

Y no es que Carmen fuera de medidas exuberantes. No, al contrario, con su  tez blanca y  pechos firmes y de un tamaño medio, pezones rosados, un culito duro, todo en ella era de medidas normales, pero en su conjunto habían llamado la atención de su padre desde que la acompañara al por primera vez al colegio a un  evento de gimnasia, donde la vio a haciendo saltos y giros. Fue ahí, cuando su pequeña y querida Carmen saltaba y la veía caer en la colchoneta donde no pudo contener el deseo por ella, viendo como se mueven sus pechos y sus piernas.

Su esposa  le pidió encarecidamente que acompañara a la niña a sus competencias de gimnasia, como lo hacía antes, para alentarla y darle compañía y apoyo, que ella necesitaba que él estuviera cerca, que sintiera que su padre estaba ahí para ayudarla. Lejos estaba ella de saber que eran precisamente esas competencias las que despertaron en él una pasión prohibida y contra la cual intentó luchar infructuosamente y que serían el camino por el cual padre e hija transitaron hacia una pasión incestuosa.

Volvió a acompañarla a sus competencias, donde ella se sentía feliz de participar. Y a partir de entonces, el verla compitiendo se hizo en el una necesidad y  no le importaban los sacrificios que tuviera que hacer para ir con su hija a verla en su traje que le permitía admirar sus muslos exquisitos y esa camiseta que reflejaba sus pechitos esplendorosos. Su deseo por su hija era vez mayor.

La tarde en que las cosas entre los dos cambiaron para siempre, el  miraba absorto sus piruetas y ejercicios, imaginando lo húmedo y sudado de su sexo, deseando  besarlo, chuparlo, tocarlo. Cuando reaccionó, se maldijo por tener pesos pensamientos, pero estos estaban en su interior desde hacía tiempo, esperando a que en un momento de debilidad de él, volvieran a aflorar. El lo sabía, no lo quería, pero en el fondo, muy en el fondo suyo, sabía que la lucha estaba perdida. Era demasiada la tentación de verla en ese trajecito que hacía lucir sus exquisitos atributos y que el deseo de él de solazarse en su contemplación. Ignoraba que faltaba un pequeño empujón para que  el deseo diera paso a la pasión, que el entendimiento se nublara y lo arrastrara en un tobogán en que también  ella sería arrastrada.

Después del entrenamiento la llevo a comer un helado como premio a su esfuerzo y dedicación. Ella aceptó la invitación y, feliz, lo abrazó y besó en la mejilla en señal de agradecimiento, pegando su pequeño pecho contra el, lo que volvió a despertar sus demonios. Sabía que la tentación estaría siempre rondándolo mientras tuviera a su hija cerca. Nada podría hacer para evitar el desearla.

En la cafetería, mientras Carmen le comentaba entusiasmada los pormenores de su participación,  parte de su helado cayó en la camisa, con lo cual esta  se transparenta y se marque uno de sus hermosos pezones,   cuya visión lo deja  hipnotizado observando el pequeño círculo que pugna por romper el género. Imaginó su textura, su sabor,  su suavidad, su frescor y unas gotas de sudor perlaron su frente. Era deseo puro el que se reflejaba en su mirada y ella se da cuenta. Carmen, turbada,   corre al baño a limpiarse. Esta confundida pues no es primera vez que ve en su padre esa mirada, aunque nunca antes había sido tan evidente. Y lo que más le confundía es que esa mirada, que sabía prohibida,  le agradaba. Le hacía sentirse bien, aunque no podía entender por qué se sentía así.

Llegan a casa y el prepara algo para cenar, algo ligero para cuidar el peso de la niña, que necesita estar en buena forma.

Ella acude al baño y cuando la lluvia de la ducha golpea su cuerpo, una de sus manos toca sus senos, pensando en las sensaciones que sintiera cuando su padre se los miraba. Siente un calorcillo nuevo entre sus piernas y no puede evitar tocarse, lo que le produce una corriente tan fuerte que casi cae. Retira la mano, pero el deseo ya está anidado en la muchacha. Baja recién bañada, con un short y una camisa de tiritas sin sostén. Su cabello húmedo moja su espalda y su padre no puede evitar seguir con la mirada una  gota rebelde que se pierde en la espalda.

¿Por qué no te has secado, cariño? Te puedes enfermar si no lo haces.



Papi, no he encontrado el secador.



El busca una toalla y se sienta en el sofá,  abre sus piernas y la mira, invitante. Sabe que en ese gesto está el germen de su perdición, pero no puede evitarlo: es demasiada la tentación de sentirla pegada a él.  La muchacha entiende lo que le pide su padre sin palabras,  algo le dice que no es posible, que está mal, que no debe hacerlo, pero se acerca y se sienta de espaldas a el, sobre su falda. Es esa sensación que sintiera bajo la ducha con su mano acariciando su vulva lo que la lleva a aceptar su invitación. Ambos quedan en silencio, él con la respiración contenida y ella anhelante por lo que no sabe que pasará, pero lo que sea lo desea ardientemente. El pasa la toalla sobre el cabello de Carmen con suavidad, con, amor. Ella siente un escalofrío recorrer su cuerpo cuando la dureza detrás suyo se hace evidente. Es el  miembro de su padre, que  está a punto de explotar. Hace un esfuerzo extraordinario por intentar sobreponerse a la situación, pero es imposible, ya que el deseo se ha apoderado de su ser y nada puede hacer por superarlo. Lo suyo es deseo en su estado puro.

Diego se abandona a la tentación, cierra los ojos y decide dar el primer paso, bajando lentamente las manos por los hombros de su hija rozando el contorno de sus hombros, hasta llegar a  sus pechos, por lo que  ella  de inmediato siente que se le ponen duros los pezones. Siente el bulto en su espalda, ahora duro como piedra. se remueve  incomoda por la humedad entre sus piernas y un deseo nuevo que siente nacer dentro suyo, una sensación nueva pero agradable. Es el deseo que se apodera de todo su ser.

La muchacha se deja hacer. Está entregada a este juego tan exquisito que su padre juega. Solo desea que él continúe, aunque sabe que se está hundiendo en un pozo. Es una sensación de abandono que no sabe donde la llevará pero no le importa donde termine. Ella quiere recorrer este sendero desconocido.

Cariño, ¿te molesta?



Mmmmmm…..



¿Continúo?





Con un movimiento de cabeza, ella da un si sin pronunciarlo.

Con la audacia que le da el permiso sin palabras de su hija,  lleva una de sus manos por sobre uno de sus senos, que aprieta suavemente.  Ella da un pequeño brinco, mezcla de sorpresa y excitación.

¿Te gusta?



Ssiii, papi

Está roja, su voz le sale como un susurro, entrecortada. Su padre sabe que su hija está entregada.

La voltea y la mira a sus ojos. Ella ve los de su padre más oscuros, llenos de deseo, deseo por ella, por su pequeña niña. El mira su miembro, completamente duro, y ella le sigue la mirada.  Intuye lo que le esta pidiendo,  se acomoda y tímidamente una de sus manos  frota el pantalón de su padre, sintiendo la dureza que se esconde bajo la tela.  El gime, casi un grito de dolor.

Diego sabe que está mal lo que hacen, pero la desea de una manera tan grande que nada podrá impedir que la haga suya, que hunda su verga en su vulva virgen hasta que choque con su pelvis, que Carmencita grite pidiendo que pare. Pero su hija está tan deseosa como el, por lo que no existe ninguna barrera que los detenga.

Ella agarra con dificultad  el pene, sacándolo del pantalón y dejándolo al aire. La  mano no lo abarca toda. Mira asombrada el monstruo en sus manos.

 Qué grande, papi



 Necesito que lo toques, quiero sentir rico, mijita.

Ella empieza tocar el pedazo de carne,  a mirarlo, mientras su manita recorre el tronco, arriba y abajo.

No es igual a nada que haya visto o tocado antes.



Has visto una antes



Solo por internet, con mis amigas del equipo.



¿Quieres darle un besito, cariñito?

Carmen se inclina y le da un besito y otro y otro. El cierra los puños, intentando demorar su orgasmo, que siente venir de manera incontenible.

Chúpalo un poquito, mijita, como  lo hacías con tu helado.



Me gusta como sabe. No es como un helado, pero me gusta, papi.



Abre más la boquita, amor,  intenta meterla un poquito más.

El enreda sus dedos en el cabello aún mojado de su hija y empuja un poco, lo que hace que ella se atragante y tenga una arcada.

Aguanta, mi niña



No, papi. Para, que me duele



No puedo parar, mi cielo.

Diego está descontrolado y empuja su miembro en la boca de su hijita, metiendo y sacando como si la estuviera follando, en tanto ella aguanta las embestidas y siente que entre sus piernas se forma un charco de líquido y su cuerpo está por explotar.

El saca su miembro repentina y bruscamente de su boca, la pone en el sofá y abre sus piernas. Ahí está su pequeña, con sus hermosas piernas bien torneadas, abiertas para él. Su rostro se pierde entre los muslos juveniles y su boca abarca todo el paquete que se oculta bajo el short, apretándolo entre sus labios, con suavidad, pero transmitiéndole su calor interno con su boca, lo que tiene efecto inmediato en la niña, que empieza a desesperarse y mueve su cuerpo con una agitación inusitada.

Papitooooooooo

El continúa su tratamiento, con lo que su hija empieza a perder el control y atrapa su cabeza, que aprieta contra su vulva, en un gesto desesperado por no dejar escapar las sensaciones que cubren su cuerpo, que la transforman en una hembra ardiente y deseosa de algo que aún no atina a comprender.

Siiiiiii, papiiiiiiiiiii. Aghhhhhhhhh



Su cuerpo se mueve con espasmos mientras su inviolada vulva suelta su primer orgasmo, que la lleva al paroxismo del placer.

Aghhhhhhhhh, papiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii



La muchacha, rendida por la intensidad del orgasmo, el primero que siente, intenta recuperarse, en tanto su padre se levanta y termina de desvestirse, dispuesto a llegar hasta el final en esta aventura incestuosa. Ella comprende y desea ardientemente lo que ahora venga. Sabe que su virginidad está por irse y será su padre el que se la lleve, el que la hará mujer.

Su padre, hombre con experiencia en la materia, se da cuenta que la muchacha está dispuesta para el gran paso. La alza en sus brazos y arrancándole la camiseta se introduce uno de sus pezones en la boca y procede a chuparlo suavemente. Ella se sume en un estado de ensoñación y deja que los labios de su padre acaricien sus senos, despertando en ella la mujer que estuvo dormida hasta ahora.

Papito, por favor.



La suya es la última propuesta de la joven que ve perder su más preciado tesoro, pero sabe que  no hay marcha atrás. Diego está dispuesto a todo y nada lo detendrá.

Carmen poco a poco empieza a  gemir bajito, cierra los ojos a su padre, a lo que siente, a todo lo que la rodea. El la toca, la aprieta, la acaricia. Baja una de sus manos y la mete por debajo de las braguitas, que están pegadas a su vagina, pero  ella reacciona.

Papi, soy virgen.

El calla, le arranca las bragas y hunde los dedos, una y otra vez. Ella grita de placer ante lo que su padre hace en su virgen túnel de amor. El dirige su dura verga a la entrada y de un empujón la penetra

Aahhhhh...papaaaa!!!

Pero el está ajeno a sus quejidos y gritos de protesta,

Ayyyyyyyyyy, papiiiiiiiiii, nooooooooooo



Ricooooooooooooo



Para me duele, me duele, ahhhhhhh



Aguanta carmencita aguanta

...Y la embiste con toda la fuerza que tiene. Finalmente siente que la unión se ha completado, que toda su virilidad está dentro de su niña.

Aahhhh....que rico. Ya eres mía, ya eres mía, solo mía



Carmen termina por rendirse y al intenso dolor de la pérdida de su virginidad, después de unos minutos sigue la exquisita sensación de una sensualidad que está aflorando y que empieza a cubrir su cuerpo de sensaciones nuevas, nunca antes experimentadas. Mientras más amaina el dolor, más intensa es la nueva sensación que se apodera de ella.

Siiii... papi, soy tuya, soy tu mujer...dame mas, masss ricooo



Toma carmencita!!! Tomaaa!!!



Ella grita y se dobla del dolor del placer. El embiste una vez más y la inunda con su leche.

Terminan cansados, abrazados sabiendo que lo que hicieron no esta bien pero no pudieron evitarlo. La pasión los dominó completamente, superando la racionalidad que en algún momento tuvieron.

El acaricia los senos de la muchacha, feliz de haberla hecho suya, llenándola de mimos y palabras de cariño, mientras sus dedos recorren la geografía de su niña, que se hizo mujer en sus brazos.

Mientras los dedos paternos recorren cada rincón del cuerpo de su hija, ella siente dentro que esa exquisita sensación que la llevó al paroxismo hace un momento, vuelve a formarse, como si fuera un volcán que empezara a erupcionar nuevamente.

Se acomoda para la entrega.

Autores: Carmen y Salvador

Todo asombroso